jueves, 23 de enero de 2020

Capítulo 23 - Dinastía XXV



Dinastía XXV

Tercer Período Intermedio (1.069-664 a.C.) - El Dominio Kushita, Dinastía XXV, 747-664 a.C. 

INTRODUCCIÓN
De los hechos acaecidos en Nubia entre finales del Imperio Nuevo y principios del siglo octavo, se sabe poco, y las evidencias son escasas. Aunque se sugiere que la Baja Nubia permaneció despoblada durante este período, es probable que se exagere. La población pudo haber sido menos próspera que en tiempos anteriores y quizás revirtió hacia una economía semi-nómada, o emigró al más próspero Sur. Esporádicas referencias a algunos virreyes del Kush durante la Dinastía XXI a la XXIII, indican que se mantuvieron algunas de las pretensiones egipcias de autoridad en la zona, y se ha alegado que algunos elementos de titulaturas egipcias y epítetos formales procedentes de inscripciones en templos de Egipto son evidencias que apoyan la existencia de una agresiva política encaminada a recuperar la Alta Nubia; pero, de haber sido así, el efecto no fue duradero.

El Despertar del Kush 
No hay evidencia alguna en la propia Nubia de que hubiese existido algún gobierno provincial o campaña en esta época. De hecho, ciertas inscripciones encontradas en Nubia parecen sugerir que después de la retirada de la autoridad egipcia hacia finales del Imperio Nuevo, surgirían, diversos grupos de poder que habrían aportado así un cierto grado de continuidad en las instalaciones religiosas y administrativas faraónicas. Es probable que dichos grupos fuesen responsables de un reducido número de inscripciones jeroglíficas y relieves siguiendo la tradición iconográfica egipcia aparentemente datadas en este período; los relieves de Queen Karimala, en el templo del Imperio Nuevo, en Semna, podrían ser el caso.
Lo más importante de estos gobiernos autóctonos surge en la zona rio debajo de la Cuarta Catarata. Los gobernantes más antiguos estarían enterrados en el-Kurru. Aunque se desconoce la secuencia exacta de estas tumbas, se aprecia una clara evolución en las disposiciones de los enterramientos. Las tumbas más antiguas tienen un carácter marcadamente nubio, con un túmulo circular o superestructura estilo-mastaba, sobre una fosa funeraria que contiene el cadáver en un camastro. Otras tumbas posteriores se caracterizan por tener características de inspiración más egipcia (superestructura mastaba) acompañadas de una capilla de ofrendas, todo dentro del muro del recinto. 
El-Kurru pudo bien haber sido la base de poder de estos gobernantes ya que allí se han descubierto un asentamiento con muros de defensa, para finales del siglo octavo a.C., su centro político y religioso se habría trasladado a Napata, cerca del gran afloramiento rocoso de Gebel Barkal. Durante el Imperio Nuevo, éste habría sido el centro de culto a Amun en Nubia, y la adoración al Dios del estado de Egipto se convirtió en un rasgo que diferencia de la élite gobernante kushita. Para mediados del siglo octavo a.C., los caudillos de Napata se habrían convertido en jefes supremos de Nubia y estarían ya barajando sus pretensiones de llegar a gobernar también a Egipto en su totalidad.

La Toma del Poder por los kushitas en Egipto
Hacia el 750 a.C. se reanuda el contacto directo con Egipto. Kashta, el primer mandatario del Kush de quien han sobrevivido referencias parece que habría sido reconocido como rey en todo el territorio nubio, y al norte hasta Aswan, donde se levantó una estela en la que aparece como “Faraón del Alto y Bajo Egipto”. La naturaleza introvertida del gobierno egipcio probablemente facilitase este progreso. Bajo Piy, hijo de Kashta, quizás se alcanzase algún acuerdo con los gobernantes de la Dinastía XXIII reconocido en el área tebana. Se aceptó la autoridad de Piy y su hermana Amenirdis I fue adoptada por la “esposa divina del dios Amun” Shepenwetep I como sucesora de ésta.
A estas medidas preliminares les siguió, hacia 730 a.C., una demostración de poder más evidente en forma de expedición militar kushita. Según una vívida descripción que nos proporciona la estela triunfal de Piy de Gebel Barkal, la campaña fue acelerada por la rápida expansión territorial de Tefnakht en Sais. Una vez conseguido el control de la totalidad del Delta Occidental y la zona de Menfis, el poderoso príncipe fue extendiendo su influencia sobre las localidades y ciudades del norte del Alto Egipto. Nimlot, pequeño rey de Hermópolis, unió fuerzas con Tefnakht, pero otro rey, Peftjauawybast, habiéndose declarado leal a Piy, fue sitiado en Heracleópolis, su propia ciudad.
Las fuerzas de Piy avanzaron Nilo abajo, haciendo pausa en Tebas para homenajear a Amón, antes de socorrer a Peftjauawybast y capturar Hermópolis. La mayoría de las demás localidades y ciudades fueron conquistadas pero Menfis ofreció una terca resistencia y tuvo que ser tomada por asalto. Piy, sin embargo, con conspicuo acatamiento a las tradiciones religiosas de Egipto, se aseguró de que los templos estuviesen protegidos del saqueo y la profanación. Habiendo adorado a los dioses de Menfis y de Heliópolis, Piy recibió el homenaje de los gobernantes provinciales quienes reconocerían su autoridad sobre todo Egipto así como sobre el Kush.
Piy pasó el resto de su reinado en Nubia y a su muerte sería enterrado en el-Kurru, en una tumba de características marcadamente egipcias, con una superestructura piramidal y un ajuar que incluía figurillas shabtis. Sin embargo, lo que fue totalmente no egipcio fue el enterramiento próximo a un grupo de caballos de carros de combate, elemento éste también asociado a los enterramientos de los sucesores de Piy y, evidentemente, una distintiva práctica kushita. En los años siguientes, la situación en la zona de Tebas permaneció estable.
La elevación de Amenirdis al rango de “esposa divina del dios Amón” – indudablemente contando con el apoyo de una corte kushita – añadió peso a la influencia de los gobernantes nubios en la zona. En el norte, no obstante, las dinastías locales permanecieron en control de sus provincias, y bajo el reinado de Tefnakht de Sais, y de su sucesor Bakenrenef, la Dinastía XXIV se reanudaría su expansión territorial. Ante esta provocación, el nuevo caudillo kushita Shabaco, reconquistaría Egipto hacia 716 a.C. e impuso, por la fuerza, su autoridad sobre los gobernadores provinciales.

El Reinado de los Monarcas kushitas 
La base fundamental del dominio kushita era su poder militar. Los estrechos lazos entre el faraón y su ejército parecen obvios durante la Dinastía XXV. La devoción de las tropas de Piy hacia su señor se pone constantemente de manifiesto en el texto de la estela, mientras que la habilidad física y el entrenamiento eran considerados de extrema importancia tanto para los propios jefes como para los soldados. De ahí que el joven Taharqo participó personalmente en la batalla de Elteke (701 a.C.), a la vez que una estela en Dahshur da cuenta detallada de un agotador ejercicio militar organizado por el propio faraón en el desierto entre Menfis y el Faiyum.
No obstante, y a pesar de la fortaleza de sus fuerzas armadas, los faraones kushitas se consideraron incapacitados para llevar a cabo la doble tarea de controlar su tierra nativa a la vez que conseguir un Egipto unificado. Esto pudo haber influenciado su tolerancia con una administración descentralizada dentro de Egipto, dado que los principados que habían disfrutado de una autonomía casi completa bajo los faraones libios, conservarían su individualidad durante todo el reinado kushita. De ahí que, a comienzos del siglo séptimo a.C., Tanis estuviese aún gobernada por príncipes locales, algunos de los cuales alardeaban de títulos reales situación ésta que se ve reflejada en el ciclo de relatos centrados en el Faraón Pedubast, de Tanis; qué conexión existía - si la hubo – entre estos gobernantes tanitas con la antigua línea dinástica de la Dinastía XXII, se desconoce.
El principiado de Saite también sobrevivió para reunificarse con Egipto bajo el mandato del Psamtek I. En Tebas, el puesto de “esposa divina de Amón” creció rápidamente en importancia para llegar a convertirse en un valioso apoyo de la autoridad real.; otros cargos tradicionalmente poderosos, tales como el de visir, continuaron, pero fueron desprovistos de un efectivo. El puesto de Sumo Sacerdote de Amón, tan frecuentemente semilla de tensión en años anteriores, que aparentemente permaneció vacante durante finales del siglo octavo sería ahora rehabilitado y asignado, una vez más, al hijo del faraón. Es, sin embargo, significativo que el titular tuviese escaso o ningún poder civil o militar. La influencia local en el Alto Egipto, poco a poco y una vez más, repondría en sus puestos a aquellos que habían ocupado el cargo de Gobernador de Tebas o pertenecían a la camarilla de la “esposa divina”. 
En la fase inicial del mandato kushita, llegaron a nombrarse simpatizantes nubios de la Casa Real para ocupar algunos de estos altos cargos en la administración civil y religiosa en Tebas sólo para ser reemplazados años después por vástagos de familias locales. Bajo los kushitas, se modificaría la ideología de la realeza. Se hicieron pequeños pero significativos cambios en la iconografía real: con frecuencia, la cinta sobre la frente del faraón incorporaba un doble ureo; la corona azul dejó de mostrarse, mientras la corona de gorra llegó a ser normal en las representaciones, tanto en su versión básica como con adicionalescintas; tocado éste distintivamente kushita.
Las innovaciones son también aparentes en el modo de trasmitir la realeza; mientras en Egipto la sucesión real había sido por vía paterna, en el Kush al rey no le sucedía necesariamente un hijo, sino que, a veces, lo hacía un hermano. Este sistema estuvo operativo durante toda la Dinastía XXV, así es que tanto a Piy como a Shabitqo (702-690 a.C. les sucedieron sus hermanos. No obstante estas divergencias con las normas egipcias, los gobernantes kushitas buscaron fortalecer su legitimidad mostrándose como campeones de la antigua tradición. Es así que Menfis se convirtió en su principal residencia real; una estela de Kawa rememora que Taharqo fue coronado en Menfis, y se sabe que Shabaqo, Shabitqo, y Taharqo realizaron trabajos de edificación. 
Todo esto tiene todo un marcado sentido político (Tanis, demasiado distante geográficamente para servir como corazón de un Egipto unido), pero existían también fundadas razones ideológicas para promocionar la importancia de la zona menfita ya que de esta forma los faraones kushitas podrían sentirse asociados con el Imperio Antiguo. Las tumbas reales en el Kush se construyeron con forma piramidal. Las escenas del templo de Kawa fueron copiadas por artistas menfitas de templos del Imperio Antiguo de Saqqara y Abusir. (La inclusión en Kawa de una escena de Taharqo en forma de esfinge derrotando al enemigo – aunque basada en modelos del Imperio Antiguo – muy bien puede que su intención fuese hacer resaltar la victoria kushita sobre los antiguos gobernantes egipcios.
Las verbosas y monótonas titulaturas del Período Libio fueron sustituidas por otras más sencillas que recordaban el estilo del Imperio Antiguo – con el prenomen de Taharco (Khunefertemra) también comparándose así el faraón con el dios menfita Nefertem. El alto estatus del dios Ptah fue también reafirmado mediante la preservación del texto cosmológico conocido como “Teoría Menfita de la Creación”. Esta inscripción, que se alega copiada de un deteriorado papiro por mandato de Shabaqo y esculpida en una plancha de basalto actualmente en el Museo Británico, su texto da primacía a Ptah como Creador del Universo. 
Al mismo tiempo, la devoción a Amón que era una característica tan obvia de la monarquía kushita, se continuó fomentando con numerosas renovaciones y adiciones llevadas a cabo en los templos de Tebas, así como la promoción del rol de Amón como Dios-Creador, como se hace resaltar en la forma y en la decoración de destacadas estructuras levantadas por Taharqo cerca del lago sagrado, en Karnak.

Cruce de Vínculos culturales: Egipto y Kush
Los gobernantes kushitas habían ya absorbido en cierta medida la cultura egipcia antes de Piy, como se aprecia el diseño de las tumbas posteriores en el-Kurru. Se desconoce el origen de esta influencia en las etapas iniciales del reinado, pero los contactos comerciales junto con la supervivencia de ciertas prácticas de culto egipcias en Gebel Barkal pudieron haber sido determinantes. Estas tendencias se fueron desarrollando aún más conforme se intensificaban los contactos durante el siglo octavo, y para tiempos de Kashta la iconografía muestra ya la figura marcadamente "egipcializada" del faraón. Durante toda la Dinastía XXV se representaba a los gobernantes y su élite con ropa egipcia, realizaban prácticas de enterramiento egipcias, y profesaban devoción a los dioses egipcios. Esta aculturación permanecería como elemento clave de la cultura kushita durante siglos después de que los nubios hubiesen renunciado al control de Egipto. 
La absorción kushita de la cultura del material es muy evidente en los monumentos reales, Tanto en Nubia como en Egipto, los monumentos se construían de acuerdo con las tradiciones arquitectónicas egipcias con un cuidadoso respeto a los cánones artísticos apropiados y el uso de la escritura jeroglífica y de la lengua egipcia en todas las inscripciones. Aunque enterrados en sus ciudades natales, sus gobernantes construían sus tumbas según el estilo egipcio, cada una de ellas con una superestructura piramidal, un altar para ofrendas mirando al este, y una cámara funeraria abovedada, adornada con escenas y textos del repertorio de “libros del submundo” del Imperio Nuevo. Los cuerpos, momificados, eran provistos de ataúdes antropoides, vasos canopes y figuras shabtis. 
Como en el caso de los libios, los efectos de la aculturación probablemente encubrían el origen de muchos kushitas que vivían en Egipto en esta época no obstante ellos también conservaron características de su identidad étnica, aunque adoptasen nombre egipcios para el resto de sus titulaturas. Nombres tan distintivamente no egipcios (Irigadiganen, Kelbaske) también definen a algunos cargos del período kushita mientras algunos otros tomaron nombres egipcios a la vez que conservaron sus nombre nubios originales. Los rasgos étnicos kushitas, incluyendo las distintivas fisonomías sureñas, piel oscura y peinados femeninos de melena corta hasta los hombros con frecuencia se representan en esculturas y pinturas.
El intercambio cultural, sin embargo, fue casi en su totalidad un proceso unidireccional pues muy poco de lo que era kushita sería absorbido por la cultura egipcia del material, y ese poco no llegó a retenerse de forma permanente. El ropaje característico de los gobernantes kushitas desaparecería pasada la Dinastía XXV como ocurriría con otras innovaciones tales como la esporádica representación de las diosas Isis y Nephthys con un estilo de peinado de pelo cortado al rape.

La Dinastía XXV como período de renovación
Como parte de su impulso para obtener la legitimidad como faraones, mostraron un gran respeto por las tradiciones religiosas egipcias. Remodelaron la ideología del faraón – recabando información del distante pasado, como puede apreciarse en sus titulaturas reales, su estilo de enterramiento y la promoción de la ciudad de Menfis – haciendo referencias deliberadas al Imperio Antiguo. Estas asociaciones formaban parte de una revitalización de cosas profundamente arraigadas que afectarían a muchos aspectos de la cultura cortesana egipcia, la religión, la escritura, la literatura, el arte, la arquitectura y las prácticas funerarias, durante el primer milenio a.C. Ese “arcaísmo” – una vuelta a los clásicos tiempos del pasado como fuente de una nueva energía creativa – no era algo nuevo, constituye un aspecto recurrente de la cultura egipcia. En este caso, sus orígenes se encuentran en el tardío período libio, habiéndose iniciado durante la primera mitad del siglo octavo a.C.
Ya en las pasadas dinastías XXII y XXIII las titulaturas reales muestran una progresiva simplificación, y la imitación de los modelos de los imperios Antiguo y Medio empezaban a ser aparentes en la iconografía real y en las prácticas funerarias. Los kushitas (quizás por la falta de tradiciones autóctonas apropiadas en su tierra natal) adoptaron esta tendencia de forma activa. Así es que el arcaísmo se aceleró durante el pasado siglo octavo y principios del séptimo, quedando totalmente sintetizado en la Dinastía XXVI, con cuyo período la tendencia normalmente se asocia.
Para la Dinastía XXV, los artistas habrían devuelto ya la vida al canon de proporciones para la representación bidimensional de las figuras, mediante la reducción del tamaño de los cuadrados que componen la cuadrícula utilizada por los dibujantes. Las estatuas, tanto reales como privadas, también imitaban a los antiguos modelos; es así que entre las muchas esculturas comisionadas para el gobernador de Tebas, Mentuemhat, son ejemplos que copian las figuras masculinas de paso largo del Imperio Antiguo y las estatuillas sentadas y cubiertas típicas del Imperio Medio. En las costumbres de enterramientos, el ensamblaje funerario, que había sido simplificado durante las dinastías XXI y XXII (ver más abajo) se enriquecería en la segunda mitad del siglo octavo, con el resurgimiento de características antiguas, y, de forma notable, la vuelta – de forma revisada – del Libro de los Muertos, así como la introducción de nuevos rasgos iconográficos (con frecuencia con la incorporación de elementos arcaicos) para ataúdes y tumbas.
Como ya se ha visto, la escalada de arcaísmo durante los siglos séptimo y octavo se deba en parte al propósito de los gobernante extranjeros de ser aceptados como egipcios, Un factor a añadir sería, no obstante, al deseo de preservar el pasado mediante la imitación de viejos monumentos. La referencia más explícita de ello es la introducción a la Teología Menfita de la Creación, en la “Piedra Shabaqo” que relata como el faraón encontró un papiro comido por los gusanos y ordeno que se transcribiese para la posteridad. Sea o no esta declaración literalmente fidedigna, la intención de conservar la integridad de un texto antiguo se refleja mediante la consciente imitación del formato, el estilo y ortografía de antiguos documentos.
La extensa reutilización de materiales más antiguos durante las dinastías XXI y XXII habría permitido a los artesanos estudiar y copiar modelos anteriores, y la mayor productividad en la construcción de templos y tumbas fomentada por todo Egipto por los gobernantes de la Dinastía XXV supuso una oportunidad de expresar estas nuevas tendencias por completo. Éste fue, sin duda, uno de los principales métodos por el cual se transmitieron modelos más antiguos, si bien existe la posibilidad de que “libros de patrones”, copiados de forma repetitiva durante siglos, hubiesen aportado su parte. La copia servil directa era, por otra parte, rara. Incluso cuando se compara un relieve de la Dinastía XXV con un viejo modelo del Imperio Antiguo, como en la escena de Taharqo, ya mencionada, se aprecian algunos elementos de innovación por lo que no se puede descartar el hipotético rol de copias intermediarias perdidas en la transmisión de tales escenas a lo largo de un largo espacio de tiempo. 
Como el caso de las estatuas de Mentuemhat demuestra, la revitalización de la Dinastía XXV y períodos posteriores, se caracterizó por una aproximación ecléctica a las fuentes. Muchas obras de arte mezclan elementos extraídos de modelos de períodos diferentes, mostrando la Dinastía XXV una especial preferencia por los imperios Medio y Antiguo más que por el Imperio Nuevo. Esta combinación de influencias diferentes se aprecia incluso entre trabajos individuales: estatuas de Taharqo y Tanutamani (664-656 a.C.) procedentes de Gebel Barkal muestran cuerpos fuertemente modelados y ropas sencillas típicos del Imperio Antiguo, mientras que sus torsos enseñan la línea media característica de las esculturas creadas en el Imperio Medio.

El Kush y Asiria
Aunque los monarcas kushitas no habían restablecido un gobierno centralizado en Egipto, su autoridad como jefes supremos les permitió adoptar una política más activa con relación al Levante Oriental que los reyes libios desde Sheshonq I. Esto les llevaría a un conflicto con Asiria cuyas fuerzas se habían adueñado de Babilonia y sectores del Mediterráneo oriental a lo largo del siglo octavo a.C. Si bien la interferencia kushita en Palestina llevaría finalmente a la conquista asiria de Egipto, ciertamente existía una amenaza para la independencia del país. La lucha empezó cuando un ejército compuesto de egipcios y nubios penetró al sur de Palestina en ayuda de Hezekiah de Judea, y se toparon con las tropas de Sennacherib, en Eltekeh, en el año 701 a.C. El ejército egipcio fue derrotado pero esto no impidió que los gobernantes provinciales en Egipto apoyasen a otros príncipes extranjeros en su resistencia a Asiria.
Así provocado, el rey asirio Esarhaddon se planteó la conquista de Egipto. Un primer intento de invasión fue repelido en 674 a.C.; un segundo, liderado por Esarhaddon en persona, lo consiguió. Menfis fue capturada y Taharqo huyó a Nubia dejando atrás a su esposa e hijo como prisioneros en manos de los conquistadores. En lugar de intentar ellos gobernar el país, los asirios se retiraron habiendo antes exigido a los principados del Delta un juramento de fidelidad a la autoridad asiria e impedir cualquier intento por parte de los kushitas de recuperar el control de Egipto. Entre los vasallos estaba Nekau (Necho), de Sais, cuyo hijo Psamtek (futuro Psamtek I) sería conducido a Nineveh para recibir instrucción en las costumbres asirias antes de que se le hiciese regresar para actuar como gobernante de Athribis.
No obstante, Taharqo rápidamente recuperó el control de Egipto. Un resurgimiento del poder egipcio-kushita (con la posibilidad de una interferencia en Palestina) no podía ser tolerada por los asirios, y en 667 a.C. Ashurbanipal, e hijo y sucesor de Esarhaddon, invadiría Egipto. Taharqo, de nuevo huyó a Nubia y los dinastas egipcios se sometieron a los asirios. Un nuevo complot para reinstalar a Tharqo fracasó y los vasallos egipcios que habían estado involucrados en él fueron ejecutados. Nakau de Sais se abstuvo de apoyar a los kushitas y su posición se fortalecería con su nombramiento como gobernador de Menfis.
Taharqo muere en Nubia en 664a.C. y es enterrado bajo una tumba piramidal en Nuri, una nueva necrópolis situada frente a Gebel Barkal. Su sucesor, Tanutamani, rápidamente invadió Egipto y derrotó a los vasallos que apoyaban a Asiria. Esta acción trajo consigo durísimas represalias por parte de Nineveh. Un gran ejército fue enviado a Egipto; la totalidad de la parte norte del país fue rápidamente sometida, y los asirios avanzaron, llegando hasta Menfis que sería saqueada y sometida al pillaje. Tanutmani fue expulsado y regresó a Nubia.
Los gobernantes kushitas, aun manteniendo sus reivindicaciones nominales de autoridad sobre Egipto durante varias generaciones, nunca serían capaces después de hacerlas efectivas. Por otra parte, el derramamiento de sangre y la destrucción que se llevaron a cabo desde la oposición kushita demostró ser una nube con un revestimiento de plata: sacó a la luz la necesidad de una cooperación militar y civil por parte de los gobernantes de los principados si se quería recobrar la independencia, y llevó al poder a un individuo excepcional que poseía recursos y facultades para liberar a Egipto y encaminarlo hacia una nueva fase.
Psamtek I de Sais, hijo de Necho, se encontraba entre los gobernantes vasallos que los asirios habían dejado para controlar las provincias. Durante su largo reinado se desprendió del yugo asirio y tuvo éxito - donde los kushitas habían fallado – en reunificar todo Egipto bajo su único mando. Y sólo es en este momento donde se puede decir que el Tercer Período Intermedio llegó a su fin, con Egipto preparado una vez más para recoger los beneficios cosechados por un gobierno central controlado por un faraón fuerte.

La Religión y la Cultura. 
Durante todo el período faraónico se aprecia una considerable continuidad en la práctica del culto en los templos, si bien había dos factores que afectaban su forma de ejecución durante el Tercer Período Intermedio: la disminuida importancia del faraón, y la prominencia de las mujeres en las actividades del culto. Un aspecto a resaltar de la mencionada pérdida de estatus del faraón -  esencial en la conservación del universo ordenado - era que la prerrogativa de la ejecución del ritual del templo dejó de ser únicamente del soberano; desde la postrimería del Imperio Nuevo, sería el clero el que, de forma progresiva, se iría encargando de este cometido. Este hecho junto al carácter hereditario de los cargos clericales durante todo este período, contribuyó, en gran medida, a la solidez de este estrato de la sociedad. 
Los sacerdotes solían ejercer con dedicación plena, y su pluralismo les permitía acumular puestos lucrativos. La culminación de esta tendencia se alcanzaría con la prominencia, sin precedentes, del Sumo Sacerdote de Amón durante las dinastías XXI a XXIII, en cuyo período a su poder se añadiría la autoridad civil y militar. No obstante, como ya se ha mencionado, la excesiva influencia de este personaje acabaría generando un efecto desestabilizador en el país, y la primacía del puesto sería eclipsada en el siglo octavo a.C., en el que la autoridad religiosa en Tebas se fue cada vez más centrando en la “divina esposa de Amón”, mientras que los poderes civil y militar se distribuían entre otros.

El Culto del Templo y su Personal
La prominencia de las mujeres en el culto del templo estaba ya bien establecida en la Dinastía XXI, cuando varios puestos religiosos de importancia serían ocupados por las esposas e hijas de los sumos sacerdotes de Tebas. El más importante de estos puestos era el de “Primer Gran Jefe de la Troupe Musical de Amón”. Aunque el significado religioso preciso de este puesto aún no está claro, no es ninguna coincidencia que mujeres de alto rango social también ostentasen títulos que resaltaban la importancia de las diosas como fue el caso con Mut y Hathor, y a las que se les consideraba como instrumental para que Amón perpetuase su proceso creativo, asegurando así la continuidad del COSMOS.
El puesto de “Jefe de la Troupe Musical de Amón” desapareció durante la Dinastía XXII, y en su lugar, el puesto de “divina esposa del Dios Amón” (o divina adoratriz) evolucionó de forma significativa, siendo su principal cometido la estimulación de los instintos procreativos del Dios asegurando así la fertilidad de la tierra y la repetición cíclica de la Creación. En el Tercer Período Intermedio, este cargo lo ostentaba normalmente la hija del faraón, o de un sumo sacerdote, que se estableció en Tebas. En contraste con la situación en el Imperio Nuevo cuando el cargo lo podía ostentar las esposa del faraón, “las divinas esposas" del Tercer Período Intermedio se exigía que fuesen célibes, una innovación quizás asociada con el establecimiento de un estado tecnocrático. Como se ha puntualizado todo ello tiene, sin duda alguna, sus connotaciones políticas.
Shabti de granito del faraón Taharqa

La elevación de las “divinas esposas” coincidió con el declive de poder del Sumo Sacerdote de Amón, y pudo haber sido promovida como medida para resolver el “problema” del secesionismo tebano, ya que, mientras que la “divina esposa” permitía a la distante Casa Real estar representada en Tebas, su celibato significaba que no podría dar origen a ninguna dinastía inferior con lo cual los sucesores serían adoptados. En consecuencia, el estatus de “divina esposas” continuó creciendo, y el sistema de adopción permaneció hasta el final de la Dinastía XXVI.
Es evidente el aumento en importancia de las “divina esposa” durante todo el Tercer Período Intermedio: a partir de la Dinastía XXIII su estatus empezó a aproximarse al del faraón, y en la XXV ya figura con mayor prominencia en los monumentos. La iconografía se extiende más allá de la mera representación tradicional de la “divina esposa” agitando el sistro (instrumento musical de percusión asociado con el Antiguo Irak y Egipto, considerado sagrado en este último - cuyo origen quizás se remonte a la adoración de la Diosa Bastet - se usaba en Egipto en ceremonias y bailes, particularmente durante la adoración de la Diosa Hathor).
En los relieves de las capillas de Osiris en Karnak y los de las propias “divinas esposas” en Medinet Habu, se representan en roles antes reservados al faraón: haciendo ofrendas a los dioses (incluyendo la presentación del maat); abrazadas por dioses; libando la imagen del dios; dirigiendo ceremonias de fundación; y recibiendo atributos reales de los propios dioses.
Así es que Amenirdis I recibe símbolos de jubileo de Thoth; Amón ajusta el tocado de Shepenwepet I; es amamantada por una diosa; e incluso se representa llevando sobre su cabeza, simultáneamente, dos dobles coronas; una representación única. En unos relieves fraccionados procedentes de Karnak Norte se observa cómo, la “divina esposa” podía, incluso, celebrar el Festival-sed, por otra parte celebración exclusiva del soberano.
La “divina esposa” era la cabeza de un “dominio de la divina adoratriz” que disponía una numerosa plantilla que incluía: “cantantes procedentes de las  capillas interiores del Dios  Amón” que solían ser sacerdotisas célibes que a veces resultaban ser de un alto nivel social; las inscripciones mencionan una que era hija de Takelot II y otra cuyo padre era un jefe libio del Delta. El dominio también incluía a sacerdotes y escribas, y estaba encabezado por un “mayordomo jefe”. Debido al alza en importancia de la “divina esposa” y su entorno, estos mayordomos se convertirían en figuras poderosas e influyentes en Tebas hacia finales de la Dinastía XXV (como dan testimonio sus elaboradas tumbas en el Asasif), y tendrían un papel clave en la reintegración del sur en un Egipto unificado bajo la Dinastía XXVI. 

Prácticas Funerarias
El desarrollo político y cultural que tuvo lugar en Egipto durante este período se ve ampliamente reflejado en la forma de tratar a los muertos. Son particularmente obvios los cambios en la ubicación de los enterramientos y en los tipos de tumbas. Para la élite, el antiguo aislamiento físico de la necrópolis fue sustituido por un enterramiento dentro del recinto de un templo de culto. Puesto que las tumbas reales de Tanis son los ejemplos más antiguos - y los más documentados – esta tendencia pudo haber sido una innovación de los faraones de la Dinastía XXI, y estuvo, quizás, motivada en parte por la intención de hacer de Tanis la contrapartida de Tebas en el norte. 
Mientras la práctica es bien obvia en los faraones, también se extendió a personas de alto rango – los sumos sacerdotes de Menfis, cuyas tumbas se construyeron al borde del recinto del templo o de Ptah; la Reina Kama, enterrada en Leontópolis cerca de Bubastis; un alto cargo enterrado junto al muro del recinto del templo en Tell Balamun. Si la tendencia tiene o no su origen en el Delta pronto se puso de manifiesto en Tebas donde altos cargos empezaron a ser enterrados dentro del recinto de Medinet Habu y el Rameseum.
Estos lugares, además de ofrecer una mayor seguridad contra el robo, eran también una forma de estar más cerca de los dioses. La ubicación de los enterramientos del “Rey” Hasiese y de las posteriores “divinas esposas” en Medinet Habu, pudo haber estado influenciada por las actividades de culto locales: durante el Tercer Período Intermedio, al Pequeño Templo del lugar se le asoció con el Túmulo de Djeme, donde se celebraban rituales a los poderes creativos de Amón.
Las propias tumbas eran construcciones mucho más sencillas que las del Imperio Nuevo. El período fue testigo de una interrupción de la tradición de utilizar recursos substanciosos en elaboradas estructuras y sepulcros laberínticos cavados en la roca. Tanto las tumbas reales como las de la élite acabaron reducidas a pequeñas cámaras funerarias subterráneas con modestas capillas directamente encima. Las capillas de las tumbas privadas no están bien documentadas arqueológicamente, y parece que habrían sido poco corrientes. Sin duda algunas desaparecerían por mala conservación, sin embargo, hay poca evidencia de su existencia fuera de los principales centros de Tanis, Menfis, y Tebas.
La rareza de capillas individuales coincide con un aumento del número y tamaño de enterramientos comunales, normalmente utilizando viejas tumbas o estructuras religiosas en desuso. El acopio de momias reales y los ajuares en tumbas viejas de los sacerdotes durante las dinastías X y XI durante los siglos once y diez a.C., parecen marcar el comienzo de este patrón. Durante todo este período, personas de todas las escalas sociales serían enterradas en grupos en todos los lugares de Egipto (hay ejemplos en Saqqara, Heracleópolis, Akhmim, Tebas, y Aswan), y, donde existe información prosopográfica, como en Tebas, tales grupos con frecuencia han demostrado estar orientado hacia la familia.
Hubo una notable reducción en la cuantía y el alcance de la parafernalia que envolvía el enterramiento. Los complementos de la capilla del templo (tales como estatuas y mesas ofertorios) desaparecieron, como lo harían los enseres domésticos, muebles, ropa, herramientas y armas, así como equipos ocupacionales, instrumentos de música, juegos y recipientes de piedra o cerámica. Aparte de una pequeña estela, normalmente pintada sobre madera, el equipo para el enterramiento generalmente se limitaba a un reducido juego de objetos – ataúdes, vasos canopes (normalmente falsos), shabtis, y papiros funerarios, normalmente escondido dentro de una estatuilla de Osiris.
El período viene también marcado por un continuo declive y, eventualmente, de una ruptura de la tradición de producir textos funerarios. Mientras que en los enterramientos de la élite en Tebas durante la Dinastía XXI se seguía usando el Libro de los Muertos, e incluso se añadirían el Amduat y la Letanía de Ra al repertorio fuera de la realeza, estas tradiciones caerían en una especie de atrofia durante la siguiente Dinastía XXII. Los papiros funerarios dejarían de producirse y los textos de los ataúdes se reducirían a poco más que ofrendas repetitivas para fórmulas y discursos de los dioses con la correspondiente simplificación del repertorio iconográfico. 
Estos factores parecen reflejar importantes cambios de actitudes ante la muerte y el enterramiento en el Período Libio. La ausencia de una superestructura en las tumbas (de forma que la más elaborada podría haberse construido rápidamente) nos indica que el enterramiento ya no se anticipaba ni preparaba tan cuidadosamente. La naturaleza ad hoc de la construcción de tumbas – con sus componentes toscamente ensamblados, consistentes en bloques ya usados en viejas construcciones – parece apoyar esto, y, de forma significativa, esta descripción es aplicable especialmente a las tumbas del norte, de dominio libio, y en el Egipto Medio: Tanis, Menfis, Leontópolis, y Heracleópolis.
Los componentes valiosos del equipo de enterramiento tales como los sarcófagos de piedra, estaban limitados a la realeza; incluso algunos de estos ejemplos habrían sido en su mayoría usados en períodos anteriores. Este reciclaje de objetos funerarios se extendió a objetos menos costosos, de forma muy evidente durante la Dinastía XXI cuando el uso generalizado de antiguos ataúdes tuvo lugar en Tebas. No obstante, Egipto no carecía de riqueza de material, y la descentralización de la tierra de ninguna forma originaría un declive de las aptitudes y destreza de los escultores, pintores y trabajadores del metal.
El cambio de actitud ante la muerte que podrían sugerir estos cambios puede que estuviese asociado más directamente con la presencia los libios en la sociedad egipcia. La construcción de un elaborado entorno físico para los muertos y de un centro para cultos mortuorios no era, sin duda, una característica a destacar y distintiva de una sociedad semi-nómada como era la suya. Es muy significativo que fue sólo con la imposición de autoridad de los gobernantes kushitas – cuya devoción a las antiguas tradiciones de Egipto era más bien purista – cuando tuvo lugar la revitalización de las prácticas funerarias siguiendo las pautas tradicionales.
Este desplazamiento del énfasis en el alojamiento físico de los muertos trajo consigo una mayor concentración de prácticas funerarias en el propio féretro y su mortaja inmediata. La momificación alcanzó su zénit en la Dinastía XXI, y durante el siguiente período la preparación alcanzaría un nivel muy alto. Entre las innovaciones estaba el uso de relleno subcutáneo para restaurar las facciones contraídas a su aspecto original en vida; un tratamiento cosmético más elaborado; el cabello cuidadosamente peinado; las uñas de los dedos celosamente cuidadas; y una preservación más cuidadosa de las vísceras que eran envueltas individualmente y vueltas a colocar en su espacio corporal (los vasos canopes seguirían apareciendo pero con frecuencia serían sólo meras reproducciones en madera). 
Estas técnicas manifiestan el deseo de rehacer el cuerpo lo más completo y perfecto posible. Su estatus como imagen idealizada del transfigurado féretro, surge; y su seguridad postrera queda ya asegurada por un aumento del número de ataúdes por enterramiento: al menos dos y, a veces, hasta cuatro.
El declive de la producción de tumbas individuales decorados con elaborados murales llevó a la recolocación de imágenes funerarias esenciales y textos en las superficies de los ataúdes y en papiros. De ahí que los ataúdes de la Dinastía XXI estuvieran cubiertos, por fuera y por dentro, de una profusión de abarrotadas imágenes. Los sacerdotes de Tebas crearon un rico repertorio de iconografía funeraria, promocionando así el concepto de renacimiento mediante las mitologías combinadas de Osiris y el Dios Sol, y las imágenes se crearon con la intención de concentrar, en una sola y compleja escena, la época, el ataúd tomó múltiples niveles de significado.
Entre el escondite de los enterramientos y la general falta de permanencia del lugar final de reposo, el ataúd asumió las funciones de la tumba, como había acaecido ya en similares circunstancias durante el Primer Período Intermedio. Para finales del tercer Período Intermedio, la evolución de la imaginería de superficie habría dado aún mayor prominencia al concepto de ataúd como un universo en miniatura, con el fallecido en el centro, identificado, a través los textos e imaginería del ataúd, como dios-creador, y, por tanto, la fuente de su propia resurrección.
Pero las prácticas de enterramiento se brindan a apoyar la noción de una división norte-sur de la población y la cultura del material de Egipto durante este período. Aunque los emplazamientos del Delta (aparte de Tanis) habían aportado algunos enterramientos datados en estos siglos, evidencia de las zonas de Menfis y el-Faiyum puede útilmente compararse con el más abundante material del sur. De la limitada variedad de material funerario que proporcionan las sepulturas del Tercer Período Intermedio, sólo los ataúdes serían utilizados de forma consistente durante el período. Su estudio da indicios de una interacción entre norte y sur, de forma destacada al principio de la Dinastía XXII, cuando un cambio importante en el estilo del ataúd ha sido testimoniado en Tebas.
Esto es evidente en el abandono del estilo en boga en la Dinastía XXI, con su horror vacui (miedo al vacío) e imágenes de relleno, y el rápido establecimiento en su lugar de una nueva variedad de tipos; cajas de cartonaje policromo metidas en ataúdes de madera de diseño mucho más sencillo. Esto muestra un empobrecimiento del repertorio icono gráfico, con una mayor concentración en la disposición simétrica de los dioses, pero con un uso del color más atrevido. Hay indicaciones de que estas características procedían del norte, como dan testimonio los enterramientos de la necrópolis de Menfis y los cementerios alrededor de la entrada a el-Faiyum.
La evidente importación de las prácticas funerarias del norte al Alto Egipto parece coincidir con una i Imposición más dura de la autoridad real durante el reinado de Sheshonq I y sus sucesores. Pero, durante el período siguiente, parece que emergen estilos de ataúdes distintivamente procedentes del norte y del sur; probablemente reflejo de la progresiva descentralización de Egipto y, quizás también, de la división social de la que da indicio otra evidencia.
Hacia finales del Tercer Período Intermedio, hubo un marcado retorno a tradiciones establecidas más antiguas emparejadas con innovaciones. Se empezaron a construir una vez más elaboradas tumbas. La necrópolis de Tebas muestra la evolución de tumbas con superestructuras modestas en la postrimería del siglo octavo a gigantes complejos construidos para Mentuemhat y sus coetáneos hacia finales de la Dinastía XXV. 
Estos estaban dotados de superestructuras autónomas y elaborados apartamentos subterráneos y la escala y artesanía de los monumentos indican que la preparación para la muerte se había de nuevo tomado seriamente. La variedad de elementos de enterramiento se incrementó; la evolución de los estilos de ataúdes produjo nuevos tipos que combinaban el despertar de las antiguas características con innovaciones: las cajas rectangulares exteriores representan un altar o la tumba de Osiris; los ataúdes de dentro proyectan una nueva imagen del transfigurado féretro, muy parecida a un columna, con pilar trasero y pedestal. Los shabtis siguieron una senda de evolución paralela, y las estatuillas la deidad formada por Ptah-Sokar-Osiris, (también con esta forma) entraron a formar parte del montaje para finalmente convertirse en una de las características de los enterramiento del Período Tardío.
Los vasos canopes funcionales también regresaron y, lo que es más importante, la literatura funerarias gozaría de un renacimiento. Un revisado Libro de los Muertos, en su nueva versión conocida como la Recensión Saita (de hecho, un logro de la Dinastía XXV), se inscribió en papiro y ataúdes, mientras que el arcaizante fervor del período llevó a la copia de pasajes procedentes de los Textos de las Pirámides y a añadirlos al repertorio corriente. Excluido este último, Tebas parece haber sido un importante centro de estas innovaciones que se extendería hacia el norte durante el siglo séptimo a.C. Con esto no se pretende negar que hayan existido desarrollos comparables en otras áreas, pero la cronología local en emplazamientos como la de Menfis es menos clara.
A pesar de la descentralización de Egipto, el producto de los artesanos no muestra ninguna degradación de sus habilidades o experiencia. Cierto es que la escultura en piedra a gran escala continuaría siendo rara, pero el trabajo de inigualable exquisitez se siguió realizando aunque a una escala más modesta dando más énfasis a la artesanía en el viejo y poco desarrollado campo del metal y la fayenza. Todo parece indicar las progresivas y arcaizantes tendencias ya aludidas anteriormente, con la conclusión de que la influencia de los modelos de los imperios Antiguo, Medio y Nuevo serían más frecuentes con el paso del tiempo.

Desarrollo Artístico y tecnología
Hubo una disminución en la variedad de tipos de escultura. Las estatúas reales en piedra son particularmente raras; las de la Dinastía XXI fueron usurpadas por anteriores soberanos, y aunque se produjeron obras originales durante las dinastías XXII y XXIII la mayorías de los ejemplos que han sobrevivido son de un tamaño modesto. Sólo fue bajo la dominación kushita cuando la escultura real regresó de forma substanciosa y poderosa: la cabeza de Taharqo en granito, en El Cairo, y la esfinge de Kawa en el Museo Británico se encuentran entre los ejemplos llamativos. No obstante, durante las dinastías XXII a XXV, gran número de estatúas de funcionarios serían dedicadas, algunas de ellas son obras de arte excepcionalmente bellas.
Entre éstas, la estatua de bloque sería notablemente popular como lo eran aquellas formas en las que el sujeto se representaba con soporte de un altar, una estela, o una imagen de una deidad (estatúas naóforas y estelóforas). Los bellos relieves de Sheshonq I en el-Hiba y de Osorkon II, Bubastis, muestran que el trabajo bidimensional de alta calidad aún se realizaba, si bien la temática de las escenas era en su mayoría derivada. La pintura también floreció, y en Tebas, la rica tradición de decorar el ataúd del Imperio Nuevo sería reemplazada en ataúdes estelas y papiros por un trabajo de alta calidad. 
Quizás, la contribución más duradera del Tercer Período Intermedio a las artes y a la artesanía descanse en el campo del trabajo en metal. Los ataúdes de plata de los faraones Psusennes I y Sheshonq II y la gran variedad de recipientes de oro y plata y joyería de las tumbas de Tebas dan testimonio de la continuada experiencia de los trabajadores del metal en Egipto, aunque ocasionalmente es aparente la influencia extranjera en la forma y decoración de vasijas. De mayor significado fue la tremenda expansión de la variedad y excelencia técnica de la escultura de metal que tuvo lugar durante este período, algunas de ellas de oro y plata, pero en su mayoría de bronce.
La terminación de estas piezas era con frecuencia exquisita, y se consiguieron efectos brillantes con el embellecimiento de la superficie con hilos de material precioso, taraceados a martillo, en finos canales trazados en el bronce. Eran frecuentes las estatuillas fundidas en bronce, y es entonces cuando se inicia la tradición de pequeñas figuras de deidades en bronce que llevaría a la producción de miles de ejemplos durante los siglos posteriores. Las más importantes fueron las grandes estatúas de bronce fundido y ahuecado utilizando la técnica de “cera perdida”, que se dedicaban como ofrendas votivas o montadas en las barcas portátiles de los dioses.
La figura de la “esposa del dios” Karomama en el Louvre es el ejemplo supremo del tipo, si bien una serie de estatúas de bronce de Osiris, actualmente representadas por especímenes deteriorados e incompletos, puede que se hubiesen impuesto originalmente. Estas estatúas, hechas entre los siglos noveno y séptimo a.C. representan los más antiguos intentos de crear grandes figuras de bronce mediante el proceso de fundición ahuecada, e iban a servir como importantes influencias en los primitivos trabajos en bronce griegos. Los autores clásicos afirman que artesanos de Samos utilizaban técnicas egipcias en la creación de las primeras grandes esculturas de bronce de fundición ahuecadas en el mundo griego, y esta perspectiva se justifica por el descubrimiento de bronces egipcios de este período en el propio Samos.
Algo menos vigorosa sería la producción de fayenza. Mientras que la tecnología del vidrio empezó su declive después del Imperio Nuevo, la de fayenza prosperó. La mayoría de los shabtis del período se harían de este material, aunque una gran mayoría eran elaboradas toscamente. Mucho más fino era el acabado de cálices lotiformes con escenas en relieve que mostraban la vida del campo o al faraón en plena batalla. La forma de estos cálices evoca la noción del renacimiento, y las figuras que aparecen en ellos, y en una serie cuentas espaciadoras de fayenza calada, reflejan aspectos de la mitología de la creación.
Igualmente típicas del período son las figurillas mágicas diseñadas para dar seguridad durante el parto y nutrición para la juventud; estas son de fayenza azul-verde, normalmente con pintas, y detalles añadidos en marrón, y mostrando, típicamente, al dios doméstico Bes, un mono, o una mujer desnuda sosteniendo un jarrón, o un instrumento musical, o, incluso a veces, amamantando. Aunque aparecen en lugares tan lejanos al sur como el-Kurru, en Nubia, la concentración de hallazgos de estas figurillas en emplazamientos en el nordeste del Delta indica que ésta era la zona principal de producción.

Conclusión
Como ya se comentó al principio la implicación peyorativa del término “intermedio” hace poca justicia a los desarrollos que tendrían lugar en Egipto entre 1.069 y 664 a.C. Si bien la estructuración del poder del país era muy diferente de la que se consiguió en el Imperio Nuevo, los pueblos y ciudades de Egipto florecieron, y la economía del país, en general gozó de buena salud. Si bien la descentralización del gobierno llevó consigo ocasionales luchas por el poder, el sistema adoptado por los faraones libios, y modificado por los kushitas, fue, en general, efectivo. Las construcciones reales a gran escala puede que hubiesen sido restringidas, pero la continuidad artística se mantuvo por otras vías: pequeñas esculturas, trabajos en metal, fayenza.
En un alto grado, el Tercer Período Intermedio constituye un ciclo inequívoco en la historia de Egipto, definido por un paso que va desde la pérdida de su unidad en la postrimería del Imperio Nuevo, hasta la restauración de la autoridad centralizada bajo Psamtek I. Se Aprendieron valiosas lecciones dd las fragmentadas políticas del período; en particular, de la invasión asiria. Éstas propiciaron el ímpetu que se necesitaba para restaurar una autoridad centralizada, y puso de manifiesto el valor ideológico del arcaísmo y el valor político de instituciones tales como la “divina esposa de Amón”, mediante el fomento de un estado estable y menos turbulento. Los cambios relativos al estatus del faraón, y la prominencia dada a las nuevas tendencias religiosas, fueron también presagios del futuro. Es así que este período sentó las bases para la última gran fase de prosperidad del Antiguo Egipto.
Pulseras de Nimlot - supuestamente de Sais, en el Delta del Nilo -  hjo del faraón Sheshonq I y fundador de la Dinastía XXII.

El arqueólogo Perre Montet (1885-1966) encontró algunas joyas notable en los entierros de los Reyes egipcios de las dinastías XXI a veintitrés, en el cementerio real en Tanis. La mayoría de este material está ahora en el Museo de el Cairo, pero el Museo británico posee este par de pulseras, que casi seguramente provino de una momia.
Las pulseras fueron hechas en el rd Thi período intermedio. Cada pulsera compuesta por dos segmentos de hoja de oro, con bisagras juntas y sujetadas con un perno retráctil. La decoración principal es una figura del Dios Horus el niño, generalmente conocido por su nombre griego, Harpokrates. Él es descrito como un niño real, en cuclillas sobre una flor de loto y sosteniendo un cetro. En la cabeza es un disco de luna, ambos lados de los cuales es una serpiente de oro grande con un disco de sol sobre su cabeza (uraeus). El resto de la pulsera fue probablemente con incrustaciones de cristal rojo o azul. (Base de Datos del Museo Británico).

Dinastía XXV
La vigésima quinta dinastía de Egipto (conocida como la dinastía XXV, alternativamente la dinastía 25 o la dinastía 25), también conocida como la dinastía nubia o el imperio kushita, fue la última dinastía del tercer período intermedio de Egipto que ocurrió después de la invasión nubia.
La dinastía 25 fue una línea de faraones que se originaron en el Reino de Kush, ubicado en el actual norte de Sudán y el Alto Egipto. La mayoría de los reyes de esta dinastía vieron a Napata como su patria espiritual. Reinaron en parte o en todo el antiguo Egipto desde 744 hasta 656 a. C.  La dinastía comenzó con la invasión de Kashta del Alto Egipto y culminó en varios años de guerras exitosas y no exitosas con el Imperio Neo-Asirio basado en Mesopotamia. La reunificación de la Dinastía 25 del Bajo Egipto, el Alto Egipto y Kush creó el imperio egipcio más grande desde el Nuevo Reino. Se asimilaron a la sociedad al reafirmar las tradiciones religiosas, los templos y las formas artísticas del antiguo Egipto, al tiempo que introdujeron algunos aspectos únicos de la cultura kushita.  Fue durante la dinastía 25 que el valle del Nilo vio la primera construcción generalizada de pirámides (muchas en lo que ahora es Sudán) desde el Reino Medio. 
Después de que los emperadores Sargón II y Senaquerib derrotaron los intentos de los reyes nubios de establecerse en el Cercano Oriente, sus sucesores, Esarhaddon y Ashurbanipal, invadieron, derrotaron y expulsaron a los nubios. La guerra con Asiria dio como resultado el fin del poder kushita en el norte de Egipto y la conquista de Egipto por el Imperio neoasirio. Fueron sucedido por la 26a dinastía, inicialmente una dinastía títere instalada por vasallos de los asirios, la última dinastía nativa en gobernar Egipto antes de que el Imperio aqueménida los invadiera. La caída de la Dinastía Vigésimo Quinta también marca el comienzo del Período Tardío del antiguo Egipto.
Geografía de Kush (Nubia): sus soberanos unieron todo Egipto bajo su control.
Piye 

La vigésimo quinta dinastía se originó en Kush, que actualmente se encuentra en el norte de Sudán. La ciudad-estado de Napata era la capital espiritual y fue a partir de ahí que Piye (deletrea Piankhi o Piankhy en obras más antiguas) invadió y tomó el control de Egipto.  Piye dirigió personalmente el ataque a Egipto y registró su victoria en una larga estela llena de jeroglíficos llamada "Estela de la Victoria". Piye revivió una de las mejores características de los Reinos Antiguo y Medio, la construcción piramidal. Constructor enérgico, construyó la pirámide más antigua conocida en el cementerio real de El-Kurru y expandió el Templo de Amón en Jebel Barkal.  Aunque Manetho no menciona al primer rey, Piye, los egiptólogos convencionales lo consideran el primer faraón de la dinastía 25.  Manetho tampoco menciona al último rey, Tantamani, aunque existen inscripciones para dar fe de la existencia de Piye y Tantamani.
Piye hizo varios intentos infructuosos de extender la influencia egipcia en el Cercano Oriente, luego fue controlado desde Mesopotamia por el Imperio semítico asirio. En 720 a.C envió un ejército en apoyo de una rebelión contra Asiria en Filistea y Gaza, sin embargo, Piye fue derrotado por Sargón II y la rebelión fracasó.
Napata fue una ciudad de la antigua Nubia en la orilla oeste del Nilo en el sitio de la moderna Karima, Sudán. Fue el asentamiento permanente más meridional del Nuevo Reino de Egipto (siglos XVI-XI a. C.) y el principal centro de culto nubio de Amón. En algún momento fue la capital de la dinastía vigésima quinta de Nubia y, después de su caída en 663 a. C., del Reino de Kush. En 593 a. C., fue saqueada por los egipcios y la capital kushita fue reubicada en Meroë. La ciudad fue saqueada por segunda vez por los romanos en el año 23 a. C., pero fue reconstruida y continuó como un centro importante del culto de Amón.
Los términos "Napata" o "período Napatan" también pueden referirse a la política Kushita desde su surgimiento alrededor del 750 a. C. hasta el 270 a. C., cuando Napata finalmente perdió su significado simbólico como la ubicación de los entierros reales para Meroë. El período posterior de la historia kushita se llama meroítico hasta el colapso del reino.
Napata fue fundada por Tutmosis III en el siglo XV a. C. después de su conquista de Nubia. El cercano Jebel Barkal fue tomado para marcar la frontera sur del Nuevo Reino de Egipto.
En 1075 a. C., el Sumo Sacerdote de Amón en Tebas, capital de Egipto, se hizo lo suficientemente poderoso como para limitar el poder del faraón Smendes de la XXVI Dinastía posterior a Ramesside sobre el Alto Egipto. Este fue el comienzo del Tercer Período Intermedio (1075–664 a. C.). La fragmentación del poder en Egipto permitió a los nubios recuperar la autonomía. Fundaron el Reino de Kush, que estaba centrado en Napata.

Período de Napatan 
En 750 a. C., Napata era una ciudad desarrollada, mientras que Egipto todavía sufría inestabilidad política. Kashta, cuyo nombre es egipcio para "el Kushite", se benefició de ello y atacó el Alto Egipto. Su política fue perseguida por sus sucesores Piye y Shabaka (721–707 a. C.), quienes eventualmente pusieron todo el Valle del Nilo bajo el control de Kushitic en el segundo año de su reinado. En general, los reyes kushitas gobernaron el Alto Egipto durante aproximadamente un siglo y todo Egipto durante aproximadamente 57 años, del 721 al 664 a. C. Constituyen la vigésimo quinta dinastía en la Aegyptiaca de Manetón.
El imperio egipcio reunido bajo la dinastía 25 fue tan grande como lo había sido desde el Nuevo Reino y marcó el comienzo de un renacimiento.  La religión, las artes y la arquitectura fueron restauradas a sus formas del Reino Antiguo, Medio y Nuevo. Los faraones, como Taharqa, construyeron o restauraron templos y monumentos en todo el Nilo, incluso en Memphis, Karnak, Kawa, Jebel Barkal y otros lugares. 

Invasión asiria y fin de la dinastía nubia 
El reinado del faraón Taharqa y el de su eventual sucesor, su primo Tantamani, estuvieron llenos de conflictos constantes con el imperio neoasirio. Alrededor de 670 a. C., el emperador Esarhaddon (681-669 a. C.) conquistó el Bajo Egipto, pero permitió que existieran reinos locales para alistarlos como sus aliados contra los gobernantes kushitas del Alto Egipto, que habían sido aceptados con renuencia.
Cuando el rey Ashurbanipal sucedió a Esarhaddon, el rey kushita Taharqa convenció a algunos gobernantes del Bajo Egipto para romper con los asirios. Sin embargo, Assurbanipal dominó a la coalición y deportó a los líderes egipcios a su capital, Nínive. Nombró al jefe libio Necho, gobernante de Memphis y Saïs. Necho I fue el primer rey de la XXVI Dinastía (664–525 a. C.) de Egipto, también conocida como la "Dinastía Saïte".
En 664 a. C., los asirios dieron el golpe final, saqueando Tebas y Memphis. El mismo año, Taharqa murió. El nuevo rey kushita, Tantamani (664–653 a. C.), mató a Necho I ese mismo año cuando intentó invadir el Bajo Egipto. Sin embargo, Tantamani fue incapaz de derrotar a los asirios, que respaldaron el hijo de Necao, Psamético I. Tantamani finalmente abandonó su intento de conquistar el Bajo Egipto y se retiró a Napata. Sin embargo, su autoridad sobre el Alto Egipto fue reconocida hasta el octavo año real de su reinado en Tebas (o 656 a.C), cuando Psamtik I envió una flota naval al Alto Egipto y logró colocar todo Egipto bajo su control.
La dinastía 25 terminó con sus gobernantes retirándose a Napata. Fue allí (en El-Kurru y Nuri) donde todos los faraones de la dinastía 25 están enterrados bajo las primeras pirámides que el valle del Nilo había visto desde el Reino Medio. 
La dinastía Napatan continuó gobernando el estado Kushite, que floreció en Napata y Meroë hasta al menos el siglo II d.C.

Reino de Napatan tardío 
Pirámides de Nuri

Napata siguió siendo el centro del Reino de Kush durante otras dos generaciones, desde los años 650 hasta el 590 a. C. Su economía se basaba esencialmente en el oro, con la dinastía 26 de Egipto como un importante aliado económico.
La arquitectura napatana, las pinturas, el guión escrito y otras formas artísticas y culturales tenían el estilo Kush. Se practicaron las costumbres funerarias egipcias, incluida la resurrección de la construcción piramidal. Además, varias deidades egipcias antiguas fueron adoradas. El dios más importante era Amón, una deidad tebana. El Templo de Amón y el Templo de Mut fueron los más importantes en Napata, ubicado al pie de Jebel Barkal.
Después de la conquista aqueménida de Egipto, Napata perdió su influencia económica. La propia región de Napatan se estaba secando, lo que generaba menos ganado y agricultura. Una incursión aqueménida había afectado gravemente a Napata en 591 a. C. Finalmente, Napata estaba perdiendo su papel de capital económico ante Meroë. La isla de Meroë, la península formada por el Nilo y el río Atbarah, era un área rica en hierro, que se estaba convirtiendo en una fuente esencial de riqueza. Meroe finalmente se convirtió en la capital del Reino de Kush, lo que llevó al abandono de Napata.
En el año 23 a. C., el gobernador del Egipto romano Cayo Petronio invadió Kush con 10.000 hombres después de un ataque inicial de la reina de Meroë, arrasando a Napata al suelo. En la Res Gestae Divi Augusti ("Obras del Divino Augusto"), Augusto afirma que "se hizo una penetración hasta la ciudad de Napata, que está al lado de Meroe".
Después del saqueo romano, Napata fue restaurada por el rey Natakamani, quien renovó el templo de Amón y construyó un palacio. Más tarde, el sitio fue abandonado, sus edificios saqueados y destruidos. Hay evidencia circunstancial de que esto pudo haber sido el resultado de cambios religiosos. 

Shebitku 

Shebitku conquistó todo el valle del Nilo, incluido el Alto y Bajo Egipto, alrededor del 712 a. C. Shebitku hizo que Bocchoris de la dinastía Sais anterior se quemara hasta la muerte por resistirse a él. Después de conquistar el Bajo Egipto, Shebitku transfirió la capital a Memphis.  Investigaciones recientes de Dan'el Kahn  sugieren que Shebitku era rey de Egipto en 707/706 a. C. Esto se basa en la evidencia de una inscripción del rey asirio Sargón II, que se encontró en Persia (entonces una colonia de Asiria) y data del 706 a. C. Esta inscripción llama a Shebitku el rey de Meluhha y declara que envió de vuelta a Asiria a un rebelde llamado Iamanni esposado. Los argumentos de Kahn han sido ampliamente aceptados por muchos egiptólogos, incluidos Rolf Krauss y Aidan Dodson  y otros académicos en el proyecto SCIEM 2000 (Sincronización de civilizaciones del Mediterráneo oriental en el segundo milenio antes de Cristo) con la notable excepción de Kenneth Kitchen y Manfred Bietak en la actualidad.
Aunque las tradiciones manetónicas y clásicas sostienen que fue la invasión de Shebitku la que puso a Egipto bajo el dominio de Kushite, el rey quemó vivo a su oponente, Bocchoris-Bakenranef, no hay evidencia directa de que Shabaqo matara a Bakenranef, y aunque los estudios anteriores generalmente aceptaron la tradición, recientemente ha sido tratado de manera más escéptica. 

Shabaka 
Shabaka restauró los grandes monumentos egipcios y volvió a Egipto a una monarquía teocrática al convertirse en el primer sacerdote de Amón. Además, Shabaka es conocida por crear un ejemplo bien conservado de teología Menfita al inscribir un antiguo papiro religioso en la Piedra Shabaka. Shabaka apoyó un levantamiento contra los asirios en la ciudad filistea de Ashdod, sin embargo, él y sus aliados fueron derrotados por Sargón II.
La evidencia arqueológica más reciente muestra que Shabaka gobernó Egipto después de Shebitku y no antes, como se pensaba anteriormente. La construcción de la tumba de Shebitku (Ku. 18) se asemeja a la de Piye (Ku. 17), mientras que la de Shabaka (Ku. 15) es similar a la de Taharqa (Nu. 1) y Tantamani (Ku. 16) [39 - D. Dunham, El-Kurru, The Royal Cemeteries of Kush, I, (1950) 55, 60, 64, 67; también D. Dunham, Nuri, The Royal Cemeteries of Kush, II, (1955) 6-7; J. Lull, Las tumbas reales egipcias del Tercer Periodo Intermedio (dinastías XXI-XXV). Tradición y cambios, BAR-IS 1045 (2002) 208.] en segundo lugar, Payraudeau señala en francés que "la Divina Adoratriz Shepenupet I, la última libadora Adoratriz, todavía estaba viva durante el reinado de Shebitku porque está representada realizando ritos y se la describe como" viva "en esas partes de la capilla de Osiris-Héqadjet construida durante su reinado (muro y exterior de la puerta) [45 - G. Legrain, "Le temple et les chapelles d'Osiris à Karnak. Le temple d'Osiris-Hiq-Djeto, partie éthiopienne", RecTrav 22 (1900) 128; JWIS III, 45.].  En el resto de la sala es Amenirdis I, (la hermana de Shabaka), a quien se le representa con el título de Adoratrix y se le proporciona un nombre de coronación. La sucesión Shepenupet I - Amenirdis I tuvo lugar durante el reinado de Shebitku/Shabataqo. Este detalle en sí mismo es suficiente para mostrar que el reinado de Shabaka no puede preceder al de Shebitku / Shabataqo.  Finalmente, el documento GM 251 (2017) de Gerard Broekman muestra que Shebitku reinó antes que Shabaka ya que el borde superior de la inscripción del muelle Karnak del año 2 de la NLR # 30 de Shabaka estaba tallado en el lado izquierdo del borde inferior de la NLR # 33 de Shebitku Inscripción de año 3.  Esto solo puede significar que Shabaka gobernó después de Shebitku.

Amenirdis I (nombre del trono: Hatneferumut) fue la esposa de Dios de Amón durante la 25a dinastía del antiguo Egipto.  De origen Reino de Kush, que era la hija del faraón Kashta y la Reina Pebatjma, y más tarde fue adoptado por Shepenupet I. Ella pasó a gobernar como suma sacerdotisa, y se ha demostrado en varios artefactos de la época.
Amenardis I, como Divina Adoratriz de Amón, haciendo una ofrenda.

Ella era una princesa kushita, hija del faraón Kashta y la reina Pebatjma. Es probable que haya sido la hermana de los faraones Shabaka y Piye. Kashta arregló tener a Amenirdis I adoptada por la Divina Adoratriz de Amón, Shepenupet I, en Tebas como su sucesor.  Esto muestra que Kashta ya controlaba el Alto Egipto antes del reinado de Piye, su sucesor.
Ella gobernó como alta sacerdotisa aproximadamente entre 714 y 700 a. C., bajo los reinados de Shabaka y Shabataka, y adoptó a la hija de Piye, Shepenupet II, como su sucesor.  También tenía los títulos sacerdotales de Divina Adoratriz de Amón y la Mano de Dios.  Tras su muerte, fue enterrada en una tumba en los terrenos de Medinet Habu. 
Ella es representada en el templo Osiris -Hekadjet ("Osiris, Gobernante de la Eternidad") en el complejo del templo de Karnak, y en Wadi Gasus, junto con Shepenupet I. Se la menciona en dos mesas de ofrendas, cinco estatuas, una estela y varios pequeños objetos incluyendo escarabajos.  Una estatua de Amenirdis I tallada en granitoide y decorada en pan de oro es sostenida por el Museo Nubian en Asuán, Alto Egipto. La estatua en sí la muestra decorada como si fuera egipcia, con similitudes con las representaciones de Isis y Hathor. Sin embargo, los atributos físicos de Amenirdis en la estatua demuestran una clara influencia africana en el estilo kushita de la dinastía 25. 
A su muerte, fue enterrada en una tumba en el recinto del gran templo de Medinet Habu. Se han encontrado numerosas estatuas suyas en el templo de Montu (Karnak).
Su tumba se encuentra en el interior del gran templo de Medinet Habu, en la orilla occidental del Nilo, entre una necrópolis de princesas divinas adoratrices de Amón. De hecho, era costumbre en la Baja Época instalar necrópolis de príncipes y reyes en los templos de las grandes ciudades del país, como Tanis y Sais. Estas tumbas fueron excavadas en el suelo, y estaban coronadas por una capilla funeraria que permitía asegurar el culto a los difuntos.
Aunque en las ciudades del delta del Nilo estas capillas no han sobrevivido, en Medinet Habu se han conservado en relativas buenas condiciones, permitiendo, por comparación, restaurar el aspecto de las necrópolis reales tardías.
También se la representa en el templo de Osiris-Hekadyet ("Osiris gobernante de la Eternidad") en el complejo del templo de Karnak y en Uadi Gasus, junto a Shepenupet I. Además es mencionada en dos mesas de ofrendas, cinco estatuas, una estela y varios pequeños objetos incluyendo escarabeos.

Taharqa 
Taharqa fue un rey nubio que gobernó sobre Egipto después de la invasión kushita. Él gobernó como Faraón desde Memphis, pero construyó grandes obras en todo el Valle del Nilo, incluidas obras en Jebel Barkal, Kawa y Karnak.  En Karnak, las estructuras del Lago Sagrado, el quiosco en el primer patio y las columnatas en la entrada del templo se deben a Taharqa y Mentuemhet. Taharqa construyó la pirámide más grande de la región de Nubia en Nuri (cerca de El-Kurru).
Desde el siglo 10 a.C en adelante, quedan en Egipto semíticas aliados en Canaán (actual Israel, Jordania, los territorios palestinos y Sinaí) y el sur de Aramea (moderna sudoeste de Siria y el sur de Líbano) habían caído al mesopotámica basado Imperio Asirio, y por 700 la guerra antes de Cristo entre Los dos imperios se volvieron inevitables. Taharqa disfrutó de cierto éxito en sus intentos de recuperar un punto de apoyo en el Cercano Oriente al aliarse con varios pueblos semíticos en el sudoeste del Levante subyugado por Asiria. Él ayudó a Judá y el al rey Ezequías a resistir el asedio del rey Senaquerib de los asirios (2 Reyes 19: 9; Isaías 37: 9). Hay varias teorías (enfermedad, intervención divina, rendición de Ezequías) sobre por qué los asirios no pudieron tomar la ciudad. Sin embargo, el registro de los anales de Senaquerib, Judá fue obligado a rendir homenaje después del asedio.  Senaquerib expulsó a los egipcios de toda la región y los devolvió a Egipto. Después de evitar que los egipcios se establecieran en la región, los asirios no regresaron al área para luchar durante otros 20 años, preocupados por las revueltas entre sus hermanos babilónicos y también los elamitas, escitas y caldeos. Senaquerib fue asesinado por sus propios hijos en venganza por la destrucción de la rebelde ciudad mesopotámica de Babilonia, una ciudad sagrada para todos los mesopotámicos, incluidos los asirios.
Su sucesor, el rey Esarhaddon, cansado de los intentos de Egipto de entrometerse en el Imperio Asirio, comenzó una invasión de Egipto en 671 a. C. Taharqa fue derrotado, y Egipto conquistado por Esarhaddon. Taharqa huyó a su patria nubia.  Esarhaddon describe "la instalación de reyes locales (es decir, gobernantes y gobernadores) nubios/kushitas que deporté de Egipto, sin dejar a nadie para rendirme homenaje". La conquista asiria puso fin a la invasión nubia que tuvo lugar en la dinastía 25 en Egipto.
Sin embargo, los asirios solo estacionaron sus propias tropas en el norte, y los gobernantes títeres egipcios nativos instalados por los asirios no pudieron mantener el control total del sur del país por mucho tiempo. Dos años después (669 a. C.), Taharqa regresó de Nubia y tomó el control de Egipto de los gobernantes vasallos nativos tan al norte como Memphis. Esarhaddon se dispuso a regresar a Egipto para expulsar una vez más a Taharqa del sur; sin embargo, cayó enfermo y murió en la ciudad de Harran, en el norte de Asiria, antes de partir. Su sucesor Ashurbanipal envió un general con un cuerpo de ejército pequeño y bien entrenado que fácilmente derrotó y expulsó a Taharqa de Egipto de una vez por todas. Murió en Nubia dos años después. Taharqa sigue siendo una figura histórica importante en Sudán y en otros lugares, como lo demuestra el reciente proyecto de Will Smith para representar a Taharqa en una gran película.  A partir de 2017, se desconoce el estado de este proyecto.
Un estudio de la esfinge que se creó para representar a Taharqa indica que era un faraón kushita de Nubia.

Tantamani 
Su sucesor, Tantamani, trató de recuperar el control de Egipto del Imperio Asirio. Se dirigió hacia el norte desde Napata hasta Elefantina y Tebas con un gran ejército, derrotando y matando a Necho I en Memphis. Necho era entonces un rey egipcio en la región del Delta, gobernando sobre Sais como vasallo de Ashurbanipal. Tantamani se dirigió al norte de Memphis, invadiendo el Bajo Egipto y sitiando ciudades en el Delta, algunas de las cuales se rindieron ante él. El hijo de Necho, Psamik, había huido de Egipto a Asiria y poco después regresó con Ashurbanipal y un gran ejército compuesto por mercenarios carios. Tantamani fue derrotado en algún lugar al norte de Memphis, posiblemente porque su ejército todavía estaba luchando con armas de bronce contra las de hierro de los asirios. Tantamani huyó a Tebas, pero menos de 40 días después, llegaron los asirios. Tantamani escapó de regreso a Nubia, y el ejército asirio despidió a Tebas hasta tal punto que nunca se recuperó realmente. Como el único gobernante egipcio nativo leal a los asirios desde los días de Esarhaddon, Psamético I fue colocado en el trono del Bajo Egipto como vasallo de Asurbanipal. Psamtik unificó rápidamente el Bajo Egipto bajo sus auspicios, convirtiéndose en el primer gobernante de la Vigésima Sexta Dinastía. En 656 a. C., Psamtik envió una gran flota hacia el sur a Tebas, tomando pacíficamente el control del aún rebelde Alto Egipto, unificando así a todo Egipto.
Tantamani y los nubios nunca más representaron una amenaza para Asiria o Egipto. Tras su muerte, Tantamani fue enterrado en el cementerio real de El-Kurru, aguas arriba de la capital kushita de Napata. Fue sucedido por un hijo de Taharqa, el rey Atlanersa.
La dinastía vigésimo quinta gobernó por poco más de cien años. Los sucesores de la dinastía XXV se establecieron en su tierra natal de Nubia, donde establecieron un reino en Napata (656–590 a. C.), y luego, en Meroë (590 a. C. - siglo IV d. C.).

Arte y arquitectura 
Aunque la Dinastía XXV controló el Antiguo Egipto durante solo 73 años (744-671 a.C), ocupa un lugar importante en la historia egipcia debido a la restauración de los valores, la cultura, el arte y la arquitectura tradicionales egipcios.
Relieve de un alto funcionario, c. 670–650 a. C. 1996.146.3, Museo de Brooklyn; El estilo de este relieve permite atribuirlo a una de las tumbas palaciegas de la dinastía XXV y la dinastía XXVI construidas por grandes funcionarios como Montuemhat, gobernador del Alto Egipto.
Kashta, a veces considerado el primer Rey de la dinastía 25, tomó el control de partes del Alto Egipto e instaló a su hija Amenirdis I como Sacerdotisa Principal de Amón en Tebas. Arriba están los nombres de Amenirdis (izquierda) y Kashta (derecha).
Estatuilla arrodillada de un hombre con una figura sentada de Osiris entre sus muslos. Esteatita. 25a dinastía Nubia. De Saqqara, H5-105, Egipto. El Museo Petrie de Arqueología Egipcia, Londres.
Pirámides de Nubia en Meroë

Faraones de la dinastía XXV de Egipto
Nombre común Nombre de Nesut-Bity Nombre de Sa-Ra Comentarios Reinado
Alara Ireru Alara Rey de Kush 780 - 760 a. C.
Kashta Maara Kashta Rey de Kush 760 - 747 a. C.
Pianjy
Piye
Menjeperra Pianjy Faraón fundador de la dinastía XXV 747 - 716 a. C.
Shabako
Sabacon
Neferkara Shabako 716 - 702 a. C.
Shabitko
Sebicos
Dyedkaura Shabitko 702 - 690 a. C.
Taharqo
Tarcos
Junefertumra Taharqo 690 - 664 a. C.
Tanutamani
Tenutamón
Bakara Tanutamani 664 - 656 a. C.
Alara fue gobernante de Napata de 775 a 760 a. C., la capital del país de Kush. Predecesor de los faraones de la dinastía XXV de Egipto.
Tuvo por nombre de nacimiento Alara, y se casó con Kasaqa. Su hija Tabira se desposó con su primo Pianjy (Piye), el faraón fundador de la dinastía XXV de Egipto. En la dinastía napata que gobierna Nubia desde finales del siglo X a.C. Alara es el primer rey conocido con el que comienza la conquista de la Baja Nubia y que continuará su hermano Kashata.
Es el primer soberano conocido del reino de Kush, pero parece que podría ser realmente el séptimo de la dinastía kushita. Al este rey se le consideró el fundador la dinastía de Napata por los posteriores reyes de la vigésimo quinta dinastía kushita.
Alara unificó toda la Nubia Superior, desde Meroe hasta la tercera catarata del Nilo. Estableció Napata como la capital religiosa de Kush, situada inmediatamente después de la cuarta catarata del Nilo.
Alara fue enterrado en El-Kurru en la pirámide nº 9 y su esposa la reina Kasaqa en la pirámide nº 23.
Le sucedió en el poder Kashta que extendió su influencia desde Kush hasta Elefantina e inclusive continuó el avance hacia el norte hasta la ciudad de Tebas, tomando su hijo Pianjy el trono de los faraones y fundando una dinastía que gobernó Egipto y Nubia.
Maatra Kashta fue rey de la dinastía Kushita (760 a. C. - 747 a. C.), sucediendo a su hermano Alara.
Gobernando desde Napata ejerció un fuerte grado de influencia sobre el Alto Egipto aunque no lo controló.
Logró situar a su hija, Amenirdis I, en el cargo de Divina adoratriz de Amón en Tebas.
En Elefantina (Asuán) se ha encontrado una estela de su época, en el templo dedicado al dios Jnum, lo que acredita su influencia en esta región.
Las pirámides de El Kurru contienen las tumbas de Kashta y su hijo Pianjy (Piye), junto con las de sus sucesores: Shabako, Shabitko y Tanutamani.
Mientras Kashta gobernó Nubia desde Napata, que se encuentra a 400 km al norte de Jartum, la moderna capital de Sudán, que también ejerció un fuerte grado de control sobre el Alto Egipto mediante la gestión para instalar su hija, Amenirdis yo, como la Esposa del Dios presuntivo de Amón en Tebas en la línea de sucesión al servicio Divina Adoratriz de Amón, Shepenupet I, Osorkon III hija 's. Este desarrollo "el momento clave en el proceso de la extensión del poder Kushite sobre territorios egipcios" bajo el gobierno de Kashta era ya que legitimó oficialmente la adquisición Kushite de la Tebaida región. El erudito Kushite húngaro László Török señala que hubo probablemente ya guarniciones kushitas estacionadas en Tebas durante el reinado de Kashta tanto para proteger la autoridad de este rey sobre el Alto Egipto y para frustrar una posible invasión futuro de esta región del Bajo Egipto.
Török observa que se sugiere la aparición de Kashta como rey del Alto y Bajo Egipto y toma pacífica del Alto Egipto, tanto "por el hecho de que los descendientes de Osorkon III, Takelot III y Rudamun continuaron disfrutando de un alto estatus social en Tebas, en la segunda mitad de la octava y en la primera mitad del siglo séptimo "[a.C] como se muestra por sus enterramientos en esta ciudad, así como la actividad conjunta entre la Divina Adoratriz Shepenupet I y esposa del dios de Amun Electo Amenirdis I, hija de Kashta. Una estela del reinado de Kashta se ha encontrado en Elefantina (la actual Asuán) - en el templo local dedicado al dios Khnum -que da fe de su control de la región. Se lleva su nombre real o prenombre: Nimaatre. Los egiptólogos creen hoy que él o más probable Piye era el año 12 del rey nubio mencionado en una inscripción conocida en Wadi Gasus que asocia Adoratice del dios Adoptado de Amón, Amenirdis, la hija de Kashta junto con el año 19 de la porción Esposa del Dios Amón , Shepenupet longitud reinado de Kashta es desconocido. Algunas fuentes de crédito Kashta como el fundador de la dinastía de los 25 ya que fue el primer rey Kushite conocido por haber ampliado la influencia de su reino en el Alto Egipto. Bajo el reinado de Kashta, la población Kushite nativa de su reino, situado entre la tercera y cuarta Las cataratas del Nilo, se convirtió rápidamente en 'Egyptianized' y adoptaron las tradiciones egipcias, la religión y la cultura. El sucesor de Kashta era Piye.
Las pirámides de el-Kurru contienen las tumbas de Kashta y varios de sus sucesores. La parte más alta del cementerio contiene 4 tumba túmulo (Tum.1,2,4 y 5). Al este de las tumbas de túmulo encontramos fila de al menos ocho pirámides. Uno de ellos se entromete en parte en una tumba túmulo (Tum.19).
La más meridional de esta fila de pirámides pertenecen a Kashta (presumiblemente a) su esposa Pebatjma. Antes de esta fila es otra fila de pirámides que incluye las de Piye, Shabaka y Tanutamani.
Al sur de la (presunta) pirámide de Pebatjma uno tiene que cruzar la rambla sur para llegar a las pirámides del sur. Estas son las pirámides de las reinas: Naparaye (K.3), Khensa (K4), Qalhata (K.5) y Arty (K.6).

Pianjy
Piye (una vez transliterado como Piankhi; d. 714 a. C.) fue un antiguo rey kushita y fundador de la vigésima quinta dinastía de Egipto que gobernó Egipto desde 744 hasta 714 a. C.  Él gobernó desde la ciudad de Napata, ubicada en las profundidades de Nubia, el actual Sudán.
Piye adoptó dos nombres de trono: Usimare y Sneferre.  Le apasionaba la adoración del dios Amón, como muchos reyes de Nubia. Revitalizó el moribundo Gran Templo de Amón en Jebel Barkal, que fue construido por primera vez bajo Thutmosis III del Reino Nuevo, empleando numerosos escultores y canteros de Egipto. Alguna vez se pensó que también había usado el nombre del trono 'Menkheperre' ("la Manifestación de Ra permanece"), pero este prenomen ahora ha sido reconocido como perteneciente a un rey tebano local llamado Ini, que era contemporáneo de Piye.

Familia 
Piye era el hijo de Kashta y Pebatjma. Se sabe que tuvo tres o cuatro esposas. Abar era la madre de su sucesor Taharqa. Otras esposas son Tabiry, Peksater y probablemente Khensa. 
Se sabe que Piye tuvo varios hijos. Él era el padre de:
·         Rey Shebitku. Se dice que es un hijo de Piye,  o alternativamente un hermano de Piye. 
·         Rey Taharqa. Hijo de la reina Abar. Él tomaría el trono después de su tío Shabaka y otro pariente masculino Shebitku. 
·         La esposa de Dios de Amón Shepenwepet II. Instalado en Tebas durante el reinado de su hermano Taharqa. 
·         Qalhata, esposa del rey Shabaka, era la madre del rey Tanutamun y probablemente también del rey Shabataka. 
·         Tabekenamun se casó con su hermano Taharqa. 
·         Naparaye se casó con su hermano Taharqa. 
·         Takahatenamun se casó con su hermano Taharqa.
·         Arty, se casó con el rey Shebitku.
·         Har Conocido por una mesa de ofrendas de su hija Wadjrenes de Tebas (TT34). 
·         Khaliut, gobernador de Kanad según una estela encontrada en Barkal. 
·         Princesa Mutirdis, Profeta Principal de Hathor y Mut en Tebas e hija de Piye según Morkot.  Se cree que es hija de un gobernante local llamado Menkheperre Khmuny de Hermopolis by Kitchen.

Conquista de Egipto 
Como gobernante de Nubia y el Alto Egipto, Piye aprovechó la disputa de los gobernantes de Egipto al expandir el poder de Nubia más allá de Tebas hacia el Bajo Egipto. En reacción a esto, Tefnakht de Sais formó una coalición entre los reyes locales de la Región del Delta y atrajo al aliado nominal de Piye, el rey Nimlot de Hermópolis, a desertar a su lado. Luego, Tefnakht envió a su ejército de coalición al sur y asedió Herakleópolis, donde su rey Peftjauawybast y los comandantes locales de Nubia pidieron ayuda a Piye. Piye reaccionó rápidamente a esta crisis en su año real 20 reuniendo un ejército para invadir el Medio y Bajo Egipto y visitó Tebas a tiempo para el gran Festival Opet, que demuestra que en ese momento controlaba efectivamente el Alto Egipto. Sus hazañas militares se narran en la estela de la victoria en Gebel Barkal.
Piye vio su campaña como una Guerra Santa, ordenando a sus soldados que se limpiaran ritualmente antes de comenzar la batalla. Él mismo ofreció sacrificios al gran dios Amón.
Piye luego marchó hacia el norte y logró la victoria completa en Herakleopolis, conquistando las ciudades de Hermópolis y Memphis, entre otras, y recibió la sumisión de los reyes del Delta del Nilo, incluidos Iuput II de Leontopolis, Osorkon IV de Tanis y su antiguo aliado Nimlot en Hermopolis. Hermópolis cayó ante el rey de Nubia después de un asedio que duró cinco meses. Tefnakht se refugió en una isla en el Delta y reconoció formalmente la derrota en una carta al rey de Nubia, pero se negó a rendir homenaje personal al gobernante kushita. Satisfecho con su triunfo, Piye procedió a navegar hacia el sur hasta Tebas y regresó a su tierra natal en Nubia para nunca regresar a Egipto.
A pesar de la exitosa campaña de Piye en el Delta, su autoridad solo se extendió hacia el norte desde Tebas hasta los oasis del desierto occidental y Herakleópolis, donde Peftjauawybast gobernó como un rey vasallo nubio. Los reyes locales del Bajo Egipto, especialmente Tefnakht, eran esencialmente libres de hacer lo que quisieran sin la supervisión de Piye. Fue Shabaka, el sucesor de Piye, quien más tarde rectificó esta situación insatisfactoria atacando a Sais y derrotando al sucesor de Tefnakht, Bakenranef, en su segundo año de reinado.

Duración del reinado 
Durante mucho tiempo se pensó que la fecha más alta conocida de Piye era la fecha del "Año 24 III Akhet día 10" mencionada en la "Pequeña estela Dakhla" (Museo Ashmolean No.1894) del templo Sutekh de Mut el-Kharab en el Oasis Dakhla.  Sin embargo, las inscripciones dentro de la tumba de un visir, descubiertas en 2006 en Deir El-Bahari, indican que el visir murió en el año 27 de Piye.  También posiblemente relevantes son los relieves del Gran Templo de Jebel Barkal, que representan a Piye celebrando un festival de Heb Sed. Tales festivales se celebraban tradicionalmente en el trigésimo año de un rey. Se debate si los relieves retrataron eventos históricos o si se prepararon de antemano para el festival, en cuyo caso Piye podría haber muerto antes de su trigésimo año de reinado. El descubrimiento de 2006 le da más peso a la teoría anterior.
Kenneth Kitchen ha sugerido un reinado de 31 años para Piye, basado en la estela de donación del año 8 de un rey Shepsesre Tefnakht que comúnmente se ve como el oponente de Piye.  Una opinión disidente vino de Olivier Perdu en 2002, quien cree que esta estela se refiere en cambio al posterior rey Tefnakht II debido a similitudes estilísticas con otra, fechada en el año 2 del reinado de Necho I. 
Detalle de un dibujo de la estela de la Victoria: Piye (izquierda, parcialmente borrada) es tributada por cuatro gobernantes del Delta del Nilo.

Tumba
La tumba de Piye estaba ubicada junto a la pirámide más grande del cementerio, designada Ku.1 (vista en la imagen de la derecha), en el-Kurru, cerca de Jebel Barkal, en lo que ahora es el norte de Sudán. Bajando por una escalera de 19 escalones abiertos hacia el este, la cámara funeraria se corta en la roca madre como una trinchera abierta y se cubre con un techo de mampostería. Su cuerpo había sido colocado en una cama que descansaba en el centro de la cámara en un banco de piedra con sus cuatro esquinas cortadas para recibir las patas de la cama de modo que la plataforma de la cama quedara directamente sobre el banco. Más allá del borde del cementerio (el primer faraón en recibir tal sepultura en más de 500 años)  sus cuatro caballos favoritos habían sido enterrados. Este sitio también estaría ocupado por las tumbas de varios miembros posteriores de la dinastía.
La pirámide de Piye en El-Kurru

Shebitku
Shebitku (también conocido como Shabataka o Shebitqo; anteriormente conocido como Shabako) fue el segundo rey de la Dinastía 25 de Egipto que gobernó desde 714 a. C. hasta 705 a. C., según la investigación académica más reciente. Era hijo de Piye, el fundador de esta dinastía. El prenomen o nombre del trono de Shebitku, Djedkare, significa "Soportar es el alma de Re". La reina de Shebitku era Arty, que era hija del rey Piye, según un fragmento de la estatua JE 49157 del Sumo Sacerdote de Amun Haremakhet, hijo de Shabaka, que se encuentra en el templo de la Diosa Mut en Karnak. 

Reinar antes de Shabaka 
Hasta tiempos recientes, Shebitku fue colocado dentro de la Dinastía 25 entre Shabaka y Taharqa. Aunque la posibilidad de un cambio entre los reinados de Shabaka y Shebitku ya había sido sugerida anteriormente por Brunet y Baker había esbozado nueve razones para la reversión,  fue Michael Bányai en 2013 quien publicó por primera vez en un Diario de corriente muchos argumentos a favor de tal reubicación. Después de él, Frédéric Payraudeau y Gerard PF Broekman expandieron independientemente la hipótesis. La evidencia arqueológica ahora en 2016/2017 favorece firmemente una sucesión Shebitku-Shabaka. Gerente General de Gerard Broekman. El artículo 251 (2017) muestra que Shebitku reinó antes de Shabaka ya que el borde superior de la inscripción del muelle Karnak NLR # 30 Año 2 de Shabaka estaba tallado en el lado izquierdo del borde inferior de la inscripción NLR # 33 Año 3 de Shebitku.  Esto solo puede significar que Shabaka gobernó después de Shebitku.
Críticamente, fue señalado primero por Baker  y luego por Frederic Payraudeau, quien escribió en francés que "la Divina Adoratrix, es decir, la Esposa de Dios de Amón Shepenupet I", la última Adoratriz Libia, todavía estaba viva durante el reinado de Shebitku/Shabataqo porque ella está representada realizando ritos y se la describe como "viva" en esas partes de la capilla de Osiris-Héqadjet construida durante su reinado (pared y exterior de la puerta)  En el resto de la sala está Amenirdis I, La hermana de Shabaka), que está representada con el título de Adoratrix y se le proporciona un nombre de coronación. La sucesión Shepenupet I - Amenirdis I como la Esposa de Dios de Amón o la Divina Adoratriz de Amón tuvo lugar durante el reinado de Shebitku. Este detalle en sí mismo es suficiente para mostrar que el reinado de Shabaka no puede preceder al de Shebitku. 
La construcción de la tumba de Shebitku (Ku. 18) se asemeja a la de Piye (Ku. 17), mientras que la de Shabaka (Ku. 15) es similar a la de Taharqa (Nu. 1) y Tantamani (Ku. 16).  Una de las pruebas más contundentes de que Shabaka gobernó después de Shebitku fue demostrada por las características arquitectónicas de las pirámides reales de Kushite en El Kurru. Sólo en las pirámides de Piye (Ku 17) y Shebitku (Ku 18) son los cementerios cámaras estructuras de corte abierto con un voladizo del techo, mientras que totalmente tunelizados subestructuras cámara de enterramiento se encuentran en las pirámides de Shabaka (Ku 15), Taharqa ( Nu 1) y Tantamani (Ku 16), así como con todas las pirámides reales posteriores en El Kurru y Nuri. La cámara funeraria totalmente tunelizada y una vez decorada de la pirámide de Shabaka fue claramente una mejora arquitectónica ya que fue seguida por Taharqa y todos sus sucesores. 
La evidencia del diseño piramidal también muestra que Shabaka debe haber gobernado después de Shebitku, y no antes. Esto también favorece una sucesión Shebitku-Shabaka en la dinastía 25. En el Cairo CG 42204 del Sumo Sacerdote de Amón, Haremakhet, hijo de Shabaka, se llama a sí mismo "hijo del rey de Shabaka, justificado, que lo ama, único confidente del rey Taharqa, justificado, director del palacio del rey del Alto y el Bajo Egipto Tanutamun/Tantamani, que viva para siempre".  Sin embargo, como señaló Baker por primera vez, no se menciona el servicio de Haremakhet bajo Shebitku; incluso si Haremakhet era solo un joven bajo Shebitku, la ausencia de este rey es extraña ya que la intención del texto de la estatua era representar una secuencia cronológica de reyes que reinaron durante la vida de Haremakhet, cada uno de sus nombres acompañado de una referencia a la relación que existía entre el rey mencionado y Haremakhet.  Una posible explicación para la omisión de Shebitku de la estatua de Haremakhet fue que Shebitku ya estaba muerto cuando Haremaket nació bajo Shabaka.
Payraudeau señala que los shabtis de Shebitku son pequeños (unos 10 cm) y tienen una inscripción muy breve con solo el nombre de nacimiento del rey en un cartucho precedido por "el Osiris, rey del Alto y Bajo Egipto" y seguido de mȝʿ-ḫrw.  Por lo tanto, están muy cerca de los de Piye/Piankhy [42 - D. Dunham. Sin embargo, los shabtis de Shabaka son más grandes (unos 15-20 cm) con inscripciones más desarrolladas, incluida la cita del Libro de los Muertos, que también está presente en los Taharqo, Tanouetamani y Senkamanisken. Toda esta evidencia también sugiere que Shebitku gobernó antes que Shabaka.
Finalmente, como lo señaló primero Baker, y luego por Payraudeau quien observó que en la cronología tradicional Shebitku-Shabaka, el lapso de tiempo entre el reinado de Taharqa y Shabaka parece ser excesivamente largo. Ambos notaron que Papyrus Louvre E 3328c del año 2 o año 6 de Taharqa menciona la venta de un esclavo por parte de su dueño que lo había comprado en el año 7 de Shabaka, eso es 27 años antes en la cronología tradicional, pero si el reinado de Shabaka se coloca justo antes de la de Taharqa (sin reinado de Shebitku), hay una brecha de unos 10 años que es mucho más creíble. 
El respetado erudito alemán Karl Jansen Winkeln también respaldó una sucesión de Shebitku-Shabaka en un artículo de JEH 10 (2017) N.1 titulado "Beiträge zur Geschichte der Dritten Zwischenzeit", Journal of Egyptian History 10 (2017), pp. 23–42 cuando escribió una posdata que decía " "En contraste con mi exposición en el coloquio de Munster [2014], ahora soy de la opinión de que la (nueva) sucesión Shebitku-Shabako es, de hecho, correcta... “.

Presunta corregencia con Shabaka 
Donación Estela de Shebitku, Museo Metropolitano

La estela de Turín 1467, que representa a Shabaka y Shebitku sentados juntos (con Shebitku detrás de Shabaka) frente a otras dos personas en una mesa de ofrendas, alguna vez se consideró una evidencia clara de una corregencia real entre estos dos reyes nubios en William J. Murnane ' s Libro de 1977 sobre Corregencias del Antiguo Egipto.  Sin embargo, el Museo de Turín ha reconocido posteriormente que la estatua es una falsificación. Robert Morkot y Stephen Quirke, quienes analizaron la estela en un artículo de 2001, también confirmaron que el objeto es una falsificación que no puede usarse para postular una posible corregencia entre Shabaka y Shebitku. 
En segundo lugar, el año 3 de Shebitku, primer mes de la inscripción del día 5 de Shemu en el texto del nivel 33 del Nilo, se supone que registra una corregencia entre Shabaka y Shebitku entre algunos académicos. Este texto del Nilo registra a Shebitku mencionando su aparición (xai) en Tebas como rey en el templo de Amón en Karnak, donde "Amón le dio la corona con dos uraei como Horus en el trono de Re", legitimando así su reinado.  Jürgen von Beckerath argumentó en un artículo del GM 136 (1993) que la inscripción registraba tanto la coronación oficial de Shebitku como la primera aparición del propio rey en Egipto después de comparar esta inscripción con el Texto del Nivel del Nilo No. 30 del Año 2 de Shebitku cuando Shabaka conquistó todo Egipto. Si es correcto, esto demostraría que Shebitku realmente había servido como un corregente para Shabaka durante 2 años.
Kenneth Kitchen, sin embargo, observa que el "verbo xai (o apariencia) se aplica a cualquier 'epifanía' oficial o manifestación oficial del rey a sus 'apariciones públicas'.  Kitchen también enfatiza que el período alrededor del primer mes de los días 1-5 de Shemu marcó la fecha de un Festival de Amun-Re en Karnak, que está bien atestiguado durante el Período del Nuevo Reino, la Dinastía 22 y hasta el período Ptolemaico. Por lo tanto, en el tercer año de Shebitku, esta Fiesta de Amón evidentemente coincidió con la Inundación del Nilo y una visita personal de Shebitku al Templo de Amón ", pero no tenemos ninguna garantía para asumir que Shebitku... permaneció sin corona durante 2 años completos después de su adhesión". William Murnane también respaldó esta interpretación al señalar que el Texto del Nilo del año 3 de Shebitku "no necesita referirse a una adhesión o coronación en absoluto. Más bien, parece simplemente registrar una" aparición "de Shebitku en el templo de Amón durante su tercer año y reconocer la influencia del dios en asegurar su aparición inicial como rey".  En otras palabras, Shebitku ya era rey de Egipto y el propósito de su visita a Karnak era recibir y registrar para la posteridad la legitimación oficial del dios Amón de su reinado. Por lo tanto, la evidencia de una posible corregencia entre Shabaka y Shebitku es ilusoria en la actualidad.
Dan'el Kahn también consideró cuidadosamente pero rechazó los argumentos contra una división del reino de la dinastía 25 bajo el reinado de Shabaka con el gobierno de Shabaka en el Bajo y Alto Egipto y Shebitku, actuando como el corregente o virrey menor de Shabaka, en Nubia en un importante artículo de 2006.  Kahn señala que siempre hubo un solo rey nubio gobernando sobre todos los dominios de la dinastía 25, incluidos Egipto y Nubia, y que los problemas de comunicación y control "no impidieron que el rey kushita fuera el gobernante supremo de este vasto territorio". Kahn enfatiza que la gran estela triunfal de Piye indica que solo tomó 39 días viajar en barco desde Napata a Tebas mientras que la estela de adopción Nitocris muestra que "el tiempo para viajar la distancia entre Memphis (o posiblemente Tanis) y Tebas en barco (c.700 km o más para Tanis) es [solo] 16 días". 

Identificación con Sethos de Heródoto 
El historiador griego Heródoto en sus Historias (libro II, capítulo 141) escribe sobre un Sumo Sacerdote de Ptah llamado Sethos que se convirtió en faraón y derrotó a los asirios con intervención divina. Este nombre es probablemente una corrupción de Shebitku.  El relato de Heródoto fue la inspiración para la novela de fantasía del siglo XVIII Life of Sethos, que ha sido influyente entre los afrocentristas.

Shabaka
Neferkare Shabaka (o Shabako) fue el tercer faraón kushita de la vigésimo quinta dinastía de Egipto, que reinó desde 705-690 a. C.

Cronología de Shabaka en la dinastía 25 
La evidencia arqueológica ahora en 2016/2017 favorece firmemente una sucesión Shebitku-Shabaka. El documento GM 251 (2017) de Gerard Broekman muestra que Shebitku reinó antes que Shabaka ya que el borde superior de la inscripción en el muelle Karnak del año 2 de la NLR # 30 de Shabaka fue tallado en el lado izquierdo del borde inferior de la inscripción del año 3 de la NLR # 33 de Shebitku.  Esto solo puede significar que Shabaka gobernó después de Shebitku.
Esfinge cabeza de Shabaka, en exhibición en el Museo Egipcio, El Cairo.

Críticamente, Frederic Payraudeau escribe en francés que "la Divina Adoratriz o la Esposa de Dios de Amón Shepenupet I”, la última Adoratriz Libia, todavía estaba viva durante el reinado de Shebitku porque está representada realizando ritos y se la describe como" viva "en esas partes de la capilla Osiris-Héqadjet construida durante su reinado (muro y exterior de la puerta)  En el resto de la sala, es Amenirdis I, la hermana de Shabaka), a quien se le representa con el título de Adoratrix y se le proporciona un nombre de la coronación La sucesión Shepenupet I - Amenirdis I como la esposa de Dios de Amón o Divina Adoratrix tuvo lugar durante el reinado de Shebitku. Este detalle en sí mismo es suficiente para mostrar que el reinado de Shabaka no puede preceder al de Shebitku. 

La construcción de la tumba de Shebitku (Ku. 18) se asemeja a la de Piye (Ku. 17) mientras que la de Shabaka (Ku. 15) es similar a la de Taharqa (Nu. 1) y Tantamani (Ku. 16).  Esto también favorece una sucesión Shebitku-Shabaka en la dinastía 25. Una de las pruebas más contundentes de que Shabaka gobernó después de Shebitku fue demostrada por las características arquitectónicas de las pirámides reales de Kushite en El Kurru. Solo en las pirámides de Piye (Ku 17) y Shebitku (Ku 18) se encuentran las estructuras de corte abierto de las cámaras funerarias con un techo acanalado, mientras que en las pirámides de Shabaka (Ku 15), Taharqa (Nu 1) y Tantamani (Ku 16), así como con todas las pirámides reales posteriores en El Kurru y Nuri.  La cámara funeraria totalmente tunelizada y una vez decorada de la pirámide de Shabaka fue claramente una mejora arquitectónica ya que fue seguida por Taharqa y todos sus sucesores.  La evidencia del diseño piramidal también muestra que Shabaka debe haber gobernado después de Shebitku, y no antes.
En el Cairo CG 42204 del Sumo Sacerdote de Amón, Haremakhet, hijo de Shabaka, se llama a sí mismo "hijo del rey de Shabaka, justificado, que lo ama, único confidente del rey Taharqa, justificado, director del palacio del rey del Alto y el Bajo Egipto Tanutamun/Tantamani, que viva para siempre". Sin embargo, no se menciona el servicio de Haremakhet bajo Shebitku; incluso si Haremakhet era solo un joven bajo Shebitku, la ausencia de este rey es extraña ya que la intención del texto de la estatua era representar una secuencia cronológica de reyes que reinaron durante la vida de Horemakhet, cada uno de sus nombres acompañado de una referencia a la relación que existía entre el rey mencionado y Horemakhet.  Esto implica que cuando nació Haremakhet, el rey Shebitku ya estaba muerto, lo que favorecería una sucesión de Shebitku-Shabaka.
Payraudeau señala que los shabtis de Shebitku son pequeños (unos 10 cm) y tienen una inscripción muy breve con solo el nombre de nacimiento del rey en un cartucho precedido por "el Osiris, rey del Alto y Bajo Egipto" y seguido de mȝʿ-ḫrw.  Por lo tanto, están muy cerca de los de Piye / Piankhy [42 - D. Dunham, (ver nota 39), lámina 44.]. Sin embargo, los shabtis de Shabaka son más grandes (unos 15-20 cm) con inscripciones más desarrolladas, incluida la cita del Libro de los Muertos, que también está presente en los Taharqo, Tanouetamani y Senkamanisken". Toda esta evidencia sugiere que Shebitku gobernó antes que Shabaka. Finalmente, Payraudeau observa que en la cronología tradicional Shebitku-Shabaka, el lapso de tiempo entre el reinado de Taharqa y Shabaka parece ser excesivamente largo. Señala que Papyrus Louvre E 3328c del año 2 o año 6 de Taharqa menciona la venta de un esclavo por parte de su dueño que lo había comprado en el año 7 de Shabaka, eso es 27 años antes en la cronología tradicional, pero si el reinado de Shabaka es colocado justo antes del de Taharqa (sin el reinado de Shebitku), hay una brecha de unos 10 años que es mucho más creíble.
El respetado erudito alemán Karl Jansen Winkeln también respaldó una sucesión de Shebitku-Shabaka en un artículo de JEH 10 (2017) N.1 titulado 'Beiträge zur Geschichte der Dritten Zwischenzeit', Journal of Egyptian History 10 (2017), pp. 23–42 cuando escribió una posdata que decía "En contraste con mi exposición en el [2014] coloquio de Munster, ahora soy de la opinión de que la (nueva) sucesión Shebitku-Shabako es de hecho correcta... ' 

Familia 
Se cree que Shabaka es hijo del rey Kashta y Pebatjma, aunque un texto de la época de Taharqa podría interpretarse en el sentido de que Shabaka era un hermano de Taharqa y, por lo tanto, un hijo de Piye.
La reina consorte de Shabaka era Qalhata, según los registros asirios, una hermana de Taharqa. Shabaka y Qalhata fueron los padres del rey Tantamani y posiblemente también los padres del rey Shebitku, pero esto entra en conflicto con la evidencia a favor de la decisión de Shabaka después de Shebitku. 
Es posible que la reina Tabekenamun fuera una esposa de Shabaka.  Algunos piensan que ella es la esposa de Taharqa.
El hijo de Shabaka, Haremakhet, se convirtió en Sumo Sacerdote de Amón y es conocido por una estatua y un fragmento de una estatua encontrada en Karnak.  Una mujer llamada Mesbat se menciona en el sarcófago de Haremakhet y puede ser su madre. 
Shabaka es padre de al menos dos hijos más, pero se desconoce la identidad de su madre. Piankharty luego se convirtió en la esposa de su (medio) hermano Tantamani. Ella está representada en la Estela del Sueño con él. Isetemkheb H probablemente también se casó con Tantamani. Fue enterrada en Abydos, Egipto.  

Shabaka sucedió a su tío Shebitku en el trono y adoptó el nombre del trono del gobernante de la Sexta Dinastía, Pepi II Neferkare. El reinado de Shabaka fue fechado inicialmente del 716 a. C. al 702 a. C. por Kenneth Kitchen. Sin embargo, nuevas pruebas indican que Shebitku murió alrededor del año 705 a. C. porque Sargón II (722–705 a. C.) de Asiria declara en una inscripción oficial en Tang-i Var (en el noroeste de Irán), que es datable en 706 a. C., que era Shebitku, El predecesor de Shabaka, que extraditó a Iamanni de Ashdod a Shebitku como rey de Egipto.  Esta opinión ha sido aceptada por muchos egiptólogos hoy como Aidan Dodson,  Rolf Krauss, David Aston y Karl Jansen-Winkeln entre otros porque no hay evidencia concreta de corregencias o divisiones políticas / regionales internas en el reino de Nubia durante la Dinastía Vigésimo Quinta. Este punto también fue subrayado por Dan'el Kahn en un artículo de 2006.  Todos los registros contemporáneos sugieren que los faraones nubios gobernaron Egipto con un solo rey en el trono, mientras que Taharqa declara explícitamente en una de sus estelas Kawa que asumió el poder solo después de la muerte de su hermano, Shebitku.
El reinado de Shabaka es significativo porque consolidó el control del Reino de Nubia sobre todo Egipto, desde Nubia hasta la región del Delta. También vio una enorme cantidad de trabajos de construcción realizados en todo Egipto, especialmente en la ciudad de Tebas, que convirtió en la capital de su reino. En Karnak erigió una estatua de granito rosa de sí mismo con las coronas gemelas de Egipto. Shabaka logró preservar la independencia de Egipto de las potencias extranjeras externas, especialmente el Imperio neoasirio de Sargón II. La reliquia más famosa del reinado de Shabaka es la Piedra Shabaka, que registra varios documentos del Reino Antiguo que el rey ordenó preservar. 
También es notable la Puerta Shabaka, una gran puerta de piedra descubierta por los arqueólogos en 2011 y que se cree que guardó la habitación donde se guardaban los tesoros del rey. A pesar de ser relativamente nuevos en Egipto, Shabaka y su familia estaban inmensamente interesados ​​en el pasado de Egipto y el arte de la época refleja sus gustos que se remontan a períodos anteriores. Shabaka otorgaría refugio al rey Iamanni de Ashdod después de que este huyera a Egipto luego de la represión de su revuelta por Asiria en el 712 a. C.

Muerte 
Se supone que Shabaka murió en su decimoquinto año real basado en la estatua del cubo BM 24429, que data del año 15, II Shemu, día 11 del reinado de Shabaka.  Shabaka fue enterrado en una pirámide en el-Kurru y fue sucedido por su sobrino Taharqa.

Taharqa
Taharqa, también escrito Taharka o Taharqo,  fue un faraón de la Dinastía XXV de Egipto y QORE (rey) del Reino de Kush (actual Sudán).

Vida temprana 
Taharqa era hijo de Piye, el rey nubio de Napata que había conquistado Egipto por primera vez. Taharqa también era primo y sucesor de Shebitku.  Las exitosas campañas de Piye y Shabaka allanaron el camino para un próspero reinado de Taharqa.

Período de gobierno 
El reinado de Taharqa puede datarse del 690 a. C. al 664 a. C.  La evidencia de las fechas de su reinado se deriva de la estela Serapeum, número de catálogo 192. Esta estela registra que un toro Apis nacido e instalado (cuarto mes de la Temporada de la Emergencia, día 9) en el año 26 de Taharqa murió en Año 20 de Psamik I (cuarto mes de Shomu, día 20), habiendo vivido 21 años. Esto le daría a Taharqa un reinado de 26 años y una fracción, en 690–664 a. C.

Adhesión irregular al poder 
Taharqa declara explícitamente en Kawa Stela V, línea 15, que sucedió a su predecesor (generalmente se supone que es Shebitku pero ahora se estableció que era Shabaka en su lugar) después de la muerte de este último con esta declaración: "Recibí la Corona en Memphis después de que el Halcón voló a el cielo". La referencia a Shebitku fue un intento de Taharqa de legitimar su acceso al poder.  Sin embargo, Taharqa nunca menciona la identidad del halcón real y omite por completo cualquier mención del reinado interviniente de Shabaka entre Shebitku y Taharqa posiblemente porque derrocó a Shabaka del poder. 
En Kawa IV, línea 7-13, Taharqa dice:
Él (Taharqa) navegó hacia el norte a Tebas entre los hermosos jóvenes que Su Majestad, el difunto Rey Shabataqo/Shebitku, había enviado desde Nubia. Estaba allí (en Tebas) con él. Lo apreciaba más que cualquiera de sus hermanos. (Aquí sigue una descripción del estado [pobre] del templo de Kawa según lo observado por el príncipe). El corazón de su Majestad estaba triste hasta que su Majestad se convirtió en rey, coronado como Rey del Alto y Bajo Egipto (...). Fue durante el primer año de su reinado cuando recordó lo que había visto del templo cuando era joven. 
En Kawa V: línea 15, Taharqa dice: “Me trajeron de Nubia entre los hermanos reales que su Majestad había traído. Como estaba con él, le quería más que a todos sus hermanos y todos sus hijos, por lo que me distinguió. Gané el corazón de los nobles y fui amado por todos. Fue solo después de que el halcón había volado al cielo que recibí la corona en Memphis”. 
Por lo tanto, Taharqa dice que el rey Shebitku, que le tenía mucho cariño, lo trajo con él a Egipto y durante ese viaje tuvo la oportunidad de ver el deplorable estado del templo de Amón en Kawa, un evento que recordaba después de convertirse en rey. Pero en Kawa V Taharqa dice que en algún momento después de su llegada a Egipto bajo un rey diferente a quien esta vez eligió no nombrar, ocurrió la muerte de este monarca (Shabaka aquí) y luego ocurrió su propia adhesión al trono. La evasión de Taharqa sobre la identidad de su predecesor sugiere que asumió el poder de manera irregular y optó por legitimar su realeza declarando convenientemente el posible hecho o propaganda de que Shebitku lo favorecía "más que todos sus hermanos y todos sus hijos". 
Además, en las líneas 13-14 de Kawa estela V, Su Majestad (que no puede ser otro que Shebitku), se menciona dos veces, y a primera vista, el halcón o halcón que voló al cielo, mencionado en la siguiente línea 15, parece ser idéntico a Su Majestad referido directamente antes (es decir, Shebitku).  Sin embargo, en la línea crítica 15 que registró el acceso de Taharqa al poder, comienza una nueva etapa de la narración, separada de la anterior por un período de muchos años, y el rey o halcón / halcón que voló al cielo es visiblemente se dejó sin nombre para distinguirlo de Su Majestad, Shebitku. Además, el propósito de Kawa V era describir varios eventos separados que ocurrieron en distintas etapas de la vida de Taharqa, en lugar de contar una historia continua al respecto.  Por lo tanto, el texto de Kawa V comenzó con el sexto año de Taharqa y se refirió a la inundación del Alto Nilo de ese año antes de saltar bruscamente de regreso a la juventud de Taharqa al final de la línea 13.  Al comienzo de la línea 15, la coronación de Taharqa es mencionado (con la identidad del halcón/halcón, ahora conocido como Shabaka) sin nombre, pero si fuera Shebitku, el rey favorito de Taharqa, Taharqa lo habría identificado claramente) y se da una descripción de la extensión de las tierras y los extranjeros países bajo el control de Egipto, pero luego (en el medio de la línea 16) la narrativa cambia abruptamente de nuevo a la juventud de Taharqa: "Mi madre estaba en Ta-Sety ... Ahora estaba lejos de ella como un recluta de veinte años, como yo fui con su majestad a la tierra del norte". Sin embargo, inmediatamente después (alrededor de la mitad de la línea 17) el texto salta de nuevo al momento de la adhesión de Taharqa: "Luego vino navegando río abajo para verme después de un largo período de años. Me encontró después de haber aparecido en el trono de Horus... ". Por lo tanto, la narrativa de Kawa V cambia de un evento a otro, y tiene poca o ninguna coherencia o valor cronológico.

Reinado 
Aunque el reinado de Taharqa estuvo lleno de conflictos con los asirios, también fue un próspero período de renacimiento en Egipto y Kush. Cuando Taharqa tenía unos 20 años, participó en una batalla histórica con el emperador asirio Senaquerib en Eltekeh. Según la Biblia hebrea, a pedido de Ezequías, Taharqa y el ejército egipcio / kushita lograron detener el avance asirio sobre Jerusalén, y Senaquerib finalmente abandonó el asedio debido a la pérdida de 185,000 soldados a manos del Señor de acuerdo con el Cuenta bíblica.
El poder de las fuerzas militares de Taharqa se estableció en Eltekeh, lo que llevó a un período de paz en Egipto. Durante este período de paz y prosperidad, el imperio floreció. En el sexto año del reinado de Taharqa, la prosperidad también se vio favorecida por las abundantes lluvias y una gran cosecha. Taharqa aprovechó al máximo la calma en la lucha y la abundante cosecha. Él restauró los templos existentes, construyó otros nuevos y construyó la pirámide más grande de la región de Napatan. Particularmente impresionantes fueron sus adiciones al Templo de Karnak, el nuevo templo de Kawa y los templos de Jebel Barkal. 

Referencias bíblicas 
Se ha sugerido que Taharqa era Tirhakah, rey de Etiopía (Kush), que libró la guerra contra Senaquerib durante el reinado del rey Ezequías de Judá (2 Reyes 19: 9; Isaías 37: 9). 
Se cree que los eventos en el relato bíblico tuvieron lugar en 701 a. C., mientras que Taharqa llegó al trono unos diez años después. Si el título de rey en el texto bíblico se refiere a su futuro título real, todavía puede haber sido demasiado joven para ser un comandante militar. 
Herodoto, el historiador griego que escribió sus Historias c. 450 a.C, habla de un desastre divinamente designado que destruyó un ejército de Senaquerib, que fue derrotado por Sethos (probablemente Shebitku) después de rezar a los dioses. Los dioses enviaron "una multitud de ratones de campo, que devoraron todos los carcajs y cuerdas de arco del enemigo, y se comieron las correas con las que manejaban sus escudos". Esto se conmemora en "una estatua de piedra de Sethos, con un ratón en la mano, y una inscripción a tal efecto" Mírame y aprende a reverenciar a los dioses".
Según Francis Llewellyn Griffith, una hipótesis atractiva es identificar al faraón como Taharqa antes de su sucesión, y a Sethos como su título sacerdotal menfítico, "suponiendo que él fuera entonces gobernador del Bajo Egipto y sumo sacerdote de Ptah, y que en su oficina del gobernador se preparó para ponerse a la defensiva contra un ataque amenazado por Senaquerib. Mientras Taharqa todavía estaba en el vecindario de Pelusium, un desastre inesperado pudo haber sucedido al anfitrión asirio en las fronteras de Palestina y detuvo su marcha sobre Egipto"
Las dos serpientes en la corona del faraón Taharqa muestran que él era el rey de las tierras de Egipto y Nubia.
Taharqa ofreciendo jarras de vino al dios halcón Hemen
Invasión asiria de Egipto 
Fue durante su reinado que el enemigo de Egipto, Asiria, finalmente invadió Egipto. Esarhaddon dirigió varias campañas contra Taharqa, que registró en varios monumentos. Su primer ataque en 677 a. C., destinado a pacificar a las tribus árabes alrededor del Mar Muerto, lo llevó hasta el arroyo de Egipto. Esarhaddon luego procedió a invadir Egipto propiamente dicho en el decimoséptimo año real de Taharqa, después de que Esarhaddon había establecido una revuelta en Ashkelon. Taharqa derrotó a los asirios en esa ocasión. Tres años después, en 671 a. C., el rey asirio capturó y saqueó Memphis, donde capturó a numerosos miembros de la familia real. Taharqa huyó hacia el sur, y Esarhaddon reorganizó la estructura política en el norte, estableciendo a Necho I como rey en Sais. Al regreso de Esarhaddon a Asiria, erigió una estela junto a la estela conmemorativa egipcia y asiria anterior de Nahr el-Kalb, así como una estela de victoria en Zincirli Höyük, que muestra al joven hijo de Taharqa Ushankhuru en cautiverio.
Sin embargo, tras la partida del rey asirio, Taharqa intrigó en los asuntos del Bajo Egipto y avivó numerosas revueltas. Esarhaddon murió en el camino a Egipto, y fue dejado a su hijo y heredero Ashurbanipal para invadir nuevamente Egipto. Ashurbanipal derrotó a Taharqa, quien luego huyó a Tebas.

Muerte 
Taharqa murió en la ciudad de Tebas en 664 a. C., cuando los asirios saquearon la ciudad. Fue seguido por su sucesor designado Tantamani, un hijo de Shabaka, él mismo sucedido por un hijo de Taharqa, Atlanersa. Taharqa fue enterrado en Nuri, en el norte de Sudán. 

Representaciones 
Taharqa fue descrito por el historiador griego antiguo Estrabón como "Avanzado hasta Europa",  y (citando a Megasthenes), incluso hasta los Pilares de Hércules en España. 
En las representaciones bíblicas, él es el salvador del pueblo hebreo, ya que están siendo asediados por Senaquerib (Isaías 37: 8-9 y 2 Reyes 19: 8-9).
El actor Will Smith estaba desarrollando una película titulada El último faraón, que planeaba producir y protagonizar como Taharqa. Carl Franklin contribuyó al guión.  Randall Wallace fue contratado para reescribir en septiembre de 2008. 
Shabti del rey Taharqa
Estatuas de Amón en forma de carnero que protege al rey Taharqa
Al menos tres estatuas gneis graníticas egipcias antiguas de Amón en forma de carnero que protegen al rey Taharqa se exhibieron en el Templo de Amón en Kawa en Nubia. La construcción del templo de piedra fue iniciada en 683 a. C. por el faraón Taharqa. El carnero es uno de los animales sagrados para Amón, y varios templos dedicados a Amón, incluido el de Karnak, presentaban carnero o estatuas de esfinges con cabeza de carnero.
Los carneros fueron encontrados por el profesor Francis Llewellyn Griffith durante sus excavaciones en el templo en 1930-1. En el enfoque occidental del templo de piedra se encontraron dos conjuntos de bases de piedra arenisca emparejadas, frente al primer y segundo pilones respectivamente, y se encontraron figuras de carneros en dos de ellos.  El ariete de emparejamiento con el del Museo Británico se lleva a cabo en el Museo Ashmolean, Oxford, donde se guardan muchos de los artefactos de las excavaciones en Kawa.  El ejemplo del Museo Británico fue adquirido en 1933 de las excavaciones de Oxford del profesor Griffith en Nubia.

La estatua del Museo Británico 
La base de la estatua tiene 1.63 m de largo y 0.63 m de ancho, y la estatua tiene 1.06 m de alto. El carnero está acostado sobre su estómago con las patas delanteras dobladas debajo, y entre ellos protege una figura de pie del rey Taharqa. Un orificio en la parte superior de la cabeza del carnero indica dónde habría encajado originalmente un disco dorado. 
Una inscripción jeroglífica recorre los lados del zócalo de adelante hacia atrás y proclama a Taharqa como el hijo de Amón y Mut, Señora del Cielo, "que satisface completamente el corazón de su padre Amón". 

La estatua de Ashmolean 
La estatua de Ashmolean se exhibe en las galerías rediseñadas de Egipto y Nubia, abiertas en 2011. 
En 2005, el entonces escritor residente en el Museo Ashmolean, Chuma Nwokolo, Jr, escribió un poema inspirado en la estatua y otras exhibiciones sobre Taharqa.

La estatua de Jartum 
La tercera estatua se exhibe en el patio del Museo Nacional de Sudán, Jartum.
Esfinge de Taharqa
La Esfinge de Taharqa es una estatua de gneis de granito de una esfinge con la cara de Taharqo. Era un rey nubio, uno de los gobernantes de la Dinastía Egipcia 25 (alrededor de 747-656 a, C.) del Reino de Kush. Ahora está en el Museo Británico de Londres. 
Si bien la Esfinge de Taharqo es significativamente más pequeña (73 centímetros de largo) que la Esfinge de Giza (73 metros de largo), es notable por sus prominentes elementos egipcios y kushitas. El león retratado en la esfinge está hecho en estilo clásico egipcio, mientras que la cara de la esfinge es claramente la de Taharqo. Los jeroglíficos en la estatua explican que es un retrato del gran Rey Taharqo, el cuarto faraón que gobernó sobre los reinos combinados de Kush y el Antiguo Egipto durante el Tercer Período Intermedio. La esfinge está hecha de granito gris arenoso.  
Taharqo fue el último rey nubio que gobernó sobre Egipto. Fue derrotado por los reyes asirios Esarhaddon y Aššurbanipal.  Su reinado duró desde 690 cuando sucedió a Shebitqo hasta su muerte en 664. Era el hijo de Piye y Abar y el padre de su hija, Amenirdis II.  Taharqa fue uno de los gobernantes de Kush que dominó Egipto como la Dinastía Vigésimo Quinta.  Fue un gobernante significativamente importante, iniciando una edad de oro para su nuevo reino. Aunque Taharqo no era de ascendencia egipcia, adoraba al dios egipcio Amón, construyó pirámides y templos en el modelo egipcio, y sus funcionarios escribieron en jeroglíficos egipcios. 

La estatua 
La estatua es una esfinge, que representa aquí el inmenso poder del faraón egipcio y kushita Taharqa, cuyo rostro se muestra. El tocado lleva dos uraei, los símbolos de la realeza, y el nombre de Taharqo aparece en un cartucho en el cofre de la esfinge. La estatua se llama "una obra maestra del arte kushita". 
La estatua fue excavada en el Templo T, en el área al este de la parte sureste del Templo de Amón en Kawa (ahora Gematon), en Nubia (ahora Sudán), durante las excavaciones allí por la Misión Arqueológica de la Universidad de Oxford durante los años treinta La construcción del templo de piedra fue iniciada en 683 a.C. por Taharqo.
La estatua es un objeto "Highlight" del Museo Británico y fue seleccionada como el vigésimo segundo objeto de la serie A History of the World in 100 Objects seleccionada por el director del Museo Británico Neil MacGregor y transmitida por BBC Radio 4 en 2010.  La esfinge es una imagen de un faraón negro del África subsahariana, y su mensaje fue señalar que este faraón negro se encontraba en una larga fila de grandes gobernantes egipcios. 

Tantamani
Tantamani,  Tanutamun o Tanwetamani o Tementhes (griego) (m. 653 a. C.) fue un faraón de Egipto y el Reino de Kush ubicado en el norte de Sudán y miembro de la dinastía nubia o vigésimo quinta de Egipto. Su prenomen o nombre real era Bakare, que significa "Glorioso es el alma de Re". 
Era el hijo del rey Shabaka y el sobrino de su predecesor Taharqa. En algunas fuentes se dice que es el hijo de Shebitku.  Los registros asirios llaman a Tantamani hijo de Shabaka y se refieren a Qalhata como una hermana de Taharqa. Algunos egiptólogos interpretaron el texto asirio afirmando que Tantamani era hijo de Shebitku, pero como probablemente era hijo del propio Shabaka, ahora es más común considerar a Tantamani como un hijo de Shabaka.
Una vez que los asirios designaron a Necho I como rey y abandonaron Egipto, Tantamani marchó por el Nilo desde Nubia y volvió a ocupar todo Egipto, incluido Menfis. Necho I, el representante de los asirios, fue asesinado en la campaña de Tantamani. Como reacción, los asirios regresaron a Egipto con fuerza, derrotaron al ejército de Tantamani en el Delta y avanzaron hasta el sur hasta Tebas, que saquearon. La reconquista asiria terminó efectivamente con el control de Nubia sobre Egipto, aunque la autoridad de Tantamani todavía era reconocida en el Alto Egipto hasta su octavo año en 656 a. C., cuando la armada de Psamtik I tomó el control pacíficamente de Tebas y unificó efectivamente todo Egipto.
A partir de entonces, Tantamani gobernó solo Nubia (Kush). Tantamani murió en 653 a. C. y fue sucedido por Atlanersa, un hijo de Taharqa. Fue enterrado en el cementerio familiar de El-Kurru. El arqueólogo Charles Bonnet descubrió la estatua de Tantamani en Kerma (ahora llamada Gel Doukki) en 2003. 
Cabeza de una estatua, tal vez mostrando a Amón, con el nombre de Tantamani en su pilar posterior (Museo Ashmolean)
Tumba del Kurru nº 16
La superficie de la pirámide (Lepsius 4 - P & M 16), de la cual sólo quedan algunos restos de sus restos, tuvo que haber ocupado un área de unos 8,25 metros cuadrados. Fue construida probablemente en la piedra arenisca. Estaba rodeada por un muro, también en piedra arenisca, de los cuales algunos bloques de la pared sur se han encontrado. También existen algunos bloques de piedra arenisca de la pared norte de la capilla, que estaba conectado a la pirámide.
Consta de 34 escalones, el largo descenso se alinea con la capilla (dirección este-oeste). Un pequeño rellano precede a la primera sala (A).   A la antecámara, se entra por un breve pasaje arqueado.  La antesala de medidas 3 x 3 metros, con un techo casi plano. Las paredes están estucadas y pintadas.
La cámara funeraria (B), alcanzada por dos escalones más adelante, es mucho mayor: 6 x 4,15 metros, con un techo arqueado ligeramente aplanado. No hay  banco. Las paredes también están estucadas y decoradas (Dunham, 1950).
Las paredes han sido blanqueadas y su decoración es una aplicación de la pintura, el artista ha dejado rastros de rojo, que  son todavía muy visibles. Ninguna parte de las paredes está esculpida.
Debido a las inundaciones y deslizamientos de lodo, la decoración se ha perdido a una altura que varía entre 60cm. y 160cm. La tumba no había sido terminada, algunos dibujos y jeroglíficos sólo se han terminado como bocetos o esquema.
Ciertos colores no han resistido al tiempo, por lo que muchas partes en negro o en azul hoy han desaparecido. Esto es especialmente cierto en algunas pelucas, que originalmente eran de color lapislázuli, como el pelo de los dioses, y que hoy es blanco. El negro de los ojos está especialmente en mal estado de conservación.
La composición general es simple, con escenas de bienvenida en la antesala, y con escenas funerarias de manera más estricta en la cámara funeraria.
El cutis de las siluetas obedece al estricto cañón clásico egipcio (que los egipcios de la época, sin embargo habían abandonado en gran medida), con la piel de los hombres de color rojo oscuro, y la de las mujeres amarillo, casi el color de la paja. El bosquejo de los personajes se logra en amarillo, y no de negro, como cabría esperar. Los de los jeroglíficos son en rojo.
La calidad de las representaciones es de calidad media, que aparece rígido y medido, muy lejos de las representaciones de Tebas del siglo pasado. El gran tamaño de los personajes es similar a lo que se había logrado para los hijos de Ramsés III en el Valle de los Reyes. Pero allí, la falta de iconografía, con algunas escenas, sin embargo, fue compensada por una calidad técnica hermosa, lo que le falta un poco aquí.
La llegada al poder de la dinastía de los kushitas o nubios supuso un cambio en el modelo de enterramiento que se había llevado en Egipto, en el ámbito real, durante los últimos siglos. Los reyes de la dinastía XXV volverán al arcaismo de la época de las pirámides, no sólo en el plano teológico sino también en el arquitectónico. Los reyes nubios debían demostrar de algún modo que ellos eran egipcios y que el dios Amón, dios principal de los egipcios de aquella época, también era su dios desde tiempos inmemoriales y que les había elegido a ellos para organizar Egipto y devolverle sus glorias pasadas. Así es como, casi mil años después de que un rey egipcio se construyera por última vez una pirámide, y casi dos mil años después de que Djeser (Zoser) mandase al arquitecto Imhetep erigir la primera pirámide (escalonada) de Egipto, ahora, los reyes de la dinastía XXV volverán a construir pirámides.
La necrópolis de el-Kurru (en el actual Sudán) fue elegida por la mayor parte de los reyes de la dinastía XXV para construir sus pirámides. Actualmente estas pirámides han sido arrasadas casi por completo, de modo que únicamente se puede ver su ámbito subterráneo. Y de éstas, la mejor conservada es la de Tanutamón, último rey de la dinastía XXV. La tumba consiste en un corredor descendente excavado en la roca, una antecámara y una cámara sepulcral abovedada. Sobre ésta, en la superficie, se situaba la pirámide y una pequeña capilla para el culto funerario. En la tumba de Tanutamón aún pueden observarse parte de las pinturas y textos que la decoraban. Junto a algunos capítulos del Libro de los Muertos el rey kushita empleó también pasajes de los Textos de las Pirámides, inscripciones que habían sido empleadas muchísimos siglos antes, por los reyes del Imperio Antiguo. Aquí quedaría reflejado también ese arcaismo típico del período kushita que se refleja en la arquitectura, el arte y la cultura.


La otra gran necrópolis de la dinastía XXV es la de Nuri, también en Sudán. Aquí fue enterrado el penúltimo rey de la dinastía nubia, Taharqa. Su pirámide fue la más grande de esta época, con una altura aproximada de  metros. En origen medía 52 metros de lado por unos 62 metros de altura. Actualmente, sin embargo, está colapsada y no es más que un montón de piedras que no alcanza los veinte metros de altura.

La expulsión de los reyes kushitas de Egipto no significará que en Kush se acabe con las costumbres egipcias que en Kush habían llegado a su máximo apogeo durante el reinado de los reyes de la dinastía XXV. Tras Tanutamón, la dinastía siguió reinando en Kush, así que los siguientes reyes seguirán utilizando las necrópolis de el-Kurru y Nuri para enterrarse. Sin embargo, cuando la capital kushita se traslade de Napata a Meroe (mucho más al sur) a finales del siglo IV a.C., no tardará mucho en crearse un nuevo cementerio cercano a la nueva capital. El cementerio de Meroe, en uso desde 270 a.C. a 320 d.C., constituye un asombroso ejemplo de cómo las costumbres funerarias egipcias pudieron continuar existiendo fuera de Egipto, mantenidas por reyes de Meroe cuando ya no existían faraones en Egipto. Las tumbas siguieron el modelo de la dinastía XXV: capilla pegada al lado oriental de la pirámide en el ámbito exterior, y corredor descendente, antecámara y cámara sepulcral en el ámbito subterráneo.



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