Dinastía XXV
Tercer Período Intermedio (1.069-664 a.C.) - El
Dominio Kushita, Dinastía XXV, 747-664 a.C.
INTRODUCCIÓN
De los hechos acaecidos en Nubia entre finales del Imperio Nuevo y principios del siglo octavo, se sabe poco, y las evidencias son escasas. Aunque se sugiere que la Baja Nubia permaneció despoblada durante este período, es probable que se exagere. La población pudo haber sido menos próspera que en tiempos anteriores y quizás revirtió hacia una economía semi-nómada, o emigró al más próspero Sur. Esporádicas referencias a algunos virreyes del Kush durante la Dinastía XXI a la XXIII, indican que se mantuvieron algunas de las pretensiones egipcias de autoridad en la zona, y se ha alegado que algunos elementos de titulaturas egipcias y epítetos formales procedentes de inscripciones en templos de Egipto son evidencias que apoyan la existencia de una agresiva política encaminada a recuperar la Alta Nubia; pero, de haber sido así, el efecto no fue duradero.
De los hechos acaecidos en Nubia entre finales del Imperio Nuevo y principios del siglo octavo, se sabe poco, y las evidencias son escasas. Aunque se sugiere que la Baja Nubia permaneció despoblada durante este período, es probable que se exagere. La población pudo haber sido menos próspera que en tiempos anteriores y quizás revirtió hacia una economía semi-nómada, o emigró al más próspero Sur. Esporádicas referencias a algunos virreyes del Kush durante la Dinastía XXI a la XXIII, indican que se mantuvieron algunas de las pretensiones egipcias de autoridad en la zona, y se ha alegado que algunos elementos de titulaturas egipcias y epítetos formales procedentes de inscripciones en templos de Egipto son evidencias que apoyan la existencia de una agresiva política encaminada a recuperar la Alta Nubia; pero, de haber sido así, el efecto no fue duradero.
El Despertar del Kush
No hay
evidencia alguna en la propia Nubia de que hubiese existido algún gobierno
provincial o campaña en esta época. De hecho, ciertas inscripciones encontradas
en Nubia parecen sugerir que después de la retirada de la autoridad egipcia
hacia finales del Imperio Nuevo, surgirían, diversos grupos de poder que
habrían aportado así un cierto grado de continuidad en las instalaciones
religiosas y administrativas faraónicas. Es probable que dichos grupos fuesen
responsables de un reducido número de inscripciones jeroglíficas y relieves
siguiendo la tradición iconográfica egipcia aparentemente datadas en este
período; los relieves de Queen Karimala, en el templo del Imperio Nuevo, en
Semna, podrían ser el caso.
Lo más
importante de estos gobiernos autóctonos surge en la zona rio debajo de la
Cuarta Catarata. Los gobernantes más antiguos estarían enterrados en el-Kurru.
Aunque se desconoce la secuencia exacta de estas tumbas, se aprecia una clara
evolución en las disposiciones de los enterramientos. Las tumbas más antiguas
tienen un carácter marcadamente nubio, con un túmulo circular o superestructura
estilo-mastaba, sobre una fosa funeraria que contiene el cadáver en un
camastro. Otras tumbas posteriores se caracterizan por tener características de
inspiración más egipcia (superestructura mastaba) acompañadas de una capilla de
ofrendas, todo dentro del muro del recinto.
El-Kurru
pudo bien haber sido la base de poder de estos gobernantes ya que allí se han
descubierto un asentamiento con muros de defensa, para finales del siglo octavo
a.C., su centro político y religioso se habría trasladado a Napata, cerca del
gran afloramiento rocoso de Gebel Barkal. Durante el Imperio Nuevo, éste habría
sido el centro de culto a Amun en Nubia, y la adoración al Dios del estado de
Egipto se convirtió en un rasgo que diferencia de la élite gobernante kushita.
Para mediados del siglo octavo a.C., los caudillos de Napata se habrían
convertido en jefes supremos de Nubia y estarían ya barajando sus pretensiones
de llegar a gobernar también a Egipto en su totalidad.
La Toma del Poder por los kushitas en Egipto
Hacia el
750 a.C. se reanuda el contacto directo con Egipto. Kashta, el primer
mandatario del Kush de quien han sobrevivido referencias parece que habría sido
reconocido como rey en todo el territorio nubio, y al norte hasta Aswan, donde
se levantó una estela en la que aparece como “Faraón del Alto y Bajo Egipto”. La naturaleza introvertida del
gobierno egipcio probablemente facilitase este progreso. Bajo Piy, hijo de
Kashta, quizás se alcanzase algún acuerdo con los gobernantes de la Dinastía
XXIII reconocido en el área tebana. Se aceptó la autoridad de Piy y su hermana
Amenirdis I fue adoptada por la “esposa divina del dios Amun” Shepenwetep I
como sucesora de ésta.
A estas
medidas preliminares les siguió, hacia 730 a.C., una demostración de poder más
evidente en forma de expedición militar kushita. Según una vívida descripción
que nos proporciona la estela triunfal de Piy de Gebel Barkal, la campaña fue
acelerada por la rápida expansión territorial de Tefnakht en Sais. Una vez
conseguido el control de la totalidad del Delta Occidental y la zona de Menfis,
el poderoso príncipe fue extendiendo su influencia sobre las localidades y
ciudades del norte del Alto Egipto. Nimlot, pequeño rey de Hermópolis, unió
fuerzas con Tefnakht, pero otro rey, Peftjauawybast, habiéndose declarado leal
a Piy, fue sitiado en Heracleópolis, su propia ciudad.
Las fuerzas
de Piy avanzaron Nilo abajo, haciendo pausa en Tebas para homenajear a Amón,
antes de socorrer a Peftjauawybast y capturar Hermópolis. La mayoría de las
demás localidades y ciudades fueron conquistadas pero Menfis ofreció una terca
resistencia y tuvo que ser tomada por asalto. Piy, sin embargo, con conspicuo
acatamiento a las tradiciones religiosas de Egipto, se aseguró de que los
templos estuviesen protegidos del saqueo y la profanación. Habiendo adorado a
los dioses de Menfis y de Heliópolis, Piy recibió el homenaje de los
gobernantes provinciales quienes reconocerían su autoridad sobre todo Egipto
así como sobre el Kush.
Piy pasó el
resto de su reinado en Nubia y a su muerte sería enterrado en el-Kurru, en una
tumba de características marcadamente egipcias, con una superestructura
piramidal y un ajuar que incluía figurillas shabtis. Sin embargo, lo que fue
totalmente no egipcio fue el enterramiento próximo a un grupo de caballos de
carros de combate, elemento éste también asociado a los enterramientos de los
sucesores de Piy y, evidentemente, una distintiva práctica kushita. En los años
siguientes, la situación en la zona de Tebas permaneció estable.
La
elevación de Amenirdis al rango de “esposa divina del dios Amón” –
indudablemente contando con el apoyo de una corte kushita – añadió peso a la
influencia de los gobernantes nubios en la zona. En el norte, no obstante, las
dinastías locales permanecieron en control de sus provincias, y bajo el reinado
de Tefnakht de Sais, y de su sucesor Bakenrenef, la Dinastía XXIV se reanudaría
su expansión territorial. Ante esta provocación, el nuevo caudillo kushita Shabaco,
reconquistaría Egipto hacia 716 a.C. e impuso, por la fuerza, su autoridad
sobre los gobernadores provinciales.
El Reinado de los Monarcas kushitas
La base
fundamental del dominio kushita era su poder militar. Los estrechos lazos entre
el faraón y su ejército parecen obvios durante la Dinastía XXV. La devoción de
las tropas de Piy hacia su señor se pone constantemente de manifiesto en el
texto de la estela, mientras que la habilidad física y el entrenamiento eran
considerados de extrema importancia tanto para los propios jefes como para los
soldados. De ahí que el joven Taharqo participó personalmente en la batalla de
Elteke (701 a.C.), a la vez que una estela en Dahshur da cuenta detallada de un
agotador ejercicio militar organizado por el propio faraón en el desierto entre
Menfis y el Faiyum.
No
obstante, y a pesar de la fortaleza de sus fuerzas armadas, los faraones
kushitas se consideraron incapacitados para llevar a cabo la doble tarea de
controlar su tierra nativa a la vez que conseguir un Egipto unificado. Esto
pudo haber influenciado su tolerancia con una administración descentralizada
dentro de Egipto, dado que los principados que habían disfrutado de una
autonomía casi completa bajo los faraones libios, conservarían su
individualidad durante todo el reinado kushita. De ahí que, a comienzos del
siglo séptimo a.C., Tanis estuviese aún gobernada por príncipes locales,
algunos de los cuales alardeaban de títulos reales situación ésta que se ve
reflejada en el ciclo de relatos centrados en el Faraón Pedubast, de Tanis; qué
conexión existía - si la hubo – entre estos gobernantes tanitas con la antigua
línea dinástica de la Dinastía XXII, se desconoce.
El
principiado de Saite también sobrevivió para reunificarse con Egipto bajo el
mandato del Psamtek I. En Tebas, el puesto de “esposa divina de Amón” creció
rápidamente en importancia para llegar a convertirse en un valioso apoyo de la
autoridad real.; otros cargos tradicionalmente poderosos, tales como el de
visir, continuaron, pero fueron desprovistos de un efectivo. El puesto de Sumo
Sacerdote de Amón, tan frecuentemente semilla de tensión en años anteriores,
que aparentemente permaneció vacante durante finales del siglo octavo sería
ahora rehabilitado y asignado, una vez más, al hijo del faraón. Es, sin
embargo, significativo que el titular tuviese escaso o ningún poder civil o
militar. La influencia local en el Alto Egipto, poco a poco y una vez más,
repondría en sus puestos a aquellos que habían ocupado el cargo de Gobernador
de Tebas o pertenecían a la camarilla de la “esposa divina”.
En la fase
inicial del mandato kushita, llegaron a nombrarse simpatizantes nubios de la
Casa Real para ocupar algunos de estos altos cargos en la administración civil
y religiosa en Tebas sólo para ser reemplazados años después por vástagos de
familias locales. Bajo los kushitas, se modificaría la ideología de la realeza.
Se hicieron pequeños pero significativos cambios en la iconografía real: con
frecuencia, la cinta sobre la frente del faraón incorporaba un doble ureo; la
corona azul dejó de mostrarse, mientras la corona de gorra llegó a ser normal
en las representaciones, tanto en su versión básica como con adicionalescintas;
tocado éste distintivamente kushita.
Las
innovaciones son también aparentes en el modo de trasmitir la realeza; mientras
en Egipto la sucesión real había sido por vía paterna, en el Kush al rey no le
sucedía necesariamente un hijo, sino que, a veces, lo hacía un hermano. Este
sistema estuvo operativo durante toda la Dinastía XXV, así es que tanto a Piy
como a Shabitqo (702-690 a.C. les sucedieron sus hermanos. No obstante estas
divergencias con las normas egipcias, los gobernantes kushitas buscaron
fortalecer su legitimidad mostrándose como campeones de la antigua tradición.
Es así que Menfis se convirtió en su principal residencia real; una estela de
Kawa rememora que Taharqo fue coronado en Menfis, y se sabe que Shabaqo,
Shabitqo, y Taharqo realizaron trabajos de edificación.
Todo esto
tiene todo un marcado sentido político (Tanis, demasiado distante
geográficamente para servir como corazón de un Egipto unido), pero existían
también fundadas razones ideológicas para promocionar la importancia de la zona
menfita ya que de esta forma los faraones kushitas podrían sentirse asociados
con el Imperio Antiguo. Las tumbas reales en el Kush se construyeron con forma
piramidal. Las escenas del templo de Kawa fueron copiadas por artistas menfitas
de templos del Imperio Antiguo de Saqqara y Abusir. (La inclusión en Kawa de
una escena de Taharqo en forma de esfinge derrotando al enemigo – aunque basada
en modelos del Imperio Antiguo – muy bien puede que su intención fuese hacer
resaltar la victoria kushita sobre los antiguos gobernantes egipcios.
Las
verbosas y monótonas titulaturas del Período Libio fueron sustituidas por otras
más sencillas que recordaban el estilo del Imperio Antiguo – con el prenomen de
Taharco (Khunefertemra) también comparándose así el faraón con el dios menfita
Nefertem. El alto estatus del dios Ptah fue también reafirmado mediante la preservación
del texto cosmológico conocido como “Teoría Menfita de la Creación”. Esta
inscripción, que se alega copiada de un deteriorado papiro por mandato de
Shabaqo y esculpida en una plancha de basalto actualmente en el Museo
Británico, su texto da primacía a Ptah como Creador del Universo.
Al mismo
tiempo, la devoción a Amón que era una característica tan obvia de la monarquía
kushita, se continuó fomentando con numerosas renovaciones y adiciones llevadas
a cabo en los templos de Tebas, así como la promoción del rol de Amón como
Dios-Creador, como se hace resaltar en la forma y en la decoración de
destacadas estructuras levantadas por Taharqo cerca del lago sagrado, en
Karnak.
Cruce de Vínculos culturales: Egipto y Kush
Los
gobernantes kushitas habían ya absorbido en cierta medida la cultura egipcia
antes de Piy, como se aprecia el diseño de las tumbas posteriores en el-Kurru.
Se desconoce el origen de esta influencia en las etapas iniciales del reinado,
pero los contactos comerciales junto con la supervivencia de ciertas prácticas
de culto egipcias en Gebel Barkal pudieron haber sido determinantes. Estas
tendencias se fueron desarrollando aún más conforme se intensificaban los
contactos durante el siglo octavo, y para tiempos de Kashta la iconografía muestra
ya la figura marcadamente "egipcializada" del faraón. Durante toda la
Dinastía XXV se representaba a los gobernantes y su élite con ropa egipcia,
realizaban prácticas de enterramiento egipcias, y profesaban devoción a los
dioses egipcios. Esta aculturación permanecería como elemento clave de la
cultura kushita durante siglos después de que los nubios hubiesen renunciado al
control de Egipto.
La
absorción kushita de la cultura del material es muy evidente en los monumentos
reales, Tanto en Nubia como en Egipto, los monumentos se construían de acuerdo
con las tradiciones arquitectónicas egipcias con un cuidadoso respeto a los
cánones artísticos apropiados y el uso de la escritura jeroglífica y de la
lengua egipcia en todas las inscripciones. Aunque enterrados en sus ciudades
natales, sus gobernantes construían sus tumbas según el estilo egipcio, cada
una de ellas con una superestructura piramidal, un altar para ofrendas mirando
al este, y una cámara funeraria abovedada, adornada con escenas y textos del repertorio
de “libros del submundo” del Imperio Nuevo. Los cuerpos, momificados, eran
provistos de ataúdes antropoides, vasos canopes y figuras shabtis.
Como en el
caso de los libios, los efectos de la aculturación probablemente encubrían el
origen de muchos kushitas que vivían en Egipto en esta época no obstante ellos
también conservaron características de su identidad étnica, aunque adoptasen
nombre egipcios para el resto de sus titulaturas. Nombres tan distintivamente
no egipcios (Irigadiganen, Kelbaske) también definen a algunos cargos del
período kushita mientras algunos otros tomaron nombres egipcios a la vez que
conservaron sus nombre nubios originales. Los rasgos étnicos kushitas,
incluyendo las distintivas fisonomías sureñas, piel oscura y peinados femeninos
de melena corta hasta los hombros con frecuencia se representan en esculturas y
pinturas.
El
intercambio cultural, sin embargo, fue casi en su totalidad un proceso
unidireccional pues muy poco de lo que era kushita sería absorbido por la
cultura egipcia del material, y ese poco no llegó a retenerse de forma
permanente. El ropaje característico de los gobernantes kushitas desaparecería
pasada la Dinastía XXV como ocurriría con otras innovaciones tales como la
esporádica representación de las diosas Isis y Nephthys con un estilo de
peinado de pelo cortado al rape.
La Dinastía XXV como período de renovación
Como parte
de su impulso para obtener la legitimidad como faraones, mostraron un gran
respeto por las tradiciones religiosas egipcias. Remodelaron la ideología del
faraón – recabando información del distante pasado, como puede apreciarse en
sus titulaturas reales, su estilo de enterramiento y la promoción de la ciudad
de Menfis – haciendo referencias deliberadas al Imperio Antiguo. Estas asociaciones
formaban parte de una revitalización de cosas profundamente arraigadas que
afectarían a muchos aspectos de la cultura cortesana egipcia, la religión, la
escritura, la literatura, el arte, la arquitectura y las prácticas funerarias,
durante el primer milenio a.C. Ese “arcaísmo” – una vuelta a los clásicos
tiempos del pasado como fuente de una nueva energía creativa – no era algo
nuevo, constituye un aspecto recurrente de la cultura egipcia. En este caso,
sus orígenes se encuentran en el tardío período libio, habiéndose iniciado
durante la primera mitad del siglo octavo a.C.
Ya en las
pasadas dinastías XXII y XXIII las titulaturas reales muestran una progresiva
simplificación, y la imitación de los modelos de los imperios Antiguo y Medio
empezaban a ser aparentes en la iconografía real y en las prácticas funerarias.
Los kushitas (quizás por la falta de tradiciones autóctonas apropiadas en su
tierra natal) adoptaron esta tendencia de forma activa. Así es que el arcaísmo
se aceleró durante el pasado siglo octavo y principios del séptimo, quedando
totalmente sintetizado en la Dinastía XXVI, con cuyo período la tendencia
normalmente se asocia.
Para la
Dinastía XXV, los artistas habrían devuelto ya la vida al canon de proporciones
para la representación bidimensional de las figuras, mediante la reducción del
tamaño de los cuadrados que componen la cuadrícula utilizada por los
dibujantes. Las estatuas, tanto reales como privadas, también imitaban a los
antiguos modelos; es así que entre las muchas esculturas comisionadas para el
gobernador de Tebas, Mentuemhat, son ejemplos que copian las figuras masculinas
de paso largo del Imperio Antiguo y las estatuillas sentadas y cubiertas
típicas del Imperio Medio. En las costumbres de enterramientos, el ensamblaje funerario,
que había sido simplificado durante las dinastías XXI y XXII (ver más abajo) se
enriquecería en la segunda mitad del siglo octavo, con el resurgimiento de
características antiguas, y, de forma notable, la vuelta – de forma revisada –
del Libro de los Muertos, así como la introducción de nuevos rasgos
iconográficos (con frecuencia con la incorporación de elementos arcaicos) para
ataúdes y tumbas.
Como ya se
ha visto, la escalada de arcaísmo durante los siglos séptimo y octavo se deba
en parte al propósito de los gobernante extranjeros de ser aceptados como
egipcios, Un factor a añadir sería, no obstante, al deseo de preservar el
pasado mediante la imitación de viejos monumentos. La referencia más explícita
de ello es la introducción a la Teología Menfita de la Creación, en la “Piedra
Shabaqo” que relata como el faraón encontró un papiro comido por los gusanos y
ordeno que se transcribiese para la posteridad. Sea o no esta declaración
literalmente fidedigna, la intención de conservar la integridad de un texto
antiguo se refleja mediante la consciente imitación del formato, el estilo y
ortografía de antiguos documentos.
La extensa
reutilización de materiales más antiguos durante las dinastías XXI y XXII
habría permitido a los artesanos estudiar y copiar modelos anteriores, y la
mayor productividad en la construcción de templos y tumbas fomentada por todo
Egipto por los gobernantes de la Dinastía XXV supuso una oportunidad de
expresar estas nuevas tendencias por completo. Éste fue, sin duda, uno de los principales
métodos por el cual se transmitieron modelos más antiguos, si bien existe la
posibilidad de que “libros de patrones”, copiados de forma repetitiva durante
siglos, hubiesen aportado su parte. La copia servil directa era, por otra
parte, rara. Incluso cuando se compara un relieve de la Dinastía XXV con un
viejo modelo del Imperio Antiguo, como en la escena de Taharqo, ya mencionada,
se aprecian algunos elementos de innovación por lo que no se puede descartar el
hipotético rol de copias intermediarias perdidas en la transmisión de tales
escenas a lo largo de un largo espacio de tiempo.
Como el
caso de las estatuas de Mentuemhat demuestra, la revitalización de la Dinastía
XXV y períodos posteriores, se caracterizó por una aproximación ecléctica a las
fuentes. Muchas obras de arte mezclan elementos extraídos de modelos de
períodos diferentes, mostrando la Dinastía XXV una especial preferencia por los
imperios Medio y Antiguo más que por el Imperio Nuevo. Esta combinación de
influencias diferentes se aprecia incluso entre trabajos individuales: estatuas
de Taharqo y Tanutamani (664-656 a.C.) procedentes de Gebel Barkal muestran
cuerpos fuertemente modelados y ropas sencillas típicos del Imperio Antiguo,
mientras que sus torsos enseñan la línea media característica de las esculturas
creadas en el Imperio Medio.
El Kush y Asiria
Aunque los
monarcas kushitas no habían restablecido un gobierno centralizado en Egipto, su
autoridad como jefes supremos les permitió adoptar una política más activa con
relación al Levante Oriental que los reyes libios desde Sheshonq I. Esto les
llevaría a un conflicto con Asiria cuyas fuerzas se habían adueñado de
Babilonia y sectores del Mediterráneo oriental a lo largo del siglo octavo a.C.
Si bien la interferencia kushita en Palestina llevaría finalmente a la
conquista asiria de Egipto, ciertamente existía una amenaza para la
independencia del país. La lucha empezó cuando un ejército compuesto de
egipcios y nubios penetró al sur de Palestina en ayuda de Hezekiah de Judea, y
se toparon con las tropas de Sennacherib, en Eltekeh, en el año 701 a.C. El
ejército egipcio fue derrotado pero esto no impidió que los gobernantes
provinciales en Egipto apoyasen a otros príncipes extranjeros en su resistencia
a Asiria.
Así
provocado, el rey asirio Esarhaddon se planteó la conquista de Egipto. Un
primer intento de invasión fue repelido en 674 a.C.; un segundo, liderado por
Esarhaddon en persona, lo consiguió. Menfis fue capturada y Taharqo huyó a
Nubia dejando atrás a su esposa e hijo como prisioneros en manos de los
conquistadores. En lugar de intentar ellos gobernar el país, los asirios se
retiraron habiendo antes exigido a los principados del Delta un juramento de
fidelidad a la autoridad asiria e impedir cualquier intento por parte de los kushitas
de recuperar el control de Egipto. Entre los vasallos estaba Nekau (Necho), de
Sais, cuyo hijo Psamtek (futuro Psamtek I) sería conducido a Nineveh para
recibir instrucción en las costumbres asirias antes de que se le hiciese
regresar para actuar como gobernante de Athribis.
No
obstante, Taharqo rápidamente recuperó el control de Egipto. Un resurgimiento
del poder egipcio-kushita (con la posibilidad de una interferencia en
Palestina) no podía ser tolerada por los asirios, y en 667 a.C. Ashurbanipal, e
hijo y sucesor de Esarhaddon, invadiría Egipto. Taharqo, de nuevo huyó a Nubia
y los dinastas egipcios se sometieron a los asirios. Un nuevo complot para
reinstalar a Tharqo fracasó y los vasallos egipcios que habían estado
involucrados en él fueron ejecutados. Nakau de Sais se abstuvo de apoyar a los
kushitas y su posición se fortalecería con su nombramiento como gobernador de
Menfis.
Taharqo
muere en Nubia en 664a.C. y es enterrado bajo una tumba piramidal en Nuri, una
nueva necrópolis situada frente a Gebel Barkal. Su sucesor, Tanutamani,
rápidamente invadió Egipto y derrotó a los vasallos que apoyaban a Asiria. Esta
acción trajo consigo durísimas represalias por parte de Nineveh. Un gran
ejército fue enviado a Egipto; la totalidad de la parte norte del país fue
rápidamente sometida, y los asirios avanzaron, llegando hasta Menfis que sería
saqueada y sometida al pillaje. Tanutmani fue expulsado y regresó a Nubia.
Los
gobernantes kushitas, aun manteniendo sus reivindicaciones nominales de
autoridad sobre Egipto durante varias generaciones, nunca serían capaces
después de hacerlas efectivas. Por otra parte, el derramamiento de sangre y la
destrucción que se llevaron a cabo desde la oposición kushita demostró ser una
nube con un revestimiento de plata: sacó a la luz la necesidad de una
cooperación militar y civil por parte de los gobernantes de los principados si
se quería recobrar la independencia, y llevó al poder a un individuo
excepcional que poseía recursos y facultades para liberar a Egipto y encaminarlo
hacia una nueva fase.
Psamtek I
de Sais, hijo de Necho, se encontraba entre los gobernantes vasallos que los
asirios habían dejado para controlar las provincias. Durante su largo reinado
se desprendió del yugo asirio y tuvo éxito - donde los kushitas habían fallado
– en reunificar todo Egipto bajo su único mando. Y sólo es en este momento
donde se puede decir que el Tercer Período Intermedio llegó a su fin, con
Egipto preparado una vez más para recoger los beneficios cosechados por un
gobierno central controlado por un faraón fuerte.
La Religión y la Cultura.
Durante
todo el período faraónico se aprecia una considerable continuidad en la
práctica del culto en los templos, si bien había dos factores que
afectaban su forma de ejecución durante el Tercer Período Intermedio: la
disminuida importancia del faraón, y la prominencia de las mujeres en las
actividades del culto. Un aspecto a resaltar de la mencionada pérdida de
estatus del faraón - esencial en la conservación del universo ordenado
- era que la prerrogativa de la ejecución del ritual del templo dejó de ser únicamente
del soberano; desde la postrimería del Imperio Nuevo, sería el clero el que, de
forma progresiva, se iría encargando de este cometido. Este hecho junto al
carácter hereditario de los cargos clericales durante todo este período, contribuyó,
en gran medida, a la solidez de este estrato de la sociedad.
Los
sacerdotes solían ejercer con dedicación plena, y su pluralismo les permitía
acumular puestos lucrativos. La culminación de esta tendencia se alcanzaría con
la prominencia, sin precedentes, del Sumo Sacerdote de Amón durante las
dinastías XXI a XXIII, en cuyo período a su poder se añadiría la autoridad
civil y militar. No obstante, como ya se ha mencionado, la excesiva influencia
de este personaje acabaría generando un efecto desestabilizador en el país, y
la primacía del puesto sería eclipsada en el siglo octavo a.C., en el que la
autoridad religiosa en Tebas se fue cada vez más centrando en la “divina esposa
de Amón”, mientras que los poderes civil y militar se distribuían entre otros.
El Culto del Templo y su Personal
El Culto del Templo y su Personal
La
prominencia de las mujeres en el culto del templo estaba ya bien establecida en
la Dinastía XXI, cuando varios puestos religiosos de importancia serían
ocupados por las esposas e hijas de los sumos sacerdotes de Tebas. El más importante
de estos puestos era el de “Primer Gran Jefe de la Troupe Musical de Amón”.
Aunque el significado religioso preciso de este puesto aún no está claro, no es
ninguna coincidencia que mujeres de alto rango social también ostentasen
títulos que resaltaban la importancia de las diosas como fue el caso
con Mut y Hathor, y a las que se les consideraba como instrumental
para que Amón perpetuase su proceso creativo, asegurando así la continuidad del
COSMOS.
El puesto
de “Jefe de la Troupe Musical de Amón”
desapareció durante la Dinastía XXII, y en su lugar, el puesto de “divina
esposa del Dios Amón” (o divina adoratriz) evolucionó de forma significativa,
siendo su principal cometido la estimulación de los instintos procreativos del
Dios asegurando así la fertilidad de la tierra y la repetición cíclica de la
Creación. En el Tercer Período Intermedio, este cargo lo ostentaba normalmente
la hija del faraón, o de un sumo sacerdote, que se estableció en Tebas. En
contraste con la situación en el Imperio Nuevo cuando el cargo lo podía
ostentar las esposa del faraón, “las
divinas esposas" del Tercer Período Intermedio se exigía que fuesen
célibes, una innovación quizás asociada con el establecimiento de un estado
tecnocrático. Como se ha puntualizado todo ello tiene, sin duda alguna, sus
connotaciones políticas.
Shabti de granito del faraón Taharqa
La
elevación de las “divinas esposas”
coincidió con el declive de poder del Sumo Sacerdote de Amón, y pudo haber sido
promovida como medida para resolver el “problema”
del secesionismo tebano, ya que, mientras que la “divina esposa” permitía a la distante Casa Real estar representada
en Tebas, su celibato significaba que no podría dar origen a ninguna dinastía inferior
con lo cual los sucesores serían adoptados. En consecuencia, el estatus de
“divina esposas” continuó creciendo, y el sistema de adopción permaneció hasta
el final de la Dinastía XXVI.
Es evidente
el aumento en importancia de las “divina
esposa” durante todo el Tercer Período Intermedio: a partir de la Dinastía
XXIII su estatus empezó a aproximarse al del faraón, y en la XXV ya figura con
mayor prominencia en los monumentos. La iconografía se extiende más allá de la
mera representación tradicional de la “divina
esposa” agitando el sistro (instrumento musical de percusión asociado con
el Antiguo Irak y Egipto, considerado sagrado en este último - cuyo origen
quizás se remonte a la adoración de la Diosa Bastet - se usaba en Egipto en
ceremonias y bailes, particularmente durante la adoración de la Diosa Hathor).
En los
relieves de las capillas de Osiris en Karnak y los de las propias “divinas esposas” en Medinet Habu, se
representan en roles antes reservados al faraón: haciendo ofrendas a los dioses
(incluyendo la presentación del maat); abrazadas por dioses; libando la imagen
del dios; dirigiendo ceremonias de fundación; y recibiendo atributos reales de
los propios dioses.
Así es que
Amenirdis I recibe símbolos de jubileo de Thoth; Amón ajusta el tocado de
Shepenwepet I; es amamantada por una diosa; e incluso se representa llevando
sobre su cabeza, simultáneamente, dos dobles coronas; una representación
única. En unos relieves fraccionados procedentes de Karnak Norte se
observa cómo, la “divina esposa” podía, incluso, celebrar el Festival-sed, por
otra parte celebración exclusiva del soberano.
La “divina esposa” era la cabeza de un “dominio de la divina adoratriz” que
disponía una numerosa plantilla que incluía: “cantantes procedentes de las capillas interiores del
Dios Amón” que solían ser sacerdotisas célibes que a veces
resultaban ser de un alto nivel social; las inscripciones mencionan una que
era hija de Takelot II y otra cuyo padre era un jefe libio del Delta. El
dominio también incluía a sacerdotes y escribas, y estaba encabezado por un “mayordomo jefe”. Debido al alza
en importancia de la “divina esposa”
y su entorno, estos mayordomos se convertirían en figuras poderosas e
influyentes en Tebas hacia finales de la Dinastía XXV (como dan testimonio sus
elaboradas tumbas en el Asasif), y tendrían un papel clave en la reintegración
del sur en un Egipto unificado bajo la Dinastía XXVI.
Prácticas Funerarias
El
desarrollo político y cultural que tuvo lugar en Egipto durante este período se
ve ampliamente reflejado en la forma de tratar a los muertos. Son
particularmente obvios los cambios en la ubicación de los enterramientos y en
los tipos de tumbas. Para la élite, el antiguo aislamiento físico de la
necrópolis fue sustituido por un enterramiento dentro del recinto de un templo
de culto. Puesto que las tumbas reales de Tanis son los ejemplos más antiguos -
y los más documentados – esta tendencia pudo haber sido una innovación de los
faraones de la Dinastía XXI, y estuvo, quizás, motivada en parte por la intención
de hacer de Tanis la contrapartida de Tebas en el norte.
Mientras la
práctica es bien obvia en los faraones, también se extendió a personas de alto
rango – los sumos sacerdotes de Menfis, cuyas tumbas se construyeron al borde
del recinto del templo o de Ptah; la Reina Kama, enterrada en Leontópolis cerca
de Bubastis; un alto cargo enterrado junto al muro del recinto del templo en
Tell Balamun. Si la tendencia tiene o no su origen en el Delta pronto se puso
de manifiesto en Tebas donde altos cargos empezaron a ser enterrados dentro del
recinto de Medinet Habu y el Rameseum.
Estos lugares, además de ofrecer una mayor seguridad contra el robo, eran también una forma de estar más cerca de los dioses. La ubicación de los enterramientos del “Rey” Hasiese y de las posteriores “divinas esposas” en Medinet Habu, pudo haber estado influenciada por las actividades de culto locales: durante el Tercer Período Intermedio, al Pequeño Templo del lugar se le asoció con el Túmulo de Djeme, donde se celebraban rituales a los poderes creativos de Amón.
Estos lugares, además de ofrecer una mayor seguridad contra el robo, eran también una forma de estar más cerca de los dioses. La ubicación de los enterramientos del “Rey” Hasiese y de las posteriores “divinas esposas” en Medinet Habu, pudo haber estado influenciada por las actividades de culto locales: durante el Tercer Período Intermedio, al Pequeño Templo del lugar se le asoció con el Túmulo de Djeme, donde se celebraban rituales a los poderes creativos de Amón.
Las propias
tumbas eran construcciones mucho más sencillas que las del Imperio Nuevo. El
período fue testigo de una interrupción de la tradición de utilizar recursos
substanciosos en elaboradas estructuras y sepulcros laberínticos cavados en la
roca. Tanto las tumbas reales como las de la élite acabaron reducidas a
pequeñas cámaras funerarias subterráneas con modestas capillas directamente
encima. Las capillas de las tumbas privadas no están bien documentadas
arqueológicamente, y parece que habrían sido poco corrientes. Sin duda algunas
desaparecerían por mala conservación, sin embargo, hay poca evidencia de su
existencia fuera de los principales centros de Tanis, Menfis, y Tebas.
La rareza
de capillas individuales coincide con un aumento del número y tamaño de
enterramientos comunales, normalmente utilizando viejas tumbas o estructuras
religiosas en desuso. El acopio de momias reales y los ajuares en tumbas viejas
de los sacerdotes durante las dinastías X y XI durante los siglos once y diez
a.C., parecen marcar el comienzo de este patrón. Durante todo este período,
personas de todas las escalas sociales serían enterradas en grupos en todos los
lugares de Egipto (hay ejemplos en Saqqara, Heracleópolis, Akhmim, Tebas, y
Aswan), y, donde existe información prosopográfica, como en Tebas, tales grupos
con frecuencia han demostrado estar orientado hacia la familia.
Hubo una
notable reducción en la cuantía y el alcance de la parafernalia que envolvía el
enterramiento. Los complementos de la capilla del templo (tales como estatuas y
mesas ofertorios) desaparecieron, como lo harían los enseres domésticos,
muebles, ropa, herramientas y armas, así como equipos ocupacionales,
instrumentos de música, juegos y recipientes de piedra o cerámica. Aparte de
una pequeña estela, normalmente pintada sobre madera, el equipo para el
enterramiento generalmente se limitaba a un reducido juego de objetos –
ataúdes, vasos canopes (normalmente falsos), shabtis, y papiros funerarios,
normalmente escondido dentro de una estatuilla de Osiris.
El período
viene también marcado por un continuo declive y, eventualmente, de una ruptura
de la tradición de producir textos funerarios. Mientras que en los
enterramientos de la élite en Tebas durante la Dinastía XXI se seguía usando el
Libro de los Muertos, e incluso se añadirían el Amduat y la Letanía de Ra al
repertorio fuera de la realeza, estas tradiciones caerían en una especie de
atrofia durante la siguiente Dinastía XXII. Los papiros funerarios dejarían de
producirse y los textos de los ataúdes se reducirían a poco más que ofrendas
repetitivas para fórmulas y discursos de los dioses con la correspondiente
simplificación del repertorio iconográfico.
Estos
factores parecen reflejar importantes cambios de actitudes ante la muerte y el
enterramiento en el Período Libio. La ausencia de una superestructura en las
tumbas (de forma que la más elaborada podría haberse construido rápidamente)
nos indica que el enterramiento ya no se anticipaba ni preparaba tan
cuidadosamente. La naturaleza ad hoc de la construcción de tumbas – con sus
componentes toscamente ensamblados, consistentes en bloques ya usados en viejas
construcciones – parece apoyar esto, y, de forma significativa, esta
descripción es aplicable especialmente a las tumbas del norte, de dominio
libio, y en el Egipto Medio: Tanis, Menfis, Leontópolis, y Heracleópolis.
Los
componentes valiosos del equipo de enterramiento tales como los sarcófagos de
piedra, estaban limitados a la realeza; incluso algunos de estos ejemplos
habrían sido en su mayoría usados en períodos anteriores. Este reciclaje de
objetos funerarios se extendió a objetos menos costosos, de forma muy evidente
durante la Dinastía XXI cuando el uso generalizado de antiguos ataúdes tuvo
lugar en Tebas. No obstante, Egipto no carecía de riqueza de material, y la
descentralización de la tierra de ninguna forma originaría un declive de las
aptitudes y destreza de los escultores, pintores y trabajadores del metal.
El cambio
de actitud ante la muerte que podrían sugerir estos cambios puede que estuviese
asociado más directamente con la presencia los libios en la sociedad egipcia.
La construcción de un elaborado entorno físico para los muertos y de un centro
para cultos mortuorios no era, sin duda, una característica a destacar y
distintiva de una sociedad semi-nómada como era la suya. Es muy significativo
que fue sólo con la imposición de autoridad de los gobernantes kushitas – cuya
devoción a las antiguas tradiciones de Egipto era más bien purista – cuando
tuvo lugar la revitalización de las prácticas funerarias siguiendo las pautas
tradicionales.
Este
desplazamiento del énfasis en el alojamiento físico de los muertos trajo
consigo una mayor concentración de prácticas funerarias en el propio féretro y
su mortaja inmediata. La momificación alcanzó su zénit en la Dinastía XXI, y
durante el siguiente período la preparación alcanzaría un nivel muy alto. Entre
las innovaciones estaba el uso de relleno subcutáneo para restaurar las
facciones contraídas a su aspecto original en vida; un tratamiento cosmético
más elaborado; el cabello cuidadosamente peinado; las uñas de los dedos
celosamente cuidadas; y una preservación más cuidadosa de las vísceras que eran
envueltas individualmente y vueltas a colocar en su espacio corporal (los vasos
canopes seguirían apareciendo pero con frecuencia serían sólo meras
reproducciones en madera).
Estas
técnicas manifiestan el deseo de rehacer el cuerpo lo más completo y perfecto
posible. Su estatus como imagen idealizada del transfigurado féretro, surge; y
su seguridad postrera queda ya asegurada por un aumento del número de ataúdes
por enterramiento: al menos dos y, a veces, hasta cuatro.
El declive
de la producción de tumbas individuales decorados con elaborados murales llevó
a la recolocación de imágenes funerarias esenciales y textos en las superficies
de los ataúdes y en papiros. De ahí que los ataúdes de la Dinastía XXI
estuvieran cubiertos, por fuera y por dentro, de una profusión de abarrotadas
imágenes. Los sacerdotes de Tebas crearon un rico repertorio de iconografía
funeraria, promocionando así el concepto de renacimiento mediante las
mitologías combinadas de Osiris y el Dios Sol, y las imágenes se crearon con la
intención de concentrar, en una sola y compleja escena, la época, el ataúd tomó
múltiples niveles de significado.
Entre el
escondite de los enterramientos y la general falta de permanencia del lugar
final de reposo, el ataúd asumió las funciones de la tumba, como había acaecido
ya en similares circunstancias durante el Primer Período Intermedio. Para
finales del tercer Período Intermedio, la evolución de la imaginería de
superficie habría dado aún mayor prominencia al concepto de ataúd como un
universo en miniatura, con el fallecido en el centro, identificado, a través
los textos e imaginería del ataúd, como dios-creador, y, por tanto, la fuente
de su propia resurrección.
Pero las
prácticas de enterramiento se brindan a apoyar la noción de una división
norte-sur de la población y la cultura del material de Egipto durante este período.
Aunque los emplazamientos del Delta (aparte de Tanis) habían aportado algunos
enterramientos datados en estos siglos, evidencia de las zonas de Menfis y
el-Faiyum puede útilmente compararse con el más abundante material del sur. De
la limitada variedad de material funerario que proporcionan las sepulturas del
Tercer Período Intermedio, sólo los ataúdes serían utilizados de forma
consistente durante el período. Su estudio da indicios de una interacción entre
norte y sur, de forma destacada al principio de la Dinastía XXII, cuando un
cambio importante en el estilo del ataúd ha sido testimoniado en Tebas.
Esto es
evidente en el abandono del estilo en boga en la Dinastía XXI, con su horror
vacui (miedo al vacío) e imágenes de relleno, y el rápido establecimiento en su
lugar de una nueva variedad de tipos; cajas de cartonaje policromo metidas en
ataúdes de madera de diseño mucho más sencillo. Esto muestra un empobrecimiento
del repertorio icono gráfico, con una mayor concentración en la disposición
simétrica de los dioses, pero con un uso del color más atrevido. Hay indicaciones
de que estas características procedían del norte, como dan testimonio los
enterramientos de la necrópolis de Menfis y los cementerios alrededor de la
entrada a el-Faiyum.
La evidente
importación de las prácticas funerarias del norte al Alto Egipto parece
coincidir con una i Imposición más dura de la autoridad real durante el reinado
de Sheshonq I y sus sucesores. Pero, durante el período siguiente, parece que
emergen estilos de ataúdes distintivamente procedentes del norte y del sur;
probablemente reflejo de la progresiva descentralización de Egipto y, quizás
también, de la división social de la que da indicio otra evidencia.
Hacia
finales del Tercer Período Intermedio, hubo un marcado retorno a tradiciones
establecidas más antiguas emparejadas con innovaciones. Se empezaron a
construir una vez más elaboradas tumbas. La necrópolis de Tebas muestra la
evolución de tumbas con superestructuras modestas en la postrimería del siglo
octavo a gigantes complejos construidos para Mentuemhat y sus coetáneos hacia finales
de la Dinastía XXV.
Estos
estaban dotados de superestructuras autónomas y elaborados apartamentos
subterráneos y la escala y artesanía de los monumentos indican que la
preparación para la muerte se había de nuevo tomado seriamente. La variedad de
elementos de enterramiento se incrementó; la evolución de los estilos de
ataúdes produjo nuevos tipos que combinaban el despertar de las antiguas
características con innovaciones: las cajas rectangulares exteriores
representan un altar o la tumba de Osiris; los ataúdes de dentro proyectan una
nueva imagen del transfigurado féretro, muy parecida a un columna, con pilar
trasero y pedestal. Los shabtis siguieron una senda de evolución paralela, y
las estatuillas la deidad formada por Ptah-Sokar-Osiris, (también con esta
forma) entraron a formar parte del montaje para finalmente convertirse en una
de las características de los enterramiento del Período Tardío.
Los vasos
canopes funcionales también regresaron y, lo que es más importante, la
literatura funerarias gozaría de un renacimiento. Un revisado Libro de los
Muertos, en su nueva versión conocida como la Recensión Saita (de hecho, un
logro de la Dinastía XXV), se inscribió en papiro y ataúdes, mientras que el
arcaizante fervor del período llevó a la copia de pasajes procedentes de los
Textos de las Pirámides y a añadirlos al repertorio corriente. Excluido este
último, Tebas parece haber sido un importante centro de estas innovaciones que
se extendería hacia el norte durante el siglo séptimo a.C. Con esto no se pretende
negar que hayan existido desarrollos comparables en otras áreas, pero la
cronología local en emplazamientos como la de Menfis es menos clara.
A pesar de
la descentralización de Egipto, el producto de los artesanos no muestra ninguna
degradación de sus habilidades o experiencia. Cierto es que la escultura en
piedra a gran escala continuaría siendo rara, pero el trabajo de inigualable
exquisitez se siguió realizando aunque a una escala más modesta dando más
énfasis a la artesanía en el viejo y poco desarrollado campo del metal y la
fayenza. Todo parece indicar las progresivas y arcaizantes tendencias ya
aludidas anteriormente, con la conclusión de que la influencia de los modelos
de los imperios Antiguo, Medio y Nuevo serían más frecuentes con el paso del
tiempo.
Desarrollo Artístico y tecnología
Hubo una
disminución en la variedad de tipos de escultura. Las estatúas reales en piedra
son particularmente raras; las de la Dinastía XXI fueron usurpadas por
anteriores soberanos, y aunque se produjeron obras originales durante las
dinastías XXII y XXIII la mayorías de los ejemplos que han sobrevivido son de
un tamaño modesto. Sólo fue bajo la dominación kushita cuando la escultura real
regresó de forma substanciosa y poderosa: la cabeza de Taharqo en granito, en
El Cairo, y la esfinge de Kawa en el Museo Británico se encuentran entre los
ejemplos llamativos. No obstante, durante las dinastías XXII a XXV, gran número
de estatúas de funcionarios serían dedicadas, algunas de ellas son obras de
arte excepcionalmente bellas.
Entre
éstas, la estatua de bloque sería notablemente popular como lo eran aquellas
formas en las que el sujeto se representaba con soporte de un altar, una
estela, o una imagen de una deidad (estatúas naóforas y estelóforas). Los
bellos relieves de Sheshonq I en el-Hiba y de Osorkon II, Bubastis, muestran
que el trabajo bidimensional de alta calidad aún se realizaba, si bien la
temática de las escenas era en su mayoría derivada. La pintura también
floreció, y en Tebas, la rica tradición de decorar el ataúd del Imperio Nuevo
sería reemplazada en ataúdes estelas y papiros por un trabajo de alta calidad.
Quizás, la
contribución más duradera del Tercer Período Intermedio a las artes y a la
artesanía descanse en el campo del trabajo en metal. Los ataúdes de plata de
los faraones Psusennes I y Sheshonq II y la gran variedad de recipientes de oro
y plata y joyería de las tumbas de Tebas dan testimonio de la continuada
experiencia de los trabajadores del metal en Egipto, aunque ocasionalmente es
aparente la influencia extranjera en la forma y decoración de vasijas. De mayor
significado fue la tremenda expansión de la variedad y excelencia técnica de la
escultura de metal que tuvo lugar durante este período, algunas de ellas de oro
y plata, pero en su mayoría de bronce.
La
terminación de estas piezas era con frecuencia exquisita, y se consiguieron
efectos brillantes con el embellecimiento de la superficie con hilos de
material precioso, taraceados a martillo, en finos canales trazados en el
bronce. Eran frecuentes las estatuillas fundidas en bronce, y es entonces
cuando se inicia la tradición de pequeñas figuras de deidades en bronce que
llevaría a la producción de miles de ejemplos durante los siglos posteriores.
Las más importantes fueron las grandes estatúas de bronce fundido y ahuecado
utilizando la técnica de “cera perdida”, que se dedicaban como ofrendas votivas
o montadas en las barcas portátiles de los dioses.
La figura
de la “esposa del dios” Karomama en el Louvre es el ejemplo supremo del tipo,
si bien una serie de estatúas de bronce de Osiris, actualmente representadas
por especímenes deteriorados e incompletos, puede que se hubiesen impuesto
originalmente. Estas estatúas, hechas entre los siglos noveno y séptimo a.C.
representan los más antiguos intentos de crear grandes figuras de bronce
mediante el proceso de fundición ahuecada, e iban a servir como importantes
influencias en los primitivos trabajos en bronce griegos. Los autores clásicos
afirman que artesanos de Samos utilizaban técnicas egipcias en la creación de
las primeras grandes esculturas de bronce de fundición ahuecadas en el mundo
griego, y esta perspectiva se justifica por el descubrimiento de bronces
egipcios de este período en el propio Samos.
Algo menos
vigorosa sería la producción de fayenza. Mientras que la tecnología del vidrio
empezó su declive después del Imperio Nuevo, la de fayenza prosperó. La mayoría
de los shabtis del período se harían de este material, aunque una gran mayoría
eran elaboradas toscamente. Mucho más fino era el acabado de cálices lotiformes
con escenas en relieve que mostraban la vida del campo o al faraón en plena
batalla. La forma de estos cálices evoca la noción del renacimiento, y las
figuras que aparecen en ellos, y en una serie cuentas espaciadoras de fayenza
calada, reflejan aspectos de la mitología de la creación.
Igualmente
típicas del período son las figurillas mágicas diseñadas para dar seguridad
durante el parto y nutrición para la juventud; estas son de fayenza azul-verde,
normalmente con pintas, y detalles añadidos en marrón, y mostrando,
típicamente, al dios doméstico Bes, un mono, o una mujer desnuda sosteniendo un
jarrón, o un instrumento musical, o, incluso a veces, amamantando. Aunque
aparecen en lugares tan lejanos al sur como el-Kurru, en Nubia, la
concentración de hallazgos de estas figurillas en emplazamientos en el nordeste
del Delta indica que ésta era la zona principal de producción.
Conclusión
Como ya se comentó al principio la implicación peyorativa del término “intermedio” hace poca justicia a los desarrollos que tendrían lugar en Egipto entre 1.069 y 664 a.C. Si bien la estructuración del poder del país era muy diferente de la que se consiguió en el Imperio Nuevo, los pueblos y ciudades de Egipto florecieron, y la economía del país, en general gozó de buena salud. Si bien la descentralización del gobierno llevó consigo ocasionales luchas por el poder, el sistema adoptado por los faraones libios, y modificado por los kushitas, fue, en general, efectivo. Las construcciones reales a gran escala puede que hubiesen sido restringidas, pero la continuidad artística se mantuvo por otras vías: pequeñas esculturas, trabajos en metal, fayenza.
En un alto
grado, el Tercer Período Intermedio constituye un ciclo inequívoco en la
historia de Egipto, definido por un paso que va desde la pérdida de su unidad
en la postrimería del Imperio Nuevo, hasta la restauración de la autoridad
centralizada bajo Psamtek I. Se Aprendieron valiosas lecciones dd las
fragmentadas políticas del período; en particular, de la invasión asiria. Éstas
propiciaron el ímpetu que se necesitaba para restaurar una autoridad
centralizada, y puso de manifiesto el valor ideológico del arcaísmo y el valor
político de instituciones tales como la “divina
esposa de Amón”, mediante el fomento de un estado estable y menos
turbulento. Los cambios relativos al estatus del faraón, y la prominencia dada
a las nuevas tendencias religiosas, fueron también presagios del futuro. Es así
que este período sentó las bases para la última gran fase de prosperidad del
Antiguo Egipto.
Pulseras de Nimlot
- supuestamente de Sais, en el Delta del Nilo - hjo
del faraón Sheshonq I y fundador de la Dinastía XXII.
El arqueólogo
Perre Montet (1885-1966) encontró algunas joyas notable en los entierros de los
Reyes egipcios de las dinastías XXI a veintitrés, en el cementerio real en
Tanis. La mayoría de este material está ahora en el Museo de el Cairo, pero el
Museo británico posee este par de pulseras, que casi seguramente provino de una
momia.
Las
pulseras fueron hechas en el rd Thi período intermedio. Cada pulsera compuesta
por dos segmentos de hoja de oro, con bisagras juntas y sujetadas con un perno
retráctil. La decoración principal es una figura del Dios Horus el niño,
generalmente conocido por su nombre griego, Harpokrates. Él es descrito como un
niño real, en cuclillas sobre una flor de loto y sosteniendo un cetro. En la
cabeza es un disco de luna, ambos lados de los cuales es una serpiente de oro
grande con un disco de sol sobre su cabeza (uraeus). El resto de la pulsera fue
probablemente con incrustaciones de cristal rojo o azul. (Base de Datos del
Museo Británico).
Dinastía XXV
La vigésima
quinta dinastía de Egipto (conocida como la dinastía XXV,
alternativamente la dinastía 25 o la dinastía 25), también conocida
como la dinastía nubia o el imperio kushita, fue la última
dinastía del tercer período intermedio de Egipto que ocurrió después
de la invasión nubia.
La dinastía
25 fue una línea de faraones que se originaron en el Reino de Kush,
ubicado en el actual norte de Sudán y el Alto Egipto. La mayoría de
los reyes de esta dinastía vieron a Napata como su patria
espiritual. Reinaron en parte o en todo el antiguo Egipto desde 744 hasta
656 a. C. La dinastía comenzó con la invasión
de Kashta del Alto Egipto y culminó en varios años de guerras
exitosas y no exitosas con el Imperio Neo-Asirio basado
en Mesopotamia. La reunificación de la Dinastía 25 del Bajo
Egipto, el Alto Egipto y Kush creó el imperio egipcio más grande desde el Nuevo
Reino. Se asimilaron a la sociedad al reafirmar las tradiciones
religiosas, los templos y las formas artísticas del antiguo Egipto, al tiempo
que introdujeron algunos aspectos únicos de la cultura kushita. Fue
durante la dinastía 25 que el valle del Nilo vio la primera construcción
generalizada de pirámides (muchas en lo que ahora es Sudán) desde el Reino
Medio.
Después de
que los emperadores Sargón II y Senaquerib derrotaron los
intentos de los reyes nubios de establecerse en el Cercano Oriente, sus
sucesores, Esarhaddon y Ashurbanipal, invadieron, derrotaron y
expulsaron a los nubios. La guerra con Asiria dio como resultado el fin
del poder kushita en el norte de Egipto y la conquista de Egipto por el Imperio
neoasirio. Fueron sucedido por la 26a dinastía, inicialmente una
dinastía títere instalada por vasallos de los asirios, la última dinastía
nativa en gobernar Egipto antes de que el Imperio aqueménida
los invadiera. La caída de la Dinastía Vigésimo Quinta también marca
el comienzo del Período Tardío del antiguo Egipto.
Geografía de Kush (Nubia): sus soberanos
unieron todo Egipto bajo su control.
Piye
La vigésimo
quinta dinastía se originó en Kush, que actualmente se encuentra en el
norte de Sudán. La ciudad-estado de Napata era la capital
espiritual y fue a partir de ahí que Piye (deletrea Piankhi o Piankhy en
obras más antiguas) invadió y tomó el control de Egipto. Piye
dirigió personalmente el ataque a Egipto y registró su victoria en una
larga estela llena de jeroglíficos llamada "Estela de la Victoria". Piye
revivió una de las mejores características de los Reinos Antiguo y Medio, la
construcción piramidal. Constructor enérgico, construyó la pirámide más
antigua conocida en el cementerio real de El-Kurru y expandió el Templo
de Amón en Jebel Barkal. Aunque Manetho no menciona al
primer rey, Piye, los egiptólogos convencionales lo consideran el primer faraón
de la dinastía 25. Manetho tampoco menciona al último rey, Tantamani,
aunque existen inscripciones para dar fe de la existencia de Piye y Tantamani.
Piye hizo
varios intentos infructuosos de extender la influencia egipcia en el Cercano
Oriente, luego fue controlado desde Mesopotamia por el Imperio semítico asirio. En
720 a.C envió un ejército en apoyo de una rebelión contra Asiria en Filistea y Gaza,
sin embargo, Piye fue derrotado por Sargón II y la rebelión fracasó.
Napata fue
una ciudad de la antigua Nubia en la orilla oeste
del Nilo en el sitio de la moderna Karima, Sudán. Fue el
asentamiento permanente más meridional del Nuevo Reino de Egipto (siglos
XVI-XI a. C.) y el principal centro de culto nubio de Amón. En algún
momento fue la capital de la dinastía vigésima quinta de Nubia y,
después de su caída en 663 a. C., del Reino de Kush. En 593 a. C.,
fue saqueada por los egipcios y la capital kushita fue reubicada en Meroë. La
ciudad fue saqueada por segunda vez por los romanos en el año 23 a.
C., pero fue reconstruida y continuó como un centro importante del culto de
Amón.
Los
términos "Napata" o "período
Napatan" también pueden referirse a la política Kushita desde su
surgimiento alrededor del 750 a. C. hasta el 270 a. C., cuando Napata
finalmente perdió su significado simbólico como la ubicación de los entierros
reales para Meroë. El período posterior de la historia kushita se llama
meroítico hasta el colapso del reino.
Napata fue
fundada por Tutmosis III en el siglo XV a. C. después de su conquista
de Nubia. El cercano Jebel Barkal fue tomado para marcar la
frontera sur del Nuevo Reino de Egipto.
En 1075 a.
C., el Sumo Sacerdote de Amón en Tebas, capital de Egipto, se
hizo lo suficientemente poderoso como para limitar el poder del faraón Smendes de
la XXVI Dinastía posterior a Ramesside sobre el Alto Egipto. Este
fue el comienzo del Tercer Período Intermedio (1075–664 a.
C.). La fragmentación del poder en Egipto permitió a los nubios recuperar
la autonomía. Fundaron el Reino de Kush, que estaba centrado en
Napata.
Período de Napatan
En 750 a.
C., Napata era una ciudad desarrollada, mientras que Egipto todavía sufría
inestabilidad política. Kashta, cuyo nombre es egipcio para "el
Kushite", se benefició de ello y atacó el Alto Egipto. Su política
fue perseguida por sus sucesores Piye y Shabaka (721–707 a.
C.), quienes eventualmente pusieron todo el Valle del Nilo bajo el control de
Kushitic en el segundo año de su reinado. En general, los reyes kushitas
gobernaron el Alto Egipto durante aproximadamente un siglo y todo Egipto
durante aproximadamente 57 años, del 721 al 664 a. C. Constituyen la vigésimo
quinta dinastía en la Aegyptiaca de Manetón.
El imperio
egipcio reunido bajo la dinastía 25 fue tan grande como lo había sido desde el
Nuevo Reino y marcó el comienzo de un renacimiento. La religión, las
artes y la arquitectura fueron restauradas a sus formas del Reino Antiguo,
Medio y Nuevo. Los faraones, como Taharqa, construyeron o restauraron
templos y monumentos en todo el Nilo, incluso en Memphis, Karnak, Kawa,
Jebel Barkal y otros lugares.
Invasión asiria y fin de la dinastía nubia
El reinado
del faraón Taharqa y el de su eventual sucesor, su primo Tantamani,
estuvieron llenos de conflictos constantes con el imperio
neoasirio. Alrededor de 670 a. C., el emperador Esarhaddon (681-669
a. C.) conquistó el Bajo Egipto, pero permitió que existieran reinos locales
para alistarlos como sus aliados contra los gobernantes kushitas del Alto
Egipto, que habían sido aceptados con renuencia.
Cuando el
rey Ashurbanipal sucedió a Esarhaddon, el rey kushita Taharqa convenció
a algunos gobernantes del Bajo Egipto para romper con los asirios. Sin
embargo, Assurbanipal dominó a la coalición y deportó a los líderes egipcios a
su capital, Nínive. Nombró al jefe libio Necho,
gobernante de Memphis y Saïs. Necho I fue el primer rey de
la XXVI Dinastía (664–525 a. C.) de Egipto, también conocida como la
"Dinastía Saïte".
En 664 a.
C., los asirios dieron el golpe final, saqueando Tebas y Memphis. El mismo
año, Taharqa murió. El nuevo rey kushita, Tantamani (664–653 a. C.), mató
a Necho I ese mismo año cuando intentó invadir el Bajo Egipto. Sin
embargo, Tantamani fue incapaz de derrotar a los asirios, que respaldaron el
hijo de Necao, Psamético I. Tantamani finalmente abandonó su intento
de conquistar el Bajo Egipto y se retiró a Napata. Sin embargo, su
autoridad sobre el Alto Egipto fue reconocida hasta el octavo año real de su
reinado en Tebas (o 656 a.C), cuando Psamtik I envió una flota naval al Alto
Egipto y logró colocar todo Egipto bajo su control.
La dinastía
25 terminó con sus gobernantes retirándose a Napata. Fue allí (en El-Kurru y Nuri)
donde todos los faraones de la dinastía 25 están enterrados bajo las primeras
pirámides que el valle del Nilo había visto desde el Reino Medio.
La dinastía
Napatan continuó gobernando el estado Kushite, que floreció en Napata y Meroë hasta
al menos el siglo II d.C.
Pirámides de Nuri
Napata
siguió siendo el centro del Reino de Kush durante otras dos
generaciones, desde los años 650 hasta el 590 a. C. Su economía se basaba
esencialmente en el oro, con la dinastía 26 de Egipto como un importante aliado
económico.
La arquitectura napatana,
las pinturas, el guión escrito y otras formas artísticas y culturales tenían el
estilo Kush. Se practicaron las costumbres funerarias egipcias, incluida
la resurrección de la construcción piramidal. Además, varias deidades
egipcias antiguas fueron adoradas. El dios más importante era Amón,
una deidad tebana. El Templo de Amón y el Templo de Mut fueron
los más importantes en Napata, ubicado al pie de Jebel Barkal.
Después de
la conquista aqueménida de Egipto, Napata perdió su influencia
económica. La propia región de Napatan se estaba secando, lo que generaba
menos ganado y agricultura. Una incursión aqueménida había afectado
gravemente a Napata en 591 a. C. Finalmente, Napata estaba perdiendo su
papel de capital económico ante Meroë. La isla de Meroë, la península
formada por el Nilo y el río Atbarah, era un área rica en hierro, que se
estaba convirtiendo en una fuente esencial de riqueza. Meroe finalmente
se convirtió en la capital del Reino de Kush, lo que llevó al abandono de
Napata.
En el año
23 a. C., el gobernador del Egipto romano Cayo Petronio invadió
Kush con 10.000 hombres después de un ataque inicial de la reina de Meroë,
arrasando a Napata al suelo. En la Res Gestae Divi Augusti ("Obras
del Divino Augusto"), Augusto afirma que "se hizo una penetración hasta la ciudad de
Napata, que está al lado de Meroe".
Después del
saqueo romano, Napata fue restaurada por el rey Natakamani, quien renovó
el templo de Amón y construyó un palacio. Más tarde, el sitio fue abandonado,
sus edificios saqueados y destruidos. Hay evidencia circunstancial de que
esto pudo haber sido el resultado de cambios religiosos.
Shebitku
Shebitku conquistó
todo el valle del Nilo, incluido el Alto y Bajo Egipto, alrededor del 712
a. C. Shebitku hizo que Bocchoris de la dinastía Sais anterior
se quemara hasta la muerte por resistirse a él. Después de conquistar el
Bajo Egipto, Shebitku transfirió la capital a Memphis. Investigaciones
recientes de Dan'el Kahn sugieren que Shebitku era rey de
Egipto en 707/706 a. C. Esto se basa en la evidencia de una inscripción
del rey asirio Sargón II, que se encontró en Persia (entonces
una colonia de Asiria) y data del 706 a. C. Esta inscripción llama a
Shebitku el rey de Meluhha y declara que envió de vuelta a Asiria a un
rebelde llamado Iamanni esposado. Los argumentos de Kahn han
sido ampliamente aceptados por muchos egiptólogos, incluidos Rolf Krauss y
Aidan Dodson y otros académicos en el proyecto SCIEM 2000
(Sincronización de civilizaciones del Mediterráneo oriental en el segundo
milenio antes de Cristo) con la notable excepción de Kenneth Kitchen y Manfred
Bietak en la actualidad.
Aunque las
tradiciones manetónicas y clásicas sostienen que fue la invasión de Shebitku la
que puso a Egipto bajo el dominio de Kushite, el rey quemó vivo a su oponente,
Bocchoris-Bakenranef, no hay evidencia directa de que Shabaqo matara a
Bakenranef, y aunque los estudios anteriores generalmente aceptaron la
tradición, recientemente ha sido tratado de manera más escéptica.
Shabaka restauró
los grandes monumentos egipcios y volvió a Egipto a una monarquía teocrática al
convertirse en el primer sacerdote de Amón. Además, Shabaka es
conocida por crear un ejemplo bien conservado de teología Menfita al inscribir
un antiguo papiro religioso en la Piedra Shabaka. Shabaka apoyó un
levantamiento contra los asirios en la ciudad filistea de
Ashdod, sin embargo, él y sus aliados fueron derrotados por Sargón II.
La
evidencia arqueológica más reciente muestra que Shabaka gobernó Egipto después
de Shebitku y no antes, como se pensaba anteriormente. La construcción de
la tumba de Shebitku (Ku. 18) se asemeja a la de Piye (Ku. 17), mientras que la
de Shabaka (Ku. 15) es similar a la de Taharqa (Nu. 1) y Tantamani (Ku. 16) [39
- D. Dunham, El-Kurru, The Royal Cemeteries of Kush, I, (1950) 55, 60, 64,
67; también D. Dunham, Nuri, The Royal Cemeteries of Kush, II, (1955)
6-7; J. Lull, Las tumbas reales egipcias del Tercer Periodo Intermedio
(dinastías XXI-XXV). Tradición y cambios, BAR-IS 1045 (2002) 208.] en
segundo lugar, Payraudeau señala en francés que "la Divina Adoratriz Shepenupet I, la última libadora Adoratriz, todavía
estaba viva durante el reinado de Shebitku porque está representada realizando
ritos y se la describe como" viva "en esas partes de la capilla de Osiris-Héqadjet construida durante su
reinado (muro y exterior de la puerta) [45 - G. Legrain, "Le temple et les
chapelles d'Osiris à Karnak. Le temple d'Osiris-Hiq-Djeto, partie
éthiopienne", RecTrav 22 (1900) 128; JWIS III, 45.]. En el resto
de la sala es Amenirdis I, (la hermana de Shabaka), a quien se le representa
con el título de Adoratrix y se le proporciona un nombre de coronación. La
sucesión Shepenupet I - Amenirdis I tuvo lugar durante el reinado de
Shebitku/Shabataqo. Este detalle en sí mismo es suficiente para mostrar
que el reinado de Shabaka no puede preceder al de Shebitku /
Shabataqo. Finalmente, el documento GM 251 (2017) de Gerard Broekman
muestra que Shebitku reinó antes que Shabaka ya que el borde superior de la
inscripción del muelle Karnak del año 2 de la NLR # 30 de Shabaka estaba
tallado en el lado izquierdo del borde inferior de la NLR # 33 de Shebitku
Inscripción de año 3. Esto solo puede significar que Shabaka gobernó
después de Shebitku.
Amenirdis I (nombre
del trono: Hatneferumut) fue la esposa de Dios de Amón durante
la 25a dinastía del antiguo Egipto. De origen Reino
de Kush, que era la hija del faraón Kashta y la Reina Pebatjma,
y más tarde fue adoptado por Shepenupet I. Ella pasó a gobernar como
suma sacerdotisa, y se ha demostrado en varios artefactos de la época.
Amenardis I, como Divina Adoratriz de
Amón, haciendo una ofrenda.
Ella era
una princesa kushita, hija del faraón Kashta y la
reina Pebatjma. Es probable que haya sido la hermana de los
faraones Shabaka y Piye. Kashta arregló tener a Amenirdis I
adoptada por la Divina Adoratriz de Amón, Shepenupet I, en Tebas como
su sucesor. Esto muestra que Kashta ya controlaba el Alto Egipto antes
del reinado de Piye, su sucesor.
Ella
gobernó como alta sacerdotisa aproximadamente entre 714 y 700 a. C., bajo los
reinados de Shabaka y Shabataka, y adoptó a la hija de Piye, Shepenupet
II, como su sucesor. También tenía los títulos sacerdotales de Divina
Adoratriz de Amón y la Mano de Dios. Tras su muerte, fue
enterrada en una tumba en los terrenos de Medinet Habu.
Ella es
representada en el templo Osiris -Hekadjet ("Osiris,
Gobernante de la Eternidad") en el complejo del templo de Karnak, y
en Wadi Gasus, junto con Shepenupet I. Se la menciona en dos mesas de ofrendas,
cinco estatuas, una estela y varios pequeños objetos incluyendo escarabajos.
Una estatua de Amenirdis I tallada en granitoide y decorada en pan
de oro es sostenida por el Museo Nubian en Asuán, Alto
Egipto. La estatua en sí la muestra decorada como si fuera egipcia, con
similitudes con las representaciones de Isis y Hathor. Sin
embargo, los atributos físicos de Amenirdis en la estatua demuestran una clara
influencia africana en el estilo kushita de la dinastía 25.
A su
muerte, fue enterrada en una tumba en el recinto del gran templo de Medinet
Habu. Se han encontrado numerosas estatuas suyas en el templo de Montu (Karnak).
Su tumba se
encuentra en el interior del gran templo de Medinet Habu, en la orilla
occidental del Nilo, entre una necrópolis de princesas divinas adoratrices de
Amón. De hecho, era costumbre en la Baja Época instalar necrópolis de príncipes
y reyes en los templos de las grandes ciudades del país, como Tanis y Sais.
Estas tumbas fueron excavadas en el suelo, y estaban coronadas por una capilla
funeraria que permitía asegurar el culto a los difuntos.
Aunque en
las ciudades del delta del Nilo estas capillas no han sobrevivido, en Medinet
Habu se han conservado en relativas buenas condiciones, permitiendo, por
comparación, restaurar el aspecto de las necrópolis reales tardías.
También se
la representa en el templo de Osiris-Hekadyet ("Osiris gobernante de la
Eternidad") en el complejo del templo de Karnak y en Uadi Gasus, junto a
Shepenupet I. Además es mencionada en dos mesas de ofrendas, cinco estatuas,
una estela y varios pequeños objetos incluyendo escarabeos.
Taharqa
Taharqa fue
un rey nubio que gobernó sobre Egipto después de la invasión kushita. Él
gobernó como Faraón desde Memphis, pero construyó grandes obras en todo el
Valle del Nilo, incluidas obras en Jebel Barkal, Kawa y Karnak. En
Karnak, las estructuras del Lago Sagrado, el quiosco en el primer patio y las
columnatas en la entrada del templo se deben a Taharqa y
Mentuemhet. Taharqa construyó la pirámide más grande de la región de Nubia
en Nuri (cerca de El-Kurru).
Desde el
siglo 10 a.C en adelante, quedan en Egipto semíticas aliados
en Canaán (actual Israel, Jordania, los territorios
palestinos y Sinaí) y el sur de Aramea (moderna sudoeste
de Siria y el sur de Líbano) habían caído
al mesopotámica basado Imperio Asirio, y por 700 la guerra antes
de Cristo entre Los dos imperios se volvieron inevitables. Taharqa
disfrutó de cierto éxito en sus intentos de recuperar un punto de apoyo en el
Cercano Oriente al aliarse con varios pueblos semíticos en el
sudoeste del Levante subyugado por Asiria. Él ayudó a Judá y el al rey Ezequías a
resistir el asedio del rey Senaquerib de los asirios (2 Reyes 19: 9;
Isaías 37: 9). Hay varias teorías (enfermedad, intervención divina,
rendición de Ezequías) sobre por qué los asirios no pudieron tomar la
ciudad. Sin embargo, el registro de los anales de Senaquerib, Judá fue
obligado a rendir homenaje después del asedio. Senaquerib expulsó a los
egipcios de toda la región y los devolvió a Egipto. Después de evitar que
los egipcios se establecieran en la región, los asirios no regresaron al área
para luchar durante otros 20 años, preocupados por las revueltas entre sus hermanos
babilónicos y también los elamitas, escitas y caldeos. Senaquerib fue asesinado
por sus propios hijos en venganza por la destrucción de la rebelde ciudad
mesopotámica de Babilonia, una ciudad sagrada para todos los
mesopotámicos, incluidos los asirios.
Su sucesor,
el rey Esarhaddon, cansado de los intentos de Egipto de entrometerse en el
Imperio Asirio, comenzó una invasión de Egipto en 671 a. C. Taharqa fue
derrotado, y Egipto conquistado por Esarhaddon. Taharqa huyó a
su patria nubia. Esarhaddon describe "la instalación de
reyes locales (es decir, gobernantes y
gobernadores) nubios/kushitas que deporté de Egipto, sin dejar a
nadie para rendirme homenaje". La conquista asiria puso fin a la
invasión nubia que tuvo lugar en la dinastía 25 en Egipto.
Sin embargo,
los asirios solo estacionaron sus propias tropas en el norte, y los gobernantes
títeres egipcios nativos instalados por los asirios no pudieron mantener el
control total del sur del país por mucho tiempo. Dos años después (669 a.
C.), Taharqa regresó de Nubia y tomó el control de Egipto de los gobernantes
vasallos nativos tan al norte como Memphis. Esarhaddon se dispuso a
regresar a Egipto para expulsar una vez más a Taharqa del sur; sin
embargo, cayó enfermo y murió en la ciudad de Harran, en el norte de
Asiria, antes de partir. Su sucesor Ashurbanipal envió un
general con un cuerpo de ejército pequeño y bien entrenado que fácilmente
derrotó y expulsó a Taharqa de Egipto de una vez por todas. Murió en Nubia
dos años después. Taharqa sigue siendo una figura histórica importante en
Sudán y en otros lugares, como lo demuestra el reciente proyecto
de Will Smith para representar a Taharqa en una gran película. A
partir de 2017, se desconoce el estado de este proyecto.
Un estudio
de la esfinge que se creó para representar a Taharqa indica que era un faraón
kushita de Nubia.
Tantamani
Su
sucesor, Tantamani, trató de recuperar el control de Egipto
del Imperio Asirio. Se dirigió hacia el norte desde Napata hasta
Elefantina y Tebas con un gran ejército, derrotando y matando a Necho
I en Memphis. Necho era entonces un rey egipcio en la región del
Delta, gobernando sobre Sais como vasallo
de Ashurbanipal. Tantamani se dirigió al norte de Memphis, invadiendo
el Bajo Egipto y sitiando ciudades en el Delta, algunas de las cuales se
rindieron ante él. El hijo de Necho, Psamik, había huido de Egipto a
Asiria y poco después regresó con Ashurbanipal y un gran ejército compuesto
por mercenarios carios. Tantamani fue derrotado en algún lugar al
norte de Memphis, posiblemente porque su ejército todavía estaba luchando con
armas de bronce contra las de hierro de los asirios. Tantamani huyó a
Tebas, pero menos de 40 días después, llegaron los asirios. Tantamani
escapó de regreso a Nubia, y el ejército asirio despidió a Tebas hasta
tal punto que nunca se recuperó realmente. Como el único gobernante
egipcio nativo leal a los asirios desde los días de Esarhaddon, Psamético
I fue colocado en el trono del Bajo Egipto como vasallo de
Asurbanipal. Psamtik unificó rápidamente el Bajo Egipto bajo sus
auspicios, convirtiéndose en el primer gobernante de la Vigésima Sexta
Dinastía. En 656 a. C., Psamtik envió una gran flota hacia el sur a Tebas,
tomando pacíficamente el control del aún rebelde Alto Egipto, unificando así a
todo Egipto.
Tantamani y
los nubios nunca más representaron una amenaza para Asiria o Egipto. Tras
su muerte, Tantamani fue enterrado en el cementerio real de El-Kurru,
aguas arriba de la capital kushita de Napata. Fue
sucedido por un hijo de Taharqa, el rey Atlanersa.
La dinastía
vigésimo quinta gobernó por poco más de cien años. Los sucesores de la
dinastía XXV se establecieron en su tierra natal de Nubia, donde establecieron
un reino en Napata (656–590 a. C.), y luego, en Meroë (590
a. C. - siglo IV d. C.).
Arte y arquitectura
Aunque la
Dinastía XXV controló el Antiguo Egipto durante solo 73 años (744-671 a.C),
ocupa un lugar importante en la historia egipcia debido a la restauración de
los valores, la cultura, el arte y la arquitectura tradicionales egipcios.
Relieve de un alto funcionario,
c. 670–650 a. C. 1996.146.3, Museo de Brooklyn; El estilo
de este relieve permite atribuirlo a una de las tumbas palaciegas de la
dinastía XXV y la dinastía XXVI construidas por grandes funcionarios como
Montuemhat, gobernador del Alto Egipto.
Kashta, a veces considerado el primer Rey
de la dinastía 25, tomó el control de partes del Alto Egipto e instaló a su
hija Amenirdis I como Sacerdotisa Principal de Amón en Tebas. Arriba están
los nombres de Amenirdis (izquierda) y Kashta (derecha).
Estatuilla arrodillada de un hombre con
una figura sentada de Osiris entre sus muslos. Esteatita. 25a
dinastía Nubia. De Saqqara, H5-105, Egipto. El Museo Petrie de
Arqueología Egipcia, Londres.
Pirámides de Nubia en Meroë
Nombre común | Nombre de Nesut-Bity | Nombre de Sa-Ra | Comentarios | Reinado |
Alara | Ireru Alara | Rey de Kush | 780 - 760 a. C. | |
Kashta | Maara | Kashta | Rey de Kush | 760 - 747 a. C. |
Pianjy Piye |
Menjeperra | Pianjy | Faraón fundador de la dinastía XXV | 747 - 716 a. C. |
Shabako Sabacon |
Neferkara | Shabako | 716 - 702 a. C. | |
Shabitko Sebicos |
Dyedkaura | Shabitko | 702 - 690 a. C. | |
Taharqo Tarcos |
Junefertumra | Taharqo | 690 - 664 a. C. | |
Tanutamani Tenutamón |
Bakara | Tanutamani | 664 - 656 a. C. |
Alara fue
gobernante de Napata de 775 a 760 a. C., la
capital del país de Kush. Predecesor de los faraones de la dinastía
XXV de Egipto.
Tuvo por
nombre de nacimiento Alara, y se casó con Kasaqa. Su hija Tabira se desposó con
su primo Pianjy (Piye), el faraón fundador de la dinastía XXV de
Egipto. En la dinastía napata que gobierna Nubia desde finales del siglo X a.C.
Alara es el primer rey conocido con el que comienza la conquista de
la Baja Nubia y que continuará su hermano Kashata.
Es el
primer soberano conocido del reino de Kush, pero parece que podría ser
realmente el séptimo de la dinastía kushita. Al este rey se le consideró el
fundador la dinastía de Napata por los posteriores reyes de la vigésimo quinta
dinastía kushita.
Alara
unificó toda la Nubia Superior, desde Meroe hasta la tercera catarata
del Nilo. Estableció Napata como la capital religiosa de Kush,
situada inmediatamente después de la cuarta catarata del Nilo.
Alara fue
enterrado en El-Kurru en la pirámide nº 9 y su esposa la reina Kasaqa
en la pirámide nº 23.
Le sucedió
en el poder Kashta que extendió su influencia desde Kush
hasta Elefantina e inclusive continuó el avance hacia el norte hasta
la ciudad de Tebas, tomando su hijo Pianjy el trono de los faraones y
fundando una dinastía que gobernó Egipto y Nubia.
Maatra Kashta fue
rey de la
dinastía Kushita (760 a. C. - 747 a. C.),
sucediendo a su hermano Alara.
Gobernando desde Napata ejerció un fuerte grado de influencia sobre el Alto Egipto aunque no lo controló.
Gobernando desde Napata ejerció un fuerte grado de influencia sobre el Alto Egipto aunque no lo controló.
Logró
situar a su hija, Amenirdis I, en el cargo de Divina adoratriz de
Amón en Tebas.
En Elefantina (Asuán)
se ha encontrado una estela de su época, en el templo dedicado al
dios Jnum, lo que acredita su influencia en esta región.
Las
pirámides de El Kurru contienen las tumbas de Kashta y su
hijo Pianjy (Piye), junto con las de sus
sucesores: Shabako, Shabitko y Tanutamani.
Mientras Kashta gobernó Nubia
desde Napata, que se encuentra a 400 km al norte de Jartum, la moderna capital
de Sudán, que también ejerció un fuerte grado de control sobre el Alto Egipto
mediante la gestión para instalar su hija, Amenirdis yo, como la Esposa del
Dios presuntivo de Amón en Tebas en la línea de sucesión al servicio Divina
Adoratriz de Amón, Shepenupet I, Osorkon III hija 's. Este desarrollo "el momento clave en el proceso de la
extensión del poder Kushite sobre territorios egipcios" bajo el
gobierno de Kashta era ya que legitimó oficialmente la adquisición Kushite de
la Tebaida región. El erudito Kushite húngaro László Török señala que hubo
probablemente ya guarniciones kushitas estacionadas en Tebas durante el reinado
de Kashta tanto para proteger la autoridad de este rey sobre el Alto Egipto y
para frustrar una posible invasión futuro de esta región del Bajo Egipto.
Török observa que se sugiere
la aparición de Kashta como rey del Alto y Bajo Egipto y toma pacífica del Alto
Egipto, tanto "por el hecho de que
los descendientes de Osorkon III, Takelot III y Rudamun continuaron disfrutando
de un alto estatus social en Tebas, en la segunda mitad de la octava y en la
primera mitad del siglo séptimo "[a.C] como se muestra por sus
enterramientos en esta ciudad, así como la actividad conjunta entre la Divina
Adoratriz Shepenupet I y esposa del dios de Amun Electo Amenirdis I, hija de
Kashta. Una estela del reinado de Kashta se ha encontrado en Elefantina (la
actual Asuán) - en el templo local dedicado al dios Khnum -que da fe de su
control de la región. Se lleva su nombre real o prenombre: Nimaatre. Los
egiptólogos creen hoy que él o más probable Piye era el año 12 del rey nubio
mencionado en una inscripción conocida en Wadi Gasus que asocia Adoratice del
dios Adoptado de Amón, Amenirdis, la hija de Kashta junto con el año 19 de la
porción Esposa del Dios Amón , Shepenupet longitud reinado de Kashta es
desconocido. Algunas fuentes de crédito Kashta como el fundador de la dinastía
de los 25 ya que fue el primer rey Kushite conocido por haber ampliado la
influencia de su reino en el Alto Egipto. Bajo el reinado de Kashta, la
población Kushite nativa de su reino, situado entre la tercera y cuarta Las
cataratas del Nilo, se convirtió rápidamente en 'Egyptianized' y adoptaron las
tradiciones egipcias, la religión y la cultura. El sucesor de Kashta era Piye.
Las
pirámides de el-Kurru contienen las tumbas de Kashta y varios de sus sucesores.
La parte más alta del cementerio contiene 4 tumba túmulo (Tum.1,2,4 y 5). Al
este de las tumbas de túmulo encontramos fila de al menos ocho pirámides. Uno
de ellos se entromete en parte en una tumba túmulo (Tum.19).
La más
meridional de esta fila de pirámides pertenecen a Kashta (presumiblemente a) su
esposa Pebatjma. Antes de esta fila es otra fila de pirámides que incluye las
de Piye, Shabaka y Tanutamani.
Al sur de
la (presunta) pirámide de Pebatjma uno tiene que cruzar la rambla sur para
llegar a las pirámides del sur. Estas son las pirámides de las reinas: Naparaye
(K.3), Khensa (K4), Qalhata (K.5) y Arty (K.6).
Pianjy
Piye (una
vez transliterado como Piankhi; d. 714 a. C.) fue un
antiguo rey kushita y fundador de la vigésima quinta
dinastía de Egipto que gobernó Egipto desde 744 hasta 714 a. C. Él
gobernó desde la ciudad de Napata, ubicada en las profundidades
de Nubia, el actual Sudán.
Piye adoptó dos nombres de trono: Usimare y Sneferre. Le apasionaba la adoración del dios Amón, como muchos reyes de Nubia. Revitalizó el moribundo Gran Templo de Amón en Jebel Barkal, que fue construido por primera vez bajo Thutmosis III del Reino Nuevo, empleando numerosos escultores y canteros de Egipto. Alguna vez se pensó que también había usado el nombre del trono 'Menkheperre' ("la Manifestación de Ra permanece"), pero este prenomen ahora ha sido reconocido como perteneciente a un rey tebano local llamado Ini, que era contemporáneo de Piye.
Piye adoptó dos nombres de trono: Usimare y Sneferre. Le apasionaba la adoración del dios Amón, como muchos reyes de Nubia. Revitalizó el moribundo Gran Templo de Amón en Jebel Barkal, que fue construido por primera vez bajo Thutmosis III del Reino Nuevo, empleando numerosos escultores y canteros de Egipto. Alguna vez se pensó que también había usado el nombre del trono 'Menkheperre' ("la Manifestación de Ra permanece"), pero este prenomen ahora ha sido reconocido como perteneciente a un rey tebano local llamado Ini, que era contemporáneo de Piye.
Familia
Piye era el
hijo de Kashta y Pebatjma. Se sabe que tuvo tres o cuatro
esposas. Abar era la madre de su sucesor Taharqa. Otras
esposas son Tabiry, Peksater y probablemente Khensa.
Se sabe que
Piye tuvo varios hijos. Él era el padre de:
·
Rey Shebitku. Se
dice que es un hijo de Piye, o alternativamente un hermano de Piye.
·
Rey Taharqa. Hijo
de la reina Abar. Él tomaría el trono después de su
tío Shabaka y otro pariente masculino Shebitku.
·
La esposa de Dios de
Amón Shepenwepet II. Instalado en Tebas durante el reinado de su
hermano Taharqa.
·
Qalhata, esposa del
rey Shabaka, era la madre del rey Tanutamun y probablemente
también del rey Shabataka.
·
Tabekenamun se casó con
su hermano Taharqa.
·
Naparaye se casó con su
hermano Taharqa.
·
Takahatenamun se casó
con su hermano Taharqa.
·
Arty, se casó con el
rey Shebitku.
·
Har Conocido por una
mesa de ofrendas de su hija Wadjrenes de Tebas (TT34).
·
Khaliut, gobernador de Kanad
según una estela encontrada en Barkal.
·
Princesa Mutirdis,
Profeta Principal de Hathor y Mut en Tebas e hija de Piye
según Morkot. Se cree que es hija de un gobernante local
llamado Menkheperre Khmuny de Hermopolis by Kitchen.
Conquista de Egipto
Como
gobernante de Nubia y el Alto Egipto, Piye aprovechó la disputa
de los gobernantes de Egipto al expandir el poder de Nubia
más allá de Tebas hacia el Bajo Egipto. En reacción a
esto, Tefnakht de Sais formó una coalición entre los reyes
locales de la Región del Delta y atrajo al aliado nominal de Piye, el
rey Nimlot de Hermópolis, a desertar a su lado. Luego, Tefnakht
envió a su ejército de coalición al sur y asedió Herakleópolis, donde
su rey Peftjauawybast y los comandantes locales de Nubia pidieron
ayuda a Piye. Piye reaccionó rápidamente a esta crisis en su año real
20 reuniendo un ejército para invadir el Medio y Bajo Egipto y visitó Tebas a
tiempo para el gran Festival Opet, que demuestra que en ese momento
controlaba efectivamente el Alto Egipto. Sus hazañas militares se narran
en la estela de la victoria en Gebel Barkal.
Piye vio su
campaña como una Guerra Santa, ordenando a sus soldados que se limpiaran
ritualmente antes de comenzar la batalla. Él mismo ofreció sacrificios al
gran dios Amón.
Piye luego
marchó hacia el norte y logró la victoria completa en Herakleopolis,
conquistando las ciudades de Hermópolis y Memphis, entre otras, y
recibió la sumisión de los reyes
del Delta del Nilo, incluidos Iuput II de Leontopolis, Osorkon
IV de Tanis y su antiguo aliado Nimlot en Hermopolis. Hermópolis cayó
ante el rey de Nubia después de un asedio que duró cinco meses. Tefnakht
se refugió en una isla en el Delta y reconoció formalmente la derrota en una
carta al rey de Nubia, pero se negó a rendir homenaje personal al gobernante
kushita. Satisfecho con su triunfo, Piye procedió a navegar hacia el sur
hasta Tebas y regresó a su tierra natal en Nubia para nunca regresar a Egipto.
A pesar de
la exitosa campaña de Piye en el Delta, su autoridad solo se extendió hacia el
norte desde Tebas hasta los oasis del desierto occidental y Herakleópolis,
donde Peftjauawybast gobernó como un rey vasallo nubio. Los reyes locales
del Bajo Egipto, especialmente Tefnakht, eran esencialmente libres de hacer lo
que quisieran sin la supervisión de Piye. Fue Shabaka, el sucesor de
Piye, quien más tarde rectificó esta situación insatisfactoria atacando a Sais
y derrotando al sucesor de Tefnakht, Bakenranef, en su segundo año de
reinado.
Duración del reinado
Durante
mucho tiempo se pensó que la fecha más alta conocida de Piye era la fecha del
"Año 24 III Akhet día 10"
mencionada en la "Pequeña estela Dakhla" (Museo Ashmolean No.1894)
del templo Sutekh de Mut el-Kharab en el Oasis Dakhla. Sin
embargo, las inscripciones dentro de la tumba de un visir, descubiertas en 2006
en Deir El-Bahari, indican que el visir murió en el año 27 de Piye. También
posiblemente relevantes son los relieves del Gran Templo de Jebel Barkal, que
representan a Piye celebrando un festival de Heb Sed. Tales
festivales se celebraban tradicionalmente en el trigésimo año de un
rey. Se debate si los relieves retrataron eventos históricos o si se
prepararon de antemano para el festival, en cuyo caso Piye podría haber muerto
antes de su trigésimo año de reinado. El descubrimiento de 2006 le da más
peso a la teoría anterior.
Kenneth
Kitchen ha sugerido un reinado de 31 años para Piye, basado en la estela
de donación del año 8 de un rey Shepsesre Tefnakht que comúnmente se ve como el
oponente de Piye. Una opinión disidente vino de Olivier Perdu en 2002,
quien cree que esta estela se refiere en cambio al posterior rey Tefnakht
II debido a similitudes estilísticas con otra, fechada en el año 2
del reinado de Necho I.
Detalle de un dibujo de
la estela de la Victoria: Piye (izquierda, parcialmente borrada)
es tributada por cuatro gobernantes del Delta del Nilo.
Tumba
La tumba de
Piye estaba ubicada junto a la pirámide más grande del
cementerio, designada Ku.1 (vista en la imagen de la derecha),
en el-Kurru, cerca de Jebel Barkal, en lo que ahora es
el norte de Sudán. Bajando por una escalera de 19 escalones abiertos
hacia el este, la cámara funeraria se corta en la roca madre como una trinchera
abierta y se cubre con un techo de mampostería. Su cuerpo había sido
colocado en una cama que descansaba en el centro de la cámara en un banco de
piedra con sus cuatro esquinas cortadas para recibir las patas de la cama de
modo que la plataforma de la cama quedara directamente sobre el banco. Más
allá del borde del cementerio (el primer faraón en recibir tal sepultura en más
de 500 años) sus cuatro caballos favoritos habían sido
enterrados. Este sitio también estaría ocupado por las tumbas de varios
miembros posteriores de la dinastía.
La pirámide de Piye en El-Kurru
Shebitku
Shebitku (también
conocido como Shabataka o Shebitqo; anteriormente conocido
como Shabako) fue el segundo rey de la Dinastía 25 de Egipto que
gobernó desde 714 a. C. hasta 705 a. C., según la investigación académica más
reciente. Era hijo de Piye, el fundador de esta dinastía. El
prenomen o nombre del trono de Shebitku, Djedkare, significa "Soportar es el alma de Re". La
reina de Shebitku era Arty, que era hija del rey Piye, según un fragmento de la
estatua JE 49157 del Sumo Sacerdote de Amun Haremakhet, hijo de Shabaka, que se
encuentra en el templo de la Diosa Mut en Karnak.
Reinar antes de Shabaka
Hasta
tiempos recientes, Shebitku fue colocado dentro de la Dinastía 25
entre Shabaka y Taharqa. Aunque la posibilidad de un cambio
entre los reinados de Shabaka y Shebitku ya había sido sugerida anteriormente
por Brunet y Baker había esbozado nueve razones para la reversión, fue
Michael Bányai en 2013 quien publicó por primera vez en un Diario de
corriente muchos argumentos a favor de tal reubicación. Después de él,
Frédéric Payraudeau y Gerard PF Broekman expandieron
independientemente la hipótesis. La evidencia arqueológica ahora en
2016/2017 favorece firmemente una sucesión Shebitku-Shabaka. Gerente General
de Gerard Broekman. El artículo 251 (2017) muestra que Shebitku reinó
antes de Shabaka ya que el borde superior de la inscripción del muelle Karnak
NLR # 30 Año 2 de Shabaka estaba tallado en el lado izquierdo del borde
inferior de la inscripción NLR # 33 Año 3 de Shebitku. Esto solo puede
significar que Shabaka gobernó después de Shebitku.
Críticamente,
fue señalado primero por Baker y luego por Frederic Payraudeau,
quien escribió en francés que "la Divina
Adoratrix, es decir, la Esposa de Dios de Amón Shepenupet I",
la última Adoratriz Libia, todavía estaba viva durante el reinado de
Shebitku/Shabataqo porque ella está representada realizando ritos y se la
describe como "viva" en esas partes de la capilla de Osiris-Héqadjet
construida durante su reinado (pared y exterior de la puerta) En el resto
de la sala está Amenirdis I, La hermana de Shabaka), que está representada
con el título de Adoratrix y se le proporciona un nombre de coronación. La
sucesión Shepenupet I - Amenirdis I como la Esposa de Dios de Amón o la Divina
Adoratriz de Amón tuvo lugar durante el reinado de Shebitku. Este detalle
en sí mismo es suficiente para mostrar que el reinado de Shabaka no puede
preceder al de Shebitku.
La
construcción de la tumba de Shebitku (Ku. 18) se asemeja a la de Piye (Ku. 17),
mientras que la de Shabaka (Ku. 15) es similar a la de Taharqa (Nu. 1) y
Tantamani (Ku. 16). Una de las pruebas más contundentes de que Shabaka
gobernó después de Shebitku fue demostrada por las características
arquitectónicas de las pirámides reales de Kushite en El Kurru. Sólo en
las pirámides de Piye (Ku 17) y Shebitku (Ku 18) son los cementerios cámaras
estructuras de corte abierto con un voladizo del techo, mientras que
totalmente tunelizados subestructuras cámara de enterramiento se encuentran en
las pirámides de Shabaka (Ku 15), Taharqa ( Nu 1)
y Tantamani (Ku 16), así como con todas las pirámides reales
posteriores en El Kurru y Nuri. La cámara funeraria totalmente
tunelizada y una vez decorada de la pirámide de Shabaka fue claramente una
mejora arquitectónica ya que fue seguida por Taharqa y todos sus
sucesores.
La
evidencia del diseño piramidal también muestra que Shabaka debe haber gobernado
después de Shebitku, y no antes. Esto también favorece una sucesión
Shebitku-Shabaka en la dinastía 25. En el Cairo CG 42204 del Sumo
Sacerdote de Amón, Haremakhet, hijo de Shabaka, se llama a sí
mismo "hijo del rey de Shabaka, justificado, que lo ama, único confidente
del rey Taharqa, justificado, director del palacio del rey del Alto y el Bajo
Egipto Tanutamun/Tantamani, que viva para siempre". Sin
embargo, como señaló Baker por primera vez, no se menciona el servicio de
Haremakhet bajo Shebitku; incluso si Haremakhet era solo un joven bajo
Shebitku, la ausencia de este rey es extraña ya que la intención del texto de
la estatua era representar una secuencia cronológica de reyes que reinaron
durante la vida de Haremakhet, cada uno de sus nombres acompañado de una
referencia a la relación que existía entre el rey mencionado y Haremakhet.
Una posible explicación para la omisión de Shebitku de la estatua de Haremakhet
fue que Shebitku ya estaba muerto cuando Haremaket nació bajo Shabaka.
Payraudeau
señala que los shabtis de Shebitku son pequeños (unos 10 cm) y
tienen una inscripción muy breve con solo el nombre de nacimiento del rey en un
cartucho precedido por "el Osiris,
rey del Alto y Bajo Egipto" y seguido de mȝʿ-ḫrw. Por lo tanto,
están muy cerca de los de Piye/Piankhy [42 - D. Dunham. Sin embargo, los
shabtis de Shabaka son más grandes (unos 15-20 cm) con inscripciones más
desarrolladas, incluida la cita del Libro de los Muertos, que también está
presente en los Taharqo, Tanouetamani y Senkamanisken. Toda esta evidencia
también sugiere que Shebitku gobernó antes que Shabaka.
Finalmente,
como lo señaló primero Baker, y luego por Payraudeau quien observó que en la
cronología tradicional Shebitku-Shabaka, el lapso de tiempo entre el reinado de
Taharqa y Shabaka parece ser excesivamente largo. Ambos notaron que
Papyrus Louvre E 3328c del año 2 o año 6 de Taharqa menciona la venta de un
esclavo por parte de su dueño que lo había comprado en el año 7 de Shabaka, eso
es 27 años antes en la cronología tradicional, pero si el reinado de Shabaka se
coloca justo antes de la de Taharqa (sin reinado de Shebitku), hay una brecha
de unos 10 años que es mucho más creíble.
El
respetado erudito alemán Karl Jansen Winkeln también respaldó una sucesión de
Shebitku-Shabaka en un artículo de JEH 10 (2017) N.1 titulado "Beiträge zur
Geschichte der Dritten Zwischenzeit", Journal of Egyptian History 10 (2017),
pp. 23–42 cuando escribió una posdata que decía " "En contraste con
mi exposición en el coloquio de Munster [2014], ahora soy de la opinión de que
la (nueva) sucesión Shebitku-Shabako es, de hecho, correcta... “.
Donación Estela de Shebitku, Museo
Metropolitano
La estela de Turín 1467, que representa a Shabaka y Shebitku sentados juntos (con
Shebitku detrás de Shabaka) frente a otras dos personas en una mesa de
ofrendas, alguna vez se consideró una evidencia clara de una corregencia real
entre estos dos reyes nubios en William J. Murnane ' s
Libro de 1977 sobre Corregencias del Antiguo Egipto. Sin embargo, el
Museo de Turín ha reconocido posteriormente que la estatua es una
falsificación. Robert Morkot y Stephen Quirke, quienes analizaron la
estela en un artículo de 2001, también confirmaron que el objeto es una
falsificación que no puede usarse para postular una posible corregencia entre
Shabaka y Shebitku.
En segundo
lugar, el año 3 de Shebitku, primer mes de la inscripción del día 5 de Shemu en
el texto del nivel 33 del Nilo, se supone que registra una corregencia entre
Shabaka y Shebitku entre algunos académicos. Este texto del Nilo registra
a Shebitku mencionando su aparición (xai) en Tebas como rey en el templo de
Amón en Karnak, donde "Amón le dio la corona con dos uraei como Horus en
el trono de Re", legitimando así su reinado. Jürgen von
Beckerath argumentó en un artículo del GM 136 (1993) que la inscripción
registraba tanto la coronación oficial de Shebitku como la primera aparición
del propio rey en Egipto después de comparar esta inscripción con el Texto del
Nivel del Nilo No. 30 del Año 2 de Shebitku cuando Shabaka conquistó todo
Egipto. Si es correcto, esto demostraría que Shebitku realmente había
servido como un corregente para Shabaka durante 2 años.
Kenneth
Kitchen, sin embargo, observa que el "verbo xai (o apariencia) se aplica a
cualquier 'epifanía' oficial o manifestación oficial del rey a sus 'apariciones
públicas'. Kitchen también enfatiza que el período alrededor del primer
mes de los días 1-5 de Shemu marcó la fecha de un Festival de Amun-Re en
Karnak, que está bien atestiguado durante el Período del Nuevo
Reino, la Dinastía 22 y hasta el período Ptolemaico. Por lo tanto, en el tercer
año de Shebitku, esta Fiesta de Amón evidentemente coincidió con la Inundación
del Nilo y una visita personal de Shebitku al Templo de Amón ", pero no
tenemos ninguna garantía para asumir que Shebitku... permaneció sin corona
durante 2 años completos después de su adhesión". William Murnane
también respaldó esta interpretación al señalar que el Texto del Nilo del año 3
de Shebitku "no necesita referirse a una adhesión o coronación en
absoluto. Más bien, parece simplemente registrar una" aparición "de
Shebitku en el templo de Amón durante su tercer año y reconocer la influencia
del dios en asegurar su aparición inicial como rey". En otras
palabras, Shebitku ya era rey de Egipto y el propósito de su visita a Karnak
era recibir y registrar para la posteridad la legitimación
oficial del dios Amón de su reinado. Por lo tanto, la
evidencia de una posible corregencia entre Shabaka y Shebitku es ilusoria en la
actualidad.
Dan'el Kahn
también consideró cuidadosamente pero rechazó los argumentos contra una
división del reino de la dinastía 25 bajo el reinado de Shabaka con el gobierno
de Shabaka en el Bajo y Alto Egipto y Shebitku, actuando como el corregente o
virrey menor de Shabaka, en Nubia en un importante artículo de 2006. Kahn
señala que siempre hubo un solo rey nubio gobernando sobre todos los dominios
de la dinastía 25, incluidos Egipto y Nubia, y que los problemas de
comunicación y control "no
impidieron que el rey kushita fuera el gobernante supremo de este vasto
territorio". Kahn enfatiza que la gran estela triunfal de Piye
indica que solo tomó 39 días viajar en barco desde Napata a Tebas mientras
que la estela de adopción Nitocris muestra que "el tiempo para viajar la distancia entre Memphis (o
posiblemente Tanis) y Tebas en barco (c.700 km o más para Tanis) es [solo] 16
días".
Identificación con Sethos de Heródoto
El
historiador griego Heródoto en sus Historias (libro II,
capítulo 141) escribe sobre un Sumo Sacerdote de Ptah llamado Sethos
que se convirtió en faraón y derrotó a los asirios con intervención
divina. Este nombre es probablemente una corrupción de Shebitku. El
relato de Heródoto fue la inspiración para la novela de fantasía del siglo
XVIII Life of Sethos, que ha sido influyente entre
los afrocentristas.
Shabaka
Neferkare
Shabaka (o Shabako) fue el tercer faraón kushita de
la vigésimo quinta dinastía de Egipto, que reinó desde 705-690 a. C.
Cronología de Shabaka en la dinastía 25
La
evidencia arqueológica ahora en 2016/2017 favorece firmemente una sucesión
Shebitku-Shabaka. El documento GM 251 (2017) de Gerard
Broekman muestra que Shebitku reinó antes que Shabaka ya que el borde
superior de la inscripción en el muelle Karnak del año 2 de la NLR # 30 de
Shabaka fue tallado en el lado izquierdo del borde inferior de la inscripción
del año 3 de la NLR # 33 de Shebitku. Esto solo puede significar que
Shabaka gobernó después de Shebitku.
Esfinge cabeza de Shabaka, en exhibición
en el Museo Egipcio, El Cairo.
Críticamente,
Frederic Payraudeau escribe en francés que "la Divina Adoratriz o la Esposa de Dios de
Amón Shepenupet I”, la última Adoratriz Libia, todavía estaba viva
durante el reinado de Shebitku porque está representada realizando ritos y se
la describe como" viva "en esas partes de la capilla Osiris-Héqadjet
construida durante su reinado (muro y exterior de la puerta) En el resto
de la sala, es Amenirdis I, la hermana de Shabaka), a quien se le
representa con el título de Adoratrix y se le proporciona un nombre de la
coronación La sucesión Shepenupet I - Amenirdis
I como la esposa de Dios de Amón o Divina Adoratrix tuvo lugar
durante el reinado de Shebitku. Este detalle en sí mismo es suficiente
para mostrar que el reinado de Shabaka no puede preceder al de Shebitku.
La
construcción de la tumba de Shebitku (Ku. 18) se asemeja a la
de Piye (Ku. 17) mientras que la de Shabaka (Ku. 15) es similar a la
de Taharqa (Nu. 1) y Tantamani (Ku. 16). Esto también
favorece una sucesión Shebitku-Shabaka en la dinastía 25. Una de las
pruebas más contundentes de que Shabaka gobernó después de Shebitku fue
demostrada por las características arquitectónicas de las pirámides reales de
Kushite en El Kurru. Solo en las pirámides de Piye (Ku 17) y Shebitku (Ku
18) se encuentran las estructuras de corte abierto de las cámaras funerarias
con un techo acanalado, mientras que en las pirámides de Shabaka (Ku 15),
Taharqa (Nu 1) y Tantamani (Ku 16), así como con todas las pirámides reales
posteriores en El Kurru y Nuri. La cámara funeraria totalmente tunelizada
y una vez decorada de la pirámide de Shabaka fue claramente una mejora
arquitectónica ya que fue seguida por Taharqa y todos sus sucesores. La
evidencia del diseño piramidal también muestra que Shabaka debe haber gobernado
después de Shebitku, y no antes.
En el Cairo
CG 42204 del Sumo Sacerdote de Amón, Haremakhet, hijo de
Shabaka, se llama a sí mismo "hijo del rey de Shabaka, justificado, que lo
ama, único confidente del rey Taharqa, justificado, director del palacio del
rey del Alto y el Bajo Egipto Tanutamun/Tantamani, que viva para
siempre". Sin embargo, no se menciona el servicio de Haremakhet bajo
Shebitku; incluso si Haremakhet era solo un joven bajo Shebitku, la
ausencia de este rey es extraña ya que la intención del texto de la estatua era
representar una secuencia cronológica de reyes que reinaron durante la vida de
Horemakhet, cada uno de sus nombres acompañado de una referencia a la relación
que existía entre el rey mencionado y Horemakhet. Esto implica que cuando
nació Haremakhet, el rey Shebitku ya estaba muerto, lo que favorecería una
sucesión de Shebitku-Shabaka.
Payraudeau
señala que los shabtis de Shebitku son pequeños (unos 10 cm) y tienen una
inscripción muy breve con solo el nombre de nacimiento del rey en un cartucho
precedido por "el Osiris, rey del Alto y Bajo Egipto" y seguido de
mȝʿ-ḫrw. Por lo tanto, están muy cerca de los de Piye / Piankhy [42 - D.
Dunham, (ver nota 39), lámina 44.]. Sin embargo, los shabtis de Shabaka
son más grandes (unos 15-20 cm) con inscripciones más desarrolladas, incluida
la cita del Libro de los Muertos, que también está presente en los Taharqo,
Tanouetamani y Senkamanisken". Toda esta evidencia sugiere que
Shebitku gobernó antes que Shabaka. Finalmente, Payraudeau observa que en
la cronología tradicional Shebitku-Shabaka, el lapso de tiempo entre el reinado
de Taharqa y Shabaka parece ser excesivamente largo. Señala que Papyrus Louvre
E 3328c del año 2 o año 6 de Taharqa menciona la venta de un esclavo por parte
de su dueño que lo había comprado en el año 7 de Shabaka, eso es 27 años antes
en la cronología tradicional, pero si el reinado de Shabaka es colocado justo
antes del de Taharqa (sin el reinado de Shebitku), hay una brecha de unos 10
años que es mucho más creíble.
El
respetado erudito alemán Karl Jansen Winkeln también respaldó una sucesión de
Shebitku-Shabaka en un artículo de JEH 10 (2017) N.1 titulado 'Beiträge zur Geschichte der Dritten
Zwischenzeit', Journal of Egyptian History 10 (2017), pp. 23–42 cuando
escribió una posdata que decía "En contraste con mi exposición en el
[2014] coloquio de Munster, ahora soy de la opinión de que la (nueva) sucesión
Shebitku-Shabako es de hecho correcta... '
Familia
Se cree que
Shabaka es hijo del rey Kashta y Pebatjma, aunque un texto de la
época de Taharqa podría interpretarse en el sentido de que Shabaka
era un hermano de Taharqa y, por lo tanto, un hijo de Piye.
La reina
consorte de Shabaka era Qalhata, según los registros asirios, una hermana
de Taharqa. Shabaka y Qalhata fueron los padres del
rey Tantamani y posiblemente también los padres del
rey Shebitku, pero esto entra en conflicto con la evidencia a favor de la
decisión de Shabaka después de Shebitku.
Es posible
que la reina Tabekenamun fuera una esposa de Shabaka. Algunos
piensan que ella es la esposa de Taharqa.
El hijo de
Shabaka, Haremakhet, se convirtió en Sumo Sacerdote de
Amón y es conocido por una estatua y un fragmento de una estatua
encontrada en Karnak. Una mujer llamada Mesbat se menciona en el
sarcófago de Haremakhet y puede ser su madre.
Shabaka es
padre de al menos dos hijos más, pero se desconoce la identidad de su
madre. Piankharty luego se convirtió en la esposa de su (medio)
hermano Tantamani. Ella está representada en la Estela del Sueño con
él. Isetemkheb H probablemente también se casó
con Tantamani. Fue enterrada en Abydos, Egipto.
Shabaka
sucedió a su tío Shebitku en el trono y adoptó el nombre del trono
del gobernante de la Sexta Dinastía, Pepi II
Neferkare. El reinado de Shabaka fue fechado inicialmente del 716 a. C. al
702 a. C. por Kenneth Kitchen. Sin embargo, nuevas pruebas indican
que Shebitku murió alrededor del año 705 a. C. porque Sargón
II (722–705 a. C.) de Asiria declara en una inscripción oficial en Tang-i
Var (en el noroeste de Irán), que es datable en 706 a. C., que
era Shebitku, El predecesor de Shabaka, que extraditó a Iamanni
de Ashdod a Shebitku como rey de Egipto. Esta opinión ha sido
aceptada por muchos egiptólogos hoy como Aidan Dodson, Rolf Krauss, David
Aston y Karl Jansen-Winkeln entre otros porque no hay evidencia concreta
de corregencias o divisiones políticas / regionales internas en el reino de
Nubia durante la Dinastía Vigésimo Quinta. Este punto también fue
subrayado por Dan'el Kahn en un artículo de 2006. Todos los registros
contemporáneos sugieren que los faraones nubios gobernaron Egipto con un solo
rey en el trono, mientras que Taharqa declara explícitamente en una
de sus estelas Kawa que asumió el poder solo después de la
muerte de su hermano, Shebitku.
El reinado
de Shabaka es significativo porque consolidó el control del Reino de Nubia
sobre todo Egipto, desde Nubia hasta la región del Delta. También vio una
enorme cantidad de trabajos de construcción realizados en todo Egipto,
especialmente en la ciudad de Tebas, que convirtió en la capital de su
reino. En Karnak erigió una estatua de granito rosa de sí mismo
con las coronas gemelas de Egipto. Shabaka logró preservar la
independencia de Egipto de las potencias extranjeras externas, especialmente
el Imperio neoasirio de Sargón II. La reliquia más famosa
del reinado de Shabaka es la Piedra Shabaka, que registra varios documentos
del Reino Antiguo que el rey ordenó preservar.
También es
notable la Puerta Shabaka, una gran puerta de piedra descubierta por los
arqueólogos en 2011 y que se cree que guardó la habitación donde se guardaban
los tesoros del rey. A pesar de ser relativamente nuevos en Egipto, Shabaka
y su familia estaban inmensamente interesados en el pasado de Egipto y el
arte de la época refleja sus gustos que se remontan a períodos
anteriores. Shabaka otorgaría refugio al rey Iamanni
de Ashdod después de que este huyera a Egipto luego de la represión
de su revuelta por Asiria en el 712 a. C.
Muerte
Se supone
que Shabaka murió en su decimoquinto año real basado en la estatua
del cubo BM 24429, que data del año 15, II Shemu, día 11 del reinado de
Shabaka. Shabaka fue enterrado en una pirámide en el-Kurru y
fue sucedido por su sobrino Taharqa.
Taharqa
Taharqa,
también escrito Taharka o Taharqo, fue
un faraón de la Dinastía XXV de
Egipto y QORE (rey) del Reino de
Kush (actual Sudán).
Vida temprana
Taharqa era
hijo de Piye, el rey nubio de Napata que había conquistado
Egipto por primera vez. Taharqa también era primo y sucesor
de Shebitku. Las exitosas campañas de Piye y Shabaka allanaron
el camino para un próspero reinado de Taharqa.
Período de gobierno
El reinado
de Taharqa puede datarse del 690 a. C. al 664 a. C. La evidencia de
las fechas de su reinado se deriva de la estela Serapeum, número de
catálogo 192. Esta estela registra que un toro Apis nacido e
instalado (cuarto mes de la Temporada de la Emergencia, día 9) en el año
26 de Taharqa murió en Año 20 de Psamik I (cuarto mes de Shomu, día
20), habiendo vivido 21 años. Esto le daría a Taharqa un reinado de 26
años y una fracción, en 690–664 a. C.
Adhesión irregular al poder
Taharqa
declara explícitamente en Kawa Stela V, línea 15, que sucedió a su predecesor
(generalmente se supone que es Shebitku pero ahora se estableció que
era Shabaka en su lugar) después de la muerte de este último con esta
declaración: "Recibí la Corona en
Memphis después de que el Halcón voló a el cielo". La referencia
a Shebitku fue un intento de Taharqa de legitimar su acceso al poder. Sin
embargo, Taharqa nunca menciona la identidad del halcón real y omite por
completo cualquier mención del reinado interviniente de Shabaka entre Shebitku
y Taharqa posiblemente porque derrocó a Shabaka del poder.
En Kawa IV,
línea 7-13, Taharqa dice:
Él (Taharqa) navegó hacia el norte a Tebas entre los
hermosos jóvenes que Su Majestad, el difunto Rey Shabataqo/Shebitku, había
enviado desde Nubia. Estaba allí (en Tebas) con él. Lo apreciaba más
que cualquiera de sus hermanos. (Aquí sigue una descripción del estado
[pobre] del templo de Kawa según lo observado por el príncipe). El corazón
de su Majestad estaba triste hasta que su Majestad se convirtió en rey,
coronado como Rey del Alto y Bajo Egipto (...). Fue durante el primer año
de su reinado cuando recordó lo que había visto del templo cuando era
joven.
En Kawa V:
línea 15, Taharqa dice: “Me trajeron de
Nubia entre los hermanos reales que su Majestad había traído. Como estaba
con él, le quería más que a todos sus hermanos y todos sus hijos, por lo que me
distinguió. Gané el corazón de los nobles y fui amado por todos. Fue
solo después de que el halcón había volado al cielo que recibí la corona en
Memphis”.
Por lo
tanto, Taharqa dice que el rey Shebitku, que le tenía mucho cariño, lo
trajo con él a Egipto y durante ese viaje tuvo la oportunidad de ver el
deplorable estado del templo de Amón en Kawa, un evento que recordaba después
de convertirse en rey. Pero en Kawa V Taharqa dice que en algún momento
después de su llegada a Egipto bajo un rey diferente a quien esta vez eligió no
nombrar, ocurrió la muerte de este monarca (Shabaka aquí) y luego ocurrió
su propia adhesión al trono. La evasión de Taharqa sobre la identidad de
su predecesor sugiere que asumió el poder de manera irregular y optó por
legitimar su realeza declarando convenientemente el posible hecho o propaganda
de que Shebitku lo favorecía "más
que todos sus hermanos y todos sus hijos".
Además, en
las líneas 13-14 de Kawa estela V, Su Majestad (que no puede ser otro que
Shebitku), se menciona dos veces, y a primera vista, el halcón o halcón que
voló al cielo, mencionado en la siguiente línea 15, parece ser idéntico a Su
Majestad referido directamente antes (es decir, Shebitku). Sin embargo,
en la línea crítica 15 que registró el acceso de Taharqa al poder, comienza una
nueva etapa de la narración, separada de la anterior por un período de muchos
años, y el rey o halcón / halcón que voló al cielo es visiblemente se dejó sin
nombre para distinguirlo de Su Majestad, Shebitku. Además, el propósito de
Kawa V era describir varios eventos separados que ocurrieron en distintas
etapas de la vida de Taharqa, en lugar de contar una historia continua al
respecto. Por lo tanto, el texto de Kawa V comenzó con el sexto año de
Taharqa y se refirió a la inundación del Alto Nilo de ese año antes de saltar
bruscamente de regreso a la juventud de Taharqa al final de la línea 13. Al
comienzo de la línea 15, la coronación de Taharqa es mencionado (con la
identidad del halcón/halcón, ahora conocido como Shabaka) sin nombre, pero
si fuera Shebitku, el rey favorito de Taharqa, Taharqa lo habría identificado
claramente) y se da una descripción de la extensión de las tierras y los extranjeros
países bajo el control de Egipto, pero luego (en el medio de la línea 16) la
narrativa cambia abruptamente de nuevo a la juventud de Taharqa: "Mi madre estaba en Ta-Sety ... Ahora estaba
lejos de ella como un recluta de veinte años, como yo fui con su majestad a la
tierra del norte". Sin embargo, inmediatamente después (alrededor
de la mitad de la línea 17) el texto salta de nuevo al momento de la adhesión
de Taharqa: "Luego vino navegando
río abajo para verme después de un largo período de años. Me encontró después
de haber aparecido en el trono de
Horus... ". Por lo tanto, la narrativa de Kawa V cambia de un
evento a otro, y tiene poca o ninguna coherencia o valor cronológico.
Reinado
Aunque el
reinado de Taharqa estuvo lleno de conflictos con los asirios, también fue
un próspero período de renacimiento en Egipto y Kush. Cuando Taharqa
tenía unos 20 años, participó en una batalla histórica con el emperador
asirio Senaquerib en Eltekeh. Según la Biblia hebrea,
a pedido de Ezequías, Taharqa y el ejército egipcio / kushita
lograron detener el avance asirio sobre Jerusalén, y Senaquerib finalmente
abandonó el asedio debido a la pérdida de 185,000 soldados a manos del Señor de
acuerdo con el Cuenta bíblica.
El poder de
las fuerzas militares de Taharqa se estableció en Eltekeh, lo que llevó a un
período de paz en Egipto. Durante este período de paz y prosperidad, el
imperio floreció. En el sexto año del reinado de Taharqa, la prosperidad
también se vio favorecida por las abundantes lluvias y una gran
cosecha. Taharqa aprovechó al máximo la calma en la lucha y la abundante
cosecha. Él restauró los templos existentes, construyó otros nuevos y
construyó la pirámide más grande de la región de Napatan. Particularmente
impresionantes fueron sus adiciones al Templo de Karnak, el nuevo templo de
Kawa y los templos de Jebel Barkal.
Referencias bíblicas
Se ha
sugerido que Taharqa era Tirhakah, rey de Etiopía (Kush), que
libró la guerra contra Senaquerib durante el reinado del
rey Ezequías de Judá (2 Reyes 19:
9; Isaías 37: 9).
Se cree
que los eventos en el relato bíblico tuvieron lugar en 701
a. C., mientras que Taharqa llegó al trono unos diez años después. Si el
título de rey en el texto bíblico se refiere a su futuro título real, todavía
puede haber sido demasiado joven para ser
un comandante militar.
Herodoto,
el historiador griego que escribió sus Historias c. 450 a.C,
habla de un desastre divinamente designado que destruyó un ejército de Senaquerib,
que fue derrotado por Sethos (probablemente Shebitku) después de rezar a
los dioses. Los dioses enviaron "una
multitud de ratones de campo, que devoraron todos los carcajs y cuerdas de arco
del enemigo, y se comieron las correas con las que manejaban sus escudos". Esto
se conmemora en "una estatua de piedra de Sethos, con un ratón en la mano,
y una inscripción a tal efecto" Mírame y aprende a reverenciar a los
dioses".
Según Francis
Llewellyn Griffith, una hipótesis atractiva es identificar al faraón como
Taharqa antes de su sucesión, y a Sethos como su título sacerdotal menfítico,
"suponiendo que él fuera entonces
gobernador del Bajo Egipto y sumo sacerdote de Ptah, y que en su oficina del
gobernador se preparó para ponerse a la defensiva contra un ataque amenazado
por Senaquerib. Mientras Taharqa todavía estaba en el vecindario de Pelusium,
un desastre inesperado pudo haber sucedido al anfitrión asirio en las fronteras
de Palestina y detuvo su marcha sobre Egipto".
Las dos
serpientes en la corona del faraón Taharqa muestran que él era el rey de las
tierras de Egipto y Nubia.
Taharqa ofreciendo jarras de vino al dios
halcón Hemen
Invasión asiria de Egipto
Fue durante
su reinado que el enemigo de Egipto, Asiria, finalmente invadió
Egipto. Esarhaddon dirigió varias campañas contra Taharqa, que
registró en varios monumentos. Su primer ataque en 677 a. C., destinado a
pacificar a las tribus árabes alrededor del Mar
Muerto, lo llevó hasta el arroyo de Egipto. Esarhaddon luego procedió
a invadir Egipto propiamente dicho en el decimoséptimo año real de
Taharqa, después de que Esarhaddon había establecido una revuelta
en Ashkelon. Taharqa derrotó a los asirios en esa ocasión. Tres
años después, en 671 a. C., el rey asirio capturó y saqueó Memphis, donde
capturó a numerosos miembros de la familia real. Taharqa huyó hacia el
sur, y Esarhaddon reorganizó la estructura política en el norte, estableciendo
a Necho I como rey en Sais. Al regreso de Esarhaddon a
Asiria, erigió una estela junto a la estela conmemorativa egipcia y
asiria anterior de Nahr el-Kalb, así como una estela de
victoria en Zincirli Höyük, que muestra al joven hijo de Taharqa
Ushankhuru en cautiverio.
Sin
embargo, tras la partida del rey asirio, Taharqa intrigó en los asuntos
del Bajo Egipto y avivó numerosas revueltas. Esarhaddon murió en
el camino a Egipto, y fue dejado a su hijo y
heredero Ashurbanipal para invadir nuevamente
Egipto. Ashurbanipal derrotó a Taharqa, quien luego huyó a Tebas.
Muerte
Taharqa
murió en la ciudad de Tebas en 664 a. C., cuando los
asirios saquearon la ciudad. Fue seguido por su sucesor
designado Tantamani, un hijo de Shabaka, él mismo sucedido por un
hijo de Taharqa, Atlanersa. Taharqa fue enterrado en Nuri, en el
norte de Sudán.
Representaciones
Taharqa fue
descrito por el historiador griego antiguo Estrabón como
"Avanzado hasta Europa", y
(citando a Megasthenes), incluso hasta los Pilares de
Hércules en España.
En las
representaciones bíblicas, él es el salvador del pueblo hebreo, ya que están
siendo asediados por Senaquerib (Isaías 37: 8-9 y 2 Reyes 19: 8-9).
El
actor Will Smith estaba desarrollando una película titulada El
último faraón, que planeaba producir y protagonizar como Taharqa. Carl
Franklin contribuyó al guión. Randall Wallace fue contratado
para reescribir en septiembre de 2008.
Shabti
del rey Taharqa
Estatuas de Amón en forma de carnero que protege al
rey Taharqa
Al menos
tres estatuas gneis graníticas egipcias antiguas de Amón en
forma de carnero que protegen al rey Taharqa se exhibieron en el Templo
de Amón en Kawa en Nubia. La construcción del
templo de piedra fue iniciada en 683 a. C. por el faraón Taharqa. El
carnero es uno de los animales sagrados para Amón, y varios templos dedicados a
Amón, incluido el de Karnak, presentaban carnero o estatuas
de esfinges con cabeza de carnero.
Los
carneros fueron encontrados por el profesor Francis Llewellyn
Griffith durante sus excavaciones en el templo en 1930-1. En el
enfoque occidental del templo de piedra se encontraron dos conjuntos de bases
de piedra arenisca emparejadas, frente al primer y segundo pilones
respectivamente, y se encontraron figuras de carneros en dos de ellos. El
ariete de emparejamiento con el del Museo Británico se lleva a cabo
en el Museo Ashmolean, Oxford, donde se guardan muchos de los
artefactos de las excavaciones en Kawa. El ejemplo del Museo Británico
fue adquirido en 1933 de las excavaciones de Oxford del profesor Griffith en
Nubia.
La estatua del Museo Británico
La base de
la estatua tiene 1.63 m de largo y 0.63 m de ancho, y la estatua tiene 1.06 m
de alto. El carnero está acostado sobre su estómago con las patas
delanteras dobladas debajo, y entre ellos protege una figura de pie del rey
Taharqa. Un orificio en la parte superior de la cabeza del carnero indica
dónde habría encajado originalmente un disco dorado.
Una inscripción jeroglífica recorre
los lados del zócalo de adelante hacia atrás y proclama a Taharqa como el hijo
de Amón y Mut, Señora del Cielo, "que
satisface completamente el corazón de su padre Amón".
La estatua de Ashmolean
La estatua
de Ashmolean se exhibe en las galerías rediseñadas de Egipto y Nubia, abiertas
en 2011.
En 2005, el
entonces escritor residente en el Museo Ashmolean, Chuma Nwokolo, Jr,
escribió un poema inspirado en la estatua y otras exhibiciones sobre Taharqa.
La estatua de Jartum
La tercera
estatua se exhibe en el patio del Museo Nacional de Sudán, Jartum.
Esfinge de Taharqa
La Esfinge
de Taharqa es una estatua de gneis de granito de
una esfinge con la cara de Taharqo. Era
un rey nubio, uno de los gobernantes de la Dinastía Egipcia
25 (alrededor de 747-656 a, C.)
del Reino de Kush. Ahora está en el Museo Británico de
Londres.
Si bien la
Esfinge de Taharqo es significativamente más pequeña (73 centímetros de largo)
que la Esfinge de Giza (73 metros de largo), es notable por sus
prominentes elementos egipcios y kushitas. El león retratado en la esfinge
está hecho en estilo clásico egipcio, mientras que la cara de la esfinge es
claramente la de Taharqo. Los jeroglíficos en la estatua
explican que es un retrato del gran Rey Taharqo, el cuarto faraón que gobernó
sobre los reinos combinados de Kush y el Antiguo Egipto durante
el Tercer Período Intermedio. La esfinge está hecha de granito gris
arenoso.
Taharqo fue
el último rey nubio que gobernó sobre Egipto. Fue derrotado por los reyes
asirios Esarhaddon y Aššurbanipal. Su reinado duró desde
690 cuando sucedió a Shebitqo hasta su muerte en 664. Era el hijo de Piye y
Abar y el padre de su hija, Amenirdis II. Taharqa fue uno de los
gobernantes de Kush que dominó Egipto como la Dinastía Vigésimo
Quinta. Fue un gobernante significativamente importante, iniciando una
edad de oro para su nuevo reino. Aunque Taharqo no era de ascendencia
egipcia, adoraba al dios egipcio Amón, construyó pirámides y templos en el
modelo egipcio, y sus funcionarios escribieron en jeroglíficos egipcios.
La estatua
La estatua
es una esfinge, que representa aquí el inmenso poder del faraón egipcio y
kushita Taharqa, cuyo rostro se muestra. El tocado lleva dos uraei,
los símbolos de la realeza, y el nombre de Taharqo aparece en
un cartucho en el cofre de la esfinge. La estatua se llama
"una obra maestra del arte kushita".
La estatua
fue excavada en el Templo T, en el área al este de la parte sureste del Templo
de Amón en Kawa (ahora Gematon), en Nubia (ahora
Sudán), durante las excavaciones allí por la Misión Arqueológica de
la Universidad de Oxford durante los años treinta La
construcción del templo de piedra fue iniciada en 683 a.C. por Taharqo.
La estatua
es un objeto "Highlight" del Museo Británico y fue seleccionada
como el vigésimo segundo objeto de la serie A History of the World in 100
Objects seleccionada por el director del Museo Británico Neil
MacGregor y transmitida por BBC Radio 4 en 2010. La
esfinge es una imagen de un faraón negro del África subsahariana, y su mensaje
fue señalar que este faraón negro se encontraba en una larga fila de grandes
gobernantes egipcios.
Tantamani
Tantamani, Tanutamun o Tanwetamani o Tementhes (griego)
(m. 653 a. C.) fue un faraón de Egipto y el Reino de
Kush ubicado en el norte de Sudán y miembro de la dinastía nubia o vigésimo
quinta de Egipto. Su prenomen o nombre real era Bakare, que
significa "Glorioso es el alma de Re".
Era el hijo
del rey Shabaka y el sobrino de su predecesor Taharqa. En
algunas fuentes se dice que es el hijo de Shebitku. Los registros
asirios llaman a Tantamani hijo de Shabaka y se refieren a Qalhata como
una hermana de Taharqa. Algunos egiptólogos interpretaron el texto
asirio afirmando que Tantamani era hijo de Shebitku, pero como
probablemente era hijo del propio Shabaka, ahora es más común
considerar a Tantamani como un hijo de Shabaka.
Una vez que
los asirios designaron a Necho I como rey y abandonaron
Egipto, Tantamani marchó por el Nilo desde Nubia y volvió
a ocupar todo Egipto, incluido Menfis. Necho I, el representante de
los asirios, fue asesinado en la campaña de Tantamani. Como reacción, los
asirios regresaron a Egipto con fuerza, derrotaron al ejército de Tantamani en
el Delta y avanzaron hasta el sur hasta Tebas, que saquearon. La
reconquista asiria terminó efectivamente con el control de Nubia sobre Egipto,
aunque la autoridad de Tantamani todavía era reconocida en el Alto Egipto hasta
su octavo año en 656 a. C., cuando la armada de Psamtik I tomó
el control pacíficamente de Tebas y unificó efectivamente todo Egipto.
A partir de
entonces, Tantamani gobernó solo Nubia (Kush). Tantamani murió en 653 a.
C. y fue sucedido por Atlanersa, un hijo de Taharqa. Fue enterrado en
el cementerio familiar de El-Kurru. El arqueólogo Charles Bonnet descubrió
la estatua de Tantamani en Kerma (ahora llamada Gel Doukki) en
2003.
Cabeza de una estatua, tal vez mostrando
a Amón, con el nombre de Tantamani en su pilar posterior (Museo Ashmolean)
La
superficie de la pirámide (Lepsius 4 - P & M 16), de la cual sólo quedan
algunos restos de sus restos, tuvo que haber ocupado un área de unos 8,25
metros cuadrados. Fue construida probablemente en la piedra arenisca. Estaba
rodeada por un muro, también en piedra arenisca, de los cuales algunos bloques
de la pared sur se han encontrado. También existen algunos bloques de piedra arenisca
de la pared norte de la capilla, que estaba conectado a la pirámide.
Consta de
34 escalones, el largo descenso se alinea con la capilla (dirección
este-oeste). Un pequeño rellano precede a la primera sala (A). A la antecámara, se entra por un breve
pasaje arqueado. La antesala de medidas
3 x 3 metros, con un techo casi plano. Las paredes están estucadas y pintadas.
La cámara
funeraria (B), alcanzada por dos escalones más adelante, es mucho mayor: 6 x
4,15 metros, con un techo arqueado ligeramente aplanado. No hay banco. Las paredes también están estucadas y
decoradas (Dunham, 1950).
Las paredes
han sido blanqueadas y su decoración es una aplicación de la pintura, el
artista ha dejado rastros de rojo, que
son todavía muy visibles. Ninguna parte de las paredes está esculpida.
Debido a
las inundaciones y deslizamientos de lodo, la decoración se ha perdido a una
altura que varía entre 60cm. y 160cm. La tumba no había sido terminada, algunos
dibujos y jeroglíficos sólo se han terminado como bocetos o esquema.
Ciertos
colores no han resistido al tiempo, por lo que muchas partes en negro o en azul
hoy han desaparecido. Esto es especialmente cierto en algunas pelucas, que
originalmente eran de color lapislázuli, como el pelo de los dioses, y que hoy
es blanco. El negro de los ojos está especialmente en mal estado de
conservación.
La composición
general es simple, con escenas de bienvenida en la antesala, y con escenas
funerarias de manera más estricta en la cámara funeraria.
El cutis de
las siluetas obedece al estricto cañón clásico egipcio (que los egipcios de la
época, sin embargo habían abandonado en gran medida), con la piel de los
hombres de color rojo oscuro, y la de las mujeres amarillo, casi el color de la
paja. El bosquejo de los personajes se logra en amarillo, y no de negro, como
cabría esperar. Los de los jeroglíficos son en rojo.
La calidad
de las representaciones es de calidad media, que aparece rígido y medido, muy
lejos de las representaciones de Tebas del siglo pasado. El gran tamaño de los
personajes es similar a lo que se había logrado para los hijos de Ramsés III en
el Valle de los Reyes. Pero allí, la falta de iconografía, con algunas escenas,
sin embargo, fue compensada por una calidad técnica hermosa, lo que le falta un
poco aquí.
La llegada
al poder de la dinastía de los kushitas o nubios supuso un cambio en el modelo
de enterramiento que se había llevado en Egipto, en el ámbito real, durante los
últimos siglos. Los reyes de la dinastía XXV volverán al arcaismo de la época
de las pirámides, no sólo en el plano teológico sino también en el
arquitectónico. Los reyes nubios debían demostrar de algún modo que ellos eran
egipcios y que el dios Amón, dios principal de los egipcios de aquella época,
también era su dios desde tiempos inmemoriales y que les había elegido a ellos
para organizar Egipto y devolverle sus glorias pasadas. Así es como, casi mil
años después de que un rey egipcio se construyera por última vez una pirámide,
y casi dos mil años después de que Djeser (Zoser) mandase al arquitecto Imhetep
erigir la primera pirámide (escalonada) de Egipto, ahora, los reyes de la
dinastía XXV volverán a construir pirámides.
La
necrópolis de el-Kurru (en el actual Sudán) fue elegida por la mayor parte de
los reyes de la dinastía XXV para construir sus pirámides. Actualmente estas
pirámides han sido arrasadas casi por completo, de modo que únicamente se puede
ver su ámbito subterráneo. Y de éstas, la mejor conservada es la de Tanutamón,
último rey de la dinastía XXV. La tumba consiste en un corredor descendente
excavado en la roca, una antecámara y una cámara sepulcral abovedada. Sobre
ésta, en la superficie, se situaba la pirámide y una pequeña capilla para el
culto funerario. En la tumba de Tanutamón aún pueden observarse parte de las
pinturas y textos que la decoraban. Junto a algunos capítulos del Libro de los
Muertos el rey kushita empleó también pasajes de los Textos de las Pirámides,
inscripciones que habían sido empleadas muchísimos siglos antes, por los reyes
del Imperio Antiguo. Aquí quedaría reflejado también ese arcaismo típico del
período kushita que se refleja en la arquitectura, el arte y la cultura.
La otra
gran necrópolis de la dinastía XXV es la de Nuri, también en Sudán. Aquí fue
enterrado el penúltimo rey de la dinastía nubia, Taharqa. Su pirámide fue la
más grande de esta época, con una altura aproximada de metros. En origen medía 52 metros de lado por
unos 62 metros
de altura. Actualmente, sin embargo, está colapsada y no es más que un montón
de piedras que no alcanza los veinte metros de altura.
La
expulsión de los reyes kushitas de Egipto no significará que en Kush se acabe
con las costumbres egipcias que en Kush habían llegado a su máximo apogeo
durante el reinado de los reyes de la dinastía XXV. Tras Tanutamón, la dinastía
siguió reinando en Kush, así que los siguientes reyes seguirán utilizando las
necrópolis de el-Kurru y Nuri para enterrarse. Sin embargo, cuando la capital
kushita se traslade de Napata a Meroe (mucho más al sur) a finales del siglo IV
a.C., no tardará mucho en crearse un nuevo cementerio cercano a la nueva
capital. El cementerio de Meroe, en uso desde 270 a .C. a 320 d.C.,
constituye un asombroso ejemplo de cómo las costumbres funerarias egipcias
pudieron continuar existiendo fuera de Egipto, mantenidas por reyes de Meroe
cuando ya no existían faraones en Egipto. Las tumbas siguieron el modelo de la
dinastía XXV: capilla pegada al lado oriental de la pirámide en el ámbito
exterior, y corredor descendente, antecámara y cámara sepulcral en el ámbito subterráneo.
Próximo Capítulo: El Periodo Tardío (664-332 a. C.) Dinastía Saíta
https://artehistoriaegipto.blogspot.com/2020/01/capitulo-24-el-periodo-tardio-664-332.html
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