DE LA PIRÁMIDE ESCALONADA A
LA PIRÁMIDE PERFECTA. COMPLEJOS PIRAMIDALES.
III
DINASTÍA (2686-2613 a. C.)
El
camino hacia la perfección
Con la
llegada de la III Dinastía se inicia el llamado Imperio Antiguo. Un periodo de
tal importancia que sin duda marcó en gran parte las señas de identidad del
Egipto posterior.
Tras los
desórdenes con los que se inicia el gobierno del primero de sus gobernantes, el
escasamente conocido rey Sanajt*
(Nebka?) le sucede el que probablemente fuera su hermano, el rey Necherjet-Dyeser o Zoser. Éste,
una vez resueltas lo que parecen dificultades políticas de su antecesor, se
encomendó a labores administrativas propias de un incipiente estado, creando
las bases de las diferentes administraciones públicas y en especial a aquéllas
referidas a la gobernación de sus nomos. Fijó a Menfis como lugar de residencia
y con ello la capital del país, y consolidó la figura del visir como
administrador de ese estado centralizado. Organizó el ejército y estableció la
unidad que entre monarquía y religión iba a quedar ya definitivamente unida
para el futuro. En el terreno económico, advirtió la importancia de las
explotaciones mineras del Sinaí como importante fuente de recursos y a ellas
acudió en búsqueda de cobre y turquesa. Esa importante actividad
administrativa, unida a la otra económica, hizo que su gobierno generara
notables recursos en la sociedad egipcia y que éstos repercutieran en su
estabilidad política.
Si hay
algún culpable, habrían de ser los historiadores quienes, ya en el siglo XIX,
impusieron en la cronología egipcia el término “Imperio Antiguo” cuyas
connotaciones bien pueden conducir a engaño, ya que refleja un enfoque a la
periodicidad de la Historia del que hoy abrigamos serias reservas.
Los
antiguos egipcios nunca lo usaron, aunque, de cualquier forma, les habría sido
difícil de captar la diferencia entre el Período Dinástico Temprano
(3.000-2.686 a.C.) y el Imperio Antiguo (2.686-2.160 a.C.)
Ya el
último faraón del Período Dinástico Temprano y los dos primeros soberanos del
Imperio Antiguo eran, al parecer, familiares de la Reina Nimaathap, a la que se
describe como la madre de los hijos del faraón, bajo el reinado de Khasekhemwy,
y como “madre del faraón del
Alto y Bajo Egipto”, bajo el de Djoser (2.667-2.648 a.C.)
Para los
egipcios era incluso más importante el hecho de que el lugar de residencia real
no cambiase, sino que permaneciese en el “Muro Blanco” (Ineb-hedj), en la orilla
oeste de El Nilo, al sur del actual Cairo.
No
obstante, los egipcios valoraban y eran conscientes de la revolucionaria
aportación de los constructores del Faraón Djoser a la arquitectura funeraria
real. Los grandes proyectos de construcción, propiciados y organizados por el
Estado, tuvieron un efecto inmediato y profundo en la economía y en la sociedad
egipcia.
Esta sería
la principal justificación para una división entre el Período Dinástico
Temprano y el Imperio Antiguo; aunque viene marcada más por el progreso de la
arquitectura que por los cambios reales personales.
CONSIDERACIONES CRONOLÓGICAS Y PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DEL PERÍODO.
Gracias a
la información que nos proporciona la ramésida "Lista-de-Reyes",
escrita sobre un papiro actualmente en el Museo Egizio de Turín, conocido como
el "Canon de Turín", no parece que existan muchos eslabones frágiles
en lo que al orden y datación de los dirigentes del Imperio Antiguo se refiere.
Entre los
faraones cronológicamente más significativos, sólo la duración de los reinados
de Menkaura (2.532-2.503 a.C.), Dinastía IV, y de Neferirkara (2.475-2.455
A.C.), Dinastía V, presenta algunos problemas; la del primero quizás por
exceso, y la del segundo ciertamente por defecto.
No se
dispone de fechas concretas basadas en observaciones astronómicas
contemporáneas, y los cálculos que se han hecho para otros períodos podrían
cambiar la relativa posición que el Imperio Antiguo ocupa en el esquema
cronológico de la Historia del Antiguo Egipto.
El grado de
confianza que depositamos en las antiguas fuentes, y nuestro conocimiento del
sistema de datación egipcio son, por otra parte, también muy importantes. Es
así que la fecha de 2.686 a.C., como principio del reinado del Faraón Nebka -
primero de la Dinastía III, según Maneto - parece segura; eso sí, con un margen
de error de unos veinticinco años, aun cuando su posición en la dinastía ha
sido recientemente cuestionada.
El final
del período - unos cinco siglos y medio más tarde - es aún más oscuro. Sin
embargo, los antiguos egipcios y los historiadores modernos parecen estar, en
general, de acuerdo con sus características. Para los egipcios, el cambio de
residencia real, lejos de Menfis, estuvo representado por una brusca división
en sus listas-de-reyes. Puesto que todo ello coincidió, más o menos, con unos
profundos cambios políticos, económicos y culturales en la sociedad egipcia, es
conveniente seguir su ejemplo.
En
cualquier caso, la ausencia de indicadores cronológicos fiables es
desalentadora, y el grado de incertidumbre es tal que, en muchos casos, si
tenemos en cuenta nuestro actual estado de conocimiento, la "polémica
viva" es puramente académica.
Aunque en
general aún se sigue la agrupación de los reyes egipcios en dinastías o casas
reinantes, introducida por el historiador tolemaico Maneto del Siglo III a.C.,
su vulnerabilidad raramente ha sido expuesta de forma más convincente que en el
caso del Imperio Antiguo.
Se pueden
establecer razones contemporáneas para casi todas las rupturas dinásticas pero,
en la mayoría de los casos, sería difícil defenderlas como criterios históricos
sólidos, o como una discontinuidad en la línea sucesoria real. Sin embargo,
ante la ausencia de una alternativa radical, el sistema de Maneto proporciona
un esquema cronológico práctico, ya que prescinde de las fechas absolutas en
años a.C. de gran fluidez.
Durante el
Imperio Antiguo, Egipto experimentó un largo e ininterrumpido período de
prosperidad económica y estabilidad política, dando así continuidad, en ambos
aspectos, al Período Protodinástico.
Creció
rápidamente, convirtiéndose en un estado centralizado, organizado y gobernado
por un faraón al que se consideraba dotado de auténticos poderes
sobrenaturales. Administrado por una élite alfabetizada - seleccionada, al
menos en parte, por méritos - Egipto gozó de una casi total auto-suficiencia y
seguridad dentro de sus fronteras naturales. Ningún rival externo amenazaba su
dominio sobre el extremo nordeste de África y zonas inmediatamente adyacentes
de Asia Occidental. Por otra parte, los avances en las ideas religiosas se
reflejaban en sus impresionantes logros, tanto en las Artes como en la
Literatura.
LOS PROYECTOS DE CONSTRUCCIÓN A GRAN ESCALA COMO
CATALIZADORES DEL CAMBIO
El Faraón
Djoser, conocido por sus monumentos como Netjerikhet – sus nombres de Horus y nebty – es uno de los más
famosos monarcas de la historia de Egipto. En el Canon de Turín, su nombre va
precedido de una rúbrica en rojo. Casi 2.500 años más tarde, durante el reinado
de Tolomeo V Epífanes (205-180 a.C.), la "Estela de la Hambruna" de
la isla de Sehel, en la región de la 1ª Catarata, aún da testimonio de su
imagen como modelo de gobernante sabio y piadoso (Djoser significa “santo” o “sagrado”).
Aun
sabiendo que la estela es un texto histórico tendencioso y adulterado,
publicado por los sacerdotes del dios local Khnum, su importancia radica, más
en el reconocimiento postrero de Djoser que trasmite, que en la historicidad de
los acontecimientos que registra.
Por otra
parte, los anales registrados en la Piedra de Palermo dejan constancia de la
construcción de un edificio de piedra llamado Men-netjeret, bien durante el
reinado de Khasekhemwy, último faraón de la Dinastía II, o durante el del
predecesor de Djoser, Nebka (2.686-2.667 a.C.)
Nada más se
ha sabido del edificio, aunque es muy posible que se trate de la estructura
conocida con el nombre de Gisr-el-Nudir, en Saqqara Norte, al suroeste de la
pirámide de Djoser. No obstante, no llegó a pasar de las etapas iniciales de
construcción, así que el crédito al primer gran edificio de piedra terminado
con éxito del mundo se lo lleva Djoser.
La
superestructura de la tumba de Djoser es el resultado de seis variantes del
plano original, realizadas en turno, conforme se iba apreciando el enorme
potencial del nuevo material de construcción. Antes de Nebka y Djoser, la
piedra solamente se había utilizado de forma limitada como elemento
complementario en las tumbas de adobe.
La
estructura final es una pirámide de seis escalones, que ocupa una superficie en
planta de 140 x 118 m, y una altura de 60 m. Se levanta dentro de un recinto de
aproximadamente 545m x 277m, cuyos muros probablemente imitaban la fachada del
palacio real.
Al cuerpo
del faraón se le hacía descansar en una cámara construida debajo de la
pirámide, por debajo del nivel del suelo. Mientras que para nosotros la
innovación arquitectónica estaba dando paso a un nuevo período histórico,
también significaba un claro eslabón con el pasado. En su diseño inicial, era
sólo una mastaba de planta rectangular; la típica tumba real del Período
Dinástico Temprano.
Un rasgo
singular del recinto lo constituye un amplio patio abierto y un complejo de
capillas y otras construcciones, réplicas en piedra de estructuras que habrían
sido levantadas utilizando materiales perecederos, para los festivales sed - o jubileos reales -
durante la vida del faraón. De esta forma, Djoser esperaba poder continuar la
celebración de dichos acontecimientos en la Otra Vida, donde se renovarían su
energía y sus poderes, así como su habilidad para gobernar de una forma eficaz.
En la parte
sur del recinto hay un edificio conocido como la “Tumba Sur” que imita los
elementos subterráneos de la pirámide. Se desconoce su función, pero se le
puede equiparar con las pirámides satélites de posteriores complejos
piramidales.
La
tradición nos dice que Imhotep del
griego Imouthes fue el arquitecto de Djoser, y el inventor de
la construcción de piedra. Más adelante sería deificado y considerado como
"hijo del Dios Ptah" y "Patrón de escribas y médicos",
equiparándolo al dios griego Asklepios.
Su historicidad ha quedado confirmada con el descubrimiento de la base de una
estatua de Djoser en la que aparece también el nombre Imhotep.
Su tumba
estuvo, probablemente, situada en Saqqara, quizás al borde del altiplano del
desierto, al este de la pirámide de su real señor, pero aún no ha sido
localizada, lo que representa una de las perspectivas más atractivas y
emocionantes para futuros trabajos de campo.
El hecho de
que Imhotep fuese un alto sacerdote de Heliópolis apunta a la primitiva
importancia que se le daba ya al dios-sol Ra, o Ra-Atum.
La
residencia real y el centro administrativo de Egipto estaban situados en una
zona donde el Dios Ptah era el principal dios local, pero es probable que
Heliópolis la Iunu egipcia y la bíblica
On situada al nordeste de la capital del
Imperio Antiguo, en la orilla este de El Nilo actualmente un suburbio de El
Cairo fuese reorganizada como la capital religiosa del país al comienzo del
Imperio Antiguo. Djoser fue el primer gobernante en consagrar allí una capilla.
El afán de
esplendor y magnificencia monumental, propios de un enterramiento real, se
puede ya detectar en el reinado de Djoser; refleja el criterio prevalente en
aquellos tiempos sobre la posición que debía tener el faraón en la sociedad
egipcia. Este criterio puede haberse visto reforzado después al encontrar en la
arquitectura funeraria un medio de expresión ideal.
Durante el
curso de los dos siguientes siglos, este enfoque se exploró hasta sus límites,
convirtiéndose en un poderoso catalizador para el desarrollo de la sociedad
egipcia.
La pirámide
fue ahora adoptada como modelo de tumba real, pero ninguna de las planeadas por
los sucesores de Djoser llegó a terminarse. La pirámide que iba a ser para
Sekhemkhet (2.648-2.640 a.C.) se empezó a construir al suroeste de la de
Djoser, y su diseño era aún más ambicioso. Un grafiti en el muro del recinto
menciona a Imhotep que por entonces podría aún estar activo.
El titular
de la pirámide se deduce por la presencia del nombre de Sekhemkhet en unas
impresiones de sellado sobre arcilla encontradas en sus habitaciones
subterráneas. Aunque la cámara funeraria de la pirámide contenía un sarcófago
sellado esculpido en alabastro egipcio, éste estaba totalmente vacío, por lo
que parece claro que la superestructura fue abandonada cuando alcanzó una
altura de 7 metros.
Otra
estructura inacabada similar, en Zawiyet el-Aryan, al norte de Saqqara, se ha
asignado - con probabilidades pero sin certeza - a Khaba (2.640-2.637 A.C.). La
corta duración de los reinados de estos dos faraones – sólo seis años cada uno
– fue sin duda responsable de la interrupción de la construcción de estas pirámides.
Faraones de la Dinastía III
Nombre común
|
Nombre de Horus
|
Nombre de Trono
|
Comentarios
|
Reinado
|
Sanajt
|
Sanajt
|
Nebka
|
19 años
|
|
Zoser
|
Necherjet
|
Dyeser
|
Erigió la Pirámide escalonada de
Saqqara
|
19 años
|
Sejemjet
|
Sejemjet
|
Dyeser-teti
|
6 años
|
|
Jaba
|
Jaba
|
Sedyes
|
6 años
|
|
Qa-hedyet
|
Qa-hedyet
|
Huny
|
Muchos egiptólogos piensan que es
Huny
|
24 años
|
CULTURA MATERIAL,
EPIGRAFÍA Y LITERATURA DEL REINO ANTIGUO.
Introducción
Los egipcios ya vieron en estas
construcciones una manifestación de su poder, de la estabilidad de su
civilización y, en ocasiones, la expresión de aquello a lo que querían volver,
bien como una reafirmación nacional o tras un período de crisis.
Igualmente, culturas próximas a Egipto
adoptaron esta construcción como una más de sus manifestaciones, queriendo
simbolizar con ello su relación y vinculación con esta tierra y sus gentes,
como fue el caso de la civilización Meroítica[1].
Es por ello que desde la misma Antigüedad puede hablarse de una fascinación por
unas construcciones cuya comprensión y función en el seno de la cultura que las
creo, la faraónica, ha ido aumentando en los últimos años pero que, de forma
inevitable, siguen siendo objeto de muchas y variadas especulaciones creyendo
por ello necesario, en nuestra opinión, el presentar algunos de los aspectos
que consideramos básicos para entender las pirámides, el origen de su mito y su
verdadera función en la cultura que las creo.
Para los griegos y los romanos, que con
sus relatos y descripciones de lo egipcio fueron poniendo las bases de la
"egiptomanía", las pirámides eran uno más de los aspectos de la
cultura egipcia que despertó su curiosidad, señalando Aristóteles en su
Política que su verdadera intención fue la de mantener ocupada a la población
para que no pudiera conspirar contra el Faraón, mientras que del relato de
Heródoto sorprende su errónea descripción de las mismas, algo que ha
contribuido al debate sobre si en verdad el padre de la historia estuvo en
Egipto o si, por el contrario, se basó en historias y leyendas que ya
circulaban en su tiempo, el siglo IV a.C. En época romana la atracción por lo
egipcio continuo, en especial durante el I. Romano, representándose algunos de
sus Emperadores como verdaderos faraones, construyendo templos y, por supuesto,
llevando a la corte de Roma amuletos y objetos de una cultura de la que también
adoptaron algunas divinidades, como Isis. Entre esas "importaciones"
estuvo la forma piramidal, adaptada por algunos miembros de la aristocracia
romana para señalar y destacar su tumba.
Pero debemos esperar al medievo, cuando
las pirámides son identificadas como los graneros construidos por el patriarca
José, y en especial al Renacimiento, con la recuperación de los relatos
clásicos, cuando fueron poniéndose las bases de la llamada piramidología. Los
debates sobre su construcción, intencionalidad o los supuestos tesoros y salas
todavía ocultos van tomando forma, algo favorecido por la incomunicación que
existía entre Oriente y Occidente y, por otra parte, por las propias leyendas
sobre espíritus que habitaban las pirámides o salas ocultas que el mundo árabe,
que no se consideraba heredero de aquellas construcciones, también iba
formulando.
Con el Romanticismo, y en especial el
orientalismo del siglo XIX, se abre la comunicación entre Oriente y Occidente,
al mismo tiempo que tras la expedición de Napoleón se ponen las bases de la ciencia
egiptológica, período en el que terminaron por configurarse un conjunto de
ideas preconcebidas sobre unos monumentos cuya única función se entendía como
funeraria y su construcción reflejo de una sociedad esclavizada bajo el poder
absoluto de unos faraones que, al igual que los Faraones bíblicos, eran
despóticos.
Como consecuencia de todo ello, Egipto se
identifica con las pirámides aunque las mismas son características únicamente
del Reino Antiguo, período sobre el que nuestra información es muy escasa, en
parte debido a que la investigación se ha centrado en estos monumentos para
satisfacer la curiosidad y mantener el mito de lo egipcio. Con posterioridad. Las
pirámides del Reino Medio son muy pequeñas y de escasa calidad, mientras que en
el Reino Nuevo las mismas aparecen como elementos exteriores en las tumbas de
los artesanos de Deir el-Medina.
Pirámide de Sesostris II (o Senusert II,
Imperio Medio, XII Dinastía, 1897-1878 a. C aprox.
Por lo tanto, pirámides se construyeron a
lo largo de toda la civilización faraónica, pero son las presentes en la
llanura de Giza, la única de las siete maravillas que se conserva, las que
centran la curiosidad, pero las mismas no son más que la culminación de una
evolución, científica y filosófica, que tiene sus orígenes en los albores
neolíticos de la cultura Faraónica.
Es por ello que consideramos importante
acercar al conjunto de la sociedad una serie de ideas, como cuál fue su origen,
por qué se adoptó la pirámide como forma de enterramiento y, especialmente,
hacer ver que las mismas no deben interpretarse únicamente como monumentos funerarios,
sino como un elemento más de un conjunto arquitectónico. Por otra parte, en
ningún momento debemos olvidar que las pirámides no solamente deben ser
admiradas por su tamaño o la perfección de su orientación, sino también por el
esfuerzo administrativo y de organización que conlleva su construcción.
Pirámide de Sesostris II (o Senusert II,
Imperio Medio, XII Dinastía, 1897-1878 a. C. aprox.
Origen y
significado
La realización de una construcción
conlleva un simbolismo, desde el acercamiento al cielo de las catedrales
góticas a la imagen del desarrollo económico que transmiten los rascacielos.
Así, en toda sociedad las construcciones religiosas no
están concebidas solo para la realización de unos ritos, sino también para
actuar como centros aglutinadores, bien del urbanismo, de la vida
comunitaria... De esta forma las pirámides tuvieron una función no solo funeraria, sino también de culto, de templo
dedicado a la memoria de un Faraón que, durante el Reino Antiguo es considerado
como una divinidad y desde donde seguirá protegiendo al conjunto de la sociedad
frente al caos, los peligros que acechan la vida en el valle del Nilo.
Para comprender el simbolismo de las
pirámides debemos referirnos, obligatoriamente, a la concepción que del mundo
tenían los egipcios, para quienes el universo se creó desde la llamada colina primigenia,
desde donde el dios creador, diferente según cada cosmogonía, procede al
establecimiento del orden, del mundo egipcio. La razón de esta idea es que
cuando las aguas del Nilo comienzan a retirarse de los campos inundados lo
primero que comienza a observarse son las lomas de la tierra que ha sido
fecundada y que posibilitarán el bienestar económico. Las pirámides son, por
tanto, una estilización de dicha colina primigenia, símbolo de la vida eterna y
de la regeneración continua, siendo las tumbas desde el periodo neolítico
identificadas por un montículo exterior, desde donde se irá generando la forma
piramidal. Igualmente, en jeroglífico el término para referirse a las pirámides
es mer, escalera, posiblemente haciendo referencia al deseo de que sirviera de
acceso al cielo.
El carácter ideológico de las pirámides
queda patente desde la primera pirámide, la famosa pirámide escalonada de
Djoser, donde se utiliza por primera vez la piedra como material constructivo
en una tumba real, integrándose la misma en un recinto donde se celebró el
Festival Sed, destinado en el mundo egipcio al rejuvenecimiento y reafirmación
del rey en el trono de Egipto. Es por ello que, desde sus comienzos, la
pirámide no debe entenderse como un monumento aislado, sino como uno más dentro
de un complejo.
Ya desde el
neolítico existe una intención de identificar la tumba desde el exterior para
poder realizar los ritos funerarios que permitieran la vida eterna del Ka. Con
el surgimiento del Estado y la aparición de una realeza, esta última desarrolla
toda una serie de símbolos que permitan establecer su relación con la divinidad
así como su prestigio e importancia en el orden que los dioses habían
establecido en la creación, razón por la que sus tumbas van haciéndose más
grandes y complejas, al mismo tiempo que se observan ya los primeros intentos
de dotar al conjunto funerario de una elevación que simbolice la colina
primigenia, todavía sin alcanzar la forma piramidal, pero la transición y los
experimentos técnicos habían comenzado.
Conjuntos
piramidales
Dentro del espacio cronológico del Reino
Antiguo, período en el que las pirámides son características del mundo egipcio,
la pirámide se integra dentro de un complejo o conjunto de edificaciones que,
por regla general consta de cuatro partes.
La primera de ellas es el llamado templo
del valle, erigido junto a un puerto fluvial al que llegaban las embarcaciones
con los materiales constructivos y que, una vez terminado el complejo, era
donde se rendía culto funerario al rey. De este templo partía un pasadizo
cubierto, segundo de los elementos, que comunicaba el templo del valle con el
templo piramidal, tercero de los elementos construido junto a la pirámide,
última de las edificaciones.
Por lo general suele señalarse que el
pasadizo que unía los dos templos era por donde se trasladaba el cuerpo
momificado del rey hasta la cámara funeraria de la pirámide, opinión
recientemente rechazada por dos razones. En primer lugar, porque en el templo
del valle no se han encontrado útiles o indicios de que allí se realizaran los
ritos funerarios de la momificación y, en segundo lugar, porque el ancho de los
pasadizos no es suficiente para permitir el paso del sarcófago. Es por ello que
los mismos pueden haber servido como un medio para que el espíritu del rey se
trasladara desde su morada eterna al templo del valle, donde tenían lugar los
ritos funerarios posteriores a su muerte y donde se depositaban las ofrendas
destinadas a garantizar la alimentación eterna del Ka, la parte del cuerpo
humano que en la concepción egipcia se quedaba en la tierra y a la que había
que cuidar y alimentar. Desplazamientos que podían realizarse gracias a las
famosas Estelas de falsa puerta que, como su nombre indica, actuaban de puertas
que permitían el tránsito entre el exterior e interior de las tumbas, ya que en
la concepción egipcia todo lo que se representaba tenía su Ka y por tanto una
funcionalidad, explicación de las posteriores representaciones en las tumbas de
escenas agrícolas o económicas, destinadas a garantizar la alimentación eterna
de la persona allí enterrada.
Junto a la pirámide también podían
depositarse embarcaciones de tamaño natural, como las cinco existentes
alrededor de la pirámide de Keops, cuya finalidad era servir de medio de
transporte al espíritu del rey en su viaje al más allá y poder acompañar a la
barca solar en su viaje diario, tanto durante el día iluminando Egipto como
durante la noche, cuando las fuerzas del caos intentaban impedir el renacer
diario del sol. El que el sol o los espíritus reales viajaran en barcos no debe
extrañar en una cultura en la que el Nilo, y por tanto los barcos, constituyen
el medio normal de transporte.
Otro elemento que puede aparecer son las
llamadas pirámides satélites, destinadas a las esposas o familiares del rey,
así como los muros, de adobe, que rodean todo el complejo piramidal.
Las pirámides
Por tanto las pirámides se integran dentro
de un complejo en cuya construcción, como veremos, participaba el conjunto de
la sociedad. Uno de los mitos asociados a las mismas es el de la existencia de
cámaras y pasadizos interiores, cuyo presunto descubrimiento aparece
periódicamente en los medios de comunicación.
Sin embargo, lo normal es que no exista en el interior de las pirámides ni cámaras no pasadizos, siendo una de las excepciones la pirámide de Keops, cuyo tamaño y estructura interna no es similar al conjunto de pirámides erigidas en Egipto.
Sin embargo, lo normal es que no exista en el interior de las pirámides ni cámaras no pasadizos, siendo una de las excepciones la pirámide de Keops, cuyo tamaño y estructura interna no es similar al conjunto de pirámides erigidas en Egipto.
Por regla
general la cámara funeraria se encuentra debajo de la pirámide, accediendo a la
misma desde el exterior, lo cual facilita mucho la construcción, estando
siempre la entrada en el lado norte para permitir la salida del espíritu hacia
las estrellas circumpolares, las únicas que brillan todo el año y que se
identifican con el espíritu del rey que sigue iluminando a su pueblo durante la
noche al mismo tiempo que acompaña al sol en su viaje nocturno. Es por ello
que, observando el plano de la pirámide de Keops, observamos la existencia de
un pasadizo descendente que conduce a una cámara donde se pensaba depositar el
sarcófago, idea posteriormente modificada para proceder a un pasaje ascendente
al interior de la pirámide. La razón para este cambio, presente únicamente en
las pirámides de Keops y de Snefru, es que el rey se entierra en el interior
mismo de la colina primigenia, formando parte de la misma con las connotaciones
ideológicas que ello conlleva.
Cronológicamente, las pirámides se inician
con Djoser (III dinastía), pero
hasta finales del Reino Antiguo existe un periodo de tiempo de más de 300 años
en los que, lógicamente, existen variaciones, algunas de ellas relacionadas con
la evolución en la concepción funeraria, de la realeza o con los cambios que
van produciéndose en la sociedad egipcia la cual, como toda entidad humana, no
permanece inmutable a lo largo de los siglos como a veces se señala y piensa
desde fuera de la egiptología. Es por ello que existen importantes diferencias
entre las pirámides de Giza, de la
IV dinastía, o las que se construyen durante la V y VI dinastías, aunque en
todas ellas siempre estará presente la idea de un complejo en el que la
pirámide es un elemento más.
Desde las primeras pirámides hasta
mediados de la V dinastía, las cámaras y templos no suelen presentar
decoración, al contrario que las tumbas privadas, debido a que junto a la
construcción de la pirámide cada rey instauraba lo que se conoce como una
"fundación piadosa", un conjunto de tierras cuyos productos,
agrícolas o animales, estaban destinados a garantizar la alimentación del Ka
real durante toda la eternidad y que con el paso del tiempo fueron haciéndose
cada vez más grandes. Con la V dinastía se comienza a observar un cambio en los
complejos piramidales que, por una parte van haciéndose más pequeños y, por
otro, van presentando una decoración cada vez más variada cuya finalidad era la
de garantizar el sustento del Ka mediante las escenas de ofrendas.
Uno de los elementos asociados a las
pirámides son los llamados Textos de las Pirámides, que aparecen por primera
vez en la pirámide de Unas en Saqqara. Se trata de un conjunto de oraciones,
aparentemente sin un orden interno, cuya finalidad es la de ayudar al rey en su
viaje al más allá, lo que en sí mismo representa un cambio importante: el rey
ya necesita de una ayuda, lo que implica un grado de humanización coincidente
con el proceso por el que el rey dejara de ser considerado un dios en la
tierra, otro de los mitos que sobre la cultura egipcia existen, para
convertirse en intermediario ante las divinidades, lógicamente con una relación,
unas funciones y un carisma especiales. Con el paso del tiempo, estos Textos de
las Pirámides se convertirán en la base de los Textos de los Sarcófagos del
Reino Medio y, finalmente, del conocido Libro de los Muertos del Reino
Nuevo.
Dentro de todo aquello que rodea a los
complejos piramidales, lo que más discusiones han originado es lo relativo a su
construcción. Como ya hemos apuntado, lo que es importante es valorar el
esfuerzo de coordinación de diferentes trabajos que conlleva la realización de
proyectos como estos. Por otra parte, una vía de investigación aun poco
explorada tiene que ver con el hecho de que las diferentes pirámides del Reino
Antiguo se encuentran dispersas alrededor del área menfita, no constituyendo en
modo alguno una necrópolis, algo que va en contra del principio antropológico,
presente en todas las culturas, de enterrarse en aquellos lugares donde se
encuentran los antepasados. Una explicación para esta dispersión podemos
encontrarla en el hecho de que las pirámides se construyen sobre canteras que
proporcionan el relleno interior de las mismas, siendo necesario solamente
hacer llegar desde otros lugares las piedras de mayor calidad para el
revestimiento exterior. Con la construcción de una o más pirámides en un mismo
lugar las posibilidades de seguir explotando dichas canteras disminuyen, haciéndose
necesaria la búsqueda de otro emplazamiento.
Respecto a las personas y técnicas
utilizadas en su realización son muchas y variadas las hipótesis existentes.
Por un lado debemos tener en cuenta que durante el período de la inundación de
Nilo, de junio a octubre, era imposible la realización de cualquier actividad
agrícola, procediendo la administración a la movilización de la población para
la realización de proyectos nacionales, como las pirámides.
Un aspecto muy importante, y recientemente
señalado en la investigación, es el carácter ideológico de estos complejos. No
se trata solamente de construir una pirámide, sino también del hecho de la
participación nacional en dicho proyecto, del mismo modo que todas aquellas
personas cercanas al rey se entierran en sus proximidades con la esperanza de
que la única persona que tiene garantizado su acceso al más allá, como dios en
la tierra que era, interceda por ellos y puedan acompañarle en su viaje eterno,
proceso que comienza a fracturarse precisamente a mediados de la V dinastía,
cuando la figura del rey deja de divinizarse y, en cierta medida, se
sacraliza.
Por otra parte, es interesante recordar
que es en los periodos de mayor centralización de cualquier cultura cuando
tienen lugar las edificaciones más grandes, costosas y eternas, precisamente
por ser las mismas transmisoras de una ideología al conjunto de la sociedad,
generalmente la de una clase dirigente en estrecha comunicación con la
divinidad.
Por tanto son muchos los aspectos que aún
quedan por conocer de estos complejos. Lo que mejor conocemos, gracias a la
piramidologia, es la cantidad de piedra utilizada en cada pirámide, sus
diferentes alturas, anchuras u orientación, pero la explicación de estos
monumentos debe ir más allá de una mera enumeración de cifras y buscar las
razones intrínsecas por los que una civilización, en este caso, la egipcia,
realiza unos monumentos como las pirámides, la única de las siete maravillas que
aún puede contemplar el hombre. Lógicamente, lo expresado en páginas anteriores
no son más que pequeñas introducciones a todo lo que conlleva y puede deducirse
de los complejos piramidales, pero lo que si queremos transmitir es que las
pirámides no deben entenderse de forma aislada, que no surgen espontáneamente
sino después de una larga evolución cultural, política y religiosa y,
finalmente, que como toda manifestación humana puede encontrarse en las mismas
una evolución, unos cambios, imperceptibles para el conjunto de la sociedad o
los turistas que solamente perciben y reciben información de las pirámides de Giza,
olvidando que estas pertenecen a un momento histórico determinado. Por último,
recordar que no podemos identificar la historia de Egipto con estos monumentos,
que pertenecen a un período histórico muy determinado, el Reino Antiguo.
MASTABAS DE ALTOS FUNCIONARIOS
En 1926 llega Jean Philippe Lauer a Egipto, desde ese año y durante toda su
vida se dedicará a las excavaciones en Saqqara.
Saqqara está situada en la región de Menfis, en la ribera occidental del Nilo, fue
el lugar elegido por los faraones del Reino Antiguo para establecer sus necrópolis.
A partir del Reino Antiguo, las
construcciones se van a realizar en piedra, se abandona el adobe como material
de construcción para templos y monumentos funerarios, aunque seguirá siendo el
material básico para la construcción de viviendas.
La primera gran construcción funeraria para un faraón va a estar dedicada a
Horus Djerseriset o más conocido como faraón Djeser, será la Pirámide
Escalonada de Djeser, Djoser o Zoser.
Djeser o Zoser, Rey de Egipto (ca.
2710-2691 a.C.)
nṯr ẖt
(Necherjet)
Cuerpo divino
Cuerpo divino
nṯr ẖt
(Necherjet)
Cuerpo divino
(Pedestal de su estatua. Museo Egipcio de El Cairo)
Cuerpo divino
(Pedestal de su estatua. Museo Egipcio de El Cairo)
ḏsr sȝ
(Dyeser-sa)
Sublime/santo
( L R Abidos nº 16)
Sublime/santo
( L R Abidos nº 16)
ḏsr (Dyeser)
Sublime/santo
( L R Saqqara nº 12)
Sublime/santo
( L R Saqqara nº 12)
ḏsr ỉ t
(Dyeserit)
(Canon Real de Turín 3.5)
(Canon Real de Turín 3.5)
(Djsr)
Segundo rey de la III dinastía egipcia, hermano y sucesor de Nebka e hijo de la reina Nymaathap, esposa de Khasekhemuy, último rey de la II
dinastía. En sus monumentos, el rey aparece únicamente designado con su nombre
Horus de Netjerikhet y con el Nebty de Netjerykhetnebty. La identidad de Djeser
con tales nombres queda demostrada por algunas inscripciones de épocas
posteriores; su nombre neswt bity de Djeser, con el que ha pasado a la
Historia, fue difundido a partir del Primer Período Intermedio. Las Listas
reales le designan con algunas variantes (Djeser-sa,
Djeserit) y Manetón le llama Tosorthos.
De acuerdo
con el Papiro de Turín, Djeser reinó
durante diecinueve años (veintinueve, según Manetón); la capital de su reinado
estuvo situada en Menfis. Se dedicó a incorporar el dios Re al culto real, y
además construyó templos a otros dioses en distintos lugares del país,
especialmente a Horus y a Thot.
Periodo de reinado
Varias
fuentes proporcionan varias fechas para el reinado de Djoser. El antiguo
profesor de historia del Cercano Oriente, Marc van de Mieroop, data
del reinado de Djoser en algún lugar entre el 2686 a.C y el 2648 a.C.
Los autores Joann Fletcher y Michael Rice datan de su reinado desde 2667
a. C. hasta 2648 a. C., lo que da un período regular de 18 años parciales o
completos. Rice además afirma que Nebkha era el hermano y predecesor de
Djoser. El escritor Farid Atiya proporciona un período de gobierno similar
a Fletcher, y Rice se compensó con un solo año: 2668 a.C a 2649 a.C. Esta
cita es apoyada por los autores Rosalie y Charles Baker en el Antiguo
Egipto: People of the Pyramids. Egiptólogo Abeer el-Shahawy en asociación
con el El Museo de Antigüedades Egipcias coloca el reinado de Djoser en el
período de 2687 a.C a 2668 a.C por un período similar de 18 años parciales o
completos. La autora Margaret Bunson coloca a Djoser como el segundo
gobernante de la Tercera Dinastía, y coloca su reinado en el período de 2630 a.C
a 2611 a.C por 19 años de reinado parcial o completo. En su cronología,
Djoser es precedida por Nebka como el "Fundador de la Tercera
Dinastía", reinando en el período 2649 a.C a 2630 a.C. Ella, como
Rice, hace de Nebka un hermano de Djoser.
Actividades políticas
Djoser
envió varias expediciones militares a la península del Sinaí,
durante las cuales los habitantes locales fueron sometidos. También envió
expediciones a la mina para obtener minerales valiosos como
el turquesa y el cobre. Esto se sabe a partir de las
inscripciones encontradas en el desierto allí, a veces mostrando la bandera
de Seth junto a los símbolos de Horus, como había sido más común
en Khasekhemwy. El Sinaí también fue estratégicamente importante como
amortiguador entre el valle del Nilo y Asia.
Su
monumento más famoso fue su pirámide escalonada, que implicaba la
construcción de varias tumbas mastaba una sobre otra.
Estas formas eventualmente conducirían a la tumba de la pirámide estándar en el
último Reino Antiguo. Manetón, muchos siglos después, alude a los
avances arquitectónicos de este reinado, mencionando que "Tosorthros"
descubrió cómo construir con piedra cortada, además de ser recordado como el
médico Esculapio, y por introducir algunas reformas en el sistema de
escritura. Los eruditos modernos creen que Manetón originalmente atribuyó
(o pretendía atribuir) estas hazañas a Imuthes, quien más tarde fue
deificado como Esculapio, por los griegos y romanos, y quien corresponde
a Imhotep, el famoso ministro de Djoser que diseñó la construcción de la
pirámide escalonada.
Algunos
relieves fragmentarios encontrados
en Heliópolis y Gebelein mencionan el nombre de Djoser y
sugieren que encargó proyectos de construcción en esas ciudades. Además,
puede haber arreglado el límite sur de su reino en la Primera
Catarata. Una inscripción conocida como la Estela del Hambre y
que afirma que data del reinado de Djoser, pero que probablemente se creó
durante la Dinastía Ptolemaica, relata cómo Djoser reconstruyó el templo
de Khnum en la isla de Elefantina en la Primera Catarata,
terminando así una hambruna de siete años en Egipto. Algunos consideran
esta inscripción antigua como una leyenda en el momento en que fue
inscrita. Sin embargo, muestra que más de dos milenios después de su
reinado, los egipcios todavía recordaban a Djoser.
Aunque
parece haber iniciado una tumba sin terminar en Abydos (Alto Egipto), Djoser
fue finalmente enterrado en su famosa pirámide en Saqqara en el Bajo
Egipto. Como Khasekhemwy, un faraón de la segunda dinastía, fue el último
faraón enterrado en Abydos, algunos egiptólogos infieren que el cambio a una
capital más al norte se completó durante el tiempo de Djoser.
La estela del hambre, mencionando a Djoser.
Una serie
de datos acerca de Djeser y de su época son cuestionados en la actualidad: no
se puede asegurar que la mastaba de Beit Khallaf, en el desierto de Guergueh,
fuese su tumba, pues se halla en el Alto Egipto; la pintura rupestre del Uadi
Maghara, en el Sinaí, lo que demostraría la presencia egipcia en tal zona, no
es una prueba concluyente de tal presencia.
Djeser no
fue, evidentemente, el descubridor de la arquitectura, a pesar de lo dicho por
Manetón al hablar de este rey; y también es cuestionada la llamada Estela
del hambre, de la isla de Sehel, en la primera catarata, en la que aparece
Djeser poniendo fin a tal calamidad, por considerarla una falsificación o
extrapolación de la época de Ptolomeo V
Epífanes (187 a.C.). Djeser, de quien se conserva un pie de su momia en el
Museo de El Cairo, fue sucedido en el trono por el Horus Sekhemkhet, rey Djeser-Teti.
Su
arquitecto, Imhotep, el primero en
la Historia del que se conoce el nombre, fue en épocas posteriores divinizado.
La pirámide formaba el núcleo central del vasto complejo funerario del rey,
cuyas dependencias alcanzaron ya desde el principio un cénit en sus soluciones
arquitectónicas.
Saqqara es
una delimitación convencional de parte de la necrópolis de Menfis, que abarcaba
en realidad desde Abu Rowash hasta Maidum, pasando por Giza, Abusir y Dashur,
enclaves situados a lo largo de la orilla occidental del Nilo. Se han localizado
en Saqqara una treintena de pirámides faraónicas y un sinnúmero de mastabas de
parientes reales y altos dignatarios, además de varios cementerios de
animales.
La Pirámide Escalonada de Zoser es el
monumento central del paraje, el que más destaca en medio de un páramo de dunas
y montículos acribillado de galerías y cámaras subterráneas que no se adivinan
desde el exterior. Forma parte de un vasto complejo funerario que va siendo
poco a poco reconstruido. Es obligado recordar aquí la figura de J.P. Lauer, el
egiptólogo francés que dedicó sesenta años de su vida nonagenaria al estudio,
excavación y reconstrucción del complejo de Zoser.
Esta pirámide es el fruto de un experimento arquitectónico que atravesó varias fases constructivas. La tumba real era en principio una mastaba (el tipo de sepultura empleado en la época predinástica y por los reyes de las primeras dinastías), que fue posteriormente ampliada por dos veces. En la etapa siguiente se produjo el gran salto de concepto que consistió en superponer sobre la mastaba una estructura similar pero de menores dimensiones, y sobre ésta otra superestructura menor, y así sucesivamente hasta crear un monumento de piedra escalonado a cuatro niveles. En una última etapa se recreció el edificio en anchura y altura hasta alcanzar seis escalones. La huella y la contrahuella de los escalones no están a nivel, sino ligeramente inclinadas.
Tal es la Pirámide Escalonada en su estado actual. En su cara sur puede distinguirse la mastaba primitiva asomando por la base. El edificio, de unas dimensiones jamás alcanzadas hasta entonces, emana un fuerte sentido simbólico: la pirámide sería una imagen de la montaña primigenia, una escalera al cielo por la que el soberano ascendía a la esfera de los dioses, un portentoso símbolo del poder y grandeza del faraón.
La Pirámide Escalonada fue el primer edificio de Egipto (y de la Historia) construido por completo en piedra, y su arquitecto Imhotep pasó a ser conocido como el inventor de este tipo de arquitectura. Su genialidad abarcó también otros campos, siendo un escritor muy apreciado por sus máximas sapienciales. Los escribas lo hicieron su patrón. En Menfis se le rindió culto como hijo de Ptah y Sejmet, y más tarde se le atribuyeron poderes de dios sanador. Los griegos lo asimilaron a Asklepios. Su tumba es una de las pocas de personajes importantes de la antigüedad egipcia que nunca han sido encontradas, aunque se supone ha de ocultarse en el mismo Saqqara. La cámara sepulcral del faraón, construida en granito rosado de Asuán, estaba instalada en el fondo de un pozo funerario de 27 m de profundidad excavado hacia el centro de la primitiva mastaba que se esconde bajo la pirámide, y acompañada por once tumbas-galería para familiares reales. El acceso a la cámara, por su techo, estaba obstruido con un enorme tapón cilíndrico de granito (de 2 m de alto, 1 m de diámetro y 3,5 toneladas de peso). Con las sucesivas etapas constructivas de la pirámide, se fueron perforando alrededor otras galerías, salas, almacenes y nuevas tumbas, hasta crear al final un auténtico laberinto subterráneo. Algunas estancias de tipo funerario tenían las paredes exquisitamente decoradas con una suerte de embaldosado compuesto por pequeñas placas de pasta de vidrio de color azul-verdoso fijadas adyacentes entre sí. Estas plaquitas imitaban los haces de cañas que se usaban como elemento decorativo en las primeras fases de la arquitectura egipcia. En la época saíta se socavó un largo pasadizo para acceder a la cámara del rey, con el resultado de que se debilitó la estructura interna de la pirámide. Hoy en día la entrada al interior de la Pirámide Escalonada está prohibida a los visitantes, debido al peligro de desprendimiento de bloques de relleno en las galerías.
La pirámide
escalonada se yergue en la parte central de un vasto recinto urbanizado, que
incluye gran número de dependencias. A su rededor hay una serie de patios y
capillas ficticias (macizadas con cascotes) de las que no se conoce aún con
exactitud sus funciones. Todo el conjunto está delimitado por una larguísima
muralla de planta rectangular, rodeada a su vez por un foso. La muralla,
de 1.600 m de perímetro, está construida reproduciendo la decoración llamada de
'fachada de palacio', que era la que se aplicaba en el exterior de las mastabas
de adobe: 211 bastiones sucesivos sobresalen a intervalos regulares, y a su vez
estos bastiones se quiebran con entrantes y salientes ritmados, que crean
efectos de claroscuro y rompen con cualquier monotonía. Gran cantidad de
puertas ficticias parecen perforar el muro, pero sólo se puede penetrar al
recinto por una puerta, que es la única verdadera. Curiosamente esta puerta
siempre estuvo abierta. No se podía cerrar: sus hojas y goznes son también
ficticios, tallados en piedra.
Al traspasar la puerta nos encontramos en una larga galería columnada. A
un primer golpe de vista, las columnas evocan los gráciles fustes estriados de
los templos griegos, y es así que durante un tiempo se las calificó como
'proto-dóricas'. Pero en realidad nada tienen que ver con el dórico, no sólo
porque precedan a este estilo dos milenios en el tiempo, sino porque un examen
más atento permite observar que los fustes de estas columnas no son estriados
ni acanalados, sino más bien fasciculados.
Como ocurre
con otros elementos decorativos del complejo, que reproducen exactamente en
piedra las formas y los componentes de la primitiva arquitectura de madera,
cañizo o adobe, estos fustes imitan los haces de cañas o juncos utilizados como
pilares en otras construcciones más perecederas. Las columnas están adosadas en
su parte posterior a la pared por un murete transversal, pero no tienen una
verdadera función estructural, sino decorativa: no sostienen el peso del
edificio. Recordemos que la arquitectura en piedra estaba dando aquí los
primeros pasos, realizando sus primeros ensayos y experimentos.
La galería columnada conduce derecha al Patio Sur, un amplio espacio
abierto al aire libre al pie de la pirámide. En su parte meridional se levanta
la Tumba Sur, situada frente a frente a la pirámide. Esta supuesta tumba
es una réplica de la cámara sepulcral de Zoser del interior de la pirámide, con
su pozo y su cámara de granito de Asuán, y tiene exactamente sus mismas
dimensiones, pero los especialistas no se han puesto de acuerdo sobre su
verdadera finalidad. Un templo anejo está adornado en su parte superior
con un soberbio friso corrido de cabezas de cobra, y da fe del grado de
refinamiento a que había llegado ya la arquitectura en estos sus primeros
balbuceos.
Son dignos de mención otros edificios, algunos parcialmente reconstruidos según el método de anastilosis (aprovechamiento de materiales originales derribados in situ), y otros pendientes todavía de desescombro y excavación, como el grupo de tres estructuras rectangulares de la parte occidental del complejo, que esconden un corredor de 365 m de longitud, con techo curvo y un gran número de galerías transversales, que aún no han sido exploradas con detenimiento. La sensación general que transmiten es la de una arquitectura con soluciones y formas de una absoluta modernidad de concepto, de un estilo austero y a la vez refinado hasta una delicadeza extrema en su conjunto, proporciones y detalles. La cosa tiene su mérito si tenemos en cuenta que estamos hablando de los mismísimos comienzos de la Arquitectura.
El Patio
del Festival Sed es un espacio ceremonial al aire libre flanqueado por
sendas hileras de doce capillas ficticias, construcciones macizas con sólo
fachada y sin cámaras interiores, cuyo diseño, con esbeltas columnas adosadas
de fuste acanalado sosteniendo techos curvos, reproduce el de construcciones de
madera anteriores, y posiblemente tinglados de toldos sostenidos por postes a
modo de tiendas de campaña. Una plataforma de piedra a un extremo del patio
rectangular era la base para el baldaquín del faraón, que presidía la
ceremonia.
Heb Sed, o la fiesta Sed fue posiblemente la más importante celebración de los soberanos
del antiguo Egipto. El propósito de esta festividad parece haber sido la
renovación de la fuerza física y la energía sobrenatural del faraón.
Está
documentada en la Piedra de Palermo desde tiempos de la primera dinastía,
perdurando hasta el periodo Ptolemaico, cuando ésta ceremonia fue traducida al
griego como "fiesta de los treinta años". Algunos faraones, como
Amenhotep III y Ramsés II, parecen haber celebrado su primer Heb Sed durante el
año 30º o 31º de su reinado y posteriormente cada tercer año, estimándose que
fue la norma general para celebrar la fiesta, aunque hubo algunas excepciones.
No perdura
ningún manuscrito que relate claramente esta fiesta quedando sólo inscripciones
pictóricas como únicos testimonios, donde se representan diversos episodios
pero sin especificar el orden de los acontecimientos. Uno de los conjuntos de
escenas mejor preservados se encontró en el Templo Solar del faraón
Nyuserra-Iny, en Abu Gurab, aunque los bajorrelieves del templo se hallan
dispersos en varias colecciones.
Ceremonias
principales del festival Sed
·
Comienzo del Heb Sed con algunos
rituales de fundación.
·
El faraón revisando trabajos
edificatorios y el censo del ganado.
La procesión: el rey aparece por primera vez con la indumentaria del Heb Sed, a su lado aparecen los hijos del rey.
La procesión: el rey aparece por primera vez con la indumentaria del Heb Sed, a su lado aparecen los hijos del rey.
·
La ceremonia en el edificio:
procesión de los muebles (con forma de león) para el renacimiento y la
regeneración del faraón.
·
Egipcios de todas las
regiones del país aparecen ante el rey.
Los egipcios comparecen de nuevo ante el rey.
Los egipcios comparecen de nuevo ante el rey.
·
La procesión del dios Min.
·
El rey ante la capilla de
Upuat, donde se unta ungüento. El rey cambia su indumentaria para la carrera
ritual. Esta carrera parece ser la parte más importante del festival. Simboliza
frecuentemente todo el festival.
·
El censo de ganado, con
presentación de los ganados a los dioses.
·
El rey toma asiento en la
silla gestatoria.
·
Procesión de rey en la silla.
En cuanto a las
capillas hay dos, una en el lado norte y otra en el lado sur.
Anejos al
Patio del Festival Sed se levantan las llamadas Casa del Norte y Casa
del Sur, también edificios ficticios (de interiores macizos rellenos de
cascotes) y también de función desconocida. Lo que queda de sus fachadas nos
muestra una delicada decoración de columnas acanaladas adosadas al muro de
frontispicio y descansando sobre un estilobato. Un friso con el motivo
jeroglífico conocido como 'khekeru' adorna el dintel de una puerta que da
acceso a un minúsculo pasillo con nichos. Perpendicular a la fachada de la Casa
del Norte, un muro tiene un entrante adornado con tres columnas de fuste de
sección triangular y capiteles papiriformes. Siendo el papiro la planta
heráldica del norte (el loto es la del sur), cabe concluir que las Casas del
Norte y del Sur estarían asociadas simbólicamente con la tradicional división
política del valle del Nilo en los denominados Bajo y Alto Egipto.
El llamado Templo
T, de cometido desconocido, es una construcción de planta rectangular con
sus ángulos reforzados por toros cilíndricos, y una complicada distribución
interior en la que destacan tres columnas de fustes estriados adosadas a
muretes.
Mencionemos para terminar el 'serdab' del templo funerario de Zoser, situado en el patio al norte de la pirámide. Esta orientación es propia de la III Dinastía, pues a partir de la IV el templo alto de las pirámides sería siempre adosado a su cara este, apuntando al sol naciente, adoptando así una clara simbología de carácter solar.
El serdab
es una cámara de piedra de forma cúbica completamente cerrada, cuya única
salida al exterior consiste en dos pequeños orificios, a través de los cuales
puede atisbarse parcialmente el interior. Todas las mastabas de la época tenían
su serdab, y en él estaba depositado la estatua que hacía de doble del difunto
titular de la tumba; a través de los agujeros llegaba hasta la estatua el humo
de los inciensos encendidos en las ceremonias post-mortem en honor al
personaje. El de Zoser es el único serdab que se conoce en una pirámide y
albergaba dentro la estatua sedente y policromada del faraón. La que ocupa hoy
su lugar no es sino una réplica, y el original puede verse en el Museo del
Cairo.
El mausoleo de Zoser creó precedentes, y todas las subsiguientes pirámides de
la III Dinastía fueron escalonadas. Con la IV Dinastía se fue más allá en la
depuración del diseño arquitectónico, creando la pirámide de caras lisas o
pirámide 'perfecta'. Tras algunos tanteos fracasados (Maidum, Romboidal), la
pirámide perfecta se logró por primera vez con la Pirámide Roja de Dashur,
construida por Snefru. Las siguientes fueron las grandes pirámides de sus
sucesores Keops y Kefrén.
En las galerías interiores originales se pueden ver decoraciones con
plaquetas de fayenza azulada semejantes a las de la tumba sur del complejo
funerario. En estos pasillos hay “falsas puertas” decoradas con las mismas piezas
de fayenza y relieves que representan al faraón Djeser, una de ellas en la
celebración del festival Heb Sed (imagen inferior izquierda).
Estatua del
rey Djeser (Zoser) descubierta in situ en el serdab del lado norte de su
pirámide escalonada en Saqqara. Restos de pigmentos indican que originalmente
estaba pintada con vivos colores: el rostro, las manos y los pies en rojo, la
vestidura blanca, la peluca y la barba postiza en negro. El tocado que lleva
sobre la peluca tiene un listado de delicada factura. El faraón descansa sobre
un tono cuadrado.
Una mano
descansa sobre la rodilla, y la otra se apoya en su pecho. La imagen transmite
la idea de un soberano poderoso y decidido.
Este tipo de decoración no aparece en las construcciones de pirámides
posteriores, solo a partir de la Dinastía V nuevamente encontramos decoración
en el interior serán los “Textos de lasPirámides”.
En el complejo funerario de Djeser se encontraron miles de vasos y
recipientes de muchos tipos de materiales, de alabastro y cerámica los más
abundantes.
También se encontraron restos humanos entre los objetos, algunos de estos
son posteriores a la época Saíta.
Cerca de la tumba del rey se enterraban personajes importantes de la Corte,
cercanos al monarca, que de este modo se beneficiaban de los rituales y
ofrendas que se hacían al rey, lo que les garantizaba también a ellos la vida
en la eternidad.
Tumba de HESYRE
Además de ser el ministro de Djeser tenía el título de "jefe
dentista". Fue enterrado en Saqqara en una tumba muy bien decorada de la
que se han conservado gracias a la sequedad del desierto unas tablas de madera exquisitamente labrados con
retratos del fallecido y jeroglíficos que relatan su dignidad y
cargos. Se trataba de un escriba (la élite de los funcionarios faraónicos)
que ejercía como médico y dentista de la corte. Es más, era el jefe de todos
los médicos y dentistas, dando atención personal a Zoser.
En un panel aparece Sunu Hesy-Ra
sentado, ataviado con una larga túnica y peluca corta. Tiene los utensilios
propios del escriba colgando de su hombro derecho (nunca se sabe cuándo hay que
escribir una receta). En la mano porta una vara que simboliza poder y
autoridad, denominada Cetro Kherep. Ante él hay una mesa repleta de rebanadas
de pan, que representa su holgado status financiero (ver imagen
siguiente).
En otro panel se representa al gran Sunu de
Memphis de pie. En la mano izquierda porta su equipo de escriba y en la derecha
lleva la vara Kherep. Presenta la tradicional posición de pierna
izquierda adelantada, listo para emprender la marcha. Ya no tiene la túnica
larga, sino una falda corta que permite una mayor libertad de movimientos. Es
una imagen dinámica y estilizada, con un torso desnudo y fuerte, que muestra un
carácter pleno (como no podía ser de otra forma). Me llamó la atención, al
examinar una ampliación del rostro, el tremendo mostacho que se gastaba nuestro
colega. No sé por qué -quizá influencia del cine-, siempre me imagino lampiños
a los antiguos egipcios (excepto el faraón, con su barba tubular).
Estos bajorrelieves ya contienen los cánones establecidos en el arte
egipcio, se representa el personaje de perfil con el torso de frente, así como
la cara de perfil y el ojo de frente.
El canon egipcio distribuye las imágenes dentro de una cuadrícula, las
medidas son siempre las mismas, aunque varían según el estilismo de cada época
histórica.
Lepsius, observó que las figuras de una tumba
de Saqqara estaban cubiertas por una cuadrícula. Hoy se conocen más de cien
ejemplos similares desde la época de Djeser.
Se ha pensado que algunos relieves egipcios
han sido cubiertos de una cuadrícula para hacer de ellos una copia exacta en
época posterior. Se afirma incluso que la retícula de algunos relieves de
Djeser está hecha por copistas de Época Saíta.
Ahora bien: una cuadrícula puede también
estar hecha por el pintor o por el escultor que hace un relieve para ajustar
las figuras a un canon de proporciones. Esta última fue la interpretación de
Lepsius. Él observó que la línea central de las figuras de Saqqara estaba
realzada como eje vertical y cortada por seis horizontales. Los pies tenían en
sus extremos dos puntos rojos.
Los estudios de Lepsius han sido ampliados y
puestos al día por Inversen quien ha demostrado que la base del canon egipcio
se encuentra en la figura humana de pie y que las proporciones de ésta se halla
en las medidas de la mano y del brazo, es decir, de los miembros corporales que
producen y crean las cosas. Inversen ha probado que cada lado de un cuadrado de
la cuadrícula egipcia es siempre igual a un puño, o sea, a la anchura de la
mano, medida sobre los nudillos, incluyendo el pulgar. El puño viene a ser, por
tanto, el módulo de todas las proporciones.
En el entorno de las necrópolis de Saqqara se
hallaron tres esculturas de bulto redondo, de unos 50 cm. de altura. Estas esculturas tienen en su base el nombre
de los personajes a los que representarían así como su cargo en la corte. Para
los egipcios el nombre era algo muy importante puesto que para vivir en la eternidad
debían ser nombrados. Estas esculturas tienen las características típicas del
arte del reino Antiguo:
·
los hombres: piernas muy macizas y pie derecho adelantado.
· las mujeres: piernas muy macizas
y pies juntos.
También se encontró una escultura de hombre, realizada en piedra, con
“pilar dorsal”, una especie de bloque en su espalda que podía servir para que
las esculturas mantuviesen el equilibrio. Empuña un cuchillo en su mano y viste
un taparrabos, pertenece a las primeras
etapas del Reino Antiguo.
En Saqqara se hallaron los restos de una pirámide inacabada en la que se
había construido una cámara funeraria subterránea.
Sejemjet
t t ỉ (Teti)
Teti
(L R Abidos nº17)
Teti
(L R Abidos nº17)
ḏsr t t ỉ
(Dyeser Teti)
Teti, santo
( L R Saqqara nº 13)
Teti, santo
( L R Saqqara nº 13)
ḏsr t y
(Dyeserty)
Teti, santo
(Canon de Turín 3.6)
Teti, santo
(Canon de Turín 3.6)
ḏsr ỉ t t
(Dyeser Teti)
Teti, santo
(Papiro de Berlín 14765)
Teti, santo
(Papiro de Berlín 14765)
Sejemjet - Dyeser Teti, fue el tercer faraón de la dinastía III
Su reinado se cree que ha sido de
alrededor de 2648 a.C. hasta el 2640 a.C. También es conocido bajo su nombre de nacimiento Djoser-Tety y bajo su
nombre helenizado Tyreis (por Manetón, derivado de Teti en la
lista de reyes de Abidos). Fue probablemente el hermano o el hijo mayor del rey Zoser. Poco se sabe acerca de
este rey, ya que él gobernó durante sólo unos pocos años. Sin embargo, él
erigió una pirámide escalonada en Saqqara y dejó una inscripción en la roca muy
conocida en Wadi Maghareh (península del Sinaí.
La duración del reinado de Sekhemkhet se
cree que ha sido de 6 a 7 años. El real Canón de Turín le atribuye 6 años de
reinado a Sekhemkhet, una duración también propuesta por Myriam Wissa basada en
el estado inacabado de la pirámide de Sekhemkhet. En la Lista Real de Abidos figura como Teti y en la Lista
Real de Saqqara como Dyeser Teti.
Sello de arcilla de la isla de
Elefantina mostrando los nombres de Sekhemkhet Horus y Nebty
Poco se sabe acerca de las actividades llevadas a
cabo durante el reinado de Sekhemkhet. Los documentos conservados
sólo muestran a Sekhemkhet en dos inscripciones rupestres de Wadi Maghareh en
la península del Sinaí. La primera muestra a Sekhemkhet dos veces: una vez que
llevando la corona la Hedjet, otra con
la corona Deshret. La segunda
inscripción representa una escena conocida como "golpeando al
enemigo": Sekhemkhet ha agarrado a un enemigo por su pelo y levanta su
brazo en un intento de dar un golpe al
enemigo hasta la muerte con un cetro ceremonial. La presencia de
estos relieves de Wadi Maghareh sugiere que las minas locales de cobre y turquesa
fueron explotadas durante el reinado de Sekhemkhet. Estas minas estuvieron
activas durante toda la temprana tercera dinastía
Varios sellos de arcilla que presentan un
nombre Nebty inusual junto con el nombre Sekhemkhet Horus fueron encontrados en
el sitio de la excavación del este de la isla de Elefantina. El egiptólogo Jean Pierre Pätznik lee el nombre Nebty como Ren
Nebty significando Las dos damas están satisfechas con su nombre. No está del todo
claro si este es el nombre de hecho de Sekhemkhet Nebty o la de una reina
todavía desconocida.
La esposa de Sekhemkhet puede haber sido Djeseretnebti,
pero este nombre aparece sin título de una reina, y los egiptólogos
estudian el verdadero significado de la
lectura. El nombre alternativamente se ha leído como Djeser-Ti e
identificado con el cartucho de nombre Djeser- Teti presentado en la Lista
de Reyes de Saqqara como el sucesor directo de Zoser. Sekhemkhet seguramente
tenía hijos e hijas, pero hasta la fecha no se ha encontrado ningún nombre
personal.
Pirámide
Enterrada (de Sejemjet)
Fue
construida durante el reinado de Sejemjet (Sekhemkhet) de la Dinastía III.
Tiene una sola cámara Funeraria y se localiza en Saqqara. Su año de
construcción sería 2638 A.C. Podría haber sido diseñada por Imhotep, el
arquitecto de Zoser. Había quedado inconclusa, posiblemente debido a la corta
duración de su reinado (6 ó 7 años), fue desapareciendo bajo la arena. Y las
ruinas fueron descubiertas por Zahi Goneim en 1951, nombrado conservador de
Saqqara, la descubrió y desde entonces se la conoce con el nombre de “La
pirámide enterrada”.
La
inspección del interior del mausoleo no reveló indicios de que hubiera sido
saqueado por los ladrones después de ser sellado. En junio de 1954, se abrió el
sarcófago en el que se creía descansaba la momia del faraón, el cual ya se
había identificado como Sejemjet, gracias a las inscripciones con su sello
halladas en los precintos de 5 vasijas de barro. La sorpresa del público
asistente a la obertura, especialistas y periodistas, fue mayúscula cuando
vieron el interior del sarcófago vacío. La única explicación, ya que resultaba
evidente que el sarcófago no había sido saqueado, es que el rey fuera enterrado
en otro sitio, posiblemente en algún pasillo del complejo todavía sin explorar.
El
recinto estaba rodeado de una muralla rectangular de aproximadamente 500 x 180
metros. Inicialmente el proyecto consistía en un recinto rectangular de unos
265 x 180 metros. Cuando ya se habían construido 46 metros de muro con seis
hileras de bloque, el proyecto sufrió una gran modificación que supuso la
ampliación en sentido norte-sur (188 hacia el norte y 97 al sur). El muro, que
más tarde se ha ampliado en los lados norte y sur, tenía nichos y puertas
falsas similares a las de la pared del gabinete de la pirámide. También se
encuentra en un bloque de la pared del gabinete una inscripción de un albañil
en tinta roja, que incluye el nombre de Imhotep. La pirámide debería haber
tenido una base de unos 109 x 121 metros con una altura de 70 metros en 6
cuerpos y un ángulo de inclinación de 70º. Actualmente sólo quedan los
cimientos y el cuerpo inferior con 14 capas 2,60 metros de espesor. La pirámide
estaba situada en el centro del recinto y construida de bloques de caliza. A la
cámara se podía acceder por un pasadizo situado a 40 metros al suroeste del eje
de la pirámide. La cámara funeraria, excavada en la roca es de 8.40 x 5.22
metros con una altura de 4.5 metros y en ella se encontraba un sarcófago de
alabastro vacío. Este sarcófago representaba la última esperanza de Goneim de
encontrar el cuerpo del faraón tal y como había sido enterrado 2.600 años a.C.
El sarcófago fue realizado en un único bloque de piedra y situado bajo el
vértice de la pirámide. Mide 2.35 metros de largo, 1.10 de ancho y 1.05 de
altura.
Goneim
encontró un gran número y variedad de objetos durante el movimiento de los
escombros, incluyendo huesos de animales, papiros y un gran tesoro de la
dinastía III piedras similares a las ‘Reliquias de familia de Zoser’. La Mayor
sorpresa de la excavación fue a ver el contenido de un ataúd de madera, que
contenía un depósito funerario presumiblemente inalterado de 21 brazaletes de
oro, un cuadro de cosmético, oro con bisagras, pinzas de electrum[2]
y una aguja y mucho oro, cornalina y perlas. En los Tarros sellados fueron inscritos
con el nombre de Sejemjet. Goneim estaba convencido de que había encontrado un
entierro intacto, que había escapado la tumba al saqueo de los ladrones y se
produjo un gran entusiasmo entre los funcionarios del Estado y la prensa. Este
fue uno de los tesoros más antiguos encontrados en Egipto.
En
el pasadizo existe un pozo vertical que contenía gran cantidad de papiros
escritos en demótico, así como jarrones de alabastro y joyas de oro de la III
dinastía. En el mismo pasadizo hay otro que conduce a 132 salas subterráneas
dispuestas en zigzag.
Quizás
lo más importante del descubrimiento de Goeim no haya sido la propia
construcción, sino que gracias a este descubrimiento pudo conocerse el faraón
sucesor de Dyeser, hasta ese momento desconocido.
En
1963, Jean-Philippe Lauer retomó la excavación del monumento de Sejemjet por
haber investigado la posibilidad de una tumba al Sur, una característica que
había encontrado en el lado sur de la pirámide del Zoser. También para poder
reconstruir un plano de la pirámide y para intentar resolver el misterio de la
momia que faltaba.
Lauer
descubrió los cimientos de la tumba del sur por debajo de una mastaba
destruida. En un pasillo en la parte inferior de un pozo profundo, encontró
restos de ataúd de madera que contenían los huesos de un niño de dos años de
edad (¿un príncipe real?) con algunos indicios de la dinastía III y fragmentos
de hojas de oro. La cámara funeraria había sido saqueada por los ladrones.
Lauer pasó a demostrar la teoría del Goneim que había extendido el muro del
recinto del complejo. Hay muchas teorías que rodean la pirámide enterrada y su
falta de finalización que todavía siguen siendo un misterio.
Hoy
en día hay poco para ver en el complejo de la pirámide enterrada, excepto los
corredores inferiores de la pared del gabinete, la entrada del corredor
descendente y el eje profundo de la tumba del Sur.
En el predinástico encontrábamos cuerpos momificados de forma natural
gracias a las condiciones de sequedad que ofrecía el desierto, y sobre todo el contacto
directo con la arena que producía una deshidratación de los cadáveres, una
momificación natural.
Después vimos como para evitar el carroñeo los enterramientos se protegían
con elementos que impedían el contacto directo del cadáver y la arena provocando
la destrucción de los mismos.
En la
Dinastía III los cuerpos se querían mantener para la eternidad, descarnaban el
cadáver y lo vaciaban de vísceras, después envolvían el esqueleto con lino fino
y este lo cubrían con estuco, después se modelaban los detalles para dar forma
al cuerpo, incluso se modelaban formas de vestido. Finalmente estas momias se
pintaban, para de algún modo imitar la apariencia del difunto. Esta técnica se
superará pronto, se desarrollaran métodos de conservación para momificar los
cadáveres.
El último
rey de la Dinastía III va a ser HUNI, y su hijo SNEFRU será el primero de la
Dinastía IV.
Khaba o Jaba
ḫˁ bȝ (Jaba)
(?)
Su ba (espíritu) surge
(Petrie Museum UC15800)
Su ba (espíritu) surge
(Petrie Museum UC15800)
Jaba, (Sedyes) (?), fue el cuarto faraón de la dinastía III de Egipto
(c. 2638 a. C.)
Manetón
comentó, según Sexto Julio Africano, que Mesocris reinó diecisiete años.
Se le cita en el Canon de Turín como Hu(dyefa) reinando seis años. En la
Lista Real de Abidos figura como Sedyes, pero en la Lista Real de
Saqqara no aparece.
Se
considera que el rey Khaba es difícil de evaluar como una figura del antiguo
Egipto. Su nombre está arqueológicamente bien atestiguado por cuencos de
piedra e impresiones de sellos de lodo. El reinado de Khaba está fechado
con seguridad en la Tercera Dinastía. Debido a las contradicciones dentro
de las listas de reyes de Ramesside y la falta de inscripciones contemporáneas
y festivas, su posición cronológica exacta dentro de la dinastía permanece en
disputa. Estos problemas se originan en parte de las listas de reyes
contradictorias, que fueron compiladas mucho después de la muerte de Khaba,
especialmente durante la era de Ramesside. También es un tema de
debate sobre dónde se pudo haber enterrado Khaba. Muchos egiptólogos y
arqueólogos proponen que una pirámide de pasos sin terminar en Zawyet
el'Aryan, conocida como la pirámide de capas, le pertenece. Otros
creen, en cambio, que su tumba es una gran mastaba cerca de la
pirámide de capas, donde se han encontrado numerosos barcos de piedra que
llevan el serekh de Khaba.
Se lo conoce por un sello proveniente de Hieracómpolis, una
copa hallada en el interior del templo de Sahura y otra copa de procedencia
desconocida que se exhibe en el Museo de Berlín.
El nombre de Khaba aparece en nueve
pulidos cuencos de piedra, diversamente hechos de magnesita, travertino, y diorita,
que se encontraron en los lugares arqueológicos de Zawyet el'Aryan, Abusir, y
Naga-ed-Deir. Los cuencos fueron encontrados casi intactos muestran sólo el nombre
del rey serekh en sus superficies pulidas. Como era tradicional en el momento que se
hicieron, no contienen inscripciones adicionales para el contexto.
Su nombre también aparece en varias
impresiones de sellos de barro encontradas en Zawyet el'Aryan, Hieracómpolis y Elefantina. La mayoría de los sellos de barro fueron excavados en la
actual Elefantina es posible que muchos de ellos se encuentran en el jardín
del museo actual de Elefantina. Estas impresiones
de sellos llevan más inscripciones que los cuencos de piedra.
Sólo un sello lleva una fila completa bien
conservada de nombres o títulos el sello, numerado UC-11755, no tiene fecha y está
ahora en exhibición en el Museo Petrie, de Londres.
Khaba es
conocido solo por su nombre serekh y Golden Horus. Su título
de Nisut-Bity y su nombre de Nebty son desconocidos.
Además, Khaba es uno de los pocos reyes de la época del Imperio Antiguo y del
Antiguo Imperio con un nombre de Oro comprobado arqueológicamente, un probable
predecesor del nombre de Golden Horus, que Khaba también pudo haber
introducido. Aparte de Khaba, los únicos reyes con nombres oro que
vivieron antes de rey Snefru, fundador de la cuarta dinastía,
fueron Dyer, Den, Nynecher, Khasekhemwy y Zoser.
Desde Snefru en adelante, el nombre de Golden Horus se convirtió en un título
real fijo para cualquier rey gobernante, sin importar cuánto gobernara el
rey. El nombre de Golden Horus de Khaba se puede encontrar en varias
impresiones de sellos, aunque se discute su correcta lectura y
traducción. Peter Kaplony lo interpreta
como Nub-iret o Nub iret-djedef, aunque no está seguro de si la
sílaba djedef era una parte inherente del nombre o un título
honorífico adicional. Thomas Schneider y Jürgen von Beckerath, en
contraste, ven el Golden Horus de Khaba como Netjer-nub, que significa
"halcón dorado". El nombre de Khaba's Gold es el primero en
mostrar la forma infinitiva del nombre real de Gold.
Identificación con las listas de reyes de Ramesside
Los
académicos enfrentan varios problemas al intentar conectar a Khaba con nombres
reales conocidos de la era de Ramesside
(las Dinastías XIX y XX). Desafortunadamente, estas
listas no ofrecen un consenso claro sobre el número o los nombres de los reyes
de la tercera dinastía. La lista de reyes de
Abydos da Nebka, Djoser, Teti, Sedjes y Neferkarê,
mientras que el Canon de
Turín ofrece Nebka, Djoser, Djoserteti, Hudjefa y Huni. La lista
del rey de Saqqara enumera a Djoser, Djoserteti, Nebkarê,
y Huni. El historiador antiguo Manetón da nueve
nombres:
Necheróphes, Tosorthrós, Týreis, Mesôchris, Sôÿphis, Tósertasis, Achês, Sêphuris y Kerpherês.
El egiptólogo Iorwerth Eiddon Stephen Edwards, por ejemplo,
identifica a Khaba con el nombre de cartucho Ramesside Teti.
En
contraste, los egiptólogos Wolfgang Helck y Aidan Dodson sugieren que Khaba
podría haber sido idéntica a los nombres de
Ramesside Sedjes y Hudjefa II. Ambos "nombres"
son en realidad seudónimos de un título real que era ilegible cuando los escribas
de Ramesside compilaron las listas del rey. Esto coincidiría con un rey
que gobernó solo un corto tiempo. El Canon de Turín otorga un breve
reinado de 6 años para Hudjefa II.
Una minoría
de los egiptólogos modernos piensa que Khaba podría ser idéntica a un nombre de
cartela en Ramesside conocido como Huni. Este nombre puede ser
acreditado a un rey que es transmitido por los escribas de Ramesside como el
último gobernante de la tercera dinastía. Rainer Stadelmann, Nicolas
Grimal, Wolfgang Helck y Toby Wilkinson apuntan a una
pirámide escalonada en Zawyet el'Aryan, llamada la pirámide de
capas. Este monumento está asignado a Khaba (ver la sección a
continuación) y dado que Stadelmann y Wilkinson sostienen que la pirámide
estaba terminada, creen que un rey reinante durante mucho tiempo, como el rey
Huni, habría sido necesario para supervisar el proyecto. Huni se atestigua
en el Canon de Turín. Haber reinado durante 24 años. Además,
Stadelmann señala las impresiones de sellos encontradas en Elefantina: provienen
de un sitio muy cercano a una pirámide escalonada que se dice que fue
construida por Huni.
La identificación con la lista de reyes de
Manetón
También se
desconoce bajo qué nombre helenizado el
antiguo historiador Manetón enumeró a Khaba. Podría haber
sido la misma persona que los Mesôchris o Sôÿphis
listados, pero Wolfgang Helck y Eberhard Otto dudan de
esto. Conectan ambos nombres con el rey Sanakht.
Cronología
Debido a
las contradicciones dentro de las listas de reyes de Ramesside y la falta de
inscripciones contemporáneas y festivas, la posición cronológica exacta de
Khaba permanece en disputa. El egiptólogo Nabil Swelim cree que Khaba
podría haber sido el sucesor directo del rey Khasekhemwy, el último gobernante
de la segunda dinastía. Basa sus suposiciones en similitudes entre los
nombres de los dos: ambos comienzan con la sílaba kha. Como
comparación, señala los nombres de Netjerikhet (Djoser)
y Sekhemkhet (Djoserteti), que también muestran tal similitud y se
asume ampliamente que han descartado uno tras otro.
Sin
embargo, la teoría de Swelim no es ampliamente aceptada. Grimal, Helck,
Wilkinson y Stadelmann señalan que durante la tercera dinastía se convirtió en
una moda que los cuencos de piedra real con superficies pulidas solo mostraban
los nombres de Horus, sin ninguna inscripción. Este es también el caso de
los cuencos de piedra del rey Khaba. Este estilo de decoración se practicó
aún bajo Sneferu, el fundador de la 4ta dinastía. Por lo tanto, se cree
que Khaba reinó cerca del final de la Tercera Dinastía.
Duración La
duración correcta del reinado de Khaba también es desconocida. Si fuera
idéntico a los nombres de cartela de Ramesside, Sedjes (que significa
"omitido") y Hudjefa (que significa "borrado"),
podría haber gobernado durante seis años, como sugiere el Canon de
Turín. Si Khaba era idéntico al rey Huni, podría haber gobernado durante
24 años.
Eventos
La
situación arqueológica actual no permite una evaluación más cercana del reinado
de Khaba. Las impresiones de sellos de Elephantine solo demuestran que
esta isla parece haber sido un lugar importante para visitar en la época de
Khaba. Las inscripciones revelan que los sellos y sus buques
pertenecientes se originaron en Thinis y que fueron registrados por el gobernador
de Elephantine. Otros sellos muestran la representación de la
diosa Bastet. El sello de Hierakonpolis se encontró en las primeras
ruinas dinásticas de un templo local de Horus. Muestra rastros de la
imagen de un dios, posiblemente Ash.
Se cree que
Khaba construyó la pirámide de capas, ubicada en Zawyet el'Aryan, a
unos 8 km al suroeste de Giza.
La pirámide
de capas (conocida localmente en árabe como el haram el
midawwar, que significa "pirámide de la colina de escombros") es
una pirámide en ruinas que data de la 3ª Dinastía de Egipto (2686 a.C
a 2613 a.C) y está ubicada en La necrópolis de Zawyet El
Aria. Su propiedad es incierta y puede ser atribuible
al faraón Khaba. La arquitectura de la pirámide, sin embargo, es
muy similar a la de la pirámide enterrada del
rey Sekhemkhet y, por esta razón, está firmemente fechada en la
tercera dinastía.
La pirámide
fue excavada a principios del siglo XX por dos equipos diferentes que
informaron estimaciones contradictorias con respecto a su tamaño y número de
cámaras subterráneas. No se encontraron artefactos a lo largo de las
excavaciones, y no se encontró ningún rastro de un entierro. Por esta
razón, no está claro si la pirámide se usó para enterrar a un faraón o si se
abandonó después de la prematura muerte del rey.
En el
momento de su construcción, la pirámide estaba rodeada por una necrópolis que
albergaba grandes mastabas pertenecientes a los altos funcionarios
del estado de la tercera dinastía. Se construyó un templo funerario en el
lado este de la pirámide y posiblemente se ubicó un templo en el valle a varios
cientos de metros. Hoy en día, la pirámide se encuentra dentro de los
límites de un área militar restringida, a excepción de las excavaciones
modernas del sitio.
La capa
piramidal fue examinada por primera vez y sus alrededores fueron explorados en
1839 por John Shae Perring. Poco después, en 1848, la pirámide fue
identificada como tal por Karl Richard Lepsius, quien la incluyó como
número XIV en su lista pionera de pirámides. Alrededor de
40 años después, en 1886, Gaston Maspero buscó sin éxito la entrada
de los pasajes subterráneos de la pirámide, que fue descubierto en 1896
por Jacques de Morgan. Este último realizó excavaciones de la
pirámide, pero se detuvo después de despejar los primeros escalones de la
escalera descendente.
Plano de la pirámide de capas.
Las
investigaciones adicionales se llevaron a cabo en 1900 por Alessandro
Barsanti, que descubrió el eje de acceso vertical que conduce a la cámara
funeraria. Barsanti, al ver que varios corredores y cámaras aparentemente
estaban sin terminar y que todos estaban completamente desprovistos de
artefactos, consideraron que la pirámide nunca se había utilizado. Poco
después, en 1910–1911, George Reisner y Clarence S. Fisher trabajaron
en el sitio, excavando los extremos norte y este de la pirámide, así como
los cementerios que lo rodean. Las dimensiones de la pirámide según lo estimado
por Barsanti, Reisner y Fisher difieren enormemente e incluso los números de
galerías subterráneas que informan están en desacuerdo.
Desafortunadamente, la pirámide se encuentra dentro de un área militar
restringida desde 1970 y, por consiguiente, no se han realizado excavaciones
allí desde el trabajo superficial de Reisner y Fisher, dejando en duda
las estructuras debajo de la pirámide. Además, la pirámide ahora está
lijada, lo que dificulta las estimaciones modernas de sus dimensiones.
La pirámide
de capas tiene una base cuadrada cuyo lado mide unos 84 m (276 pies) de largo,
ligeramente más pequeño que las pirámides escalonadas de Djoser y
Sekhemket. Basándose en las dimensiones de la pirámide de Djoser, el
egiptólogo Jean-Philippe Lauer estimó que la pirámide de capas se
planeó originalmente para comprender cinco pasos y habría llegado a
c. 42–45 m (138–148 pies) de altura. Hoy, solo quedan dos de estos
pasos, que alcanzan una altura de aproximadamente 17 m (56 pies). El
estado actual en ruinas de la pirámide permite una vista de su núcleo, que es
un montículo piramidal de 11 m 2 (120 pies cuadrados) hecho
de bloques de piedra en bruto de mala calidad tomados de la roca rocosa
local. Este núcleo está rodeado por una cubierta de 2,6 m (8,5 pies) de
espesor de la misma mampostería. A su vez, esto está rodeado por 14 capas
de ladrillos de barro unidos con mortero de arcilla y
dispuestos casi verticalmente, con un ángulo de inclinación hacia dentro
de 68 °. Al igual que la cubierta de piedra más interna del núcleo
piramidal, cada capa de adobe tiene un espesor de 2.6 m (8.5 pies).
Sección de la pirámide, mostrando las
subestructuras.
Se discute
entre los expertos si la pirámide se terminó o se dejó sin terminar. El
egiptólogo Rainer Stadelmann cree que la pirámide estaba terminada,
pero otros, como Miroslav Verner, piensan que el edificio quedó sin
terminar debido a la muerte prematura del faraón. En particular, no se
encontraron rastros de revestimiento exterior, lo que podría indicar que nunca
hubo uno porque la pirámide no estaba completa.
Se
encontraron ladrillos de barro en la base de la pirámide, que no están
asociados con la pirámide en sí, sino que se interpretan como restos de una
rampa de construcción.
La
disposición de las subestructuras de la pirámide de capas es extremadamente
similar a la encontrada en la pirámide enterrada de Sekhemket.
En consecuencia, Mark Lehner y otros sugieren que las dos pirámides
deben haberse construido muy cerca en el tiempo.
La entrada
a las estructuras subterráneas se encuentra en el este, una disposición que no
tendría paralelo hasta la construcción de la pirámide de Senusret II, casi
1000 años después. Los egiptólogos Vito Maraglioglio y Celeste Rinaldi
propusieron que esta característica única fue elegida por los arquitectos
egipcios para liberar el lado norte de la pirámide para la construcción de un
templo. Aidan Dodson mostró, sin embargo, que en esta situación, la
rampa de construcción de la pirámide habría "impactado en cualquier
construcción del templo del norte aún más dañina". Más bien, explica
que esta entrada oriental única es el resultado de un deseo de los arquitectos
de permitir un fácil acceso a los almacenes de la pirámide, ubicados justo
debajo de la entrada este.
La entrada
conduce inmediatamente a una escalera empinada de 36 m (118 pies) de largo y
luego baja a un corredor que se dirige hacia el oeste. El corredor termina
en un eje vertical recto, en cuya parte superior se encuentra el denominado
corredor superior, un pasaje sin terminar que se dirige hacia el sur hacia el
centro de la pirámide. En la parte inferior del eje hay un cruce en forma
de T. A la izquierda, este cruce conduce hacia el sur hasta el corredor
inferior, a mitad de camino es una estrecha escalera, tan estrecha que
difícilmente podría haber atravesado un sarcófago. El corredor inferior
luego termina en la cámara de entierro del rey. En esta área de la
escalera, Barsanti dibujó otra galería que conduce por encima de la cámara
funeraria, pero esta galería está ausente en las notas de Reisner y
Fisher. A la derecha del cruce en forma de T hay un sistema de galería en
forma de U. El plano de planta del sistema de galerías se asemeja al de un
peine, que comprende filas de cámaras, con un total de 32, que posiblemente
estaban destinadas a ser cuartos de almacenamiento de las tumbas. La
galería demostró estar "limpia y vacía, como si los trabajadores solo se
hubieran ido".
La cámara
funeraria del rey está ubicada a 26 m (85 pies) bajo tierra, tiene forma casi
cuadrada, con una base de 3,63 m × 2,65 m (11,9 pies x 8,7 pies) y una altura
de techo de 3 m (9,8 pies). La cámara funeraria no contenía rastros
de un sarcófago, que junto con la ausencia de artefactos en la galería, insinúa
la muerte prematura del rey.
Complejo funerario
El complejo
funerario de la pirámide de capas no muestra rastro de un muro de cerramiento,
que está presente en los complejos de pirámides anteriores y
posteriores. Esto podría deberse a que las piedras que constituyen el muro
fueron robadas con el tiempo, o simplemente porque el muro nunca se inició,
siendo generalmente el último elemento del complejo piramidal que se
construye. En el lado este de la pirámide, los restos de las paredes de
ladrillo podrían indicar la presencia de un templo funerario, pero las huellas
arqueológicas son tan tenues que hoy en día no es posible realizar un examen
más detallado y una reconstrucción más precisa. Lo mismo ocurre con las
ruinas de un edificio a varios cientos de metros de la pirámide, y que podría
haber sido el templo del valle. Si se tratara de un templo del valle, su
orientación este-oeste sería única en todos los complejos piramidales.
Necrópolis La
pirámide de capas está rodeada por un total de cinco cementerios que datan de
la 1ª Dinastía, 2ª Dinastía, finales de la 3ª Dinastía, 18ª
Dinastía y período romano. De estos cementerios, solo el que
data de la tercera Dinastía tardía contiene tumbas grandes, de las cuales hay
cuatro mastabas de ladrillos de adobe. Reisner y Fisher observan que esto
es de esperar de las necrópolis que rodean la pirámide de un faraón, ya que las
grandes tumbas son las de la familia real y los funcionarios de la
corte. En particular, a unos 200 metros (660 pies) al norte de la
pirámide de la capa hay una mastaba enorme, hoy conocida como Mastaba
Z500, que produjo ocho cuencos de mármol con la inscripción Serekh del
rey Khaba. Por lo tanto, Reisner y Fisher concluyen que
" si las mastabas pertenecen a personas relacionadas con el rey que
construyó la pirámide, es probable que el nombre del rey fuera
Khaba". Esta opinión es compartida por la mayoría de los
egiptólogos que atribuyen la pirámide de capas a Khaba.
Cuenco de dolomita que lleva el
serekh de Khaba de Mastaba Z500.
La
arquitectura de la pirámide de capas permite que sea fechada de forma segura en
el intervalo de tiempo entre los reinados del rey Sekhemkhet y el del
rey Snofru, el fundador de la 4ta Dinastía. Rainer Stadelmann,
Miroslav Verner y Jean-Philippe Lauer comparan la arquitectura de la
pirámide de capas con la de las pirámides escalonadas de Djoser y
Sekhemkhet, esperando que la capa piramidal originalmente constara de cinco
pasos, al igual que sus predecesores casi contemporáneos. La pirámide de
capas exhibe en un sitio desarrollos complejos relacionados con sus
subestructuras y simplificaciones relativas a los métodos de construcción
empleados para la superestructura. Según estos egiptólogos, la capa
pirámide es una versión claramente avanzada de la pirámide enterrada de
Sekhemkhet.
El problema
restante sobre la pirámide de capas es la cuestión de quién la
construyó. La mayoría de los eruditos de hoy creen que probablemente fue
el rey Khaba de la tercera dinastía. Esta conclusión se basa en cuencos y
jarrones de piedra que llevan el serekh de Khaba descubierto en
Mastaba Z500, ubicado justo al norte de la pirámide. Rainer Stadelmann va
más allá e identifica a Khaba con el rey Huni, el último gobernante de la
tercera dinastía. Su hipótesis se basa en su lectura del canon de
Turín, una lista de reyes compilada en el período Ramesside temprano. 1300
a.C, unos 1400 años después de la vida de Huni. El canon de Turín acredita
a Huni con un reinado relativamente largo de 24 años. Según Stadelmann,
este tiempo sería suficiente para cubrir el período de tiempo necesario para
completar la construcción de la pirámide de capas. También argumenta que
los monumentos reales de las tres primeras dinastías egipcias solo
presentan el nombre de un rey horus en un serekh y solo más
tarde registran el trono o el nombre de nacimiento. Por lo tanto, el
serekh de Khaba podría corresponder al nombre del trono Huni. En este
caso, la capa piramidal sería la tumba de Huni. Esta conclusión es
cuestionada por la mayoría de los egiptólogos que piensan que Huni, en cambio,
construyó la Pirámide de Meidum, señale el aparente estado inacabado de la
pirámide de capas e identifique a Khaba con el rey Hudjefa II mencionado
en el canon de Turín.
Sólo
gobernaría un breve periodo, siendo su sucesor Neferkara-Nebkara.
Lehner
sostiene que Jaba fue enterrado en el Zawyet el-Aryan.
Huni
nsw Hw
Niswt H u i (Rey Hu)
Niswt H u i (Rey Hu)
Hwni
Huni (El Atacante)
Huni (El Atacante)
Huny fue el último faraón de la dinastía III, durante
el período del Antiguo Reino. Siguiendo la lista de
reyes de Turín, comúnmente se le acredita un reinado de 24 años, que termina
c. 2600 a.C
La posición
cronológica de Huni como el último rey de la tercera dinastía se considera
bastante segura, pero todavía hay cierta incertidumbre sobre el orden de
sucesión de los gobernantes al final de la tercera dinastía. Tampoco está
claro bajo qué nombre helenizado el historiador antiguo Manetón pudo
haberlo incluido en su escrito histórico Aegyptiacae. Lo más probable
es que se identifique con el nombre helenizado de Aches,
como propone Winfried Barta. Muchos egiptólogos creen que Huni
fue el padre y antecesor directo del rey Sneferu, pero esto es cuestionado
por otros eruditos. Huni es visto por eruditos como una figura confusa en
la historia egipcia, porque fue recordado durante mucho tiempo por las
tradiciones egipcias, pero solo muy pocos documentos, objetos o monumentos han perdurado.
Cabeza de granito rosa identificada como
Huni, Museo de Brooklyn
Huni no es
un faraón bien atestiguado; La mayoría de las declaraciones solo apuntan
indirectamente a él. Sólo hay dos objetos contemporáneos con su nombre.
El primero
es una estela cónica hecha de granito rojo, descubierta en
1909 en la isla de Elefantina. El objeto mide 62.99 pulgadas
(160.0 cm) de largo, 27.16 pulgadas (69.0 cm) de espesor y 19.69 pulgadas (50.0
cm) de ancho. Su forma se asemeja a una típica estela de Benben,
como se conoce en las tumbas de las mastabas de los primeros reyes
dinásticos. En la parte delantera, el cono presenta un nicho rectangular
con una inscripción grabada en el interior. La inscripción menciona un
palacio real llamado Palacio de la diadema de Huni, y escribe el nombre de
Huni arriba dentro de un cartucho real. El nicho decorado es interpretado
por los estudiosos como una llamada "ventana de aparición". La
parte inferior del marco de la ventana está aplanada y alargada y muestra rastros
de una segunda inscripción, aparentemente la misma que dentro de la
ventana. No está completamente aclarado, donde exactamente el objeto
estuvo una vez en exhibición. Debido a que se encontró muy cerca de una
pirámide escalonada, egiptólogos como Rainer Stadelmann proponen una
posición en la parte frontal del monumento, o incluso visiblemente incrustados
en uno de los escalones. Hoy en día, el cono de dedicación de Huni se
exhibe en el Museo de El Cairo como objeto JE 41556.
El segundo
hallazgo, descubierto en 2007, es un cuenco de piedra pulida hecha de magnesita,
que se encuentra en el sur de Abusir en la tumba de
mastaba AS-54, que pertenece a un alto funcionario, cuyo nombre aún es
desconocido para los arqueólogos. La inscripción en el recipiente de
piedra menciona el nombre de Huni sin un cartucho, pero con
el título Njswt-Bity. La ortografía de los jeroglíficos que
forman el nombre de Huni hace que una lectura
como Njswt-Hw o Hw-en-Niswt sea plausible.
Huni
también está atestiguado en mastaba L6 en Saqqara, atribuido al
oficial Metjen y se remonta al final de la tercera
dinastía. Allí, se encontró una inscripción con el nombre de un dominio
real Hw.t-njswt.-hw ("Hut-nisut-hu") de Huni.
Huni se
menciona más en la parte posterior de la piedra de Palermo en la sección
relativa al reino de la quinta dinastía rey Neferirkara, que al
parecer tenía un templo funerario construido para el culto de Huni. El
templo, sin embargo, aún no ha sido localizado.
Finalmente,
Huni está atestiguado en el papiro Prisse, en las Instrucciones de Kagemni,
que probablemente data de la 13ª dinastía. El papiro da una
indicación importante sobre la sucesión de Huni en la columna II, línea 7:
Pero luego murió la majestuosidad del rey Huni y la
majestad del rey Snefru fue considerada rey beneficioso en toda esta
tierra. Y Kagemni se crió como el nuevo alcalde de la capital real y se
convirtió en visir del rey.
La mayoría de los eruditos de hoy piensan que este
extracto puede reforzar la teoría de que Huni fue el
último rey de la tercera dinastía y el predecesor inmediato del rey Snefru (el
primer gobernante de la cuarta dinastía).
Nombre e identidad
La
identidad de Huni es difícil de establecer, ya que su nombre se transmite
principalmente como nombre de cartucho y en diferentes variaciones. La
mención más temprana de su nombre en un cartucho puede aparecer en el cono de
granito de Elephantine, que puede ser contemporáneo. De lo contrario, las
primeras apariciones del cartucho de Huni se pueden encontrar en Palermo Stone
P1, que data de la 5ta dinastía, y en el Prisse Papyrus de
la 13ra dinastía. El cartucho de Huni también se puede encontrar en
la lista de reyes de Saqqara y en el Canon de Turín, ambos de la dinastía
XIX. La lista de reyes de Abydos, que también se remonta a la dinastía
XIX, omite misteriosamente el nombre de Huni y en cambio da un Neferkara
I que los egiptólogos desconocen.
La lectura
y traducción de su nombre en cartela también se disputa. En general,
existen dos versiones básicas de su nombre: una versión antigua, que es la más
cercana a la original (perdida), y una versión más joven, que parece estar
basada en interpretaciones erróneas y lecturas erróneas.
El cartucho de Huni en la parte posterior
de la piedra de Palermo en el registro de Neferirkare.
La versión
anterior utiliza los signos jeroglíficos mecha de vela (signo
Gardiner V28), brote de juncus (signo Gardiner M23), pan (signo
Gardiner X1) y línea de agua (signo Gardiner N35). Esta forma de
escritura se puede encontrar en objetos del Antiguo Reino como el Palermo Stone
anverso (reinado de Neferirkare), la inscripción en la tumba de Metjen, la
vasija de piedra encontrada en Abusir y el cono de granito de
Elephantine. Mientras que el vaso de piedra de Abusir escribe el nombre de
Huni sin un cartucho, pero le da el título de Niswt-Bity, todos los demás
escritos del Antiguo Reino colocan el nombre del rey dentro de un cartucho
ovalado.
Las
versiones de ramesside utilizan los signos jeroglíficos mecha de
vela (signo Gardiner V28), golpeando al hombre (signo Gardiner
A25), línea de agua (signo Gardiner N35) y el brazo con un
palo (signo Gardiner D40). El cartucho nº 15 en la Lista del Rey de
Saqqara escribe dos trazos verticales entre la línea de agua y el brazo
batiente. El papiro Prisse omite la mecha de la vela y el brazo que
late. El egiptólogo Ludwig Borchardt ya había propuesto, a
principios del siglo XX, que las versiones antiguas y antiguas de caricias de
un personaje se referían al mismo rey. Propuso que los escribas de
Ramesside quitaran erróneamente el signo de unión del título
de Niswt-Bity, y lo colocó ante el cartucho real, sin darse cuenta de que
este signo era parte del nombre original de nacimiento o trono de
Huni. También propuso que la mecha de la vela se malinterpretara como el
signo de "golpear", tentando a los escribas de ramesside a colocar el
jeroglífico de un hombre golpeando detrás de ella. Estas conclusiones
todavía son compartidas por los estudiosos hoy.
Siguiendo
su hipótesis, Borchardt lee el nombre del cartucho de Huni como Niswt
Hw ("rey Hu"). Sin embargo, Hans Gödicke,
en cambio, lee a Ny Swteh ("El que pertenece a los
smiters") y está convencido de que el nombre de Huni
era teofórico. En particular, compara la construcción del nombre de
Huni con las de los reyes Nynetjer ("El que pertenece a los
deificados de Horus") y Nyuserre ("El que pertenece a los
de poder de Re"). Rainer Stadelmann y Wolfgang Helck refuta
enérgicamente la lectura de Gödicke, señalando que ningún documento egipcio
menciona una deidad, persona, lugar o incluso un solo término coloquial llamado
"Swteh". Por lo tanto, no hay una fuente gramatical que podría
haberse utilizado para hacer un nombre real "Ny Swteh". Helck,
en cambio, sugiere una lectura como Hwj-nj-niswt y la traduce como
"La expresión pertenece al rey".
El posible nombre de Horus de Huni
El nombre
de Horus de Huni es desconocido. Existen varias teorías para conectar el
nombre del cartucho "Huni" con los nombres contemporáneos de Horus.
A finales
de la década de 1960, el Museo del Louvre compró una estela
que mostraba a un rey cuyo nombre Horus
es Horus- Qahedjet ("la corona de Horus se
levanta"). Por razones estilísticas, la estela puede fecharse a
finales de la Tercera Dinastía y parece posible que se refiera a Huni, cuyo
nombre de Horus proporciona. Sin embargo, las citas y la autenticidad han
sido cuestionadas varias veces, y hoy en día se cree que la estela es falsa o está
dedicada al rey Tutmosis III (18ª dinastía) mientras imita el estilo
artístico de la Dinastía III.
Peter
Kaplony promueve un nombre ominoso encontrado en el pozo de entierro de una
pirámide inacabada en Zawyet el'Aryan. El monumento está conectado con
un posible faraón llamado Bikheris. El nombre en cuestión
lee Neb-hedjetnwb ("señor de la corona de oro") y Kaplony
cree que es el posible nombre de Horus de Huni. Sin embargo, los
egiptólogos como Aidon Dodson contradicen esta teoría y argumentan que Neb-hedjetnwb,
con su jeroglífico dorado, debería ser el nombre Golden Horus de
Bikheris.
Otros
egiptólogos, como Toby Wilkinson y Rainer Stadelmann,
identifican a Huni con el bien atestiguado
rey Horus- Khaba ("aparece el alma de Horus"). Su
identificación se basa en la circunstancia de que los nombres de los dos reyes
Horus aparecen en vasijas de piedra incisas sin ninguna otra guía. Fue una
moda que comenzó con la muerte del rey Khasekhemwy (final de la
segunda dinastía) y terminó bajo el rey Sneferu (comienzo de
la cuarta dinastía). Así, fue una práctica muy típica de la 3ª
dinastía. Además, Stadelmann apunta a la pirámide de
capas en Zawyet el'Aryan. Este monumento posiblemente fue
construido por Khaba, ya que una mastaba cercana contenía varias vasijas de
piedra con su nombre de Horus. Dado que el Canon de Turín acredita un
reinado de 24 años a Huni, Stadelmann sostiene que este lapso de tiempo sería
perfecto para terminar la pirámide de capas. Además, Stadelmann señala la
gran cantidad de impresiones de sellos de lodo y cuencos de piedra descubiertos
y los lugares de hallazgo generalizados en todo Egipto. En su opinión, el
contexto arqueológico también habla de un reinado más duradero. Así,
identifica a Khaba con Huni.
Familia
La posición
genealógica de Huni en la línea familiar de los reyes gobernantes, durante el
tiempo en que terminó la 3ª dinastía y comenzó la 4ª, es altamente
disputada. Documentos contemporáneos y posteriores mencionan a menudo a
Huni y su seguidor Snefru en la misma oración, siempre en sucesión
directa. Por lo tanto, los egiptólogos e historiadores creen que Huni
podría incluso haber estado relacionado con Snefru. Una figura clave en
este caso es la reina Meresankh I, la madre real de Snefru. Ella
definitivamente llevaba el título de una reina, pero ninguna fuente
contemporánea conecta su nombre con el título de una hija o esposa de
Huni. Esta circunstancia plantea dudas en la relación familiar entre Huni
y Snefru. Hoy en día la mayoría de los estudiosos prefieren creer al
historiador Manetón, quien afirma en su Aegyptiacaeque con la
inthronización de Snefru una casa real diferente ganó poder sobre Egipto y una
nueva dinastía había comenzado.
Una posible
esposa de Huni fue, en cambio, una reina Djefatnebty, cuyo nombre aparece
en inscripciones de tinta negra en jarrones de cerveza de
Elephantine. Su nombre está guiado por el gran título del
hetes-cetro, lo que la convierte definitivamente en una reina
consorte. Según una interpretación de Günter Dreyer, la muerte de
Djefatnebty se menciona junto con varios eventos durante el reinado del rey
Huni, aunque no se menciona a ningún rey en la inscripción por su
nombre. Dreyer está convencido de que las notaciones se refieren al
vigésimo segundo año del reinado de Huni, ya que el canon de Turín lo acredita
con un reinado de 24 años y no se ha demostrado arqueológicamente que ningún
rey de la 3ª dinastía haya gobernado tanto. Sin embargo, la interpretación
de Dreyer no es comúnmente aceptada.
Hasta hoy,
ningún niño u otro familiar de Huni puede ser identificado y conectado con él
con certeza. William Stevenson Smith y George Andrew
Reisner proponen identificar a la reina Hetepheres I (concubina
de Sneferu y madre del rey Khufu; cuarta dinastía) como la hija del rey
Huni. Hetepheres llevaba el título
femenino Sat-netjer ("hija de un dios"), lo que llevó a
Smith y Reisner a la conclusión de que esto podría ser un indicio de la
posición de su familia como hija de Huni. En este caso, Hetepheres habría
sido una princesa heredera y al casarse con Snefru, ella aseguró la línea de
sangre de la dinastía real. Pero otros eruditos, como Wolfgang Helck
y Winfried Seipel, levanta fuertes dudas en contra de esta teoría. Ellos
argumentan que el título de Hetepheres no revela explícitamente con quién se
casó en su vida.
Reinado
Casi nada
se sabe del tiempo de Huni en el trono. Huni tiene un reinado de 24 años
por el canon de Turín, que es comúnmente aceptado por los
estudiosos. Las actividades religiosas o militares no se conocen desde su
reinado.
Los únicos
documentos contemporáneos, que permiten una evaluación de cualquier desarrollo
político y social durante la época de Huni, son las inscripciones en tumbas de
altos funcionarios
como Metjen, Khabausokar, A'a-akhty y Pehernefer. Estos
están fechados en el intervalo de tiempo desde el final de la tercera dinastía
hasta el comienzo de la cuarta dinastía. Muestran que el reinado de Huni
debe haber sido el comienzo del apogeo del Antiguo Reino. Por primera vez,
las inscripciones dan una visión explícita de la estructura de poder del
estado, con nomarcas y visires que ejercen importantes poderes. Las
inscripciones en la tumba de Metjen también mencionan, por primera vez en la
historia de Egipto, que los títulos de funcionarios y sacerdotes de alto rango
solo se transmitían por herencia de padres a hijos.
Parece, sin
embargo, que Huni emprendió algunos proyectos de construcción. El Canon de
Turín, que es bastante modesto en cuanto a información adicional sobre los
reyes incluidos en la lista, reconoce a Huni por la construcción de un edificio
determinado, por lo que Huni debe haber sido honrado en tiempos
posteriores. Desafortunadamente, el papiro está dañado en la columna
correspondiente y el nombre completo del edificio se pierde hoy. Los
egiptólogos Günter Dreyer y Werner Kaiser proponen una lectura como "el
que construyó Sekhem... ". Creen que podría ser posible,
que el edificio formara parte de un proyecto de construcción a través de todo
el terreno, incluida la construcción de varias pirámides culticias pequeñas.
Otro
indicio de posibles proyectos de construcción y fundaciones de ciudades bajo
Huni podría estar oculto en el nombre de la ciudad histórica
de Ehnas (hoy mejor conocida como Heracleópolis
Magna). Wolfgang Helck señala que el nombre del Reino Antiguo de esta
ciudad era Nenj-niswt y que este nombre fue escrito con exactamente
los mismos jeroglíficos que el nombre de carey de Huni. Así, propone a
Huni como el fundador de Ehnas. Además, la inscripción en la tumba de
Metjen menciona un dominio mortuorio en el nombre de Letopolis. Este
edificio no ha sido encontrado por los arqueólogos todavía.
Después de
su muerte, Huni parece haber disfrutado de un culto mortuorio de larga
duración. La piedra de Palermo, que se hizo más de cien años después de la
muerte de Huni, menciona las donaciones hechas a un complejo templo funerario
de Huni. El nombre de Huni también se menciona en el Prisse Papyrus,
una prueba más de que Huni fue recordado mucho después de su muerte desde que
se escribió el papiro durante la XII dinastía.
Monumentos posiblemente conectados a Huni
La pirámide de Huni-Snefru de Meidum
parece que fue iniciada por el rey Huny. Parece que fue construida recreciendo
una pirámide escalonada hasta conseguir una pirámide de caras planas, pero debido
a problemas de estabilidad parece que no se concluyó la obra, que se desplomó
cuando estaba prácticamente en sus últimas fases de construcción por la
cantidad de restos que se hallaron alrededor de la estructura que se ha
conservado.
Esta
pirámide es la más sureña de la necrópolis menfita, y los árabes la llaman el-haram
el-kadhdhab, o 'falsa pirámide'. Lo cual no es de extrañar, pues su perfil,
que se recorta en el desierto a la orilla de fértiles campos de cultivo, no se
parece al de ninguna otra, recuerda a cualquier cosa menos a un complejo piramidal.
La pirámide
de Maidum debe su extraño aspecto a haber sido construida en tres fases, y
luego parcialmente desmantelada: la primera fase sería una pirámide
escalonada de siete pisos, la segunda un recrecimiento de la pirámide hasta
los ocho pisos, ambas probablemente levantadas por Huni, último rey de la III
Dinastía. La tercera fase sería el primer intento de pirámide perfecta,
habiendo ordenado Snefru (fundador de la IV Dinastía y padre de Keops) cubrir
la pirámide escalonada con un revestimiento liso que en épocas posteriores
desapareció en su zona superior, dejando a la vista restos de las pirámides
escalonadas primitivas asomando sobre una colina de escombros.
La entrada
está en la cara norte, a 18,5 m del suelo. Un largo y estrecho corredor
desciende a través primero de los sillares y después excavado en la roca madre,
hasta hacerse horizontal, atravesar dos antecámaras y desembocar en una
chimenea que conduce hacia arriba a la cámara real. El suelo de ésta se sitúa
al mismo nivel que la base de la pirámide. Se trata de una cámara rectangular
con un techo angular en falsa bóveda, formada por aproximación de hiladas de
dos de las paredes (características que se repiten en las pirámides Romboidal y
Roja, ambas construidas por el mismo faraón Snefru en Dashur), y que alcanza
los 5,05 m de alto.
La tumba
fue violada en una época indeterminada, y la desaparición de los sillares de
caliza fina de su revestimiento externo, los que la convertían en pirámide
perfecta, se habría dado ya posiblemente desde el Imperio Nuevo, expoliados
como cantera, y no sería consecuencia de un colapso de la construcción, como se
afirma en ocasiones.
Las
excavaciones han despejado adosada a la cara este una capilla funeraria, con
dos cámaras, una de las cuales alberga un altar flanqueado por dos estelas.
Sería el primer caso de un 'Templo Alto' situado en la cara oriental de
una pirámide, y por tanto conectado a la simbología solar (los de la III
Dinastía, emplazados en la cara norte, estaban asociados a una simbología
estelar, al estar orientados hacia las estrellas circumpolares).
Una calzada
de acceso de 715 m de largo, labrada en la roca, conectaba este Templo Alto con
el Templo Bajo en el valle. Apenas queda algo de esta vía, que se ha
excavado sólo en parte, y menos aún del Templo Bajo, cuyas exiguas ruinas han
sido dañadas por la subida de nivel de la capa freática del Nilo, como
consecuencia de la regulación de su caudal desde la presa de Asuán, un problema
que afecta hoy a muchos otros monumentos y tumbas del antiguo Egipto.
La pirámide
de Huni-Snefru estaba provista de una pirámide subsidiaria, adyacente a
su cara sur, y de un muro de recinto cuadrangular, que englobaba el complejo.
Todos estos elementos arquitectónicos hicieron su aparición aquí, en los
comienzos de la IV Dinastía, y desde entonces se convirtieron en una constante
(con variaciones en su distribución) en todos los complejos piramidales de los
Imperios Antiguo y Medio.
Lo más interesante es que esta pirámide constituye el primer intento de
construir una pirámide perfecta, de paredes lisas, y además es interesante el
hecho de incluir la cámara funeraria en el interior de la pirámide no en el
subsuelo de la misma.
La entrada está situada a cierta altura, esto se debe a que la pirámide no
estaba aislada sino que formaba parte de un complejo funerario, desde un templo
partiría una calzada, probablemente cubierta que llevaría hasta la entrada de
la pirámide
En
Elefantina se han encontrado las ruinas de una pequeña pirámide construida por
Huni, no se trata de una tumba ni tiene templos o un complejo de necrópolis,
más bien puede tener un significado religioso quizás relacionado con la
fortaleza que Huni estableció para asegurar la frontera de Egipto en la primera
catarata.
Otras pequeñas pirámides son atribuidas a Huni, como las descubiertas en Abydos, Khula (Hieracómpolis), Naqada, Zawyet el-Meytin y Edfu.
Otras pequeñas pirámides son atribuidas a Huni, como las descubiertas en Abydos, Khula (Hieracómpolis), Naqada, Zawyet el-Meytin y Edfu.
Posiblemente
fue enterrado en Zawyet el-Aryan, o en la necrópolis de Meidum (mastaba M 17).
Los
alrededores de la pirámide están urbanizados de mastabas. Al norte, las
de los príncipes y otros personajes de alto rango, sus exteriores de adobe y
estuco realzados con la decoración de 'fachada de palacio', sus interiores
ornados de buenos bajorrelieves y pinturas..
Pirámide de Lepsius - I
Una
misteriosa pirámide de ladrillos de barro, previsto inicialmente para ser el
tamaño de la de Kefrén, fue descubierto en Abu Rawash y documentada
por Karl Richard Lepsius, que aparece en su lista de las
pirámides como Pirámide I. La pirámide ya era un montón de
escombros en el momento de sus excavaciones: solo quedaba un tocón de capas de
ladrillo de 17 metros de altura (56 pies). Sin embargo, Lepsius descubrió
un pasillo estrecho que conduce a una cámara casi cuadrada. En él,
encontró un sarcófago de piedra casi tallado. Lepsius fechó la pirámide a
finales de la tercera dinastía y propuso una conexión con el rey Huni.
Hoy en día,
esta teoría ya no es aceptada. En 1989, el egiptólogo Nabil
Swelim examinó la pirámide con mayor precisión y descubrió que estaba
hecha de pequeños ladrillos de barro, con una cuarta parte de su núcleo interno
excavado en una roca natural. El núcleo de roca en sí contenía
varias tumbas excavadas en la roca. Se remonta a la quinta y sexta
dinastía. Swelim y otros egiptólogos, como Toby Wilkinson, señalan que
sería sorprendente que una pirámide real hubiera sido completamente destruida
menos de 300 años después de su construcción, solo para ser reutilizada en
tumbas sencillas excavadas en la roca. Además, señala la posición
geográfica inusual de la pirámide: las pirámides del Antiguo Reino se
construyeron comúnmente en terrenos altos, mientras que la pirámide Lepsius I
se encuentra en una llanura. Por lo tanto, la datación de este monumento
hasta la tercera dinastía tardía ya no parece sostenible.
Pirámides escalonadas
Varias
pirámides de pequeños pasos a lo largo del río Nilo también se acreditan a
Huni. Esas pequeñas pirámides tenían una función de culto y marcaban
importantes propiedades reales. No contenían cámaras internas y no se
utilizaban con fines de enterramiento. Uno de ellos está ubicado en el
extremo oriental de la isla Elefantina y en 1909 se
descubrió un cono de granito con el nombre de Huni. Por lo tanto, esta pequeña
pirámide es la única que se puede acreditar a Huni con cierta certeza.
Sin embargo, algunos eruditos como Andrzej Ćwiek impugnan esta
atribución, señalando que podría ser al menos posible que el cono de granito de
Huni se reutilizara en épocas posteriores, cuando los sacerdotes de Ramesside
restauraron los lugares de culto del período del Antiguo Reino. La única
pirámide de pasos de culto que se puede conectar definitivamente a un gobernante
del Reino Antiguo es una pirámide de pasos pequeños conocida como
la Pirámide de Seila, ubicada en el Oasis de Faiyum. Dos grandes
estelas con el nombre de Snefru fueron encontradas frente a la pirámide,
indicando así al rey responsable de su construcción. Dado que Snefru era
el probable sucesor inmediato de Huni, esto podría indicar, sin embargo, que
las pirámides de culto se construyeron en la transición entre las dinastías
tercera y cuarta.
El entierro
El sitio de
entierro de Huni sigue siendo desconocido. Dado que la pirámide de Meidum
puede ser excluida, los egiptólogos y arqueólogos proponen varios sitios de
enterramiento alternativos. Como ya se señaló, Rainer Stadelmann y
Miroslav Verner proponen la pirámide de capas en Zawyet el-Aryan como la tumba
de Huni, porque identifican a Huni con Khaba, quien a su vez está bien
conectada con la pirámide de capas, ya que varios cuencos de piedra con su
Horus. nombre se encontraron en las necrópolis circundantes.
Alternativamente,
Stadelmann propone una gran mastaba en Meidum como el entierro de
Huni. Mastaba m17originalmente tenía alrededor de 100 metros (330
pies) de ancho por 200 metros (660 pies) de ancho y tenía aproximadamente 15 a
20 metros (49 a 66 pies) de alto. La parte sobre el suelo estaba hecha de
ladrillos de barro sin quemar y rellenos con escombros de la segunda fase de
construcción de la pirámide de Meidum. La estructura subterránea contenía
un pozo de 3.7 metros (12 pies) de profundidad que conduce a un corredor y
varias capillas y nichos grandes. La cámara funeraria fue saqueada en la
antigüedad, todas las decoraciones fueron destruidas y / o robadas. El
sarcófago grande, aproximadamente labrado, contenía los restos de una momia
violentamente hecha jirones. Stadelmann y Peter Janosi creen que la
mastaba fue la tumba de un príncipe heredero, que murió como heredero del trono
del rey Snefru, o que fue el entierro de Huni.
Miroslav
Bárta, en cambio, propone la mastaba AS-54 en el sur de Abusir como
el sitio de entierro más posible. Esto es promovido por el hallazgo de un
tazón de magnesita pulido, que muestra el título niswt-bity de
Huni. La mastaba en sí fue una vez bastante grande y contenía grandes
nichos y capillas. También contenía una cantidad bastante grande de platos
pulidos, jarrones y urnas. Contradictoramente, casi todos los recipientes
no están decorados, no se encontró ninguna inscripción o talla
de tinta en los objetos. Por lo tanto, el nombre del verdadero
propietario es aún desconocido. Solo un barco muestra claramente el nombre
de Huni, mientras que otros pocos podrían mostrar pequeños rastros. Bárta
ve así dos posibilidades para el propietario de la mastaba: era un funcionario
de muy alto rango, como un príncipe de la época de Huni, o el mismo rey Huni.
Mastabas de III dinastía
La Mastaba
de Nefermaat y Atet se encuentra aproximadamente
a un kilómetro al norte de la Pirámide de Esnefru, dentro del campo de mastabas
de la zona norte, cerca del "cementerio norte de Petrie" y del
cementerio norte de época romana. Junto a ella está la mastaba número 6 cuyos
propietarios son los conocidos Rahotep y su esposa Nofret (Neferet). Esta
mastaba fue excavada por primera vez entre los años 1871 y 1872 por Auguste
Mariette. En el año 1882, Sir Flinders Petrie intentó infructuosamente localizar
la cámara funeraria. En 1900, el mismo Petrie con la ayuda de Wainwright y
Mackay localizaron, por fin, la cámara funeraria, pero la encontraron vacía.
Nefermaat era príncipe hereditario y, por la importancia de sus títulos, a
pesar de no existir prueba alguna, se le considera hijo del rey Esnefru,
fundador de la IV Dinastía. Por sus títulos, encontrados en la falsa puerta de
su tumba, nos consta que, entre otros cargos que ostentó, fue Profeta de las
diosas Bastet y Shesmetet, Sacerdote del dios Min, desempeñó el cargo de Visir
con su padre, Nomarca, el Grande de los Cinco de la casa de Tot e Inspector de
los trabajos reales. Efectivamente, no hay datos que apoyen el hecho de que
fuese hijo de Esnefru. El título que ostenta de “hijo del rey” puede deberse a
que realmente era hijo suyo, o puede ser un título honorífico concedido por el
rey de lo cual hay varios ejemplos durante el Imperio Antiguo. En algunas
ocasiones, la palabra hijo tiene como significado nieto o biznieto. Estaba
casado con Atet, de quien apenas se tienen datos, tan sólo se conoce uno de sus
títulos: “la conocida del rey” (rxt-njswt). Su hijo fue Hemiunu, quien se cree que fue supervisor de la
construcción de la Pirámide de Esnefru. Posiblemente, Nefermaat, al llevar el
título de "inspector de los trabajos reales", también lo fuese de la
Pirámide de Esnefru, por este motivo su hijo, Hemiunu, pudiera haber seguido
sus pasos de forma que se le nombrase bajo el
reinado de Jufu, supervisor de los trabajos de la
Gran Pirámide de Guiza.e la Gran
La mastaba
de Atet y Nefermaat tiene unas dimensiones considerables llegando a ocupar 8160
metros cuadrados de superficie, con unas medidas de 120 x 68 metros.
Capilla de
Nefermaat. Fases de construcción.
La
superestructura está compuesta de adobe mientras que los muros interiores los
construyeron con piedra caliza.
En su
interior, en la parte este de la tumba, hay dos capillas, la del sur
perteneciente a Nefermaat y la del norte a su esposa Atet. Más al este y tras
estas capillas se encuentran las cámaras funerarias de ambos distribuidas de
igual forma: en la parte sur, la de Nefermaat y en la zona norte, la de Atet.
Las
capillas de ofrendas, revestidas de piedra caliza, tienen forma cruciforme,
debido a la primera ampliación que sufrió la mastaba en su totalidad; con
anterioridad a esta ampliación, las capillas consistían en un corredor o
antecámara transversal al resto de la capilla. Ambas tienen un pasadizo muy
elevado que conduce a una puerta falsa en la parte posterior. Las cámaras
funerarias de ambos difieren en su estructura. La de Nefermaat está más
elaborada, con piedras de caliza; el pozo, si hacemos un corte transversal,
podemos apreciar su techo similar a las cámaras funerarias de las primeras
pirámides, es decir, un techo abovedado por aproximación de hileras, en este
caso cinco hileras de bloques de caliza. La de Atet consiste en un simple pozo
rectangular.
La Mastaba
fue construida en diferentes fases; en donde mejor pueden apreciarse es en la
capilla de Nefermaat. En una primera fase, se construye el centro de la mastaba
y se decoran sus muros. En la segunda fase, se amplía la mastaba por completo.
De nuevo vuelve a ampliarse totalmente la mastaba, pero esta vez taponando el
acceso a la capilla inicialmente decorada, construyendo una nueva capilla. Por
último se construye una capilla en el exterior de la tumba, frente a la
mastaba, adosada a sus muros.
La mastaba
está decorada en su parte frontal con la llamada "fachada de
palacio", muros con molduras verticales paralelas reentrantes y salientes.
En su interior los muros decorados se encuentran en las Capillas de Nefermaat y
de Atet. El estilo utilizado en los relieves es original y propio de esta
mastaba, no volviendo a ser utilizada en ningún otro monumento del Antiguo
Egipto: La técnica del relieve consiste en ahuecar las figuras, ahondando en la
piedra y rebajando los bordes, de manera que eran luego rellenados con una
pasta coloreada que llegaba a la superficie de la roca incisa. El efecto es
impresionante y de gran belleza, pero el problema derivado era que al secarse
se producían grietas en esa pasta usada para cubrir los huecos hasta los bordes
del dibujo, lo que conllevaba la caída y pérdida de toda la masa pictórica.
Parece ser que fue el propio Nefermaat el que decidió utilizar esta nueva
técnica tal y como se desprende de una de las inscripciones de su tumba: "Él
construyó su mastaba con su indeleble escritura". Además de estos
relieves, también hay frescos. Los motivos representados son fundamentalmente
referentes a escenas de la vida cotidiana.
CAPILLA DE NEFERMAAT
Toda la
decoración de sus muros y del corredor se encuentra hoy en el Museo Egipcio de
El Cairo, en la Sala que acoge las piezas del Imperio Antiguo, bajo el registro
de entrada JE 43809, a excepción de la parte superior de la falsa puerta que se
encuentra en el Museo del Louvre con el número de registro B.78.
Corredor
- Dintel
y jambas.- Representación del difunto, esposa y familia. Nefermaat en la
parte superior, mientras que en la inferior se encuentra Atet y la familia de
ambos.
- Muro
norte (núm. 1 en plano).- Dividido en varios registros, encontramos escenas
de caza; en el registro inmediatamente inferior, una escena de pesca con red;
en el siguiente registro se muestra la caza de aves con red; bajo esta red, dos
ocas agachadas recogiendo alimento del suelo con su pico, semejante a las
halladas en el fresco de la tumba de Atet. Entre los hombres y la red, la
palabra "cerrar" (sx) referida a la red. En el registro inferior, dos hombres arando
con bueyes, explicando la escena con la palabra "arados" o
"cultivos" (skAw) escrita entre los hombres y los bueyes.
- Muro
sur (núm. 2 en plano).- El fragmento se encuentra dividido en cinco
registros en los que se representan escenas de caza. Lo más representativo de
este fragmento está en el registro número 4 en el que se representa un hombre
arrodillado junto a un leopardo y en el registro número 5, en donde un perro
está cazando unos chacales.
Capilla
- Muro
norte (núm. 3 en plano).- En la parte superior del fragmento,
representación sedente del difunto junto al que están inscritos parte de sus
títulos; Nefermaat está sentado en un baldaquino o silla de mano que es
conducida por varios hombres. En la parte inferior, varias ciudades otorgando
presentes a Nefermaat.
- Muro
Sur (núm. 4 en plano).- Nefermaat y Atet con varias ciudades otorgándoles
presentes representadas en la zona superior izquierda y en la parte inferior.
- Muro
posterior oeste (núm. 5 en plano).- Falsa puerta. Parte superior, Nefermaat
frente a la mesa de ofrendas rodeado de sus títulos. En la parte inferior,
Nefermaat, Atet y familia.
CAPILLA
DE ATET (I) La decoración de los muros, tanto del corredor como de la capilla,
están diseminados por varios museos. Es aquí en donde se halló el mundialmente
famoso fresco conocido como "las ocas de Meidum".
Reconstrucción de la pared norte del
corredor de la Capilla de Atet
Ocas de Meidum (detalle parte izquierda
de la representación
Ocas de Meidum (detalle parte derecha de
la representación
Las ocas de
la capilla de Atet fueron realizadas siguiendo la técnica pictórica egipcia más
convencional. El fondo tiene un tono azulado y la disposición de las aves se
despliega entre líneas oscuras que delimitan los registros. En este espacio los
grandes protagonistas son seis ocas, organizadas en dos grupos y en una
disposición de carácter simétrico.
Las aves de
los extremos dirigen el cuello hacia el suelo y con el pico ligeramente abierto
parecen buscar algo que picar. Las otras aves se muestran perfectamente
erguidas, mirando en direcciones opuestas y en idéntica actitud. Llama la
atención el cuidado con el que han sido representadas, lo que permite la
identificación concreta de su especie y, a la vez, otorga una gran belleza plástica.
Especialmente remarcable es el plumaje, que ha sido tratado con todo lujo de
detalles. La forma y texturas de las plumas, más o menos alargadas, algo más
irregulares en algunos puntos o bien plasmadas casi a modo de escamas, se
realizaron fundamentalmente utilizado pincelas formando tramas, que permiten
contrastar distintos tonos de un mismo color o gama.
La figura
de las aves se alterna con la presencia de diversas plantitas, de formas
distintas, realizadas con pinceladas libres (de gran similitud con los trazos
que dieron fama a los artistas del Impresionismo, aunque sorprendan sus 4600
años de antigüedad). Algunas de estas pequeñas matas se muestran delicadamente
floridas, efecto subrayado con la técnica de aplicar un delicado punteado
rojizo. Hay que tener en cuenta la disposición no completamente simétrica de
las plantas y que la primera que aparece a la derecha, en una colocación
incoherente en relación con la disposición de las ocas, debe su posición al
hecho de formar parte de una imagen situada más a la derecha, en la se
representó la iconografía de una red para atrapar.
De los
personajes que tiran de la cuerda de la red y de los situados en el registro
que quedaba por debajo, quedan leves indicios en el fragmentos pictórico que
integra a las Ocas de Meidum, siendo visible en el límite superior diversos
fragmentos de representaciones de unos pies (por encima de la línea oscura del
registro), y en la parte de baja del fragmento puede observarse la imagen
parcial al menos de una mano (por debajo de la línea de registro).
La
estructura prácticamente simétrica de la escena, únicamente queda rota por el
cromatismo, disposición y tipología de algunos elementos. Estas variaciones
ofrecen una interesante riqueza óptica, consiguiendo contrastes que llenan de
ritmo y viveza a la representación. Por ejemplo, las ocas erguidas orientadas a
la izquierda, aunque corresponden a la misma especie, no son completamente
iguales en algunos de sus detalles. Las diferencias todavía resultan más
notables en las aves de la derecha que, aunque también corresponden ambas a la
misma especie, no son iguales en muchos de los rasgos: una luce el buche a
topos, mientras que la otra muestra un tramado; una luce tres líneas blancas en
el plumaje de las alas, mientras que la otra tiene líneas blancas en la zona de
la pechuga, etc. Es como si el artista quisiera integrar en cada ave un rasgo
distintivo, que las diferenciara e identificara de forma concreta.
En el grupo
de aves erguidas de la derecha también puede observarse que la que se encuentra
en primer plano tiene una importante superposición sobre el ave en segundo
plano, lo que hace que las patas azulonas de ambas reposen muy juntas en el
suelo. Por el contrario, las aves del grupo de la izquierda quedan menos
superpuestas la una sobre la otra, lo que permite que el espacio inferior
resulte más holgado y ayude a la colocación más armónica de una plantita entre
las rojizas patas de los animales.
Corredor
Dintel y
jambas.- Representación del difunto, esposa y
familia. Nefermaat en la parte superior, mientras que en la inferior se
encuentra Atet y la familia de ambos. La jamba del muro norte se encuentra en
el Instituto Oriental de Chicago, con el número de registro OI 9002. La parte
superior de la jamba sur está en Bristol, registrada con el número H3571; la
parte inferior, en Edimburgo registrada con el número 1910.153.
Muro
norte (núm. 1 en plano).- En la parte superior
hay una escena de sacrificio de ibis que se encuentra en Cambridge, clasificado
con el número E. 23.1910. Tras esa escena, seis registros. El primer y último
registros están en Copenhagen (Ny Carlsberg Glyptotek) clasificados con los
números AEIN 1133b y AEIN 1133A, respectivamente. Las escenas son las
siguientes: Primer registro, entrega de ofrendas al difunto, se hace referencia
a "portar vino" (iTi
irp). Segundo registro y tercero están
relacionados: en el segundo tres hombres portan aves, el primero una grulla y
en signos jeroglíficos se puede leer "establos" o "granjas"
(mDwt)
referido posiblemente a animales de granja, mientras que en el tercer registro
aparecen representados un buey y un orix; sobre el buey está escrito
"animales jóvenes" (crías de ganado) - rn(w) -. El cuarto registro contiene
una escena con dos hombres en una canoa; a la izquierda de la misma se puede
leer "salir en el estanque" (prt m SA). En el quinto
registro, escena de caza de aves con red y, en el registro inferior, un hombre
joven flanqueado por dos babuinos y a la cabeza un ibis.
Muro sur
(núm. 2 en plano).- De este panel apenas queda
parte de los tres registros superiores. El primero, en el que están
representados unos carniceros, se encuentra en Bruselas y los títulos en el
British Museum. El segundo registro, en donde se muestra a unos hombres
llevando animales, está en Múnich (Staatliche Sammlung) con el número de
registro GI 103a-b. El tercer registro, con unos hombres construyendo una
canoa, se puede ver actualmente en Múnich, clasificado con el número 103.
Algunos de los objetos hallados
Tumba Sur
(Nefermaat):
-
Fragmentos de jeroglíficos pintados pertenecientes a la fachada.- Hoy se
encuentran en el Museo de la Universidad de Pensilvania (Philadelphia).
- Fragmento
de estela hallada frente a la cámara funeraria.- En el Museo de Manchester.
- Puerta de
madera hallada al final del corredor.
- Ataúd de
madera fragmentado.
- La momia
de Nefermaat estaba fragmentada y varias partes desperdigadas por el suelo de
la cámara funeraria. La cabeza estaba separada del tronco envuelta en lino al
igual que otras partes de su cuerpo. Petrie, que fue el que halló el cuerpo,
llegó a la conclusión de que la carne había sido retirada del cuerpo antes de
proceder a su vendaje debido a que el lino se hallaba directamente adherido al
hueso desnudo y entre ambas piezas tan sólo halló una sustancia marrón verdosa.
Sin embargo, no tuvo en cuenta que la piel puede desaparecer hasta el punto de
que el lino parezca hallarse adherido al hueso, resultando que esa sustancia
marrón verdosa hallada entre el lino y el hueso eran los restos de la piel.
Tumba Norte (Atet):
- Varios
fragmentos de cerámica.- Petrie Museum.
Fragmento mural de la mastaba de
Nefermaat cuyo registro central muestra dos ánades picoteando el suelo entre
diversas plantitas y una e la caza de aves con red. En el registro inferior se
conserva una representación de carácter agrícola.
La dimensión narrativa de la escena de las
Ocas de Médium, como fragmento de una imagen mucho mayor, debe buscarse en el
contexto y ámbito temático en el que se integraba. Afortunadamente, dicho marco
ha podido ser bastante reconstruido.
Las Ocas de Meidum se situaron encima de
un registro que alude a la abundancia alimenticia y agrícola; y, a la vez, las
ocas delimitan una escena en la que se plasma la captura de aves [Dicha
captura, conseguida mediante una red de aspecto hexagonal, es una temática que
se repite en otros fragmentos conocidos de la mastaba de Nefermaat, por lo que
quizá pudo estar relacionada con alguna predilección personal de los
propietarios de la mastaba. En cualquier caso, la caza (y también la pesca),
están muy presentes en la imaginería egipcia de todos los tiempos, posiblemente
por sus ricas implicaciones metafóricas.
La pintura de las Ocas de Meidum parece
captar un momento de tranquilidad campestre vivido por unas aves bien
alimentadas y con el buche lleno, antes de ser capturadas por la red. Se las
muestra despreocupadas y ajenas a lo que se les avecina, sin ni tan siquiera
aletear. Lejos de ser seres mostrados como el salvaje caos, o como una bandada
ruidosa, o como un desordenado grupo de animales espantados; a las ocas se las
representa sosegadas, casi en formación y como con cierta parsimonia (como efectivamente
se mueven a menudo estas aves cuando caminan por el suelo). No se trata de aves
que vuelen o reaccionen a la amenaza de la red, sencillamente están ahí y luego
son cazadas. La iconografía, por tanto, parece recrear una situación ideal de
caza rápida y fácil.
Fragmento mural de la capilla de Atet
conservado en la gliptoteca Ny Carlsberg (Copenhague), en la que aparece una
escena de caza de aves con red y otro registro que muestra un par de monos, uno
de ellos atrapando la cola de una barza, y un niño entre los animales
Las Ocas de
Meidum son una de las creaciones artísticas más conocidas entre las múltiples
obras conservadas en el Museo Egipcio de El Cairo. Más allá de su integración
en un contexto temático más amplio, lo cierto es que esta imagen constituye una
de las más elevadas y sofisticadas creaciones pictóricas realizadas por los
artistas del antiguo Egipto. Las sutilezas en su composición, la calidad de sus
detalles, el equilibrio de su policromía y la verosimilitud, son aspectos que las
transforman en algo que no tendrá parangón en la pintura que conocemos del
Imperio Antiguo y que parece poner las bases de lo vendrá después. Aunque se
trata de una obra generada en el remoto marco cronológico de principios de la
Dinastía IV, los recursos utilizados en las Ocas de Meidum no nos hablan sin
embargo de tanteo o de experimentación, sino que parece tratarse de una
creación precisa y madura, perfectamente formulada y genialmente elaborada.
En
Meidum, al Norte de la pirámide, se extiende una necrópolis de mastabas que
Auguste Mariette exploraba en 1871.
Pero
fue su ayudante, Albert Daninos quien localizó en el interior de la mastaba
de Rahotep y Nofret La mastaba de Rahotep y Nofret pertenece a la IV Dinastía (hacia
el 2.360 aC.).
Rahotep
construyó su mastaba en Meidum, la mastaba número 6, descubierta por el
ayudante de Mariette en 1871, al nordeste de la tumba de su hermano Nefermaat.
Un
trabajador egipcio entró cautelosamente en un compartimento oscuro, sólo para
emerger casi inmediatamente, aterrorizado y hablando de forma incoherente. La
luz de su antorcha había revelado dos pares de ojos que lo miraban fijamente, a
los que describió como perteneciendo “… a dos seres humanos que vivían”.
Cuando
entraron de nuevo en el compartimento, los excavadores encontraron dos estatuas
notables, eran los dueños de la tumba, el príncipe Rahotep y la princesa
Nofret. Los ojos de las estatuas, que reflejaron la luz de la antorcha del
excavador, son de cuarzo (el blanco) y de cristal de roca (las pupilas).
Ahora,
situadas en un lugar preeminente en una de las salas más concurridas del Museo
de El Cairo, las esculturas de Rahotep y Nofret están muy lejos de atemorizar a
los visitantes que, por el contrario, se sienten atraídos y fascinados por su
imponente aspecto y por la fuerza vital que ciertamente la pareja parece
irradiar.
Aunque no constituyen un grupo
escultórico, se trata de dos esculturas independientes, resulta obvio que ambas
fueron creadas manteniendo un criterio unitario, lo que se evidencia en la
presentación general y en las dimensiones casi idénticas. También la
plasticidad y tratamiento técnico es coincidente, ya que las dos obras fueron
talladas en piedra caliza, que luego fue estucada para dotar la superficie de
color y, en ambas, los ojos fueron incrustados con cuarzo blanco y cristal de
roca. La posición de los dos personajes también es muy similar: aparecen
sentados en una especie de tronos de respaldo alto, de color blanco, que se
extiende tras la espalda de los personajes y sirve de pilastra dorsal.
Este elemento genera un fondo que permite contrastar las figuras y, a la vez,
proporciona solidez y estabilidad a la representación. Así, además, se genera
una superficie adecuada sobre la que inscribir de un modo muy visible los
nombres y títulos de los personajes. En la parte baja se sitúa una especie de
podio de color negro sobre el que descansan los pies de Rahotep y Nofret, y en
el que no se realizaron inscripciones. El color oscuro de esta base, en
contraste con el blanco de los tronos, ayuda a conseguir un efecto de
profundidad y de ritmo visual.
Rahotep debió ser un personaje relevante
en la corte faraónica de su tiempo. Fue posiblemente hijo del faraón Esnofru y
parece que compatibilizó cargos religiosos con tareas civiles y posiblemente
militares. Entre sus títulos destaca el de sacerdote de Ra, con el añadido: “el
más grande de los profetas”, común en Heliópolis. No obstante, es especialmente
sugestivo el cargo de “Director de Expediciones”, lo que nos hace imaginar a un
hombre aventurero, enérgico y curioso; y, sobre todo, resulta llamativo
el título de “Jefe de Construcciones”, lo que puede relacionar a Rahotep con el
diseño y construcción de algunas de las grandes obras de principios del Imperio
Antiguo y es tentador pensar que sobre sus hombros pudiera haber recaído la
responsabilidad de atender la construcción de las diversas pirámides de
Esnofru.
A pesar de su elevado rango, en la
escultura conservada en el Museo de El Cairo a Rahotep se le muestra con un
atuendo de lo más sencillo y austero. Aparece con el torso desnudo y luciendo
únicamente un faldellín blanco, con una cinta anudada a la cintura. Destaca su
piel intensamente morena, uno de los requisitos fundamentales en los cánones de
la belleza masculina en Egipto. A diferencia de otros muchos casos, Rahotep no
porta peluca y muestra su pelo, muy corto, a lo que hay que añadir el magnífico
detalle del coqueto bigote.
En el rostro de Rahotep es remarcable la
voluntad de verismo, plasmando unos rasgos individualizados y armoniosos. Son
especialmente llamativos los ojos, realizados con incrustaciones de cuarzo
blanco y cristal de roca de un tono marrón muy claro, casi miel. El brillo de
estas incrustaciones dota de un vigor muy especial a la mirada e intensifica de
modo muy efectista la sensación de realismo. Unos ojos que además se realzan
con una suave línea de maquillaje que se extiende por el lagrimal hacia la
nariz y que solo subraya levemente el rabillo.
Además del bigote y del sutil toque de
maquillaje, Rahotep luce como elemento ornamental un discreto colgante formado
por una pieza lobulada que se sujeta con un cordón corto entorno al cuello,
colgando a modo de gargantilla. Creo factible que este amuleto represente una
tortuga, un tipo de talismán especialmente propio del Imperio Antiguo y que,
entre otras connotaciones, era considerado un símbolo de renacimiento y
regeneración.
En lo que respecta a la postura, Rahotep
se muestra sentado con los pies juntos, de un modo estático que llama la
atención sobre la gestualidad de las manos y brazos. El personaje luce los
puños cerrados, uno descansando sobre la pierna y el otro colocado sobre el
pecho, como marcando el lugar del corazón. El corazón tenía en el pensamiento
egipcio una relevancia especial, más aún de cara al mundo funerario y ante el
Más Allá, ya que era considerado sede de energías espirituales, de la
conciencia, el lugar donde el ba podía asentarse para siempre. En la imaginería
egipcia tocarse el corazón era un gesto lleno de significado, siendo una
expresión de sinceridad, pureza y respeto; y, en algunos contextos, de saludo y
alabanza. Rahotep, por tanto, perpetuó su imagen indicando que su actitud ante
la eternidad la afrontaba “de corazón”, encarando la nueva existencia
abiertamente y sin mostrar reservas.
En contraste con el tratamiento minucioso
del rostro y de la musculatura tensa del torso, las piernas y los pies se
presentan de un modo algo burdo y de aspecto desproporcionado. Ello, no
obstante, es también una característica bastante común en las obras escultóricas
del Imperio Antiguo.
Al observar la imagen de Nofret, teniendo
al lado a su esposo Rahotep, llama especialmente la atención el tono
amarillento de su piel. En el caso de las féminas, al contrario que en los
hombres, el color lívido en la piel era muy valorado como expresión de belleza
y sensualidad. Y Nofret, ciertamente, se muestra con una piel clara que en su
época era muy apreciada. Una palidez que se presenta incluso en los labios,
quizá incluso maquillados para apagar su rubor.
En el rostro de Nofret el verismo se ha
cuidado al detalle. Como en la escultura de su compañero, los rasgos de esta
mujer resultan personales e inconfundibles. También ella luce unos ojos
confeccionados con incrustaciones de cuarzo y cristal de roca, aunque en este
caso de color azulado. Igualmente, para darles aún más realce, su perfil fue
recorrido con una línea de maquillaje que, como en el caso de Rahotep, se
extiende hacia el lagrimal.
Nofret se presenta con el aspecto
sofisticado de una dama de alta posición, adecuado al rango de una mujer que
portaba el honorable título de “Conocida del Rey”. De modo que su aspecto nos
muestra la última moda en el mundo de la corte de principios del Imperio
Antiguo, siendo un elemento destacable la peluca bipartita formada por una sucesión
de mechones que se superpone al pelo natural, que, no obstante, resulta
parcialmente visible en la zona del flequillo.
En el atuendo de Nofret puede observarse
un vestido de tirantes, largo hasta casi los tobillos y muy ajustado. Ello se
complementa con una especie de capa, también muy ajustada, que cubre hombros y
brazos, pero que no disimula la forma de sus pechos y que, a la vez, deja
adivinar los pezones como a través de la tela. Este efecto se consigue de un
modo magistral y sorprende especialmente la capacidad técnica conseguida en un
momento aún muy temprano en el arte egipcio y considerado precursor de la gran
estatuaria privada que tanto énfasis tomará después.
El ajustado atuendo de Nofret
prácticamente solo deja visible una mano, también muy pálida, que
estratégicamente se sitúa en las proximidades del corazón. Se trata, por tanto,
de un gesto muy similar al realizado por Rahotep y con idéntica simbología.
Nofret, como su esposo, se presenta ante el Más Allá aludiendo a la vida que
encierra en su corazón, a la pureza que en él palpita y como subrayando el
lugar donde espera que su espíritu encuentre una eterna morada.
Dado que en la indumentaria de Nofret
destaca especialmente el color blanco y que su propia piel es extremamente
pálida, lo único que aporta contraste de color a la obra son algunos de los
ornamentos. La oscura peluca en este sentido resulta especialmente llamativa,
pero además viene destacada con una cinta con motivos florales, formado sobre todo
por una sucesión de rosetas. A esta flor en Egipto se le atribuían cualidades
mágicas y protectoras, además de una rica simbología. En este caso posiblemente
las rosetas sean una alusión a la fertilidad y un recurso para exaltar la
feminidad. No obstante, la mayor riqueza de color en la escultura de Nofret se
despliega en el amplio collar que se extiende sobre el pecho, amplio y
llamativo, formado por diversas franjas de color rojo, azul aturquesado y
verde.
Rahotep y Nofret, con su aspecto solemne y
elegante, son un reclamo ineludible en el Museo de El Cairo. Quienes observan
estas sensacionales obras de arte se sienten atraídos por su intenso colorido y
su magnífico estado de conservación, y, sobre todo, por el pálpito de vida que
parecen irradiar. Rahotep y Nofret, con sus miradas de brillantes y
penetrantes, se perpetúan sentados el uno junto al otro, como observando a
quienes desde todas partes del mundo viajan para contemplar su belleza. Rahotep
y Nofret parecen responder la mirada de quien los contempla, parecen impertérritos
pero próximos. De alguna manera, con su porte digno e inconmovible, esta eterna
pareja parecen los anfitriones del propio Museo de El Cairo, parecen vitales y
acogedores; y paradójicamente, como por la fuerza de una extraña magia, parecen
convertir al visitante del museo cairota en un invitado de piedra que solo
puede paralizarse y rendirse ante el atractivo de su presencia.
Próximo Capítulo: Dinastía IV
Próximo Capítulo: Dinastía IV
[1] Meroe o más correctamente Reino
Meroítico es el nombre de un reino que surgió en Nubia (también conocido
como Kush o Cus en la Biblia) de 400 a. C. hasta 300 d. C.
y lleva el nombre de su capital, la ciudad de Meroe; fue continuador del
Reino de Napata.
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