lunes, 27 de enero de 2020

Capítulo 5 - Dinástia III



DE LA PIRÁMIDE ESCALONADA A

LA PIRÁMIDE PERFECTA. COMPLEJOS PIRAMIDALES.

III DINASTÍA (2686-2613 a. C.)
El camino hacia la perfección
Con la llegada de la III Dinastía se inicia el llamado Imperio Antiguo. Un periodo de tal importancia que sin duda marcó en gran parte las señas de identidad del Egipto posterior.
Tras los desórdenes con los que se inicia el gobierno del primero de sus gobernantes, el escasamente conocido rey Sanajt* (Nebka?) le sucede el que probablemente fuera su hermano, el rey Necherjet-Dyeser o Zoser. Éste, una vez resueltas lo que parecen dificultades políticas de su antecesor, se encomendó a labores administrativas propias de un incipiente estado, creando las bases de las diferentes administraciones públicas y en especial a aquéllas referidas a la gobernación de sus nomos. Fijó a Menfis como lugar de residencia y con ello la capital del país, y consolidó la figura del visir como administrador de ese estado centralizado. Organizó el ejército y estableció la unidad que entre monarquía y religión iba a quedar ya definitivamente unida para el futuro. En el terreno económico, advirtió la importancia de las explotaciones mineras del Sinaí como importante fuente de recursos y a ellas acudió en búsqueda de cobre y turquesa. Esa importante actividad administrativa, unida a la otra económica, hizo que su gobierno generara notables recursos en la sociedad egipcia y que éstos repercutieran en su estabilidad política.
Si hay algún culpable, habrían de ser los historiadores quienes, ya en el siglo XIX, impusieron en la cronología egipcia el término “Imperio Antiguo” cuyas connotaciones bien pueden conducir a engaño, ya que refleja un enfoque a la periodicidad de la Historia del que hoy abrigamos serias reservas. 
Los antiguos egipcios nunca lo usaron, aunque, de cualquier forma, les habría sido difícil de captar la diferencia entre el Período Dinástico Temprano (3.000-2.686 a.C.) y el Imperio Antiguo (2.686-2.160 a.C.) 
Ya el último faraón del Período Dinástico Temprano y los dos primeros soberanos del Imperio Antiguo eran, al parecer, familiares de la Reina Nimaathap, a la que se describe como la madre de los hijos del faraón, bajo el reinado de Khasekhemwy, y como “madre del faraón del Alto y Bajo Egipto”, bajo el de Djoser (2.667-2.648 a.C.) 
Para los egipcios era incluso más importante el hecho de que el lugar de residencia real no cambiase, sino que permaneciese en el “Muro Blanco” (Ineb-hedj), en la orilla oeste de El Nilo, al sur del actual Cairo. 
No obstante, los egipcios valoraban y eran conscientes de la revolucionaria aportación de los constructores del Faraón Djoser a la arquitectura funeraria real. Los grandes proyectos de construcción, propiciados y organizados por el Estado, tuvieron un efecto inmediato y profundo en la economía y en la sociedad egipcia. 
Esta sería la principal justificación para una división entre el Período Dinástico Temprano y el Imperio Antiguo; aunque viene marcada más por el progreso de la arquitectura que por los cambios reales personales. 

CONSIDERACIONES CRONOLÓGICAS Y PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DEL PERÍODO.
Gracias a la información que nos proporciona la ramésida "Lista-de-Reyes", escrita sobre un papiro actualmente en el Museo Egizio de Turín, conocido como el "Canon de Turín", no parece que existan muchos eslabones frágiles en lo que al orden y datación de los dirigentes del Imperio Antiguo se refiere. 
Entre los faraones cronológicamente más significativos, sólo la duración de los reinados de Menkaura (2.532-2.503 a.C.), Dinastía IV, y de Neferirkara (2.475-2.455 A.C.), Dinastía V, presenta algunos problemas; la del primero quizás por exceso, y la del segundo ciertamente por defecto. 
No se dispone de fechas concretas basadas en observaciones astronómicas contemporáneas, y los cálculos que se han hecho para otros períodos podrían cambiar la relativa posición que el Imperio Antiguo ocupa en el esquema cronológico de la Historia del Antiguo Egipto. 
El grado de confianza que depositamos en las antiguas fuentes, y nuestro conocimiento del sistema de datación egipcio son, por otra parte, también muy importantes. Es así que la fecha de 2.686 a.C., como principio del reinado del Faraón Nebka - primero de la Dinastía III, según Maneto - parece segura; eso sí, con un margen de error de unos veinticinco años, aun cuando su posición en la dinastía ha sido recientemente cuestionada. 
El final del período - unos cinco siglos y medio más tarde - es aún más oscuro. Sin embargo, los antiguos egipcios y los historiadores modernos parecen estar, en general, de acuerdo con sus características. Para los egipcios, el cambio de residencia real, lejos de Menfis, estuvo representado por una brusca división en sus listas-de-reyes. Puesto que todo ello coincidió, más o menos, con unos profundos cambios políticos, económicos y culturales en la sociedad egipcia, es conveniente seguir su ejemplo. 
En cualquier caso, la ausencia de indicadores cronológicos fiables es desalentadora, y el grado de incertidumbre es tal que, en muchos casos, si tenemos en cuenta nuestro actual estado de conocimiento, la "polémica viva" es puramente académica. 
Aunque en general aún se sigue la agrupación de los reyes egipcios en dinastías o casas reinantes, introducida por el historiador tolemaico Maneto del Siglo III a.C., su vulnerabilidad raramente ha sido expuesta de forma más convincente que en el caso del Imperio Antiguo. 
Se pueden establecer razones contemporáneas para casi todas las rupturas dinásticas pero, en la mayoría de los casos, sería difícil defenderlas como criterios históricos sólidos, o como una discontinuidad en la línea sucesoria real. Sin embargo, ante la ausencia de una alternativa radical, el sistema de Maneto proporciona un esquema cronológico práctico, ya que prescinde de las fechas absolutas en años a.C. de gran fluidez. 
Durante el Imperio Antiguo, Egipto experimentó un largo e ininterrumpido período de prosperidad económica y estabilidad política, dando así continuidad, en ambos aspectos, al Período Protodinástico. 
Creció rápidamente, convirtiéndose en un estado centralizado, organizado y gobernado por un faraón al que se consideraba dotado de auténticos poderes sobrenaturales. Administrado por una élite alfabetizada - seleccionada, al menos en parte, por méritos - Egipto gozó de una casi total auto-suficiencia y seguridad dentro de sus fronteras naturales. Ningún rival externo amenazaba su dominio sobre el extremo nordeste de África y zonas inmediatamente adyacentes de Asia Occidental. Por otra parte, los avances en las ideas religiosas se reflejaban en sus impresionantes logros, tanto en las Artes como en la Literatura. 

LOS PROYECTOS DE CONSTRUCCIÓN A GRAN ESCALA COMO CATALIZADORES DEL CAMBIO 
El Faraón Djoser, conocido por sus monumentos como Netjerikhet – sus nombres de Horus y nebty – es uno de los más famosos monarcas de la historia de Egipto. En el Canon de Turín, su nombre va precedido de una rúbrica en rojo. Casi 2.500 años más tarde, durante el reinado de Tolomeo V Epífanes (205-180 a.C.), la "Estela de la Hambruna" de la isla de Sehel, en la región de la 1ª Catarata, aún da testimonio de su imagen como modelo de gobernante sabio y piadoso (Djoser significa “santo” o “sagrado”). 
Aun sabiendo que la estela es un texto histórico tendencioso y adulterado, publicado por los sacerdotes del dios local Khnum, su importancia radica, más en el reconocimiento postrero de Djoser que trasmite, que en la historicidad de los acontecimientos que registra. 
Por otra parte, los anales registrados en la Piedra de Palermo dejan constancia de la construcción de un edificio de piedra llamado Men-netjeret, bien durante el reinado de Khasekhemwy, último faraón de la Dinastía II, o durante el del predecesor de Djoser, Nebka (2.686-2.667 a.C.) 
Nada más se ha sabido del edificio, aunque es muy posible que se trate de la estructura conocida con el nombre de Gisr-el-Nudir, en Saqqara Norte, al suroeste de la pirámide de Djoser. No obstante, no llegó a pasar de las etapas iniciales de construcción, así que el crédito al primer gran edificio de piedra terminado con éxito del mundo se lo lleva Djoser. 
La superestructura de la tumba de Djoser es el resultado de seis variantes del plano original, realizadas en turno, conforme se iba apreciando el enorme potencial del nuevo material de construcción. Antes de Nebka y Djoser, la piedra solamente se había utilizado de forma limitada como elemento complementario en las tumbas de adobe. 
La estructura final es una pirámide de seis escalones, que ocupa una superficie en planta de 140 x 118 m, y una altura de 60 m. Se levanta dentro de un recinto de aproximadamente 545m x 277m, cuyos muros probablemente imitaban la fachada del palacio real. 
Al cuerpo del faraón se le hacía descansar en una cámara construida debajo de la pirámide, por debajo del nivel del suelo. Mientras que para nosotros la innovación arquitectónica estaba dando paso a un nuevo período histórico, también significaba un claro eslabón con el pasado. En su diseño inicial, era sólo una mastaba de planta rectangular; la típica tumba real del Período Dinástico Temprano. 
Un rasgo singular del recinto lo constituye un amplio patio abierto y un complejo de capillas y otras construcciones, réplicas en piedra de estructuras que habrían sido levantadas utilizando materiales perecederos, para los festivales sed - o jubileos reales - durante la vida del faraón. De esta forma, Djoser esperaba poder continuar la celebración de dichos acontecimientos en la Otra Vida, donde se renovarían su energía y sus poderes, así como su habilidad para gobernar de una forma eficaz. 
En la parte sur del recinto hay un edificio conocido como la “Tumba Sur” que imita los elementos subterráneos de la pirámide. Se desconoce su función, pero se le puede equiparar con las pirámides satélites de posteriores complejos piramidales. 
La tradición nos dice que Imhotep  del griego Imouthes  fue el arquitecto de Djoser, y el inventor de la construcción de piedra. Más adelante sería deificado y considerado como "hijo del Dios Ptah" y "Patrón de escribas y médicos", equiparándolo al dios griego Asklepios. Su historicidad ha quedado confirmada con el descubrimiento de la base de una estatua de Djoser en la que aparece también el nombre Imhotep
Su tumba estuvo, probablemente, situada en Saqqara, quizás al borde del altiplano del desierto, al este de la pirámide de su real señor, pero aún no ha sido localizada, lo que representa una de las perspectivas más atractivas y emocionantes para futuros trabajos de campo. 
El hecho de que Imhotep fuese un alto sacerdote de Heliópolis apunta a la primitiva importancia que se le daba ya al dios-sol Ra, o Ra-Atum. 
La residencia real y el centro administrativo de Egipto estaban situados en una zona donde el Dios Ptah era el principal dios local, pero es probable que Heliópolis  la Iunu egipcia y la bíblica On  situada al nordeste de la capital del Imperio Antiguo, en la orilla este de El Nilo actualmente un suburbio de El Cairo fuese reorganizada como la capital religiosa del país al comienzo del Imperio Antiguo. Djoser fue el primer gobernante en consagrar allí una capilla.
El afán de esplendor y magnificencia monumental, propios de un enterramiento real, se puede ya detectar en el reinado de Djoser; refleja el criterio prevalente en aquellos tiempos sobre la posición que debía tener el faraón en la sociedad egipcia. Este criterio puede haberse visto reforzado después al encontrar en la arquitectura funeraria un medio de expresión ideal. 
Durante el curso de los dos siguientes siglos, este enfoque se exploró hasta sus límites, convirtiéndose en un poderoso catalizador para el desarrollo de la sociedad egipcia. 
La pirámide fue ahora adoptada como modelo de tumba real, pero ninguna de las planeadas por los sucesores de Djoser llegó a terminarse. La pirámide que iba a ser para Sekhemkhet (2.648-2.640 a.C.) se empezó a construir al suroeste de la de Djoser, y su diseño era aún más ambicioso. Un grafiti en el muro del recinto menciona a Imhotep que por entonces podría aún estar activo. 
El titular de la pirámide se deduce por la presencia del nombre de Sekhemkhet en unas impresiones de sellado sobre arcilla encontradas en sus habitaciones subterráneas. Aunque la cámara funeraria de la pirámide contenía un sarcófago sellado esculpido en alabastro egipcio, éste estaba totalmente vacío, por lo que parece claro que la superestructura fue abandonada cuando alcanzó una altura de 7 metros. 
Otra estructura inacabada similar, en Zawiyet el-Aryan, al norte de Saqqara, se ha asignado - con probabilidades pero sin certeza - a Khaba (2.640-2.637 A.C.). La corta duración de los reinados de estos dos faraones – sólo seis años cada uno – fue sin duda responsable de la interrupción de la construcción de estas pirámides.

Faraones de la Dinastía III


Nombre común
Nombre de Horus
Nombre de Trono
Comentarios
Reinado
Sanajt
Sanajt
Nebka
19 años
Zoser
Necherjet
Dyeser
Erigió la Pirámide escalonada de Saqqara
19 años
Sejemjet
Sejemjet
Dyeser-teti
6 años
Jaba
Jaba
Sedyes
6 años
Qa-hedyet
Qa-hedyet
Huny
Muchos egiptólogos piensan que es Huny
24 años

CULTURA MATERIAL, EPIGRAFÍA Y LITERATURA DEL REINO ANTIGUO.
Introducción
Los egipcios ya vieron en estas construcciones una manifestación de su poder, de la estabilidad de su civilización y, en ocasiones, la expresión de aquello a lo que querían volver, bien como una reafirmación nacional o tras un período de crisis. 
Igualmente, culturas próximas a Egipto adoptaron esta construcción como una más de sus manifestaciones, queriendo simbolizar con ello su relación y vinculación con esta tierra y sus gentes, como fue el caso de la civilización Meroítica[1]. Es por ello que desde la misma Antigüedad puede hablarse de una fascinación por unas construcciones cuya comprensión y función en el seno de la cultura que las creo, la faraónica, ha ido aumentando en los últimos años pero que, de forma inevitable, siguen siendo objeto de muchas y variadas especulaciones creyendo por ello necesario, en nuestra opinión, el presentar algunos de los aspectos que consideramos básicos para entender las pirámides, el origen de su mito y su verdadera función en la cultura que las creo. 
Para los griegos y los romanos, que con sus relatos y descripciones de lo egipcio fueron poniendo las bases de la "egiptomanía", las pirámides eran uno más de los aspectos de la cultura egipcia que despertó su curiosidad, señalando Aristóteles en su Política que su verdadera intención fue la de mantener ocupada a la población para que no pudiera conspirar contra el Faraón, mientras que del relato de Heródoto sorprende su errónea descripción de las mismas, algo que ha contribuido al debate sobre si en verdad el padre de la historia estuvo en Egipto o si, por el contrario, se basó en historias y leyendas que ya circulaban en su tiempo, el siglo IV a.C. En época romana la atracción por lo egipcio continuo, en especial durante el I. Romano, representándose algunos de sus Emperadores como verdaderos faraones, construyendo templos y, por supuesto, llevando a la corte de Roma amuletos y objetos de una cultura de la que también adoptaron algunas divinidades, como Isis. Entre esas "importaciones" estuvo la forma piramidal, adaptada por algunos miembros de la aristocracia romana para señalar y destacar su tumba.
Pero debemos esperar al medievo, cuando las pirámides son identificadas como los graneros construidos por el patriarca José, y en especial al Renacimiento, con la recuperación de los relatos clásicos, cuando fueron poniéndose las bases de la llamada piramidología. Los debates sobre su construcción, intencionalidad o los supuestos tesoros y salas todavía ocultos van tomando forma, algo favorecido por la incomunicación que existía entre Oriente y Occidente y, por otra parte, por las propias leyendas sobre espíritus que habitaban las pirámides o salas ocultas que el mundo árabe, que no se consideraba heredero de aquellas construcciones, también iba formulando. 

Con el Romanticismo, y en especial el orientalismo del siglo XIX, se abre la comunicación entre Oriente y Occidente, al mismo tiempo que tras la expedición de Napoleón se ponen las bases de la ciencia egiptológica, período en el que terminaron por configurarse un conjunto de ideas preconcebidas sobre unos monumentos cuya única función se entendía como funeraria y su construcción reflejo de una sociedad esclavizada bajo el poder absoluto de unos faraones que, al igual que los Faraones bíblicos, eran despóticos. 
Como consecuencia de todo ello, Egipto se identifica con las pirámides aunque las mismas son características únicamente del Reino Antiguo, período sobre el que nuestra información es muy escasa, en parte debido a que la investigación se ha centrado en estos monumentos para satisfacer la curiosidad y mantener el mito de lo egipcio. Con posterioridad. Las pirámides del Reino Medio son muy pequeñas y de escasa calidad, mientras que en el Reino Nuevo las mismas aparecen como elementos exteriores en las tumbas de los artesanos de Deir el-Medina.
Pirámide de Sesostris II (o Senusert II, Imperio Medio, XII Dinastía, 1897-1878 a. C aprox.

Por lo tanto, pirámides se construyeron a lo largo de toda la civilización faraónica, pero son las presentes en la llanura de Giza, la única de las siete maravillas que se conserva, las que centran la curiosidad, pero las mismas no son más que la culminación de una evolución, científica y filosófica, que tiene sus orígenes en los albores neolíticos de la cultura Faraónica. 
Es por ello que consideramos importante acercar al conjunto de la sociedad una serie de ideas, como cuál fue su origen, por qué se adoptó la pirámide como forma de enterramiento y, especialmente, hacer ver que las mismas no deben interpretarse únicamente como monumentos funerarios, sino como un elemento más de un conjunto arquitectónico. Por otra parte, en ningún momento debemos olvidar que las pirámides no solamente deben ser admiradas por su tamaño o la perfección de su orientación, sino también por el esfuerzo administrativo y de organización que conlleva su construcción. 
Pirámide de Sesostris II (o Senusert II, Imperio Medio, XII Dinastía, 1897-1878 a. C. aprox.
Origen y significado
La realización de una construcción conlleva un simbolismo, desde el acercamiento al cielo de las catedrales góticas a la imagen del desarrollo económico que transmiten los rascacielos. Así, en toda sociedad las construcciones  religiosas no están concebidas solo para la realización de unos ritos, sino también para actuar como centros aglutinadores, bien del urbanismo, de la vida comunitaria... De esta forma las pirámides tuvieron  una función no solo funeraria, sino también de culto, de templo dedicado a la memoria de un Faraón que, durante el Reino Antiguo es considerado como una divinidad y desde donde seguirá protegiendo al conjunto de la sociedad frente al caos, los peligros que acechan la vida en el valle del Nilo. 
Para comprender el simbolismo de las pirámides debemos referirnos, obligatoriamente, a la concepción que del mundo tenían los egipcios, para quienes el universo se creó desde la llamada colina primigenia, desde donde el dios creador, diferente según cada cosmogonía, procede al establecimiento del orden, del mundo egipcio. La razón de esta idea es que cuando las aguas del Nilo comienzan a retirarse de los campos inundados lo primero que comienza a observarse son las lomas de la tierra que ha sido fecundada y que posibilitarán el bienestar económico. Las pirámides son, por tanto, una estilización de dicha colina primigenia, símbolo de la vida eterna y de la regeneración continua, siendo las tumbas desde el periodo neolítico identificadas por un montículo exterior, desde donde se irá generando la forma piramidal. Igualmente, en jeroglífico el término para referirse a las pirámides es mer, escalera, posiblemente haciendo referencia al deseo de que sirviera de acceso al cielo. 
El carácter ideológico de las pirámides queda patente desde la primera pirámide, la famosa pirámide escalonada de Djoser, donde se utiliza por primera vez la piedra como material constructivo en una tumba real, integrándose la misma en un recinto donde se celebró el Festival Sed, destinado en el mundo egipcio al rejuvenecimiento y reafirmación del rey en el trono de Egipto. Es por ello que, desde sus comienzos, la pirámide no debe entenderse como un monumento aislado, sino como uno más dentro de un complejo. 

Ya desde el neolítico existe una intención de identificar la tumba desde el exterior para poder realizar los ritos funerarios que permitieran la vida eterna del Ka. Con el surgimiento del Estado y la aparición de una realeza, esta última desarrolla toda una serie de símbolos que permitan establecer su relación con la divinidad así como su prestigio e importancia en el orden que los dioses habían establecido en la creación, razón por la que sus tumbas van haciéndose más grandes y complejas, al mismo tiempo que se observan ya los primeros intentos de dotar al conjunto funerario de una elevación que simbolice la colina primigenia, todavía sin alcanzar la forma piramidal, pero la transición y los experimentos técnicos habían comenzado.

Conjuntos piramidales
Dentro del espacio cronológico del Reino Antiguo, período en el que las pirámides son características del mundo egipcio, la pirámide se integra dentro de un complejo o conjunto de edificaciones que, por regla general consta de cuatro partes. 
La primera de ellas es el llamado templo del valle, erigido junto a un puerto fluvial al que llegaban las embarcaciones con los materiales constructivos y que, una vez terminado el complejo, era donde se rendía culto funerario al rey. De este templo partía un pasadizo cubierto, segundo de los elementos, que comunicaba el templo del valle con el templo piramidal, tercero de los elementos construido junto a la pirámide, última de las edificaciones. 
Por lo general suele señalarse que el pasadizo que unía los dos templos era por donde se trasladaba el cuerpo momificado del rey hasta la cámara funeraria de la pirámide, opinión recientemente rechazada por dos razones. En primer lugar, porque en el templo del valle no se han encontrado útiles o indicios de que allí se realizaran los ritos funerarios de la momificación y, en segundo lugar, porque el ancho de los pasadizos no es suficiente para permitir el paso del sarcófago. Es por ello que los mismos pueden haber servido como un medio para que el espíritu del rey se trasladara desde su morada eterna al templo del valle, donde tenían lugar los ritos funerarios posteriores a su muerte y donde se depositaban las ofrendas destinadas a garantizar la alimentación eterna del Ka, la parte del cuerpo humano que en la concepción egipcia se quedaba en la tierra y a la que había que cuidar y alimentar. Desplazamientos que podían realizarse gracias a las famosas Estelas de falsa puerta que, como su nombre indica, actuaban de puertas que permitían el tránsito entre el exterior e interior de las tumbas, ya que en la concepción egipcia todo lo que se representaba tenía su Ka y por tanto una funcionalidad, explicación de las posteriores representaciones en las tumbas de escenas agrícolas o económicas, destinadas a garantizar la alimentación eterna de la persona allí enterrada. 
Junto a la pirámide también podían depositarse embarcaciones de tamaño natural, como las cinco existentes alrededor de la pirámide de Keops, cuya finalidad era servir de medio de transporte al espíritu del rey en su viaje al más allá y poder acompañar a la barca solar en su viaje diario, tanto durante el día iluminando Egipto como durante la noche, cuando las fuerzas del caos intentaban impedir el renacer diario del sol. El que el sol o los espíritus reales viajaran en barcos no debe extrañar en una cultura en la que el Nilo, y por tanto los barcos, constituyen el medio normal de transporte. 
Otro elemento que puede aparecer son las llamadas pirámides satélites, destinadas a las esposas o familiares del rey, así como los muros, de adobe, que rodean todo el complejo piramidal. 

Las pirámides
Por tanto las pirámides se integran dentro de un complejo en cuya construcción, como veremos, participaba el conjunto de la sociedad. Uno de los mitos asociados a las mismas es el de la existencia de cámaras y pasadizos interiores, cuyo presunto descubrimiento aparece periódicamente en los medios de comunicación.
Sin embargo, lo normal es que no exista en el interior de las pirámides ni cámaras no pasadizos, siendo una de las excepciones la pirámide de Keops, cuyo tamaño y estructura interna no es similar al conjunto de pirámides erigidas en Egipto.  



Por regla general la cámara funeraria se encuentra debajo de la pirámide, accediendo a la misma desde el exterior, lo cual facilita mucho la construcción, estando siempre la entrada en el lado norte para permitir la salida del espíritu hacia las estrellas circumpolares, las únicas que brillan todo el año y que se identifican con el espíritu del rey que sigue iluminando a su pueblo durante la noche al mismo tiempo que acompaña al sol en su viaje nocturno. Es por ello que, observando el plano de la pirámide de Keops, observamos la existencia de un pasadizo descendente que conduce a una cámara donde se pensaba depositar el sarcófago, idea posteriormente modificada para proceder a un pasaje ascendente al interior de la pirámide. La razón para este cambio, presente únicamente en las pirámides de Keops y de Snefru, es que el rey se entierra en el interior mismo de la colina primigenia, formando parte de la misma con las connotaciones ideológicas que ello conlleva.

Cronológicamente, las pirámides se inician con Djoser (III dinastía), pero hasta finales del Reino Antiguo existe un periodo de tiempo de más de 300 años en los que, lógicamente, existen variaciones, algunas de ellas relacionadas con la evolución en la concepción funeraria, de la realeza o con los cambios que van produciéndose en la sociedad egipcia la cual, como toda entidad humana, no permanece inmutable a lo largo de los siglos como a veces se señala y piensa desde fuera de la egiptología. Es por ello que existen importantes diferencias entre las pirámides de Giza, de la IV dinastía, o las que se construyen durante la V y VI dinastías, aunque en todas ellas siempre estará presente la idea de un complejo en el que la pirámide es un elemento más. 
Desde las primeras pirámides hasta mediados de la V dinastía, las cámaras y templos no suelen presentar decoración, al contrario que las tumbas privadas, debido a que junto a la construcción de la pirámide cada rey instauraba lo que se conoce como una "fundación piadosa", un conjunto de tierras cuyos productos, agrícolas o animales, estaban destinados a garantizar la alimentación del Ka real durante toda la eternidad y que con el paso del tiempo fueron haciéndose cada vez más grandes. Con la V dinastía se comienza a observar un cambio en los complejos piramidales que, por una parte van haciéndose más pequeños y, por otro, van presentando una decoración cada vez más variada cuya finalidad era la de garantizar el sustento del Ka mediante las escenas de ofrendas. 
Uno de los elementos asociados a las pirámides son los llamados Textos de las Pirámides, que aparecen por primera vez en la pirámide de Unas en Saqqara. Se trata de un conjunto de oraciones, aparentemente sin un orden interno, cuya finalidad es la de ayudar al rey en su viaje al más allá, lo que en sí mismo representa un cambio importante: el rey ya necesita de una ayuda, lo que implica un grado de humanización coincidente con el proceso por el que el rey dejara de ser considerado un dios en la tierra, otro de los mitos que sobre la cultura egipcia existen, para convertirse en intermediario ante las divinidades, lógicamente con una relación, unas funciones y un carisma especiales. Con el paso del tiempo, estos Textos de las Pirámides se convertirán en la base de los Textos de los Sarcófagos del Reino Medio y, finalmente, del conocido Libro de los Muertos del Reino Nuevo. 
Dentro de todo aquello que rodea a los complejos piramidales, lo que más discusiones han originado es lo relativo a su construcción. Como ya hemos apuntado, lo que es importante es valorar el esfuerzo de coordinación de diferentes trabajos que conlleva la realización de proyectos como estos. Por otra parte, una vía de investigación aun poco explorada tiene que ver con el hecho de que las diferentes pirámides del Reino Antiguo se encuentran dispersas alrededor del área menfita, no constituyendo en modo alguno una necrópolis, algo que va en contra del principio antropológico, presente en todas las culturas, de enterrarse en aquellos lugares donde se encuentran los antepasados. Una explicación para esta dispersión podemos encontrarla en el hecho de que las pirámides se construyen sobre canteras que proporcionan el relleno interior de las mismas, siendo necesario solamente hacer llegar desde otros lugares las piedras de mayor calidad para el revestimiento exterior. Con la construcción de una o más pirámides en un mismo lugar las posibilidades de seguir explotando dichas canteras disminuyen, haciéndose necesaria la búsqueda de otro emplazamiento.  
Respecto a las personas y técnicas utilizadas en su realización son muchas y variadas las hipótesis existentes. Por un lado debemos tener en cuenta que durante el período de la inundación de Nilo, de junio a octubre, era imposible la realización de cualquier actividad agrícola, procediendo la administración a la movilización de la población para la realización de proyectos nacionales, como las pirámides. 
Un aspecto muy importante, y recientemente señalado en la investigación, es el carácter ideológico de estos complejos. No se trata solamente de construir una pirámide, sino también del hecho de la participación nacional en dicho proyecto, del mismo modo que todas aquellas personas cercanas al rey se entierran en sus proximidades con la esperanza de que la única persona que tiene garantizado su acceso al más allá, como dios en la tierra que era, interceda por ellos y puedan acompañarle en su viaje eterno, proceso que comienza a fracturarse precisamente a mediados de la V dinastía, cuando la figura del rey deja de divinizarse y, en cierta medida, se sacraliza. 
Por otra parte, es interesante recordar que es en los periodos de mayor centralización de cualquier cultura cuando tienen lugar las edificaciones más grandes, costosas y eternas, precisamente por ser las mismas transmisoras de una ideología al conjunto de la sociedad, generalmente la de una clase dirigente en estrecha comunicación con la divinidad. 
Por tanto son muchos los aspectos que aún quedan por conocer de estos complejos. Lo que mejor conocemos, gracias a la piramidologia, es la cantidad de piedra utilizada en cada pirámide, sus diferentes alturas, anchuras u orientación, pero la explicación de estos monumentos debe ir más allá de una mera enumeración de cifras y buscar las razones intrínsecas por los que una civilización, en este caso, la egipcia, realiza unos monumentos como las pirámides, la única de las siete maravillas que aún puede contemplar el hombre. Lógicamente, lo expresado en páginas anteriores no son más que pequeñas introducciones a todo lo que conlleva y puede deducirse de los complejos piramidales, pero lo que si queremos transmitir es que las pirámides no deben entenderse de forma aislada, que no surgen espontáneamente sino después de una larga evolución cultural, política y religiosa y, finalmente, que como toda manifestación humana puede encontrarse en las mismas una evolución, unos cambios, imperceptibles para el conjunto de la sociedad o los turistas que solamente perciben y reciben información de las pirámides de Giza, olvidando que estas pertenecen a un momento histórico determinado. Por último, recordar que no podemos identificar la historia de Egipto con estos monumentos, que pertenecen a un período histórico muy determinado, el Reino Antiguo.

MASTABAS DE ALTOS FUNCIONARIOS
En 1926 llega Jean Philippe Lauer a Egipto, desde ese año y durante toda su vida se dedicará a las excavaciones en Saqqara.
Saqqara está situada en la región de Menfis, en la ribera occidental del Nilo, fue el lugar elegido por los faraones del Reino Antiguo para establecer sus necrópolis.
A partir del  Reino Antiguo, las construcciones se van a realizar en piedra, se abandona el adobe como material de construcción para templos y monumentos funerarios, aunque seguirá siendo el material básico para la construcción de viviendas. 
La primera gran construcción funeraria para un faraón va a estar dedicada a Horus Djerseriset o más conocido como faraón Djeser, será la Pirámide Escalonada de Djeser, Djoser o Zoser.

Djeser o Zoser, Rey de Egipto (ca. 2710-2691 a.C.)

nṯr ẖt (Necherjet)
Cuerpo divino


nṯr ẖt (Necherjet)
Cuerpo divino
(Pedestal de su estatua. Museo Egipcio de El Cairo)


ḏsr sȝ (Dyeser-sa)
Sublime/santo
( L R Abidos nº 16)


ḏsr (Dyeser)
Sublime/santo
( L R Saqqara nº 12)


ḏsr ỉ t (Dyeserit)
(Canon Real de Turín 3.5)


(Djsr) Segundo rey de la III dinastía egipcia, hermano y sucesor de Nebka e hijo de la reina Nymaathap, esposa de Khasekhemuy, último rey de la II dinastía. En sus monumentos, el rey aparece únicamente designado con su nombre Horus de Netjerikhet y con el Nebty de Netjerykhetnebty. La identidad de Djeser con tales nombres queda demostrada por algunas inscripciones de épocas posteriores; su nombre neswt bity de Djeser, con el que ha pasado a la Historia, fue difundido a partir del Primer Período Intermedio. Las Listas reales le designan con algunas variantes (Djeser-sa, Djeserit) y Manetón le llama Tosorthos.
De acuerdo con el Papiro de Turín, Djeser reinó durante diecinueve años (veintinueve, según Manetón); la capital de su reinado estuvo situada en Menfis. Se dedicó a incorporar el dios Re al culto real, y además construyó templos a otros dioses en distintos lugares del país, especialmente a Horus y a Thot. 

Periodo de reinado 
Varias fuentes proporcionan varias fechas para el reinado de Djoser. El antiguo profesor de historia del Cercano Oriente, Marc van de Mieroop, data del reinado de Djoser en algún lugar entre el 2686 a.C y el 2648 a.C.  Los autores Joann Fletcher y Michael Rice datan de su reinado desde 2667 a. C. hasta 2648 a. C., lo que da un período regular de 18 años parciales o completos.  Rice además afirma que Nebkha era el hermano y predecesor de Djoser. El escritor Farid Atiya proporciona un período de gobierno similar a Fletcher, y Rice se compensó con un solo año: 2668 a.C a 2649 a.C.  Esta cita es apoyada por los autores Rosalie y Charles Baker en el Antiguo Egipto: People of the Pyramids.  Egiptólogo Abeer el-Shahawy en asociación con el El Museo de Antigüedades Egipcias coloca el reinado de Djoser en el período de 2687 a.C a 2668 a.C por un período similar de 18 años parciales o completos. La autora Margaret Bunson coloca a Djoser como el segundo gobernante de la Tercera Dinastía, y coloca su reinado en el período de 2630 a.C a 2611 a.C por 19 años de reinado parcial o completo.  En su cronología, Djoser es precedida por Nebka como el "Fundador de la Tercera Dinastía", reinando en el período 2649 a.C a 2630 a.C.  Ella, como Rice, hace de Nebka un hermano de Djoser.

Actividades políticas 
Djoser envió varias expediciones militares a la península del Sinaí, durante las cuales los habitantes locales fueron sometidos. También envió expediciones a la mina para obtener minerales valiosos como el turquesa y el cobre. Esto se sabe a partir de las inscripciones encontradas en el desierto allí, a veces mostrando la bandera de Seth junto a los símbolos de Horus, como había sido más común en Khasekhemwy. El Sinaí también fue estratégicamente importante como amortiguador entre el valle del Nilo y Asia.
Su monumento más famoso fue su pirámide escalonada, que implicaba la construcción de varias tumbas mastaba una sobre otra.  Estas formas eventualmente conducirían a la tumba de la pirámide estándar en el último Reino Antiguo. Manetón, muchos siglos después, alude a los avances arquitectónicos de este reinado, mencionando que "Tosorthros" descubrió cómo construir con piedra cortada, además de ser recordado como el médico Esculapio, y por introducir algunas reformas en el sistema de escritura. Los eruditos modernos creen que Manetón originalmente atribuyó (o pretendía atribuir) estas hazañas a Imuthes, quien más tarde fue deificado como Esculapio, por los griegos y romanos, y quien corresponde a Imhotep, el famoso ministro de Djoser que diseñó la construcción de la pirámide escalonada.
Algunos relieves fragmentarios encontrados en Heliópolis y Gebelein mencionan el nombre de Djoser y sugieren que encargó proyectos de construcción en esas ciudades. Además, puede haber arreglado el límite sur de su reino en la Primera Catarata. Una inscripción conocida como la Estela del Hambre y que afirma que data del reinado de Djoser, pero que probablemente se creó durante la Dinastía Ptolemaica, relata cómo Djoser reconstruyó el templo de Khnum en la isla de Elefantina en la Primera Catarata, terminando así una hambruna de siete años en Egipto. Algunos consideran esta inscripción antigua como una leyenda en el momento en que fue inscrita. Sin embargo, muestra que más de dos milenios después de su reinado, los egipcios todavía recordaban a Djoser.
Aunque parece haber iniciado una tumba sin terminar en Abydos (Alto Egipto), Djoser fue finalmente enterrado en su famosa pirámide en Saqqara en el Bajo Egipto. Como Khasekhemwy, un faraón de la segunda dinastía, fue el último faraón enterrado en Abydos, algunos egiptólogos infieren que el cambio a una capital más al norte se completó durante el tiempo de Djoser.
La estela del hambre, mencionando a Djoser.

Una serie de datos acerca de Djeser y de su época son cuestionados en la actualidad: no se puede asegurar que la mastaba de Beit Khallaf, en el desierto de Guergueh, fuese su tumba, pues se halla en el Alto Egipto; la pintura rupestre del Uadi Maghara, en el Sinaí, lo que demostraría la presencia egipcia en tal zona, no es una prueba concluyente de tal presencia. 
Djeser no fue, evidentemente, el descubridor de la arquitectura, a pesar de lo dicho por Manetón al hablar de este rey; y también es cuestionada la llamada Estela del hambre, de la isla de Sehel, en la primera catarata, en la que aparece Djeser poniendo fin a tal calamidad, por considerarla una falsificación o extrapolación de la época de Ptolomeo V Epífanes (187 a.C.). Djeser, de quien se conserva un pie de su momia en el Museo de El Cairo, fue sucedido en el trono por el Horus Sekhemkhet, rey Djeser-Teti.


Su arquitecto, Imhotep, el primero en la Historia del que se conoce el nombre, fue en épocas posteriores divinizado. La pirámide formaba el núcleo central del vasto complejo funerario del rey, cuyas dependencias alcanzaron ya desde el principio un cénit en sus soluciones arquitectónicas.  
Saqqara es una delimitación convencional de parte de la necrópolis de Menfis, que abarcaba en realidad desde Abu Rowash hasta Maidum, pasando por Giza, Abusir y Dashur, enclaves situados a lo largo de la orilla occidental del Nilo. Se han localizado en Saqqara una treintena de pirámides faraónicas y un sinnúmero de mastabas de parientes reales y altos dignatarios, además de varios cementerios de animales.  

La Pirámide Escalonada de Zoser es el monumento central del paraje, el que más destaca en medio de un páramo de dunas y montículos acribillado de galerías y cámaras subterráneas que no se adivinan desde el exterior. Forma parte de un vasto complejo funerario que va siendo poco a poco reconstruido. Es obligado recordar aquí la figura de J.P. Lauer, el egiptólogo francés que dedicó sesenta años de su vida nonagenaria al estudio, excavación y reconstrucción del complejo de Zoser.  

Esta pirámide es el fruto de un experimento arquitectónico que atravesó varias fases constructivas. La tumba real era en principio una mastaba (el tipo de sepultura empleado en la época predinástica y por los reyes de las primeras dinastías), que fue posteriormente ampliada por dos veces. En la etapa siguiente se produjo el gran salto de concepto que consistió en superponer sobre la mastaba una estructura similar pero de menores dimensiones, y sobre ésta otra superestructura menor, y así sucesivamente hasta crear un monumento de piedra escalonado a cuatro niveles. En una última etapa se recreció el edificio en anchura y altura hasta alcanzar seis escalones. La huella y la contrahuella de los escalones no están a nivel, sino ligeramente inclinadas.  

Tal es la Pirámide Escalonada en su estado actual. En su cara sur puede distinguirse la mastaba primitiva asomando por la base. El edificio, de unas dimensiones jamás alcanzadas hasta entonces, emana un fuerte sentido simbólico: la pirámide sería una imagen de la montaña primigenia, una escalera al cielo por la que el soberano ascendía a la esfera de los dioses, un portentoso símbolo del poder y grandeza del faraón. 

 
La Pirámide Escalonada fue el primer edificio de Egipto (y de la Historia) construido por completo en piedra, y su arquitecto Imhotep pasó a ser conocido como el inventor de este tipo de arquitectura. Su genialidad abarcó también otros campos, siendo un escritor muy apreciado por sus máximas sapienciales. Los escribas lo hicieron su patrón. En Menfis se le rindió culto como hijo de Ptah y Sejmet, y más tarde se le atribuyeron poderes de dios sanador. Los griegos lo asimilaron a Asklepios. Su tumba es una de las pocas de personajes importantes de la antigüedad egipcia que nunca han sido encontradas, aunque se supone ha de ocultarse en el mismo Saqqara. 
La cámara sepulcral del faraón, construida en granito rosado de Asuán, estaba instalada en el fondo de un pozo funerario de 27 m de profundidad excavado hacia el centro de la primitiva mastaba que se esconde bajo la pirámide, y acompañada por once tumbas-galería para familiares reales. El acceso a la cámara, por su techo, estaba obstruido con un enorme tapón cilíndrico de granito (de 2 m de alto, 1 m de diámetro y 3,5 toneladas de peso). Con las sucesivas etapas constructivas de la pirámide, se fueron perforando alrededor otras galerías, salas, almacenes y nuevas tumbas, hasta crear al final un auténtico laberinto subterráneo. Algunas estancias de tipo funerario tenían las paredes exquisitamente decoradas con una suerte de embaldosado compuesto por pequeñas placas de pasta de vidrio de color azul-verdoso fijadas adyacentes entre sí. Estas plaquitas imitaban los haces de cañas que se usaban como elemento decorativo en las primeras fases de la arquitectura egipcia. En la época saíta se socavó un largo pasadizo para acceder a la cámara del rey, con el resultado de que se debilitó la estructura interna de la pirámide. Hoy en día la entrada al interior de la Pirámide Escalonada está prohibida a los visitantes, debido al peligro de desprendimiento de bloques de relleno en las galerías.  
La pirámide escalonada se yergue en la parte central de un vasto recinto urbanizado, que incluye gran número de dependencias. A su rededor hay una serie de patios y capillas ficticias (macizadas con cascotes) de las que no se conoce aún con exactitud sus funciones. Todo el conjunto está delimitado por una larguísima muralla de planta rectangular, rodeada a su vez por un foso. La muralla, de 1.600 m de perímetro, está construida reproduciendo la decoración llamada de 'fachada de palacio', que era la que se aplicaba en el exterior de las mastabas de adobe: 211 bastiones sucesivos sobresalen a intervalos regulares, y a su vez estos bastiones se quiebran con entrantes y salientes ritmados, que crean efectos de claroscuro y rompen con cualquier monotonía. Gran cantidad de puertas ficticias parecen perforar el muro, pero sólo se puede penetrar al recinto por una puerta, que es la única verdadera. Curiosamente esta puerta siempre estuvo abierta. No se podía cerrar: sus hojas y goznes son también ficticios, tallados en piedra.  

Al traspasar la puerta nos encontramos en una larga galería columnada. A un primer golpe de vista, las columnas evocan los gráciles fustes estriados de los templos griegos, y es así que durante un tiempo se las calificó como 'proto-dóricas'. Pero en realidad nada tienen que ver con el dórico, no sólo porque precedan a este estilo dos milenios en el tiempo, sino porque un examen más atento permite observar que los fustes de estas columnas no son estriados ni acanalados, sino más bien fasciculados. 
Como ocurre con otros elementos decorativos del complejo, que reproducen exactamente en piedra las formas y los componentes de la primitiva arquitectura de madera, cañizo o adobe, estos fustes imitan los haces de cañas o juncos utilizados como pilares en otras construcciones más perecederas. Las columnas están adosadas en su parte posterior a la pared por un murete transversal, pero no tienen una verdadera función estructural, sino decorativa: no sostienen el peso del edificio. Recordemos que la arquitectura en piedra estaba dando aquí los primeros pasos, realizando sus primeros ensayos y experimentos.  
La galería columnada conduce derecha al Patio Sur, un amplio espacio abierto al aire libre al pie de la pirámide. En su parte meridional se levanta la Tumba Sur, situada frente a frente a la pirámide. Esta supuesta tumba es una réplica de la cámara sepulcral de Zoser del interior de la pirámide, con su pozo y su cámara de granito de Asuán, y tiene exactamente sus mismas dimensiones, pero los especialistas no se han puesto de acuerdo sobre su verdadera finalidad. Un templo anejo está adornado en su parte superior con un soberbio friso corrido de cabezas de cobra, y da fe del grado de refinamiento a que había llegado ya la arquitectura en estos sus primeros balbuceos.   

Son dignos de mención otros edificios, algunos parcialmente reconstruidos según el método de anastilosis (aprovechamiento de materiales originales derribados in situ), y otros pendientes todavía de desescombro y excavación, como el grupo de tres estructuras rectangulares de la parte occidental del complejo, que esconden un corredor de 365 m de longitud, con techo curvo y un gran número de galerías transversales, que aún no han sido exploradas con detenimiento. La sensación general que transmiten es la de una arquitectura con soluciones y formas de una absoluta modernidad de concepto, de un estilo austero y a la vez refinado hasta una delicadeza extrema en su conjunto, proporciones y detalles. La cosa tiene su mérito si tenemos en cuenta que estamos hablando de los mismísimos comienzos de la Arquitectura.  

El Patio del Festival Sed es un espacio ceremonial al aire libre flanqueado por sendas hileras de doce capillas ficticias, construcciones macizas con sólo fachada y sin cámaras interiores, cuyo diseño, con esbeltas columnas adosadas de fuste acanalado sosteniendo techos curvos, reproduce el de construcciones de madera anteriores, y posiblemente tinglados de toldos sostenidos por postes a modo de tiendas de campaña. Una plataforma de piedra a un extremo del patio rectangular era la base para el baldaquín del faraón, que presidía la ceremonia. 

Heb Sed, o la fiesta Sed fue posiblemente la más importante celebración de los soberanos del antiguo Egipto. El propósito de esta festividad parece haber sido la renovación de la fuerza física y la energía sobrenatural del faraón.
Está documentada en la Piedra de Palermo desde tiempos de la primera dinastía, perdurando hasta el periodo Ptolemaico, cuando ésta ceremonia fue traducida al griego como "fiesta de los treinta años". Algunos faraones, como Amenhotep III y Ramsés II, parecen haber celebrado su primer Heb Sed durante el año 30º o 31º de su reinado y posteriormente cada tercer año, estimándose que fue la norma general para celebrar la fiesta, aunque hubo algunas excepciones.
No perdura ningún manuscrito que relate claramente esta fiesta quedando sólo inscripciones pictóricas como únicos testimonios, donde se representan diversos episodios pero sin especificar el orden de los acontecimientos. Uno de los conjuntos de escenas mejor preservados se encontró en el Templo Solar del faraón Nyuserra-Iny, en Abu Gurab, aunque los bajorrelieves del templo se hallan dispersos en varias colecciones.

Ceremonias principales del festival Sed 
·       Comienzo del Heb Sed con algunos rituales de fundación. 
·       El faraón revisando trabajos edificatorios y el censo del ganado.
La procesión: el rey aparece por primera vez con la indumentaria del Heb Sed, a su lado aparecen los hijos del rey. 
·       La ceremonia en el edificio: procesión de los muebles (con forma de león) para el renacimiento y la regeneración del faraón. 
·       Egipcios de todas las regiones del país aparecen ante el rey.
Los egipcios comparecen de nuevo ante el rey. 
·       La procesión del dios Min. 
·       El rey ante la capilla de Upuat, donde se unta ungüento. El rey cambia su indumentaria para la carrera ritual. Esta carrera parece ser la parte más importante del festival. Simboliza frecuentemente todo el festival. 
·       El censo de ganado, con presentación de los ganados a los dioses. 
·       El rey toma asiento en la silla gestatoria. 
·       Procesión de rey en la silla.

En cuanto a las capillas hay dos, una en el lado norte y otra en el lado sur.

Anejos al Patio del Festival Sed se levantan las llamadas Casa del Norte y Casa del Sur, también edificios ficticios (de interiores macizos rellenos de cascotes) y también de función desconocida. Lo que queda de sus fachadas nos muestra una delicada decoración de columnas acanaladas adosadas al muro de frontispicio y descansando sobre un estilobato. Un friso con el motivo jeroglífico conocido como 'khekeru' adorna el dintel de una puerta que da acceso a un minúsculo pasillo con nichos. Perpendicular a la fachada de la Casa del Norte, un muro tiene un entrante adornado con tres columnas de fuste de sección triangular y capiteles papiriformes. Siendo el papiro la planta heráldica del norte (el loto es la del sur), cabe concluir que las Casas del Norte y del Sur estarían asociadas simbólicamente con la tradicional división política del valle del Nilo en los denominados Bajo y Alto Egipto.  
El llamado Templo T, de cometido desconocido, es una construcción de planta rectangular con sus ángulos reforzados por toros cilíndricos, y una complicada distribución interior en la que destacan tres columnas de fustes estriados adosadas a muretes. 

Mencionemos para terminar el 'serdab' del templo funerario de Zoser, situado en el patio al norte de la pirámide. Esta orientación es propia de la III Dinastía, pues a partir de la IV el templo alto de las pirámides sería siempre adosado a su cara este, apuntando al sol naciente, adoptando así una clara simbología de carácter solar. 
El serdab es una cámara de piedra de forma cúbica completamente cerrada, cuya única salida al exterior consiste en dos pequeños orificios, a través de los cuales puede atisbarse parcialmente el interior. Todas las mastabas de la época tenían su serdab, y en él estaba depositado la estatua que hacía de doble del difunto titular de la tumba; a través de los agujeros llegaba hasta la estatua el humo de los inciensos encendidos en las ceremonias post-mortem en honor al personaje. El de Zoser es el único serdab que se conoce en una pirámide y albergaba dentro la estatua sedente y policromada del faraón. La que ocupa hoy su lugar no es sino una réplica, y el original puede verse en el Museo del Cairo. 
El mausoleo de Zoser creó precedentes, y todas las subsiguientes pirámides de la III Dinastía fueron escalonadas. Con la IV Dinastía se fue más allá en la depuración del diseño arquitectónico, creando la pirámide de caras lisas o pirámide 'perfecta'. Tras algunos tanteos fracasados (Maidum, Romboidal), la pirámide perfecta se logró por primera vez con la Pirámide Roja de Dashur, construida por Snefru. Las siguientes fueron las grandes pirámides de sus sucesores Keops y Kefrén. 
En las galerías interiores originales se pueden ver decoraciones con plaquetas de fayenza azulada semejantes a las de la tumba sur del complejo funerario. En estos pasillos hay “falsas puertas” decoradas con las mismas piezas de fayenza y relieves que representan al faraón Djeser, una de ellas en la celebración del festival Heb Sed (imagen inferior izquierda).



Estatua del rey Djeser (Zoser) descubierta in situ en el serdab del lado norte de su pirámide escalonada en Saqqara. Restos de pigmentos indican que originalmente estaba pintada con vivos colores: el rostro, las manos y los pies en rojo, la vestidura blanca, la peluca y la barba postiza en negro. El tocado que lleva sobre la peluca tiene un listado de delicada factura. El faraón descansa sobre un tono cuadrado.  
Una mano descansa sobre la rodilla, y la otra se apoya en su pecho. La imagen transmite la idea de un soberano poderoso y decidido.  
Este tipo de decoración no aparece en las construcciones de pirámides posteriores, solo a partir de la Dinastía V nuevamente encontramos decoración en el interior  serán los “Textos de lasPirámides”.
En el complejo funerario de Djeser se encontraron miles de vasos y recipientes de muchos tipos de materiales, de alabastro y cerámica los más abundantes.
También se encontraron restos humanos entre los objetos, algunos de estos son posteriores a la época Saíta.
Cerca de la tumba del rey se enterraban personajes importantes de la Corte, cercanos al monarca, que de este modo se beneficiaban de los rituales y ofrendas que se hacían al rey, lo que les garantizaba también a ellos la vida en la eternidad.


Tumba de HESYRE

Además de ser el ministro de Djeser tenía el título de "jefe dentista". Fue enterrado en Saqqara en una tumba muy bien decorada de la que se han conservado gracias a la sequedad del desierto unas tablas de madera exquisitamente labrados con retratos del fallecido y jeroglíficos que relatan su dignidad y cargos. Se trataba de un escriba (la élite de los funcionarios faraónicos) que ejercía como médico y dentista de la corte. Es más, era el jefe de todos los médicos y dentistas, dando atención personal a Zoser.

En un panel aparece Sunu Hesy-Ra sentado, ataviado con una larga túnica y peluca corta. Tiene los utensilios propios del escriba colgando de su hombro derecho (nunca se sabe cuándo hay que escribir una receta). En la mano porta una vara que simboliza poder y autoridad, denominada Cetro Kherep. Ante él hay una mesa repleta de rebanadas de pan, que representa su holgado status financiero (ver imagen siguiente).

En otro panel se representa al gran Sunu de Memphis de pie. En la mano izquierda porta su equipo de escriba y en la derecha lleva la vara Kherep.  Presenta la tradicional posición de pierna izquierda adelantada, listo para emprender la marcha. Ya no tiene la túnica larga, sino una falda corta que permite una mayor libertad de movimientos. Es una imagen dinámica y estilizada, con un torso desnudo y fuerte, que muestra un carácter pleno (como no podía ser de otra forma). Me llamó la atención, al examinar una ampliación del rostro, el tremendo mostacho que se gastaba nuestro colega. No sé por qué -quizá influencia del cine-, siempre me imagino lampiños a los antiguos egipcios (excepto el faraón, con su barba tubular).

Estos bajorrelieves ya contienen los cánones establecidos en el arte egipcio, se representa el personaje de perfil con el torso de frente, así como la cara de perfil y el ojo de frente.
El canon egipcio distribuye las imágenes dentro de una cuadrícula, las medidas son siempre las mismas, aunque varían según el estilismo de cada época histórica.
Lepsius, observó que las figuras de una tumba de Saqqara estaban cubiertas por una cuadrícula. Hoy se conocen más de cien ejemplos similares desde la época de Djeser.
Se ha pensado que algunos relieves egipcios han sido cubiertos de una cuadrícula para hacer de ellos una copia exacta en época posterior. Se afirma incluso que la retícula de algunos relieves de Djeser está hecha por copistas de Época Saíta.
Ahora bien: una cuadrícula puede también estar hecha por el pintor o por el escultor que hace un relieve para ajustar las figuras a un canon de proporciones. Esta última fue la interpretación de Lepsius. Él observó que la línea central de las figuras de Saqqara estaba realzada como eje vertical y cortada por seis horizontales. Los pies tenían en sus extremos dos puntos rojos.

Los estudios de Lepsius han sido ampliados y puestos al día por Inversen quien ha demostrado que la base del canon egipcio se encuentra en la figura humana de pie y que las proporciones de ésta se halla en las medidas de la mano y del brazo, es decir, de los miembros corporales que producen y crean las cosas. Inversen ha probado que cada lado de un cuadrado de la cuadrícula egipcia es siempre igual a un puño, o sea, a la anchura de la mano, medida sobre los nudillos, incluyendo el pulgar. El puño viene a ser, por tanto, el módulo de todas las proporciones.
En el entorno de las necrópolis de Saqqara se hallaron tres esculturas de bulto redondo, de unos 50 cm. de altura.  Estas esculturas tienen en su base el nombre de los personajes a los que representarían así como su cargo en la corte. Para los egipcios el nombre era algo muy importante puesto que para vivir en la eternidad debían ser nombrados. Estas esculturas tienen las características típicas del arte del reino Antiguo:

·       los hombres: piernas muy macizas y pie derecho adelantado.
·       las mujeres: piernas muy macizas y pies juntos.

También se encontró una escultura de hombre, realizada en piedra, con “pilar dorsal”, una especie de bloque en su espalda que podía servir para que las esculturas mantuviesen el equilibrio. Empuña un cuchillo en su mano y viste un taparrabos, pertenece a las primeras  etapas  del Reino Antiguo.
En Saqqara se hallaron los restos de una pirámide inacabada en la que se había construido una cámara funeraria subterránea.

Sejemjet
t t ỉ (Teti)
Teti
(L R Abidos nº17)

ḏsr t t ỉ (Dyeser Teti)
Teti, santo
( L R Saqqara nº 13)

ḏsr t y (Dyeserty)
Teti, santo
(Canon de Turín 3.6)

ḏsr ỉ t t (Dyeser Teti)
Teti, santo
(Papiro de Berlín 14765)

Sejemjet - Dyeser Teti, fue el tercer faraón de la dinastía III
Su reinado se cree que ha sido de alrededor de 2648 a.C. hasta el 2640 a.C. También es conocido bajo su nombre de nacimiento Djoser-Tety y bajo su nombre helenizado Tyreis (por Manetón, derivado de Teti en la lista de reyes de Abidos). Fue probablemente el hermano o el hijo mayor del rey Zoser. Poco se sabe acerca de este rey, ya que él gobernó durante sólo unos pocos años. Sin embargo, él erigió una pirámide escalonada en Saqqara y dejó una inscripción en la roca muy conocida en Wadi Maghareh (península del Sinaí.
La duración del reinado de Sekhemkhet se cree que ha sido de 6 a 7 años. El real Canón de Turín le atribuye 6 años de reinado a Sekhemkhet, una duración también propuesta por Myriam Wissa basada en el estado inacabado de la pirámide de Sekhemkhet. En la Lista Real de Abidos figura como Teti y en la Lista Real de Saqqara como Dyeser Teti.
Sello de arcilla de la isla de Elefantina mostrando los nombres de Sekhemkhet Horus y Nebty

Poco se sabe acerca de las actividades llevadas a cabo durante el reinado de Sekhemkhet. Los documentos conservados sólo muestran a Sekhemkhet en dos inscripciones rupestres de Wadi Maghareh en la península del Sinaí. La primera muestra a Sekhemkhet dos veces: una vez que llevando la corona  la Hedjet, otra con la corona Deshret. La segunda inscripción representa una escena conocida como "golpeando al enemigo": Sekhemkhet ha agarrado a un enemigo por su pelo y levanta su brazo en un intento de dar un  golpe al enemigo hasta la muerte con un cetro ceremonial. La presencia de estos relieves de Wadi Maghareh sugiere que las minas locales de cobre y turquesa fueron explotadas durante el reinado de Sekhemkhet. Estas minas estuvieron activas durante toda la temprana tercera dinastía
Varios sellos de arcilla que presentan un nombre Nebty inusual junto con el nombre Sekhemkhet Horus fueron encontrados en el sitio de la excavación del este de la isla de Elefantina. El egiptólogo Jean Pierre Pätznik lee el nombre Nebty como Ren Nebty significando Las dos damas están satisfechas con su nombre.  No está del todo claro si este es el nombre de hecho de Sekhemkhet Nebty o la de una reina todavía desconocida.
La esposa de Sekhemkhet puede haber sido Djeseretnebti, pero este nombre aparece sin título de una reina, y los egiptólogos estudian  el verdadero significado de la lectura. El nombre alternativamente se ha leído como Djeser-Ti e identificado con el cartucho de nombre Djeser- Teti presentado en la Lista de Reyes de Saqqara como el sucesor directo de Zoser. Sekhemkhet seguramente tenía hijos e hijas, pero hasta la fecha no se ha encontrado ningún nombre personal.

Pirámide Enterrada (de Sejemjet)
Fue construida durante el reinado de Sejemjet (Sekhemkhet) de la Dinastía III. Tiene una sola cámara Funeraria y se localiza en Saqqara. Su año de construcción sería 2638 A.C. Podría haber sido diseñada por Imhotep, el arquitecto de Zoser. Había quedado inconclusa, posiblemente debido a la corta duración de su reinado (6 ó 7 años), fue desapareciendo bajo la arena. Y las ruinas fueron descubiertas por Zahi Goneim en 1951, nombrado conservador de Saqqara, la descubrió y desde entonces se la conoce con el nombre de “La pirámide enterrada”.

La inspección del interior del mausoleo no reveló indicios de que hubiera sido saqueado por los ladrones después de ser sellado. En junio de 1954, se abrió el sarcófago en el que se creía descansaba la momia del faraón, el cual ya se había identificado como Sejemjet, gracias a las inscripciones con su sello halladas en los precintos de 5 vasijas de barro. La sorpresa del público asistente a la obertura, especialistas y periodistas, fue mayúscula cuando vieron el interior del sarcófago vacío. La única explicación, ya que resultaba evidente que el sarcófago no había sido saqueado, es que el rey fuera enterrado en otro sitio, posiblemente en algún pasillo del complejo todavía sin explorar.
El recinto estaba rodeado de una muralla rectangular de aproximadamente 500 x 180 metros. Inicialmente el proyecto consistía en un recinto rectangular de unos 265 x 180 metros. Cuando ya se habían construido 46 metros de muro con seis hileras de bloque, el proyecto sufrió una gran modificación que supuso la ampliación en sentido norte-sur (188 hacia el norte y 97 al sur). El muro, que más tarde se ha ampliado en los lados norte y sur, tenía nichos y puertas falsas similares a las de la pared del gabinete de la pirámide. También se encuentra en un bloque de la pared del gabinete una inscripción de un albañil en tinta roja, que incluye el nombre de Imhotep. La pirámide debería haber tenido una base de unos 109 x 121 metros con una altura de 70 metros en 6 cuerpos y un ángulo de inclinación de 70º. Actualmente sólo quedan los cimientos y el cuerpo inferior con 14 capas 2,60 metros de espesor. La pirámide estaba situada en el centro del recinto y construida de bloques de caliza. A la cámara se podía acceder por un pasadizo situado a 40 metros al suroeste del eje de la pirámide. La cámara funeraria, excavada en la roca es de 8.40 x 5.22 metros con una altura de 4.5 metros y en ella se encontraba un sarcófago de alabastro vacío. Este sarcófago representaba la última esperanza de Goneim de encontrar el cuerpo del faraón tal y como había sido enterrado 2.600 años a.C. El sarcófago fue realizado en un único bloque de piedra y situado bajo el vértice de la pirámide. Mide 2.35 metros de largo, 1.10 de ancho y 1.05 de altura.  

Goneim encontró un gran número y variedad de objetos durante el movimiento de los escombros, incluyendo huesos de animales, papiros y un gran tesoro de la dinastía III piedras similares a las ‘Reliquias de familia de Zoser’. La Mayor sorpresa de la excavación fue a ver el contenido de un ataúd de madera, que contenía un depósito funerario presumiblemente inalterado de 21 brazaletes de oro, un cuadro de cosmético, oro con bisagras, pinzas de electrum[2] y una aguja y mucho oro, cornalina y perlas. En los Tarros sellados fueron inscritos con el nombre de Sejemjet. Goneim estaba convencido de que había encontrado un entierro intacto, que había escapado la tumba al saqueo de los ladrones y se produjo un gran entusiasmo entre los funcionarios del Estado y la prensa. Este fue uno de los tesoros más antiguos encontrados en Egipto.
En el pasadizo existe un pozo vertical que contenía gran cantidad de papiros escritos en demótico, así como jarrones de alabastro y joyas de oro de la III dinastía. En el mismo pasadizo hay otro que conduce a 132 salas subterráneas dispuestas en zigzag.
Quizás lo más importante del descubrimiento de Goeim no haya sido la propia construcción, sino que gracias a este descubrimiento pudo conocerse el faraón sucesor de Dyeser, hasta ese momento desconocido.

En 1963, Jean-Philippe Lauer retomó la excavación del monumento de Sejemjet por haber investigado la posibilidad de una tumba al Sur, una característica que había encontrado en el lado sur de la pirámide del Zoser. También para poder reconstruir un plano de la pirámide y para intentar resolver el misterio de la momia que faltaba.
Lauer descubrió los cimientos de la tumba del sur por debajo de una mastaba destruida. En un pasillo en la parte inferior de un pozo profundo, encontró restos de ataúd de madera que contenían los huesos de un niño de dos años de edad (¿un príncipe real?) con algunos indicios de la dinastía III y fragmentos de hojas de oro. La cámara funeraria había sido saqueada por los ladrones. Lauer pasó a demostrar la teoría del Goneim que había extendido el muro del recinto del complejo. Hay muchas teorías que rodean la pirámide enterrada y su falta de finalización que todavía siguen siendo un misterio.
Hoy en día hay poco para ver en el complejo de la pirámide enterrada, excepto los corredores inferiores de la pared del gabinete, la entrada del corredor descendente y el eje profundo de la tumba del Sur.
En el predinástico encontrábamos cuerpos momificados de forma natural gracias a las condiciones de sequedad que ofrecía el desierto, y sobre todo el contacto directo con la arena que producía una deshidratación de los cadáveres, una momificación natural.
Después vimos como para evitar el carroñeo los enterramientos se protegían con elementos que impedían el contacto directo del cadáver y la arena provocando la destrucción de los mismos.
   
En la Dinastía III los cuerpos se querían mantener para la eternidad, descarnaban el cadáver y lo vaciaban de vísceras, después envolvían el esqueleto con lino fino y este lo cubrían con estuco, después se modelaban los detalles para dar forma al cuerpo, incluso se modelaban formas de vestido. Finalmente estas momias se pintaban, para de algún modo imitar la apariencia del difunto. Esta técnica se superará pronto, se desarrollaran métodos de conservación para momificar los cadáveres.
El último rey de la Dinastía III va a ser HUNI, y su hijo SNEFRU será el primero de la Dinastía IV.

Khaba o Jaba
ḫˁ bȝ (Jaba) (?)
Su ba (espíritu) surge
(Petrie Museum UC15800)
  

Jaba, (Sedyes) (?), fue el cuarto faraón de la dinastía III de Egipto (c. 2638 a. C.)
Manetón comentó, según Sexto Julio Africano, que Mesocris reinó diecisiete años. Se le cita en el Canon de Turín como Hu(dyefa) reinando seis años. En la Lista Real de Abidos figura como Sedyes, pero en la Lista Real de Saqqara no aparece.
Se considera que el rey Khaba es difícil de evaluar como una figura del antiguo Egipto. Su nombre está arqueológicamente bien atestiguado por cuencos de piedra e impresiones de sellos de lodo. El reinado de Khaba está fechado con seguridad en la Tercera Dinastía. Debido a las contradicciones dentro de las listas de reyes de Ramesside y la falta de inscripciones contemporáneas y festivas, su posición cronológica exacta dentro de la dinastía permanece en disputa.  Estos problemas se originan en parte de las listas de reyes contradictorias, que fueron compiladas mucho después de la muerte de Khaba, especialmente durante la era de Ramesside.  También es un tema de debate sobre dónde se pudo haber enterrado Khaba. Muchos egiptólogos y arqueólogos proponen que una pirámide de pasos sin terminar en Zawyet el'Aryan, conocida como la pirámide de capas, le pertenece. Otros creen, en cambio, que su tumba es una gran mastaba cerca de la pirámide de capas, donde se han encontrado numerosos barcos de piedra que llevan el serekh de Khaba. 

Se lo conoce por un sello proveniente de Hieracómpolis, una copa hallada en el interior del templo de Sahura y otra copa de procedencia desconocida que se exhibe en el Museo de Berlín.
El nombre de Khaba aparece en nueve pulidos cuencos de piedra, diversamente hechos de magnesita, travertino, y diorita, que se encontraron en los lugares arqueológicos de Zawyet el'Aryan, Abusir, y Naga-ed-Deir. Los cuencos fueron encontrados casi intactos muestran sólo el nombre del rey serekh en sus superficies pulidas. Como era tradicional en el momento que se hicieron, no contienen inscripciones adicionales para el contexto.
Su nombre también aparece en varias impresiones de sellos de barro encontradas en Zawyet el'Aryan, Hieracómpolis y Elefantina. La mayoría de los sellos de barro fueron excavados en la actual Elefantina es posible que muchos de ellos se encuentran en el jardín del museo actual de Elefantina. Estas impresiones de sellos llevan más inscripciones que los cuencos de piedra.
Sólo un sello lleva una fila completa bien conservada de nombres o títulos el sello, numerado UC-11755, no tiene fecha y está ahora en exhibición en el Museo Petrie, de Londres.

Khaba es conocido solo por su nombre serekh y Golden Horus. Su título de Nisut-Bity y su nombre de Nebty son desconocidos.  Además, Khaba es uno de los pocos reyes de la época del Imperio Antiguo y del Antiguo Imperio con un nombre de Oro comprobado arqueológicamente, un probable predecesor del nombre de Golden Horus, que Khaba también pudo haber introducido. Aparte de Khaba, los únicos reyes con nombres oro que vivieron antes de rey Snefru, fundador de la cuarta dinastía, fueron Dyer, Den, Nynecher, Khasekhemwy y Zoser.  Desde Snefru en adelante, el nombre de Golden Horus se convirtió en un título real fijo para cualquier rey gobernante, sin importar cuánto gobernara el rey. El nombre de Golden Horus de Khaba se puede encontrar en varias impresiones de sellos, aunque se discute su correcta lectura y traducción. Peter Kaplony lo interpreta como Nub-iret o Nub iret-djedef, aunque no está seguro de si la sílaba djedef era una parte inherente del nombre o un título honorífico adicional.  Thomas Schneider y Jürgen von Beckerath, en contraste, ven el Golden Horus de Khaba como Netjer-nub, que significa "halcón dorado". El nombre de Khaba's Gold es el primero en mostrar la forma infinitiva del nombre real de Gold. 

Identificación con las listas de reyes de Ramesside 
Los académicos enfrentan varios problemas al intentar conectar a Khaba con nombres reales conocidos de la era de Ramesside (las Dinastías XIX y XX). Desafortunadamente, estas listas no ofrecen un consenso claro sobre el número o los nombres de los reyes de la tercera dinastía. La lista de reyes de Abydos da Nebka, Djoser, Teti, Sedjes y Neferkarê, mientras que el Canon de Turín ofrece Nebka, Djoser, Djoserteti, Hudjefa y Huni. La lista del rey de Saqqara enumera a Djoser, Djoserteti, Nebkarê, y Huni. El historiador antiguo Manetón da nueve nombres: 
Necheróphes, Tosorthrós, Týreis, Mesôchris, Sôÿphis, Tósertasis, Achês, Sêphuris y Kerpherês.  El egiptólogo Iorwerth Eiddon Stephen Edwards, por ejemplo, identifica a Khaba con el nombre de cartucho Ramesside Teti. 
En contraste, los egiptólogos Wolfgang Helck y Aidan Dodson sugieren que Khaba podría haber sido idéntica a los nombres de Ramesside Sedjes y Hudjefa II. Ambos "nombres" son en realidad seudónimos de un título real que era ilegible cuando los escribas de Ramesside compilaron las listas del rey. Esto coincidiría con un rey que gobernó solo un corto tiempo. El Canon de Turín otorga un breve reinado de 6 años para Hudjefa II. 
Una minoría de los egiptólogos modernos piensa que Khaba podría ser idéntica a un nombre de cartela en Ramesside conocido como Huni. Este nombre puede ser acreditado a un rey que es transmitido por los escribas de Ramesside como el último gobernante de la tercera dinastía. Rainer Stadelmann, Nicolas Grimal, Wolfgang Helck y Toby Wilkinson apuntan a una pirámide escalonada en Zawyet el'Aryan, llamada la pirámide de capas. Este monumento está asignado a Khaba (ver la sección a continuación) y dado que Stadelmann y Wilkinson sostienen que la pirámide estaba terminada, creen que un rey reinante durante mucho tiempo, como el rey Huni, habría sido necesario para supervisar el proyecto. Huni se atestigua en el Canon de Turín. Haber reinado durante 24 años. Además, Stadelmann señala las impresiones de sellos encontradas en Elefantina: provienen de un sitio muy cercano a una pirámide escalonada que se dice que fue construida por Huni. 

La identificación con la lista de reyes de Manetón 
También se desconoce bajo qué nombre helenizado el antiguo historiador Manetón enumeró a Khaba. Podría haber sido la misma persona que los Mesôchris o Sôÿphis listados,  pero Wolfgang Helck y Eberhard Otto dudan de esto. Conectan ambos nombres con el rey Sanakht. 

Cronología 
Debido a las contradicciones dentro de las listas de reyes de Ramesside y la falta de inscripciones contemporáneas y festivas, la posición cronológica exacta de Khaba permanece en disputa.  El egiptólogo Nabil Swelim cree que Khaba podría haber sido el sucesor directo del rey Khasekhemwy, el último gobernante de la segunda dinastía. Basa sus suposiciones en similitudes entre los nombres de los dos: ambos comienzan con la sílaba kha. Como comparación, señala los nombres de Netjerikhet (Djoser) y Sekhemkhet (Djoserteti), que también muestran tal similitud y se asume ampliamente que han descartado uno tras otro. 
Sin embargo, la teoría de Swelim no es ampliamente aceptada.  Grimal, Helck, Wilkinson y Stadelmann señalan que durante la tercera dinastía se convirtió en una moda que los cuencos de piedra real con superficies pulidas solo mostraban los nombres de Horus, sin ninguna inscripción. Este es también el caso de los cuencos de piedra del rey Khaba. Este estilo de decoración se practicó aún bajo Sneferu, el fundador de la 4ta dinastía. Por lo tanto, se cree que Khaba reinó cerca del final de la Tercera Dinastía.

Duración La duración correcta del reinado de Khaba también es desconocida. Si fuera idéntico a los nombres de cartela de Ramesside, Sedjes (que significa "omitido") y Hudjefa (que significa "borrado"), podría haber gobernado durante seis años, como sugiere el Canon de Turín. Si Khaba era idéntico al rey Huni, podría haber gobernado durante 24 años. 

Eventos 
La situación arqueológica actual no permite una evaluación más cercana del reinado de Khaba. Las impresiones de sellos de Elephantine solo demuestran que esta isla parece haber sido un lugar importante para visitar en la época de Khaba. Las inscripciones revelan que los sellos y sus buques pertenecientes se originaron en Thinis y que fueron registrados por el gobernador de Elephantine. Otros sellos muestran la representación de la diosa Bastet. El sello de Hierakonpolis se encontró en las primeras ruinas dinásticas de un templo local de Horus. Muestra rastros de la imagen de un dios, posiblemente Ash.

Se cree que Khaba construyó la pirámide de capas, ubicada en Zawyet el'Aryan, a unos 8 km al suroeste de Giza.
La pirámide de capas (conocida localmente en árabe como el haram el midawwar, que significa "pirámide de la colina de escombros") es una pirámide en ruinas que data de la 3ª Dinastía de Egipto (2686 a.C a 2613 a.C) y está ubicada en La necrópolis de Zawyet El Aria. Su propiedad es incierta y puede ser atribuible al faraón Khaba. La arquitectura de la pirámide, sin embargo, es muy similar a la de la pirámide enterrada del rey Sekhemkhet y, por esta razón, está firmemente fechada en la tercera dinastía.
La pirámide fue excavada a principios del siglo XX por dos equipos diferentes que informaron estimaciones contradictorias con respecto a su tamaño y número de cámaras subterráneas. No se encontraron artefactos a lo largo de las excavaciones, y no se encontró ningún rastro de un entierro. Por esta razón, no está claro si la pirámide se usó para enterrar a un faraón o si se abandonó después de la prematura muerte del rey.
En el momento de su construcción, la pirámide estaba rodeada por una necrópolis que albergaba grandes mastabas pertenecientes a los altos funcionarios del estado de la tercera dinastía. Se construyó un templo funerario en el lado este de la pirámide y posiblemente se ubicó un templo en el valle a varios cientos de metros. Hoy en día, la pirámide se encuentra dentro de los límites de un área militar restringida, a excepción de las excavaciones modernas del sitio.
La capa piramidal fue examinada por primera vez y sus alrededores fueron explorados en 1839 por John Shae Perring. Poco después, en 1848, la pirámide fue identificada como tal por Karl Richard Lepsius, quien la incluyó como número XIV en su lista pionera de pirámides.  Alrededor de 40 años después, en 1886, Gaston Maspero buscó sin éxito la entrada de los pasajes subterráneos de la pirámide, que fue descubierto en 1896 por Jacques de Morgan.  Este último realizó excavaciones de la pirámide, pero se detuvo después de despejar los primeros escalones de la escalera descendente.
Plano de la pirámide de capas.

Las investigaciones adicionales se llevaron a cabo en 1900 por Alessandro Barsanti,  que descubrió el eje de acceso vertical que conduce a la cámara funeraria. Barsanti, al ver que varios corredores y cámaras aparentemente estaban sin terminar y que todos estaban completamente desprovistos de artefactos, consideraron que la pirámide nunca se había utilizado.  Poco después, en 1910–1911, George Reisner y Clarence S. Fisher trabajaron en el sitio,  excavando los extremos norte y este de la pirámide, así como los cementerios que lo rodean. Las dimensiones de la pirámide según lo estimado por Barsanti, Reisner y Fisher difieren enormemente e incluso los números de galerías subterráneas que informan están en desacuerdo.  Desafortunadamente, la pirámide se encuentra dentro de un área militar restringida desde 1970 y, por consiguiente, no se han realizado excavaciones allí desde el trabajo superficial de Reisner y Fisher,  dejando en duda las estructuras debajo de la pirámide. Además, la pirámide ahora está lijada, lo que dificulta las estimaciones modernas de sus dimensiones. 
La pirámide de capas tiene una base cuadrada cuyo lado mide unos 84 m (276 pies) de largo, ligeramente más pequeño que las pirámides escalonadas de Djoser y Sekhemket. Basándose en las dimensiones de la pirámide de Djoser, el egiptólogo Jean-Philippe Lauer estimó que la pirámide de capas se planeó originalmente para comprender cinco pasos y habría llegado a c. 42–45 m (138–148 pies) de altura.  Hoy, solo quedan dos de estos pasos, que alcanzan una altura de aproximadamente 17 m (56 pies). El estado actual en ruinas de la pirámide permite una vista de su núcleo, que es un montículo piramidal de 11 m 2 (120 pies cuadrados) hecho de bloques de piedra en bruto de mala calidad tomados de la roca rocosa local.  Este núcleo está rodeado por una cubierta de 2,6 m (8,5 pies) de espesor de la misma mampostería. A su vez, esto está rodeado por 14 capas de ladrillos de barro unidos con mortero de arcilla y dispuestos casi verticalmente,  con un ángulo de inclinación hacia dentro de 68 °. Al igual que la cubierta de piedra más interna del núcleo piramidal, cada capa de adobe tiene un espesor de 2.6 m (8.5 pies). 
Sección de la pirámide, mostrando las subestructuras.

Se discute entre los expertos si la pirámide se terminó o se dejó sin terminar. El egiptólogo Rainer Stadelmann cree que la pirámide estaba terminada, pero otros, como Miroslav Verner, piensan que el edificio quedó sin terminar debido a la muerte prematura del faraón.  En particular, no se encontraron rastros de revestimiento exterior, lo que podría indicar que nunca hubo uno porque la pirámide no estaba completa. 
Se encontraron ladrillos de barro en la base de la pirámide, que no están asociados con la pirámide en sí, sino que se interpretan como restos de una rampa de construcción. 
La disposición de las subestructuras de la pirámide de capas es extremadamente similar a la encontrada en la pirámide enterrada de Sekhemket.  En consecuencia, Mark Lehner y otros sugieren que las dos pirámides deben haberse construido muy cerca en el tiempo. 
La entrada a las estructuras subterráneas se encuentra en el este, una disposición que no tendría paralelo hasta la construcción de la pirámide de Senusret II, casi 1000 años después. Los egiptólogos Vito Maraglioglio y Celeste Rinaldi propusieron que esta característica única fue elegida por los arquitectos egipcios para liberar el lado norte de la pirámide para la construcción de un templo.  Aidan Dodson mostró, sin embargo, que en esta situación, la rampa de construcción de la pirámide habría "impactado en cualquier construcción del templo del norte aún más dañina". Más bien, explica que esta entrada oriental única es el resultado de un deseo de los arquitectos de permitir un fácil acceso a los almacenes de la pirámide, ubicados justo debajo de la entrada este. 
La entrada conduce inmediatamente a una escalera empinada de 36 m (118 pies) de largo y luego baja a un corredor que se dirige hacia el oeste. El corredor termina en un eje vertical recto, en cuya parte superior se encuentra el denominado corredor superior, un pasaje sin terminar que se dirige hacia el sur hacia el centro de la pirámide. En la parte inferior del eje hay un cruce en forma de T. A la izquierda, este cruce conduce hacia el sur hasta el corredor inferior, a mitad de camino es una estrecha escalera, tan estrecha que difícilmente podría haber atravesado un sarcófago. El corredor inferior luego termina en la cámara de entierro del rey. En esta área de la escalera, Barsanti dibujó otra galería que conduce por encima de la cámara funeraria, pero esta galería está ausente en las notas de Reisner y Fisher.  A la derecha del cruce en forma de T hay un sistema de galería en forma de U. El plano de planta del sistema de galerías se asemeja al de un peine, que comprende filas de cámaras, con un total de 32, que posiblemente estaban destinadas a ser cuartos de almacenamiento de las tumbas.  La galería demostró estar "limpia y vacía, como si los trabajadores solo se hubieran ido".
La cámara funeraria del rey está ubicada a 26 m (85 pies) bajo tierra, tiene forma casi cuadrada, con una base de 3,63 m × 2,65 m (11,9 pies x 8,7 pies) y una altura de techo de 3 m (9,8 pies).  La cámara funeraria no contenía rastros de un sarcófago, que junto con la ausencia de artefactos en la galería, insinúa la muerte prematura del rey. 

Complejo funerario 
El complejo funerario de la pirámide de capas no muestra rastro de un muro de cerramiento, que está presente en los complejos de pirámides anteriores y posteriores. Esto podría deberse a que las piedras que constituyen el muro fueron robadas con el tiempo, o simplemente porque el muro nunca se inició, siendo generalmente el último elemento del complejo piramidal que se construye. En el lado este de la pirámide, los restos de las paredes de ladrillo podrían indicar la presencia de un templo funerario, pero las huellas arqueológicas son tan tenues que hoy en día no es posible realizar un examen más detallado y una reconstrucción más precisa. Lo mismo ocurre con las ruinas de un edificio a varios cientos de metros de la pirámide, y que podría haber sido el templo del valle. Si se tratara de un templo del valle, su orientación este-oeste sería única en todos los complejos piramidales. 

Necrópolis La pirámide de capas está rodeada por un total de cinco cementerios que datan de la 1ª Dinastía, 2ª Dinastía, finales de la 3ª Dinastía, 18ª Dinastía y período romano.  De estos cementerios, solo el que data de la tercera Dinastía tardía contiene tumbas grandes, de las cuales hay cuatro mastabas de ladrillos de adobe. Reisner y Fisher observan que esto es de esperar de las necrópolis que rodean la pirámide de un faraón, ya que las grandes tumbas son las de la familia real y los funcionarios de la corte.  En particular, a unos 200 metros (660 pies) al norte de la pirámide de la capa hay una mastaba enorme, hoy conocida como Mastaba Z500, que produjo ocho cuencos de mármol con la inscripción Serekh del rey Khaba.  Por lo tanto, Reisner y Fisher concluyen que " si las mastabas pertenecen a personas relacionadas con el rey que construyó la pirámide, es probable que el nombre del rey fuera Khaba".  Esta opinión es compartida por la mayoría de los egiptólogos que atribuyen la pirámide de capas a Khaba.
Cuenco de dolomita que lleva el serekh de Khaba de Mastaba Z500.

La arquitectura de la pirámide de capas permite que sea fechada de forma segura en el intervalo de tiempo entre los reinados del rey Sekhemkhet y el del rey Snofru, el fundador de la 4ta Dinastía. Rainer Stadelmann, Miroslav Verner y Jean-Philippe Lauer comparan la arquitectura de la pirámide de capas con la de las pirámides escalonadas de Djoser y Sekhemkhet, esperando que la capa piramidal originalmente constara de cinco pasos, al igual que sus predecesores casi contemporáneos. La pirámide de capas exhibe en un sitio desarrollos complejos relacionados con sus subestructuras y simplificaciones relativas a los métodos de construcción empleados para la superestructura. Según estos egiptólogos, la capa pirámide es una versión claramente avanzada de la pirámide enterrada de Sekhemkhet. 
El problema restante sobre la pirámide de capas es la cuestión de quién la construyó. La mayoría de los eruditos de hoy creen que probablemente fue el rey Khaba de la tercera dinastía.  Esta conclusión se basa en cuencos y jarrones de piedra que llevan el serekh de Khaba descubierto en Mastaba Z500, ubicado justo al norte de la pirámide. Rainer Stadelmann va más allá e identifica a Khaba con el rey Huni, el último gobernante de la tercera dinastía. Su hipótesis se basa en su lectura del canon de Turín, una lista de reyes compilada en el período Ramesside temprano. 1300 a.C, unos 1400 años después de la vida de Huni. El canon de Turín acredita a Huni con un reinado relativamente largo de 24 años. Según Stadelmann, este tiempo sería suficiente para cubrir el período de tiempo necesario para completar la construcción de la pirámide de capas. También argumenta que los monumentos reales de las tres primeras dinastías egipcias solo presentan el nombre de un rey horus en un serekh y solo más tarde registran el trono o el nombre de nacimiento. Por lo tanto, el serekh de Khaba podría corresponder al nombre del trono Huni. En este caso, la capa piramidal sería la tumba de Huni.  Esta conclusión es cuestionada por la mayoría de los egiptólogos que piensan que Huni, en cambio, construyó la Pirámide de Meidum, señale el aparente estado inacabado de la pirámide de capas e identifique a Khaba con el rey Hudjefa II mencionado en el canon de Turín. 

Sólo gobernaría un breve periodo, siendo su sucesor Neferkara-Nebkara.
Lehner sostiene que Jaba fue enterrado en el Zawyet el-Aryan.

Huni
nsw Hw
Niswt H
u i (King Hu) Niswt H u i (Rey Hu)
Hwni
Huni
(The Smiter) Huni (El Atacante)

Huny fue el último faraón de la dinastía III, durante el período del Antiguo Reino. Siguiendo la lista de reyes de Turín, comúnmente se le acredita un reinado de 24 años, que termina c. 2600 a.C
La posición cronológica de Huni como el último rey de la tercera dinastía se considera bastante segura, pero todavía hay cierta incertidumbre sobre el orden de sucesión de los gobernantes al final de la tercera dinastía. Tampoco está claro bajo qué nombre helenizado el historiador antiguo Manetón pudo haberlo incluido en su escrito histórico Aegyptiacae. Lo más probable es que se identifique con el nombre helenizado de Aches, como propone Winfried Barta. Muchos egiptólogos creen que Huni fue el padre y antecesor directo del rey Sneferu, pero esto es cuestionado por otros eruditos. Huni es visto por eruditos como una figura confusa en la historia egipcia, porque fue recordado durante mucho tiempo por las tradiciones egipcias, pero solo muy pocos documentos, objetos o monumentos han perdurado. 
Cabeza de granito rosa identificada como Huni, Museo de Brooklyn

Huni no es un faraón bien atestiguado; La mayoría de las declaraciones solo apuntan indirectamente a él. Sólo hay dos objetos contemporáneos con su nombre.
El primero es una estela cónica hecha de granito rojo, descubierta en 1909 en la isla de Elefantina.  El objeto mide 62.99 pulgadas (160.0 cm) de largo, 27.16 pulgadas (69.0 cm) de espesor y 19.69 pulgadas (50.0 cm) de ancho. Su forma se asemeja a una típica estela de Benben, como se conoce en las tumbas de las mastabas de los primeros reyes dinásticos. En la parte delantera, el cono presenta un nicho rectangular con una inscripción grabada en el interior. La inscripción menciona un palacio real llamado Palacio de la diadema de Huni, y escribe el nombre de Huni arriba dentro de un cartucho real. El nicho decorado es interpretado por los estudiosos como una llamada "ventana de aparición". La parte inferior del marco de la ventana está aplanada y alargada y muestra rastros de una segunda inscripción, aparentemente la misma que dentro de la ventana. No está completamente aclarado, donde exactamente el objeto estuvo una vez en exhibición. Debido a que se encontró muy cerca de una pirámide escalonada, egiptólogos como Rainer Stadelmann proponen una posición en la parte frontal del monumento, o incluso visiblemente incrustados en uno de los escalones. Hoy en día, el cono de dedicación de Huni se exhibe en el Museo de El Cairo como objeto JE 41556. 
El segundo hallazgo, descubierto en 2007, es un cuenco de piedra pulida hecha de magnesita, que se encuentra en el sur de Abusir en la tumba de mastaba AS-54, que pertenece a un alto funcionario, cuyo nombre aún es desconocido para los arqueólogos. La inscripción en el recipiente de piedra menciona el nombre de Huni sin un cartucho, pero con el título Njswt-Bity. La ortografía de los jeroglíficos que forman el nombre de Huni hace que una lectura como Njswt-Hw o Hw-en-Niswt sea plausible. 
Huni también está atestiguado en mastaba L6 en Saqqara, atribuido al oficial Metjen y se remonta al final de la tercera dinastía. Allí, se encontró una inscripción con el nombre de un dominio real Hw.t-njswt.-hw ("Hut-nisut-hu") de Huni. 
Huni se menciona más en la parte posterior de la piedra de Palermo en la sección relativa al reino de la quinta dinastía rey Neferirkara, que al parecer tenía un templo funerario construido para el culto de Huni. El templo, sin embargo, aún no ha sido localizado. 
Finalmente, Huni está atestiguado en el papiro Prisse, en las Instrucciones de Kagemni, que probablemente data de la 13ª dinastía. El papiro da una indicación importante sobre la sucesión de Huni en la columna II, línea 7:
Pero luego murió la majestuosidad del rey Huni y la majestad del rey Snefru fue considerada rey beneficioso en toda esta tierra. Y Kagemni se crió como el nuevo alcalde de la capital real y se convirtió en visir del rey. 
La mayoría de los eruditos de hoy piensan que este extracto puede reforzar la teoría de que Huni fue el último rey de la tercera dinastía y el predecesor inmediato del rey Snefru (el primer gobernante de la cuarta dinastía). 

Nombre e identidad
La identidad de Huni es difícil de establecer, ya que su nombre se transmite principalmente como nombre de cartucho y en diferentes variaciones. La mención más temprana de su nombre en un cartucho puede aparecer en el cono de granito de Elephantine, que puede ser contemporáneo. De lo contrario, las primeras apariciones del cartucho de Huni se pueden encontrar en Palermo Stone P1, que data de la 5ta dinastía, y en el Prisse Papyrus de la 13ra dinastía. El cartucho de Huni también se puede encontrar en la lista de reyes de Saqqara y en el Canon de Turín, ambos de la dinastía XIX. La lista de reyes de Abydos, que también se remonta a la dinastía XIX, omite misteriosamente el nombre de Huni y en cambio da un Neferkara I que los egiptólogos desconocen. 
La lectura y traducción de su nombre en cartela también se disputa. En general, existen dos versiones básicas de su nombre: una versión antigua, que es la más cercana a la original (perdida), y una versión más joven, que parece estar basada en interpretaciones erróneas y lecturas erróneas.
El cartucho de Huni en la parte posterior de la piedra de Palermo en el registro de Neferirkare.  

La versión anterior utiliza los signos jeroglíficos mecha de vela (signo Gardiner V28), brote de juncus (signo Gardiner M23), pan (signo Gardiner X1) y línea de agua (signo Gardiner N35). Esta forma de escritura se puede encontrar en objetos del Antiguo Reino como el Palermo Stone anverso (reinado de Neferirkare), la inscripción en la tumba de Metjen, la vasija de piedra encontrada en Abusir y el cono de granito de Elephantine. Mientras que el vaso de piedra de Abusir escribe el nombre de Huni sin un cartucho, pero le da el título de Niswt-Bity, todos los demás escritos del Antiguo Reino colocan el nombre del rey dentro de un cartucho ovalado. 
Las versiones de ramesside utilizan los signos jeroglíficos mecha de vela (signo Gardiner V28), golpeando al hombre (signo Gardiner A25), línea de agua (signo Gardiner N35) y el brazo con un palo (signo Gardiner D40). El cartucho nº 15 en la Lista del Rey de Saqqara escribe dos trazos verticales entre la línea de agua y el brazo batiente. El papiro Prisse omite la mecha de la vela y el brazo que late.  El egiptólogo Ludwig Borchardt ya había propuesto, a principios del siglo XX, que las versiones antiguas y antiguas de caricias de un personaje se referían al mismo rey. Propuso que los escribas de Ramesside quitaran erróneamente el signo de unión del título de Niswt-Bity, y lo colocó ante el cartucho real, sin darse cuenta de que este signo era parte del nombre original de nacimiento o trono de Huni. También propuso que la mecha de la vela se malinterpretara como el signo de "golpear", tentando a los escribas de ramesside a colocar el jeroglífico de un hombre golpeando detrás de ella.  Estas conclusiones todavía son compartidas por los estudiosos hoy. 
Siguiendo su hipótesis, Borchardt lee el nombre del cartucho de Huni como Niswt Hw ("rey Hu").  Sin embargo, Hans Gödicke, en cambio, lee a Ny Swteh ("El que pertenece a los smiters") y está convencido de que el nombre de Huni era teofórico. En particular, compara la construcción del nombre de Huni con las de los reyes Nynetjer ("El que pertenece a los deificados de Horus") y Nyuserre ("El que pertenece a los de poder de Re"). Rainer Stadelmann y Wolfgang Helck refuta enérgicamente la lectura de Gödicke, señalando que ningún documento egipcio menciona una deidad, persona, lugar o incluso un solo término coloquial llamado "Swteh". Por lo tanto, no hay una fuente gramatical que podría haberse utilizado para hacer un nombre real "Ny Swteh". Helck, en cambio, sugiere una lectura como Hwj-nj-niswt y la traduce como "La expresión pertenece al rey". 

El posible nombre de Horus de Huni 
El nombre de Horus de Huni es desconocido. Existen varias teorías para conectar el nombre del cartucho "Huni" con los nombres contemporáneos de Horus.
A finales de la década de 1960, el Museo del Louvre compró una estela que mostraba a un rey cuyo nombre Horus es Horus- Qahedjet ("la corona de Horus se levanta"). Por razones estilísticas, la estela puede fecharse a finales de la Tercera Dinastía y parece posible que se refiera a Huni, cuyo nombre de Horus proporciona.  Sin embargo, las citas y la autenticidad han sido cuestionadas varias veces, y hoy en día se cree que la estela es falsa o está dedicada al rey Tutmosis III (18ª dinastía) mientras imita el estilo artístico de la Dinastía III. 
Peter Kaplony promueve un nombre ominoso encontrado en el pozo de entierro de una pirámide inacabada en Zawyet el'Aryan. El monumento está conectado con un posible faraón llamado Bikheris. El nombre en cuestión lee Neb-hedjetnwb ("señor de la corona de oro") y Kaplony cree que es el posible nombre de Horus de Huni. Sin embargo, los egiptólogos como Aidon Dodson contradicen esta teoría y argumentan que Neb-hedjetnwb, con su jeroglífico dorado, debería ser el nombre Golden Horus de Bikheris. 
Otros egiptólogos, como Toby Wilkinson y Rainer Stadelmann, identifican a Huni con el bien atestiguado rey Horus- Khaba ("aparece el alma de Horus"). Su identificación se basa en la circunstancia de que los nombres de los dos reyes Horus aparecen en vasijas de piedra incisas sin ninguna otra guía. Fue una moda que comenzó con la muerte del rey Khasekhemwy (final de la segunda dinastía) y terminó bajo el rey Sneferu (comienzo de la cuarta dinastía). Así, fue una práctica muy típica de la 3ª dinastía. Además, Stadelmann apunta a la pirámide de capas en Zawyet el'Aryan. Este monumento posiblemente fue construido por Khaba, ya que una mastaba cercana contenía varias vasijas de piedra con su nombre de Horus. Dado que el Canon de Turín acredita un reinado de 24 años a Huni, Stadelmann sostiene que este lapso de tiempo sería perfecto para terminar la pirámide de capas. Además, Stadelmann señala la gran cantidad de impresiones de sellos de lodo y cuencos de piedra descubiertos y los lugares de hallazgo generalizados en todo Egipto. En su opinión, el contexto arqueológico también habla de un reinado más duradero. Así, identifica a Khaba con Huni. 

Familia
La posición genealógica de Huni en la línea familiar de los reyes gobernantes, durante el tiempo en que terminó la 3ª dinastía y comenzó la 4ª, es altamente disputada. Documentos contemporáneos y posteriores mencionan a menudo a Huni y su seguidor Snefru en la misma oración, siempre en sucesión directa. Por lo tanto, los egiptólogos e historiadores creen que Huni podría incluso haber estado relacionado con Snefru. Una figura clave en este caso es la reina Meresankh I, la madre real de Snefru. Ella definitivamente llevaba el título de una reina, pero ninguna fuente contemporánea conecta su nombre con el título de una hija o esposa de Huni. Esta circunstancia plantea dudas en la relación familiar entre Huni y Snefru. Hoy en día la mayoría de los estudiosos prefieren creer al historiador Manetón, quien afirma en su Aegyptiacaeque con la inthronización de Snefru una casa real diferente ganó poder sobre Egipto y una nueva dinastía había comenzado.
Una posible esposa de Huni fue, en cambio, una reina Djefatnebty, cuyo nombre aparece en inscripciones de tinta negra en jarrones de cerveza de Elephantine. Su nombre está guiado por el gran título del hetes-cetro, lo que la convierte definitivamente en una reina consorte. Según una interpretación de Günter Dreyer, la muerte de Djefatnebty se menciona junto con varios eventos durante el reinado del rey Huni, aunque no se menciona a ningún rey en la inscripción por su nombre. Dreyer está convencido de que las notaciones se refieren al vigésimo segundo año del reinado de Huni, ya que el canon de Turín lo acredita con un reinado de 24 años y no se ha demostrado arqueológicamente que ningún rey de la 3ª dinastía haya gobernado tanto. Sin embargo, la interpretación de Dreyer no es comúnmente aceptada. 
Hasta hoy, ningún niño u otro familiar de Huni puede ser identificado y conectado con él con certeza. William Stevenson Smith y George Andrew Reisner proponen identificar a la reina Hetepheres I (concubina de Sneferu y madre del rey Khufu; cuarta dinastía) como la hija del rey Huni. Hetepheres llevaba el título femenino Sat-netjer ("hija de un dios"), lo que llevó a Smith y Reisner a la conclusión de que esto podría ser un indicio de la posición de su familia como hija de Huni. En este caso, Hetepheres habría sido una princesa heredera y al casarse con Snefru, ella aseguró la línea de sangre de la dinastía real.  Pero otros eruditos, como Wolfgang Helck y Winfried Seipel, levanta fuertes dudas en contra de esta teoría. Ellos argumentan que el título de Hetepheres no revela explícitamente con quién se casó en su vida. 

Reinado
Casi nada se sabe del tiempo de Huni en el trono. Huni tiene un reinado de 24 años por el canon de Turín, que es comúnmente aceptado por los estudiosos. Las actividades religiosas o militares no se conocen desde su reinado. 
Los únicos documentos contemporáneos, que permiten una evaluación de cualquier desarrollo político y social durante la época de Huni, son las inscripciones en tumbas de altos funcionarios como Metjen, Khabausokar, A'a-akhty y Pehernefer. Estos están fechados en el intervalo de tiempo desde el final de la tercera dinastía hasta el comienzo de la cuarta dinastía. Muestran que el reinado de Huni debe haber sido el comienzo del apogeo del Antiguo Reino. Por primera vez, las inscripciones dan una visión explícita de la estructura de poder del estado, con nomarcas y visires que ejercen importantes poderes. Las inscripciones en la tumba de Metjen también mencionan, por primera vez en la historia de Egipto, que los títulos de funcionarios y sacerdotes de alto rango solo se transmitían por herencia de padres a hijos. 
Parece, sin embargo, que Huni emprendió algunos proyectos de construcción. El Canon de Turín, que es bastante modesto en cuanto a información adicional sobre los reyes incluidos en la lista, reconoce a Huni por la construcción de un edificio determinado, por lo que Huni debe haber sido honrado en tiempos posteriores. Desafortunadamente, el papiro está dañado en la columna correspondiente y el nombre completo del edificio se pierde hoy. Los egiptólogos Günter Dreyer y Werner Kaiser proponen una lectura como "el que construyó Sekhem... ". Creen que podría ser posible, que el edificio formara parte de un proyecto de construcción a través de todo el terreno, incluida la construcción de varias pirámides culticias pequeñas. 
Otro indicio de posibles proyectos de construcción y fundaciones de ciudades bajo Huni podría estar oculto en el nombre de la ciudad histórica de Ehnas (hoy mejor conocida como Heracleópolis Magna). Wolfgang Helck señala que el nombre del Reino Antiguo de esta ciudad era Nenj-niswt y que este nombre fue escrito con exactamente los mismos jeroglíficos que el nombre de carey de Huni. Así, propone a Huni como el fundador de Ehnas. Además, la inscripción en la tumba de Metjen menciona un dominio mortuorio en el nombre de Letopolis. Este edificio no ha sido encontrado por los arqueólogos todavía. 
Después de su muerte, Huni parece haber disfrutado de un culto mortuorio de larga duración. La piedra de Palermo, que se hizo más de cien años después de la muerte de Huni, menciona las donaciones hechas a un complejo templo funerario de Huni. El nombre de Huni también se menciona en el Prisse Papyrus, una prueba más de que Huni fue recordado mucho después de su muerte desde que se escribió el papiro durante la XII dinastía. 

Monumentos posiblemente conectados a Huni
La pirámide de Huni-Snefru de Meidum parece que fue iniciada por el rey Huny. Parece que fue construida recreciendo una pirámide escalonada hasta conseguir una pirámide de caras planas, pero debido a problemas de estabilidad parece que no se concluyó la obra, que se desplomó cuando estaba prácticamente en sus últimas fases de construcción por la cantidad de restos que se hallaron alrededor de la estructura que se ha conservado.
Esta pirámide es la más sureña de la necrópolis menfita, y los árabes la llaman el-haram el-kadhdhab, o 'falsa pirámide'. Lo cual no es de extrañar, pues su perfil, que se recorta en el desierto a la orilla de fértiles campos de cultivo, no se parece al de ninguna otra, recuerda a cualquier cosa menos a un complejo piramidal.

La pirámide de Maidum debe su extraño aspecto a haber sido construida en tres fases, y luego parcialmente desmantelada: la primera fase sería una pirámide escalonada de siete pisos, la segunda un recrecimiento de la pirámide hasta los ocho pisos, ambas probablemente levantadas por Huni, último rey de la III Dinastía. La tercera fase sería el primer intento de pirámide perfecta, habiendo ordenado Snefru (fundador de la IV Dinastía y padre de Keops) cubrir la pirámide escalonada con un revestimiento liso que en épocas posteriores desapareció en su zona superior, dejando a la vista restos de las pirámides escalonadas primitivas asomando sobre una colina de escombros. 
La entrada está en la cara norte, a 18,5 m del suelo. Un largo y estrecho corredor desciende a través primero de los sillares y después excavado en la roca madre, hasta hacerse horizontal, atravesar dos antecámaras y desembocar en una chimenea que conduce hacia arriba a la cámara real. El suelo de ésta se sitúa al mismo nivel que la base de la pirámide. Se trata de una cámara rectangular con un techo angular en falsa bóveda, formada por aproximación de hiladas de dos de las paredes (características que se repiten en las pirámides Romboidal y Roja, ambas construidas por el mismo faraón Snefru en Dashur), y que alcanza los 5,05 m de alto. 

La tumba fue violada en una época indeterminada, y la desaparición de los sillares de caliza fina de su revestimiento externo, los que la convertían en pirámide perfecta, se habría dado ya posiblemente desde el Imperio Nuevo, expoliados como cantera, y no sería consecuencia de un colapso de la construcción, como se afirma en ocasiones. 
Las excavaciones han despejado adosada a la cara este una capilla funeraria, con dos cámaras, una de las cuales alberga un altar flanqueado por dos estelas. Sería el primer caso de un 'Templo Alto' situado en la cara oriental de una pirámide, y por tanto conectado a la simbología solar (los de la III Dinastía, emplazados en la cara norte, estaban asociados a una simbología estelar, al estar orientados hacia las estrellas circumpolares). 
Una calzada de acceso de 715 m de largo, labrada en la roca, conectaba este Templo Alto con el Templo Bajo en el valle. Apenas queda algo de esta vía, que se ha excavado sólo en parte, y menos aún del Templo Bajo, cuyas exiguas ruinas han sido dañadas por la subida de nivel de la capa freática del Nilo, como consecuencia de la regulación de su caudal desde la presa de Asuán, un problema que afecta hoy a muchos otros monumentos y tumbas del antiguo Egipto. 
La pirámide de Huni-Snefru estaba provista de una pirámide subsidiaria, adyacente a su cara sur, y de un muro de recinto cuadrangular, que englobaba el complejo. Todos estos elementos arquitectónicos hicieron su aparición aquí, en los comienzos de la IV Dinastía, y desde entonces se convirtieron en una constante (con variaciones en su distribución) en todos los complejos piramidales de los Imperios Antiguo y Medio. 

Lo más interesante es que esta pirámide constituye el primer intento de construir una pirámide perfecta, de paredes lisas, y además es interesante el hecho de incluir la cámara funeraria en el interior de la pirámide no en el subsuelo de la misma.
La entrada está situada a cierta altura, esto se debe a que la pirámide no estaba aislada sino que formaba parte de un complejo funerario, desde un templo partiría una calzada, probablemente cubierta que llevaría hasta la entrada de la pirámide
En Elefantina se han encontrado las ruinas de una pequeña pirámide construida por Huni, no se trata de una tumba ni tiene templos o un complejo de necrópolis, más bien puede tener un significado religioso quizás relacionado con la fortaleza que Huni estableció para asegurar la frontera de Egipto en la primera catarata.
Otras pequeñas pirámides son atribuidas a Huni, como las descubiertas en Abydos, Khula (Hieracómpolis), Naqada, Zawyet el-Meytin y Edfu.
Posiblemente fue enterrado en Zawyet el-Aryan, o en la necrópolis de Meidum (mastaba M 17).
Los alrededores de la pirámide están urbanizados de mastabas. Al norte, las de los príncipes y otros personajes de alto rango, sus exteriores de adobe y estuco realzados con la decoración de 'fachada de palacio', sus interiores ornados de buenos bajorrelieves y pinturas..

Pirámide de Lepsius - I 
Una misteriosa pirámide de ladrillos de barro, previsto inicialmente para ser el tamaño de la de Kefrén, fue descubierto en Abu Rawash y documentada por Karl Richard Lepsius, que aparece en su lista de las pirámides como Pirámide I. La pirámide ya era un montón de escombros en el momento de sus excavaciones: solo quedaba un tocón de capas de ladrillo de 17 metros de altura (56 pies). Sin embargo, Lepsius descubrió un pasillo estrecho que conduce a una cámara casi cuadrada. En él, encontró un sarcófago de piedra casi tallado. Lepsius fechó la pirámide a finales de la tercera dinastía y propuso una conexión con el rey Huni. 
Hoy en día, esta teoría ya no es aceptada. En 1989, el egiptólogo Nabil Swelim examinó la pirámide con mayor precisión y descubrió que estaba hecha de pequeños ladrillos de barro, con una cuarta parte de su núcleo interno excavado en una roca natural. El núcleo de roca en sí contenía varias tumbas excavadas en la roca. Se remonta a la quinta y sexta dinastía. Swelim y otros egiptólogos, como Toby Wilkinson, señalan que sería sorprendente que una pirámide real hubiera sido completamente destruida menos de 300 años después de su construcción, solo para ser reutilizada en tumbas sencillas excavadas en la roca. Además, señala la posición geográfica inusual de la pirámide: las pirámides del Antiguo Reino se construyeron comúnmente en terrenos altos, mientras que la pirámide Lepsius I se encuentra en una llanura. Por lo tanto, la datación de este monumento hasta la tercera dinastía tardía ya no parece sostenible.

Pirámides escalonadas 
Varias pirámides de pequeños pasos a lo largo del río Nilo también se acreditan a Huni. Esas pequeñas pirámides tenían una función de culto y marcaban importantes propiedades reales. No contenían cámaras internas y no se utilizaban con fines de enterramiento. Uno de ellos está ubicado en el extremo oriental de la isla Elefantina y en 1909 se descubrió un cono de granito con el nombre de Huni. Por lo tanto, esta pequeña pirámide es la única que se puede acreditar a Huni con cierta certeza.  Sin embargo, algunos eruditos como Andrzej Ćwiek impugnan esta atribución, señalando que podría ser al menos posible que el cono de granito de Huni se reutilizara en épocas posteriores, cuando los sacerdotes de Ramesside restauraron los lugares de culto del período del Antiguo Reino.  La única pirámide de pasos de culto que se puede conectar definitivamente a un gobernante del Reino Antiguo es una pirámide de pasos pequeños conocida como la Pirámide de Seila, ubicada en el Oasis de Faiyum. Dos grandes estelas con el nombre de Snefru fueron encontradas frente a la pirámide, indicando así al rey responsable de su construcción.  Dado que Snefru era el probable sucesor inmediato de Huni, esto podría indicar, sin embargo, que las pirámides de culto se construyeron en la transición entre las dinastías tercera y cuarta.

El entierro 
El sitio de entierro de Huni sigue siendo desconocido. Dado que la pirámide de Meidum puede ser excluida, los egiptólogos y arqueólogos proponen varios sitios de enterramiento alternativos. Como ya se señaló, Rainer Stadelmann y Miroslav Verner proponen la pirámide de capas en Zawyet el-Aryan como la tumba de Huni, porque identifican a Huni con Khaba, quien a su vez está bien conectada con la pirámide de capas, ya que varios cuencos de piedra con su Horus. nombre se encontraron en las necrópolis circundantes. 
Alternativamente, Stadelmann propone una gran mastaba en Meidum como el entierro de Huni. Mastaba m17originalmente tenía alrededor de 100 metros (330 pies) de ancho por 200 metros (660 pies) de ancho y tenía aproximadamente 15 a 20 metros (49 a 66 pies) de alto. La parte sobre el suelo estaba hecha de ladrillos de barro sin quemar y rellenos con escombros de la segunda fase de construcción de la pirámide de Meidum. La estructura subterránea contenía un pozo de 3.7 metros (12 pies) de profundidad que conduce a un corredor y varias capillas y nichos grandes. La cámara funeraria fue saqueada en la antigüedad, todas las decoraciones fueron destruidas y / o robadas. El sarcófago grande, aproximadamente labrado, contenía los restos de una momia violentamente hecha jirones. Stadelmann y Peter Janosi creen que la mastaba fue la tumba de un príncipe heredero, que murió como heredero del trono del rey Snefru, o que fue el entierro de Huni.
Miroslav Bárta, en cambio, propone la mastaba AS-54 en el sur de Abusir como el sitio de entierro más posible. Esto es promovido por el hallazgo de un tazón de magnesita pulido, que muestra el título niswt-bity de Huni. La mastaba en sí fue una vez bastante grande y contenía grandes nichos y capillas. También contenía una cantidad bastante grande de platos pulidos, jarrones y urnas. Contradictoramente, casi todos los recipientes no están decorados, no se encontró ninguna inscripción o talla de tinta en los objetos. Por lo tanto, el nombre del verdadero propietario es aún desconocido. Solo un barco muestra claramente el nombre de Huni, mientras que otros pocos podrían mostrar pequeños rastros. Bárta ve así dos posibilidades para el propietario de la mastaba: era un funcionario de muy alto rango, como un príncipe de la época de Huni, o el mismo rey Huni.

Mastabas de III dinastía
La Mastaba de Nefermaat y Atet se encuentra aproximadamente a un kilómetro al norte de la Pirámide de Esnefru, dentro del campo de mastabas de la zona norte, cerca del "cementerio norte de Petrie" y del cementerio norte de época romana. Junto a ella está la mastaba número 6 cuyos propietarios son los conocidos Rahotep y su esposa Nofret (Neferet). Esta mastaba fue excavada por primera vez entre los años 1871 y 1872 por Auguste Mariette. En el año 1882, Sir Flinders Petrie intentó infructuosamente localizar la cámara funeraria. En 1900, el mismo Petrie con la ayuda de Wainwright y Mackay localizaron, por fin, la cámara funeraria, pero la encontraron vacía. Nefermaat era príncipe hereditario y, por la importancia de sus títulos, a pesar de no existir prueba alguna, se le considera hijo del rey Esnefru, fundador de la IV Dinastía. Por sus títulos, encontrados en la falsa puerta de su tumba, nos consta que, entre otros cargos que ostentó, fue Profeta de las diosas Bastet y Shesmetet, Sacerdote del dios Min, desempeñó el cargo de Visir con su padre, Nomarca, el Grande de los Cinco de la casa de Tot e Inspector de los trabajos reales. Efectivamente, no hay datos que apoyen el hecho de que fuese hijo de Esnefru. El título que ostenta de “hijo del rey” puede deberse a que realmente era hijo suyo, o puede ser un título honorífico concedido por el rey de lo cual hay varios ejemplos durante el Imperio Antiguo. En algunas ocasiones, la palabra hijo tiene como significado nieto o biznieto. Estaba casado con Atet, de quien apenas se tienen datos, tan sólo se conoce uno de sus títulos: “la conocida del rey” (rxt-njswt). Su hijo fue Hemiunu, quien se cree que fue supervisor de la construcción de la Pirámide de Esnefru. Posiblemente, Nefermaat, al llevar el título de "inspector de los trabajos reales", también lo fuese de la Pirámide de Esnefru, por este motivo su hijo, Hemiunu, pudiera haber seguido sus pasos de forma que se le nombrase bajo el reinado de Jufu, supervisor de los trabajos de la Gran Pirámide de Guiza.e la Gran

La mastaba de Atet y Nefermaat tiene unas dimensiones considerables llegando a ocupar 8160 metros cuadrados de superficie, con unas medidas de 120 x 68 metros.
Capilla de Nefermaat.      Fases de construcción.
La superestructura está compuesta de adobe mientras que los muros interiores los construyeron con piedra caliza.
En su interior, en la parte este de la tumba, hay dos capillas, la del sur perteneciente a Nefermaat y la del norte a su esposa Atet. Más al este y tras estas capillas se encuentran las cámaras funerarias de ambos distribuidas de igual forma: en la parte sur, la de Nefermaat y en la zona norte, la de Atet.
Las capillas de ofrendas, revestidas de piedra caliza, tienen forma cruciforme, debido a la primera ampliación que sufrió la mastaba en su totalidad; con anterioridad a esta ampliación, las capillas consistían en un corredor o antecámara transversal al resto de la capilla. Ambas tienen un pasadizo muy elevado que conduce a una puerta falsa en la parte posterior. Las cámaras funerarias de ambos difieren en su estructura. La de Nefermaat está más elaborada, con piedras de caliza; el pozo, si hacemos un corte transversal, podemos apreciar su techo similar a las cámaras funerarias de las primeras pirámides, es decir, un techo abovedado por aproximación de hileras, en este caso cinco hileras de bloques de caliza. La de Atet consiste en un simple pozo rectangular.
La Mastaba fue construida en diferentes fases; en donde mejor pueden apreciarse es en la capilla de Nefermaat. En una primera fase, se construye el centro de la mastaba y se decoran sus muros. En la segunda fase, se amplía la mastaba por completo. De nuevo vuelve a ampliarse totalmente la mastaba, pero esta vez taponando el acceso a la capilla inicialmente decorada, construyendo una nueva capilla. Por último se construye una capilla en el exterior de la tumba, frente a la mastaba, adosada a sus muros.

La mastaba está decorada en su parte frontal con la llamada "fachada de palacio", muros con molduras verticales paralelas reentrantes y salientes. En su interior los muros decorados se encuentran en las Capillas de Nefermaat y de Atet. El estilo utilizado en los relieves es original y propio de esta mastaba, no volviendo a ser utilizada en ningún otro monumento del Antiguo Egipto: La técnica del relieve consiste en ahuecar las figuras, ahondando en la piedra y rebajando los bordes, de manera que eran luego rellenados con una pasta coloreada que llegaba a la superficie de la roca incisa. El efecto es impresionante y de gran belleza, pero el problema derivado era que al secarse se producían grietas en esa pasta usada para cubrir los huecos hasta los bordes del dibujo, lo que conllevaba la caída y pérdida de toda la masa pictórica. Parece ser que fue el propio Nefermaat el que decidió utilizar esta nueva técnica tal y como se desprende de una de las inscripciones de su tumba: "Él construyó su mastaba con su indeleble escritura". Además de estos relieves, también hay frescos. Los motivos representados son fundamentalmente referentes a escenas de la vida cotidiana.

CAPILLA DE NEFERMAAT
Toda la decoración de sus muros y del corredor se encuentra hoy en el Museo Egipcio de El Cairo, en la Sala que acoge las piezas del Imperio Antiguo, bajo el registro de entrada JE 43809, a excepción de la parte superior de la falsa puerta que se encuentra en el Museo del Louvre con el número de registro B.78.

Corredor
- Dintel y jambas.- Representación del difunto, esposa y familia. Nefermaat en la parte superior, mientras que en la inferior se encuentra Atet y la familia de ambos.


- Muro norte (núm. 1 en plano).- Dividido en varios registros, encontramos escenas de caza; en el registro inmediatamente inferior, una escena de pesca con red; en el siguiente registro se muestra la caza de aves con red; bajo esta red, dos ocas agachadas recogiendo alimento del suelo con su pico, semejante a las halladas en el fresco de la tumba de Atet. Entre los hombres y la red, la palabra "cerrar" (sx) referida a la red. En el registro inferior, dos hombres arando con bueyes, explicando la escena con la palabra "arados" o "cultivos" (skAw) escrita entre los hombres y los bueyes.
- Muro sur (núm. 2 en plano).- El fragmento se encuentra dividido en cinco registros en los que se representan escenas de caza. Lo más representativo de este fragmento está en el registro número 4 en el que se representa un hombre arrodillado junto a un leopardo y en el registro número 5, en donde un perro está cazando unos chacales.

Capilla
- Muro norte (núm. 3 en plano).- En la parte superior del fragmento, representación sedente del difunto junto al que están inscritos parte de sus títulos; Nefermaat está sentado en un baldaquino o silla de mano que es conducida por varios hombres. En la parte inferior, varias ciudades otorgando presentes a Nefermaat.
- Muro Sur (núm. 4 en plano).- Nefermaat y Atet con varias ciudades otorgándoles presentes representadas en la zona superior izquierda y en la parte inferior.
- Muro posterior oeste (núm. 5 en plano).- Falsa puerta. Parte superior, Nefermaat frente a la mesa de ofrendas rodeado de sus títulos. En la parte inferior, Nefermaat, Atet y familia.

CAPILLA DE ATET (I) La decoración de los muros, tanto del corredor como de la capilla, están diseminados por varios museos. Es aquí en donde se halló el mundialmente famoso fresco conocido como "las ocas de Meidum".
Reconstrucción de la pared norte del corredor de la Capilla de Atet

Ocas de Meidum (detalle parte izquierda de la representación

Ocas de Meidum (detalle parte derecha de la representación

Las ocas de la capilla de Atet fueron realizadas siguiendo la técnica pictórica egipcia más convencional. El fondo tiene un tono azulado y la disposición de las aves se despliega entre líneas oscuras que delimitan los registros. En este espacio los grandes protagonistas son seis ocas, organizadas en dos grupos y en una disposición de carácter simétrico.
Las aves de los extremos dirigen el cuello hacia el suelo y con el pico ligeramente abierto parecen buscar algo que picar. Las otras aves se muestran perfectamente erguidas, mirando en direcciones opuestas y en idéntica actitud. Llama la atención el cuidado con el que han sido representadas, lo que permite la identificación concreta de su especie y, a la vez, otorga una gran belleza plástica. Especialmente remarcable es el plumaje, que ha sido tratado con todo lujo de detalles. La forma y texturas de las plumas, más o menos alargadas, algo más irregulares en algunos puntos o bien plasmadas casi a modo de escamas, se realizaron fundamentalmente utilizado pincelas formando tramas, que permiten contrastar distintos tonos de un mismo color o gama.
La figura de las aves se alterna con la presencia de diversas plantitas, de formas distintas, realizadas con pinceladas libres (de gran similitud con los trazos que dieron fama a los artistas del Impresionismo, aunque sorprendan sus 4600 años de antigüedad). Algunas de estas pequeñas matas se muestran delicadamente floridas, efecto subrayado con la técnica de aplicar un delicado punteado rojizo. Hay que tener en cuenta la disposición no completamente simétrica de las plantas y que la primera que aparece a la derecha, en una colocación incoherente en relación con la disposición de las ocas, debe su posición al hecho de formar parte de una imagen situada más a la derecha, en la se representó la iconografía de una red para atrapar.
De los personajes que tiran de la cuerda de la red y de los situados en el registro que quedaba por debajo, quedan leves indicios en el fragmentos pictórico que integra a las Ocas de Meidum, siendo visible en el límite superior diversos fragmentos de representaciones de unos pies (por encima de la línea oscura del registro), y en la parte de baja del fragmento puede observarse la imagen parcial al menos de una mano (por debajo de la línea de registro).
La estructura prácticamente simétrica de la escena, únicamente queda rota por el cromatismo, disposición y tipología de algunos elementos. Estas variaciones ofrecen una interesante riqueza óptica, consiguiendo contrastes que llenan de ritmo y viveza a la representación. Por ejemplo, las ocas erguidas orientadas a la izquierda, aunque corresponden a la misma especie, no son completamente iguales en algunos de sus detalles. Las diferencias todavía resultan más notables en las aves de la derecha que, aunque también corresponden ambas a la misma especie, no son iguales en muchos de los rasgos: una luce el buche a topos, mientras que la otra muestra un tramado; una luce tres líneas blancas en el plumaje de las alas, mientras que la otra tiene líneas blancas en la zona de la pechuga, etc. Es como si el artista quisiera integrar en cada ave un rasgo distintivo, que las diferenciara e identificara de forma concreta.
En el grupo de aves erguidas de la derecha también puede observarse que la que se encuentra en primer plano tiene una importante superposición sobre el ave en segundo plano, lo que hace que las patas azulonas de ambas reposen muy juntas en el suelo. Por el contrario, las aves del grupo de la izquierda quedan menos superpuestas la una sobre la otra, lo que permite que el espacio inferior resulte más holgado y ayude a la colocación más armónica de una plantita entre las rojizas patas de los animales.

Corredor
Dintel y jambas.- Representación del difunto, esposa y familia. Nefermaat en la parte superior, mientras que en la inferior se encuentra Atet y la familia de ambos. La jamba del muro norte se encuentra en el Instituto Oriental de Chicago, con el número de registro OI 9002. La parte superior de la jamba sur está en Bristol, registrada con el número H3571; la parte inferior, en Edimburgo registrada con el número 1910.153.
Muro norte (núm. 1 en plano).- En la parte superior hay una escena de sacrificio de ibis que se encuentra en Cambridge, clasificado con el número E. 23.1910. Tras esa escena, seis registros. El primer y último registros están en Copenhagen (Ny Carlsberg Glyptotek) clasificados con los números AEIN 1133b y AEIN 1133A, respectivamente. Las escenas son las siguientes: Primer registro, entrega de ofrendas al difunto, se hace referencia a "portar vino" (iTi irp). Segundo registro y tercero están relacionados: en el segundo tres hombres portan aves, el primero una grulla y en signos jeroglíficos se puede leer "establos" o "granjas" (mDwt) referido posiblemente a animales de granja, mientras que en el tercer registro aparecen representados un buey y un orix; sobre el buey está escrito "animales jóvenes" (crías de ganado) - rn(w) -. El cuarto registro contiene una escena con dos hombres en una canoa; a la izquierda de la misma se puede leer "salir en el estanque" (prt m SA). En el quinto registro, escena de caza de aves con red y, en el registro inferior, un hombre joven flanqueado por dos babuinos y a la cabeza un ibis.
Muro sur (núm. 2 en plano).- De este panel apenas queda parte de los tres registros superiores. El primero, en el que están representados unos carniceros, se encuentra en Bruselas y los títulos en el British Museum. El segundo registro, en donde se muestra a unos hombres llevando animales, está en Múnich (Staatliche Sammlung) con el número de registro GI 103a-b. El tercer registro, con unos hombres construyendo una canoa, se puede ver actualmente en Múnich, clasificado con el número 103.

Algunos de los objetos hallados
Tumba Sur (Nefermaat):
- Fragmentos de jeroglíficos pintados pertenecientes a la fachada.- Hoy se encuentran en el Museo de la Universidad de Pensilvania (Philadelphia).
- Fragmento de estela hallada frente a la cámara funeraria.- En el Museo de Manchester.
- Puerta de madera hallada al final del corredor.
- Ataúd de madera fragmentado.
- La momia de Nefermaat estaba fragmentada y varias partes desperdigadas por el suelo de la cámara funeraria. La cabeza estaba separada del tronco envuelta en lino al igual que otras partes de su cuerpo. Petrie, que fue el que halló el cuerpo, llegó a la conclusión de que la carne había sido retirada del cuerpo antes de proceder a su vendaje debido a que el lino se hallaba directamente adherido al hueso desnudo y entre ambas piezas tan sólo halló una sustancia marrón verdosa. Sin embargo, no tuvo en cuenta que la piel puede desaparecer hasta el punto de que el lino parezca hallarse adherido al hueso, resultando que esa sustancia marrón verdosa hallada entre el lino y el hueso eran los restos de la piel.

Tumba Norte (Atet):
- Varios fragmentos de cerámica.- Petrie Museum.
Fragmento mural de la mastaba de Nefermaat cuyo registro central muestra dos ánades picoteando el suelo entre diversas plantitas y una e la caza de aves con red. En el registro inferior se conserva una representación de carácter agrícola.

La dimensión narrativa de la escena de las Ocas de Médium, como fragmento de una imagen mucho mayor, debe buscarse en el contexto y ámbito temático en el que se integraba. Afortunadamente, dicho marco ha podido ser bastante reconstruido.
Las Ocas de Meidum se situaron encima de un registro que alude a la abundancia alimenticia y agrícola; y, a la vez, las ocas delimitan una escena en la que se plasma la captura de aves [Dicha captura, conseguida mediante una red de aspecto hexagonal, es una temática que se repite en otros fragmentos conocidos de la mastaba de Nefermaat, por lo que quizá pudo estar relacionada con alguna predilección personal de los propietarios de la mastaba. En cualquier caso, la caza (y también la pesca), están muy presentes en la imaginería egipcia de todos los tiempos, posiblemente por sus ricas implicaciones metafóricas.
La pintura de las Ocas de Meidum parece captar un momento de tranquilidad campestre vivido por unas aves bien alimentadas y con el buche lleno, antes de ser capturadas por la red. Se las muestra despreocupadas y ajenas a lo que se les avecina, sin ni tan siquiera aletear. Lejos de ser seres mostrados como el salvaje caos, o como una bandada ruidosa, o como un desordenado grupo de animales espantados; a las ocas se las representa sosegadas, casi en formación y como con cierta parsimonia (como efectivamente se mueven a menudo estas aves cuando caminan por el suelo). No se trata de aves que vuelen o reaccionen a la amenaza de la red, sencillamente están ahí y luego son cazadas. La iconografía, por tanto, parece recrear una situación ideal de caza rápida y fácil.

Fragmento mural de la capilla de Atet conservado en la gliptoteca Ny Carlsberg (Copenhague), en la que aparece una escena de caza de aves con red y otro registro que muestra un par de monos, uno de ellos atrapando la cola de una barza, y un niño entre los animales

Las Ocas de Meidum son una de las creaciones artísticas más conocidas entre las múltiples obras conservadas en el Museo Egipcio de El Cairo. Más allá de su integración en un contexto temático más amplio, lo cierto es que esta imagen constituye una de las más elevadas y sofisticadas creaciones pictóricas realizadas por los artistas del antiguo Egipto. Las sutilezas en su composición, la calidad de sus detalles, el equilibrio de su policromía y la verosimilitud, son aspectos que las transforman en algo que no tendrá parangón en la pintura que conocemos del Imperio Antiguo y que parece poner las bases de lo vendrá después. Aunque se trata de una obra generada en el remoto marco cronológico de principios de la Dinastía IV, los recursos utilizados en las Ocas de Meidum no nos hablan sin embargo de tanteo o de experimentación, sino que parece tratarse de una creación precisa y madura, perfectamente formulada y genialmente elaborada.

En Meidum, al Norte de la pirámide, se extiende una necrópolis de mastabas que Auguste Mariette exploraba en 1871.

Pero fue su ayudante, Albert Daninos quien localizó en el interior de la mastaba de Rahotep y Nofret La mastaba de Rahotep y Nofret pertenece a la IV Dinastía (hacia el 2.360 aC.).
Rahotep construyó su mastaba en Meidum, la mastaba número 6, descubierta por el ayudante de Mariette en 1871, al nordeste de la tumba de su hermano Nefermaat.
Un trabajador egipcio entró cautelosamente en un compartimento oscuro, sólo para emerger casi inmediatamente, aterrorizado y hablando de forma incoherente. La luz de su antorcha había revelado dos pares de ojos que lo miraban fijamente, a los que describió como perteneciendo “… a dos seres humanos que vivían”.
Cuando entraron de nuevo en el compartimento, los excavadores encontraron dos estatuas notables, eran los dueños de la tumba, el príncipe Rahotep y la princesa Nofret. Los ojos de las estatuas, que reflejaron la luz de la antorcha del excavador, son de cuarzo (el blanco) y de cristal de roca (las pupilas).
Ahora, situadas en un lugar preeminente en una de las salas más concurridas del Museo de El Cairo, las esculturas de Rahotep y Nofret están muy lejos de atemorizar a los visitantes que, por el contrario, se sienten atraídos y fascinados por su imponente aspecto y por la fuerza vital que ciertamente la pareja parece irradiar. 

Aunque no constituyen un grupo escultórico, se trata de dos esculturas independientes, resulta obvio que ambas fueron creadas manteniendo un criterio unitario, lo que se evidencia en la presentación general y en las dimensiones casi idénticas. También la plasticidad y tratamiento técnico es coincidente, ya que las dos obras fueron talladas en piedra caliza, que luego fue estucada para dotar la superficie de color y, en ambas, los ojos fueron incrustados con cuarzo blanco y cristal de roca. La posición de los dos personajes también es muy similar: aparecen sentados en una especie de tronos de respaldo alto, de color blanco, que se extiende tras la espalda  de los personajes y sirve de pilastra dorsal. Este elemento genera un fondo que permite contrastar las figuras y, a la vez, proporciona solidez y estabilidad a la representación. Así, además, se genera una superficie adecuada sobre la que inscribir de un modo muy visible los nombres y títulos de los personajes. En la parte baja se sitúa una especie de podio de color negro sobre el que descansan los pies de Rahotep y Nofret, y en el que no se realizaron inscripciones. El color oscuro de esta base, en contraste con el blanco de los tronos, ayuda a conseguir un efecto de profundidad y de ritmo visual.
Rahotep debió ser un personaje relevante en la corte faraónica de su tiempo. Fue posiblemente hijo del faraón Esnofru y parece que compatibilizó cargos religiosos con tareas civiles y posiblemente militares. Entre sus títulos destaca el de sacerdote de Ra, con el añadido: “el más grande de los profetas”, común en Heliópolis. No obstante, es especialmente sugestivo el cargo de “Director de Expediciones”, lo que nos hace imaginar a un hombre aventurero, enérgico y curioso; y, sobre todo,  resulta llamativo el título de “Jefe de Construcciones”, lo que puede relacionar a Rahotep con el diseño y construcción de algunas de las grandes obras de principios del Imperio Antiguo y es tentador pensar que sobre sus hombros pudiera haber recaído la responsabilidad de atender la construcción de las diversas pirámides de Esnofru.
A pesar de su elevado rango, en la escultura conservada en el Museo de El Cairo a Rahotep se le muestra con un atuendo de lo más sencillo y austero. Aparece con el torso desnudo y luciendo únicamente un faldellín blanco, con una cinta anudada a la cintura. Destaca su piel intensamente morena, uno de los requisitos fundamentales en los cánones de la belleza masculina en Egipto. A diferencia de otros muchos casos, Rahotep no porta peluca y muestra su pelo, muy corto, a lo que hay que añadir el magnífico detalle del coqueto bigote.
En el rostro de Rahotep es remarcable la voluntad de verismo, plasmando unos rasgos individualizados y armoniosos. Son especialmente llamativos los ojos, realizados con incrustaciones de cuarzo blanco y cristal de roca de un tono marrón muy claro, casi miel. El brillo de estas incrustaciones dota de un vigor muy especial a la mirada e intensifica de modo muy efectista la sensación de realismo. Unos ojos que además se realzan con una suave línea de maquillaje que se extiende por el lagrimal hacia la nariz y que solo subraya levemente el rabillo.
Además del bigote y del sutil toque de maquillaje, Rahotep luce como elemento ornamental un discreto colgante formado por una pieza lobulada que se sujeta con un cordón corto entorno al cuello, colgando a modo de gargantilla. Creo factible que este amuleto represente una tortuga, un tipo de talismán especialmente propio del Imperio Antiguo y que, entre otras connotaciones, era considerado un símbolo de renacimiento y regeneración.

En lo que respecta a la postura, Rahotep se muestra sentado con los pies juntos, de un modo estático que llama la atención sobre la gestualidad de las manos y brazos. El personaje luce los puños cerrados, uno descansando sobre la pierna y el otro colocado sobre el pecho, como marcando el lugar del corazón. El corazón tenía en el pensamiento egipcio una relevancia especial, más aún de cara al mundo funerario y ante el Más Allá, ya que era considerado sede de energías espirituales, de la conciencia, el lugar donde el ba podía asentarse para siempre. En la imaginería egipcia tocarse el corazón era un gesto lleno de significado, siendo una expresión de sinceridad, pureza y respeto; y, en algunos contextos, de saludo y alabanza. Rahotep, por tanto, perpetuó su imagen indicando que su actitud ante la eternidad la afrontaba “de corazón”, encarando la nueva existencia abiertamente y sin mostrar reservas.
En contraste con el tratamiento minucioso del rostro y de la musculatura tensa del torso, las piernas y los pies se presentan de un modo algo burdo y de aspecto desproporcionado. Ello, no obstante, es también una característica bastante común en las obras escultóricas del Imperio Antiguo.
Al observar la imagen de Nofret, teniendo al lado a su esposo Rahotep, llama especialmente la atención el tono amarillento de su piel. En el caso de las féminas, al contrario que en los hombres, el color lívido en la piel era muy valorado como expresión de belleza y sensualidad. Y Nofret, ciertamente, se muestra con una piel clara que en su época era muy apreciada. Una palidez que se presenta incluso en los labios, quizá incluso maquillados para apagar su rubor.
En el rostro de Nofret el verismo se ha cuidado al detalle. Como en la escultura de su compañero, los rasgos de esta mujer resultan personales e inconfundibles. También ella luce unos ojos confeccionados con incrustaciones de cuarzo y cristal de roca, aunque en este caso de color azulado. Igualmente, para darles aún más realce, su perfil fue recorrido con una línea de maquillaje que, como en el caso de Rahotep, se extiende hacia el lagrimal.
Nofret se presenta con el aspecto sofisticado de una dama de alta posición, adecuado al rango de una mujer que portaba el honorable título de “Conocida del Rey”. De modo que su aspecto nos muestra la última moda en el mundo de la corte de principios del Imperio Antiguo, siendo un elemento destacable la peluca bipartita formada por una sucesión de mechones que se superpone al pelo natural, que, no obstante, resulta parcialmente visible en la zona del flequillo.

En el atuendo de Nofret puede observarse un vestido de tirantes, largo hasta casi los tobillos y muy ajustado. Ello se complementa con una especie de capa, también muy ajustada, que cubre hombros y brazos, pero que no disimula la forma de sus pechos y que, a la vez, deja adivinar los pezones como a través de la tela. Este efecto se consigue de un modo magistral y sorprende especialmente la capacidad técnica conseguida en un momento aún muy temprano en el arte egipcio y considerado precursor de la gran estatuaria privada que tanto énfasis tomará después.
El ajustado atuendo de Nofret prácticamente solo deja visible una mano, también muy pálida, que estratégicamente se sitúa en las proximidades del corazón. Se trata, por tanto, de un gesto muy similar al realizado por Rahotep y con idéntica simbología. Nofret, como su esposo, se presenta ante el Más Allá aludiendo a la vida que encierra en su corazón, a la pureza que en él palpita y como subrayando el lugar donde espera que su espíritu encuentre una eterna morada.
Dado que en la indumentaria de Nofret destaca especialmente el color blanco y que su propia piel es extremamente pálida, lo único que aporta contraste de color a la obra son algunos de los ornamentos. La oscura peluca en este sentido resulta especialmente llamativa, pero además viene destacada con una cinta con motivos florales, formado sobre todo por una sucesión de rosetas. A esta flor en Egipto se le atribuían cualidades mágicas y protectoras, además de una rica simbología. En este caso posiblemente las rosetas sean una alusión a la fertilidad y un recurso para exaltar la feminidad. No obstante, la mayor riqueza de color en la escultura de Nofret se despliega en el amplio collar que se extiende sobre el pecho, amplio y llamativo, formado por diversas franjas de color rojo, azul aturquesado y verde.
Rahotep y Nofret, con su aspecto solemne y elegante, son un reclamo ineludible en el Museo de El Cairo. Quienes observan estas sensacionales obras de arte se sienten atraídos por su intenso colorido y su magnífico estado de conservación, y, sobre todo, por el pálpito de vida que parecen irradiar. Rahotep y Nofret, con sus miradas de brillantes y penetrantes, se perpetúan sentados el uno junto al otro, como observando a quienes desde todas partes del mundo viajan para contemplar su belleza. Rahotep y Nofret parecen responder la mirada de quien los contempla, parecen impertérritos pero próximos. De alguna manera, con su porte digno e inconmovible, esta eterna pareja parecen los anfitriones del propio Museo de El Cairo, parecen vitales y acogedores; y paradójicamente, como por la fuerza de una extraña magia, parecen convertir al visitante del museo cairota en un invitado de piedra que solo puede paralizarse y rendirse ante el atractivo de su presencia.

Próximo Capítulo: Dinastía IV



[2] Aleación de oro y plata, en proporción aproximada de 4:1, similar al actual oro blanco.



[1] Meroe o más correctamente Reino Meroítico es el nombre de un reino que surgió en Nubia (también conocido como Kush o Cus en la Biblia) de 400 a. C. hasta 300 d. C. y lleva el nombre de su capital, la ciudad de Meroe; fue continuador del Reino de Napata.

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