lunes, 27 de enero de 2020

Capítulo 6 - Dinastía IV



Dinastía IV de Egipto
La Cuarta Dinastía forma parte del Imperio Antiguo de Egipto. Se inicia cerca de 2630 a. C. con el reinado de Seneferu y termina ca. 2500 a. C. con el de Shepseskaf (o tal vez con Dyedefptah, citado por Manetón). Estos faraones mantuvieron su capital en Menfis, como los de la dinastía III. No se conoce bien cómo finalizó esta dinastía; el único indicio es que varios dirigentes y altos funcionarios de la cuarta dinastía están documentados permaneciendo con el mismo cargo durante la siguiente dinastía V bajo el reinado de Userkaf.

La dinastía IV en los textos antiguos

·       La Lista Real de Abidos y la Lista Real de Saqqara nos muestran los faraones más importantes de esta dinastía.
·       El Canon Real de Turín, que registra algunos nombres de los reyes de esta dinastía, cita dos nombres perdidos, que el escriba indicó con la palabra egipcia usf, "perdidos".
·       Sexto Julio Africano informa que Manetón dio los nombres Bijeris y Tamftis en esas posiciones, mientras que Eusebio de Cesárea no los menciona. Algunas autoridades (tal como K. S. B. Ryholt) sugieren que Africano da una posible versión egipcia de estos nombres en su lista; otros lo descartan totalmente.
·       Los primeros documentos conocidos del contacto de Egipto con sus vecinos son escritos durante esta dinastía. La Piedra de Palermo registra la llegada de cuarenta barcos cargados con madera procedentes de una tierra extranjera innominada durante el reinado de Seneferu.
·       Los nombres de Jufu y Dyedefra se grabaron en las canteras de gneis el desierto occidental, 65 km al noroeste de Abu Simbel; objetos fechados en los reinados de Jufu, Jafra, y Menkaura se ha descubierto en Biblos y del reinado de Jafra aún más lejos, en Ebla, como evidencia de obsequios diplomáticos o tratos comerciales.

LA REALEZA Y LA VIDA DESPUÉS DE LA VIDA
Para una mente moderna, especialmente para una que no goce ya de una experiencia religiosa, o de una fe profunda, no es fácil entender las razones que justifiquen el aparente despilfarro en proyectos de tan enormes proporciones y tan aparentemente inútiles como el que supone la construcción de las pirámides. Esta falta de comprensión se ve reflejada en las innumerables teorías esotéricas sobre su cometido y su origen. Su profusión se ve asistida por la casi total reticencia de los textos egipcios a tratar el tema.
En el Antiguo Egipto, el faraón gozaba de una posición especial como mediador entre los dioses y su pueblo, una dicotomía divina y humana que le hacía responsable ante ambos. Su nombre de Horus le identificaba con el Dios-Halcón del que era una manifestación, y su nombre nebty, "las Dos Señoras", que le relacionaban con las dos diosas tutelares de Egipto, Nekhbet y Wadjet.
Él compartía la designación de netjer con los dioses, aunque normalmente se le calificaba como netjer nefer, o “dios menor”, aunque también podría interpretarse como “dios perfecto”.
Desde el reinado del faraón Khafra en adelante, se incorporó a su nombre el título de “Hijo de Ra”. El faraón habría sido escogido y aceptado por los dioses y, después de su muerte, se retiraría en su compañía. El contacto con los dioses, conseguido mediante ritual, era prerrogativa suya, aunque por razones prácticas los elementos más mundanos se delegaban en los sacerdotes.
Para el pueblo egipcio, su faraón era el garante de que el mundo continuase su ordenado funcionamiento: El cambio normal de estaciones, el regreso de la crecida anual de El Nilo, y los previsibles movimientos de los cuerpos celestes, pero también la seguridad frente a las amenazadoras fuerzas de la Naturaleza, así como de los enemigos más allá de las fronteras de Egipto.
La eficacia del faraón en el cumplimiento de sus compromisos era pues de vital importancia para el bienestar de cada ciudadano.
La disidencia interna era mínima, y el apoyo incondicional, real y amplio. Los mecanismos coercitivos estatales, tales como la policía, brillaban por su ausencia; la gente estaba atada a su tierra, y el control sobre cada individuo era ejercido por las propias comunidades locales que estaban cerradas a desconocidos.
El rol del faraón no acababa con su fallecimiento: Para aquellos de sus contemporáneos que habían sido enterrados en las proximidades de su pirámide, y para aquellos involucrados en su culto funerario, su relación con el finado continuaría para siempre. Así que había un interés generalizado en salvaguardar la posición y el estatus del faraón después de su muerte, tanto como lo había habido durante su vida.
En este punto de la Historia de Egipto, la monumentalidad constituía una forma importante de expresar dicho concepto. Dado el grado de prosperidad económica que el país disfrutaba, la disponibilidad de mano de obra, y el alto nivel de la administración, no hay duda alguna de que los egipcios estaban perfectamente capacitados para llevar a cabo con éxito los grandes proyectos piramidales. El intento de encontrar motivos y fuerzas extrañas detrás de todo ello parece fútil, estéril e innecesario.
Las tumbas de los miembros de la familia real, sacerdotes, y altos cargos de la Dinastía III estaban separadas de las zonas exclusivas de las pirámides. Casi todas ellas se siguieron construyendo en adobe, aunque existen en Saqqara algunos ejemplos anteriores de tumbas-mastabas privadas construidas de piedra.
Sin embargo, en la Dinastía IV dichas tumbas, ya hechas de piedra, rodeaban las pirámides como si formasen parte integrante del mismo complejo; y así es como en realidad habrían sido percibidas. Puesto que muchas de ellas habrían sido obsequios del faraón y construidas por artesanos y artistas, el volumen de las actividades reales de construcción era mucho mayor de lo que las propias pirámides podían representar.
Enormes campos de tumbas-mastabas construidas según un plan general, separadas por calles que se cruzaban en ángulo recto, son únicas de la Dinastía IV, y en particular son conocidas las de alrededor de la Pirámide de Meidum - la pirámide del norte de Sneferu - en Dahshur, y la de Khufu en Giza.
No se debe olvidar que la mayoría de la evidencia de que disponemos para reconstruir el Imperio Antiguo proviene de los contextos funerarios, lo que acarrea la posible tendencia a la parcialidad. Los asentamientos del Imperio Antiguo rara vez han sido conservados o excavados, con la excepción de las ciudades de Elefantina y Ayn Asil, raros ejemplos de supervivencia.
El nivel de tecnología se puede deducir de los proyectos en los que se haya aplicado, pero falta la información detallada. Por ejemplo, sólo gracias a fuentes posteriores al Imperio Antiguo sabemos que los constructores de pirámides jamás utilizaron vehículos de rueda, aunque la rueda ya se conocía.

LA ECONOMÍA Y LA ADMINISTRACIÓN EN EL IMPERIO ANTIGUO
El enorme volumen de construcción realizado durante los dos siglos en que los faraones de las Dinastía III y IV de Manetón mantuvieron el poder, tuvo un profundo impacto en la economía y en la sociedad egipcias. Pero sería un error menospreciar el enorme esfuerzo y experiencia que se requirió en la construcción de grandes tumbas-mastabas de adobe en el Período Dinástico Temprano, si bien la construcción de pirámides de piedra puso tales empresas en un plano superior totalmente diferente e inesperado.
El número de profesionales requeridos tiene que haber sido enorme; en especial si se tienen en cuenta todos aquellos involucrados en las canteras y el transporte de bloques de piedra, la construcción de las rampas de aproximación, y la logística que todo ello conlleva, como la provisión de alimento, agua, y necesidades subsidiarias, así como el mantenimiento de herramientas y equipos, y otras actividades anejas.
La economía egipcia no estaba basada en mano de obra esclava. Incluso si se acepta que la mayoría del trabajo se hubiese podido realizar durante el período anual de inundación que hacía imposible trabajar en el campo, una gran parte de la mano de obra que se requería para la construcción de las pirámides, tendría que haberse desviado de las tareas agrícolas y de las derivadas de la producción de alimento.
Esto debe de haber ejercido una considerable presión sobre los recursos existentes, y supuesto un fuerte estímulo en los esfuerzos para aumentar la producción agrícola, en mejorar la administración del país, y en desarrollar un método eficaz para recabar impuestos, y buscar fuentes adicionales de ingreso y mano de obra fuera del país.
La demanda de producción agrícola egipcia cambió de forma drástica con el inicio de la construcción piramidal debido a la acuciante necesidad de mantener a aquellos a los que se había retirado de la producción de alimento. El consumo y las expectativas de los que se habían integrado en la élite administrativa aumentaron en línea con su nuevo estatus social. Pero, las técnicas agrícolas eran las mismas.
La principal contribución estatal era organizativa, como podían ser la prevención de hambrunas locales mediante la aportación de excedentes de recursos procedentes de otras localidades, la mitigación de los efectos de calamidades mayores, como sería el caso de inundaciones muy bajas, el arbitraje en el caso de siniestros locales, y la mejora de la seguridad. Los trabajos de irrigación eran competencia de las administraciones locales, y los intentos de aumentar la producción agrícola iban encaminados a ampliar el terreno cultivable, para lo que el Estado estaba dispuesto a proporcionar mano de obra y otros recursos.
Todo esto iba de la mano de la necesidad de lograr una mejor organización administrativa del país y una forma más eficaz de recaudar impuestos. Los mayores centros de población existentes, en su mayoría propiedades reales, se convirtieron en capitales de distritos administrativos, o nomes, con la capital del reino estratégicamente situada en el vértice del Delta, proporcionando un calculado equilibrio entre el Alto Egipto, ta shemau, en el sur, y el Bajo Egipto, ta meu, en el norte.
Las ciudades del Imperio Antiguo están cubiertas por asentamientos posteriores, y muy especialmente en el Delta, donde con frecuencia se encuentran incluso por debajo del actual nivel de la capa freática. Estos asentamientos son, por lo tanto, en la práctica, arqueológicamente desconocidos; incluso la capital de Egipto aún no ha sido excavada, por lo que ciudades como Elefantina o Ayn Asil, en el Oasis Dakhla, son excepciones. Las primitivas comunidades de pueblos semiautónomos acabaron perdiendo su independencia y las tierras privadas prácticamente desaparecieron, siendo reemplazadas por haciendas de propiedad estatal. Los rudimentarios censos se transformaron en un sistema impositivo que lo abarcaba todo.
Durante la mayor parte del Imperio Antiguo, Egipto constituía un estado centralmente planificado y administrado, encabezado por un faraón que teóricamente era el dueño de todos los recursos, y cuyos poderes eran, prácticamente, absolutos.
Él podía disponer del pueblo, imponer cualquier tipo de trabajo obligatorio, recabar impuestos, reclamar los productos de la tierra a su criterio, aunque en la práctica estos poderes se viesen atemperados por un número de restricciones.
Durante las Dinastías III y IV, muchos de los altos cargos del estado estaban emparentados con la familia real, como continuación directa del sistema de gobierno del Período Dinástico Temprano. Su autoridad procedía directamente de sus estrechos lazos con el faraón. El puesto oficial más alto correspondía al visir, palabra convencional utilizada como traducción del término tjaty, responsable de la supervisión y funcionamiento de todos los departamentos estatales, con exclusión de los religiosos. Bajo los faraones de la Dinastía IV, hubo una serie de príncipes reales que ejercieron el visirato con espectacular éxito.
Los títulos de varios cargos representan una importante fuente de información sobre la Administración egipcia. Textos explícitos, detallados, como los del funcionario de la Dinastía IV, Metjen, son excepciones. La intensidad del control individual sobre cada individuo aumentó ahora de forma dramática, y el número de funcionarios a todos los niveles de la Administración creció en igual proporción.
La consecuencia fue que se abrió una carrera burocrática a competentes y preparados advenedizos, no emparentados con la familia real. A estos profesionales se les remuneraba por sus servicios de diversas formas, pero el más significativo era un contrato de arrendamiento ex officio de terreno real; normalmente se trataba de propiedades liquidadas con sus cultivadores.
Estas propiedades producían prácticamente lo que su personal necesitaba el comercio interno a este nivel económico se limitaba al trueque oportunista y la remuneración ex officio consistía en el propio excedente de la producción. La tierra acababa revirtiendo, al menos en teoría, al faraón, una vez que vencía el cargo oficial, de forma que podía asignarse de nuevo a otro funcionario. En un sistema económico que desconocía el dinero, esto suponía una forma muy efectiva de pagar los sueldos a los funcionarios, pero también representaba una substanciosa erosión de los recursos reales.

Faraones de la Dinastía IV



Lista Real de Abidos
Esta dinastía incluye algunos de los faraones más populares del antiguo Egipto, célebres por habérsele adjudicado construir las mayores pirámides, quizás lo más distintivo de Egipto. Casi todos los reyes de esta dinastía ordenaron erigir por lo menos una pirámide para servirles como cenotafio o tumba.

Seneferu

nb mȝˁ t (Nebmaat)
Señor de Justicia (Maat)


nb mȝˁ t (Nebmaat)
Señor de Justicia (Maat)


bik nwb (Bik nub)
Horus de oro


s n f r (Senefer)
Senefer "El bondadoso"
(Canon de Turín 3.9)



s n f r w (Seneferu)
Seneferu "El de las bondades"
(L R Saqqara nº 16)


s nfr w (Seneferu)
"El de las bondades"
(L R Abidos nº 20)


Seneferu, el fundador de la dinastía, es conocido por haber encargado construir tres pirámides, y algunos creen que era responsable de una cuarta. 
Jufu (Keops en griego), su hijo Jafra (Kefrén en griego), y su nieto Menkaura (Micerino en griego) lograron larga fama con la construcción de sus pirámides. Para organizar y alimentar a los trabajadores necesarios para erigir estas pirámides se requería un gobierno centralizado con amplios poderes, y los egiptólogos creen que el Imperio Antiguo mostró en este momento este nivel de sofisticación. 

Seneferu (s n f r w) fue el primer faraón de la dinastía IV, perteneciente al Imperio Antiguo de Egipto. Gobernó de ca. 2614 a 2579 a. C. También es conocido como Snefru o Snofru.
Es denominado Seneferu en la Lista Real de Abidos y la Lista Real de Saqqara. En el Canon de Turín se indica que Senefer (snfr) gobernó 24 años. Manetón lo llamó Soris, según Julio Africano en la versión de Jorge Sincelo, y comenta que reinó 29 años. Heródoto lo llamó Rampsinitos.
Posiblemente procediera del Egipto Medio y fuese hijo de su antecesor Huny. Su esposa principal fue Hetepheres I, la madre de Jufu (Keops).
En la "Piedra de Palermo" se recogen sus campañas militares contra Nubia y Libia, efectuadas para asegurar las fronteras del reino.
Durante el reinado de Seneferu la construcción de las tumbas reales sufrió cambios importantes. Se introdujo la separación en templo, acceso y lugar de culto.
La pirámide de Meidum, ya vista anteriormente, probablemente fue comenzada por Huny y terminada por Seneferu. Medía 146 m x 146 m con una altura de 92 m y se diseñó inicialmente como pirámide escalonada o mastaba de ocho gradas. Posteriormente se completaron los espacios entre las gradas con bloques de piedra para darle forma de pirámide, dando lugar a la primera pirámide "clásica" monumental. La cámara funeraria, por primera vez no se halla en la roca, bajo la pirámide, sino en la propia construcción.
En Dahshur ordenó erigir dos pirámides de unos cien metros de altura: la Pirámide acodada o romboidal, construida con ocho caras laterales (cuatro triangulares y cuatro trapezoidales), y una segunda, la Pirámide Roja, con forma de pirámide clásica.

Dashur. Pirámide Romboidal  
Mirando hacia el sur desde la Pirámide Escalonada de Saqqara, se le  divisa en la lejanía, con sus inconfundibles perfiles jalonando el horizonte del desierto.
Dashur es otra de las delimitaciones convencionales de la gran necrópolis menfita. 
Se trata de una inmensa extensión ondulada de montículos de arena y tierra, un par de kilómetros al sur de las pirámides más meridionales de Saqqara Sur, cerca del actual poblado rural de Dashur, y a sólo seis kilómetros de la antigua Menfis. En esta zona, que hasta hace pocos años no se podía visitar por estar enclavada en terreno militar, existen cinco pirámides. Tres de ellas (Amenemhat II, Sesostris III y Amenemhat III) pertenecen al Imperio Medio y se encuentran muy arruinadas. Pero las otras dos, las de Snefru, remontándose a casi los comienzos del Imperio Antiguo, se hallan entre las más enteras de todo Egipto y, en cuanto a dimensiones, son las más grandes después de las de Keops y Kefrén. En pocos sitios se puede observar mejor que aquí la paradoja que se da en la arquitectura faraónica: el hecho de que las pirámides más grandes y mejor conservadas sean a la vez las más antiguas. 

La Pirámide Romboidal de Snefru en Dashur es una pirámide excepcional por varias razones. Es la única que cambia de ángulo de inclinación (de 54º a 43º) en sus cuatro vertientes, ofreciendo un perfil insólito que no se repetirá en ninguna pirámide egipcia, con sus aristas quebradas en ángulo obtuso, y sus caras dobladas (pirámide doblada) como para formar las ocho facetas de un gigantesco diamante clavado en las arenas del desierto. 


Es la única que tiene dos entradas (una en la cara norte, como era preceptivo, pero otra en la cara oeste, caso excepcional en Egipto) con dos corredores que conducen a sendas cámaras funerarias, independientes entre sí.  
Es también la única pirámide que conserva un alto porcentaje de su revestimiento exterior primitivo de caliza fina, por lo que permite apreciar de cerca, mejor que cualquier otra, el extraordinario nivel de precisión que alcanzaron los antiguos egipcios en el trazado de las caras y aristas de las mayores pirámides.  
El porqué del insólito cambio de ángulo en la pendiente de la Pirámide Romboidal es objeto de discusión entre los estudiosos. Los arqueólogos se remontan aquí a un tiempo en que no sólo las pirámides, sino la misma arquitectura de piedra está inmersa en un proceso fundacional, de pura experimentación y constantes tanteos.
Es normal que con frecuencia surjan errores, rectificaciones y cambios en el proyecto. Comenzada como una pirámide con la fuerte inclinación de 54º, al detectar los constructores deficiencias en la estructura o en la solidez del terreno de la base, se decidió cambiar la inclinación de las caras a una pendiente menos arriesgada (43º). Por el mismo tiempo Snefru emprendería el proyecto de remodelación de la pirámide de Maidum, transformando la pirámide escalonada de su padre Huni en una pirámide de caras lisas.  


Vista de lejos, la Pirámide Romboidal, a diferencia de las restantes, parece estar casi totalmente recubierta de una capa de enlucido de color crema claro, tirando a blanco. Pero la aproximación al pie de la pirámide hace desvanecer lo que no es sino una ilusión óptica: lo que parecía una delgada cascarilla superpuesta a los sillares resulta ser el primitivo revestimiento de caliza fina de Tura de las caras de la pirámide, compuesto en sí mismo por bloques colosales en tamaño pero exactos en la precisión de sus cortes. Las vastas superficies de las caras de la pirámide son completamente planas; las aristas de las esquinas, perfectamente rectilíneas. Y el espectador anonadado, puede llegar a imaginarse el verdadero aspecto que tuvieron las pirámides en su tiempo: gigantescas moles geométricamente perfectas, austeras de líneas, visibles desde la lejanía reluciendo al sol.  
Los sillares de caliza fina del revestimiento de la parte inferior de la pirámide están colocados con cierto grado de inclinación hacia el interior, lo que hace su extracción más dificultosa de lo habitual y ello contribuyó a que fueran saqueados en menor grado que los de las restantes pirámides. Los sillares del revestimiento de la parte superior están instalados, en cambio, horizontalmente. La transición entre las dos partes de la pirámide está tan perfectamente realizada que cuesta creer fuera fruto de un cambio improvisado de proyecto, y se diría que la pirámide fue concebida tal como es desde el principio. Se conjetura si no se intentó reflejar simbólicamente la existencia de dos pirámides en una (dos pendientes, dos entradas, dos cámaras funerarias...).  
La entrada de la cara norte se abre a casi 12 m de altura y da paso a un corredor de 1,10 m de alto por 1,06 de ancho, que permite a una persona descender agachada a lo largo de una rampa de 25º de pendiente y 80 m de longitud, para adentrarse en lo más hondo de la pirámide. Los últimos 22 m están socavados en la roca del subsuelo. De pronto el corredor se hace horizontal y su techo se eleva bruscamente hasta los 12,60 m. Se trata de una antecámara o vestíbulo. Para llegar a la verdadera cámara funeraria hay que remontar esos 12 metros, accediendo a ella por el techo del vestíbulo; hoy esta operación se realiza usando un destartalado andamiaje con tambaleantes travesaños de madera que dejaron olvidado los últimos investigadores, mientras que la entrada a la pirámide permanece cerrada a los visitantes indefinidamente.  
La cámara funeraria tiene parecida estructura a la de la pirámide de Maidum: planta rectangular y falsa bóveda por aproximación de hiladas de las paredes, como si fuera el hueco interior de una pequeña pirámide de perfil muy puntiagudo. La altura total de la cámara alcanza los 17 m, y su vértice superior está cubierto por una sola losa horizontal.  
La entrada de la cara oeste de la Pirámide Romboidal se divisa desde el exterior, aparentemente inaccesible, a la desacostumbrada altura de 33 m, y está desplazada 14 m al sur del eje central de la pirámide. El corredor descendente fue despejado y explorado por primera vez en 1951. Su sección es parecida a la del corredor norte, y su longitud alcanza los 64,5 m, variando su pendiente de bajada (30º y 24º), hasta alcanzar el nivel del suelo de Dashur y hacerse entonces horizontal durante otros 20 m. El pasaje, bloqueado con bloques grandes de caliza sellados con yeso, fue desbloqueado en 1946, y en 1951 permitiría el acceso a otro pasaje secundario de 20m al cual llegan dos pasajes de cierre escalonado, ambas escaleras fueron utilizadas durante la construcción, la primera como galería de paso, y la segunda como construcción para sellar la tumba, entre ambos pasajes aparece una cámara de 4m de profundidad y de uso también desconocido. Las salas superiores desde las que llegan estos pasajes escalonados permanecían selladas, hasta que, con su apertura, se descubrió en su interior una gran estructura de madera de cedro. Dentro de las tumbas apenas los sarcófagos, algunas vasijas y animales momificados como búhos y murciélagos. Se cree que puede existir un tercer acceso, pero debe de permanecer aún bloqueado, porque aunque por sonido se detectan huecos internos, en la fachada no se aprecia abertura alguna. Además en esta pirámide se encuentra el sistema de cierre con rastra, inventado para la pirámide de Hawara. 
Tras atravesar unas cámaras de rastrillos para bloqueos se llega a la segunda cámara funeraria de la pirámide, situada a 4 m sobre el nivel del suelo y a pocos metros por encima del vértice de la falsa bóveda de la primera cámara. Esta segunda cámara funeraria es parecida en estructura a la primera. Mide 6,70 x 5,20 m de base, y su falsa bóveda de aproximación de hiladas alcanza una altura de 16,50 m.  
Las dos cámaras funerarias parecen independientes entre sí. Pero en realidad no lo son, pues en una época indeterminada alguien excavó un túnel, groseramente tallado entre los sillares, que consiguió conectar la primera cámara con el corredor de acceso a la segunda cámara. Los ladrones de tumbas ya habían hecho por aquí su visita, y los arqueólogos nunca encontraron restos humanos o materiales en su interior.  
La Pirámide Romboidal dispone de una pirámide subsidiaria situada cerca de su cara sur y exactamente alineada a su eje central. No se sabe la titularidad o el cometido de esta pirámide satélite. En la cara este se han excavado los restos de una capilla, con un altar flanqueado de dos grandes estelas, en una disposición muy semejante a la capilla este de la pirámide de Maidum. Una calzada de acceso parte del ángulo nororiental del muro de recinto para bajar en dirección al valle del Nilo, pero se interrumpe a medio camino al desembocar en un imponente templo de piedra, hoy muy arruinado, entre cuyos relieves se ha identificado el nombre del faraón Snefru. 
Con el aumento de la innovación en los proyectos de construcción de Sneferu, se espera que su última pirámide, la Pirámide Roja, muestre la mayor complejidad y cambio en la arquitectura hasta el momento. A primera vista, uno puede sentirse decepcionado al ver que la construcción de la Pirámide Roja parece ser más simple que su predecesora. Lepre señala que algunas de las innovaciones internas de las pirámides anteriores parecen faltar en el último monumento del rey. Aunque las cámaras y las bóvedas de enterramiento están todas presentes en el cuerpo principal del monumento, no se ha excavado ningún pasaje ascendente, ni hay evidencia de una entrada occidental o portcullis diagonal. Aunque la ausencia de estas características ha disuadido a muchos arqueólogos de seguir estudiando la Pirámide Roja, Lepre está convencido de que hay cámaras secretas que esperan ser descubiertas dentro de la superestructura de piedra. Teniendo en cuenta que aún no se han encontrado los restos del rey Sneferu, todavía puede ser posible que su sarcófago y su momia se encuentren escondidos en su última estructura misteriosa. Lepre afirma: "la pirámide roja sigue siendo una de las principales pirámides que posiblemente pueda contener cámaras secretas, y una de ellas puede ser la verdadera cámara funeraria del propio rey Sneferu". Independientemente de si esta conjetura es cierta, los arqueólogos modernos deben determinarla.          

Dashur. Pirámide Roja  
Al parecer, los dioses concedieron a Snefru vida y poder suficientes como para hacerse construir una tercera pirámide, dos kilómetros al norte de la Romboidal, la llamada Pirámide Roja, donde supuestamente descansaron sus restos (no se puede decir que para la eternidad, pues nunca han sido encontrados, en ninguna de sus tres pirámides). Puede ser significativo que la pendiente de esta tercera pirámide sea la misma que la pendiente 'menos arriesgada' (43º) de la parte superior de la Pirámide Romboidal; lo cierto es que con dicho ángulo, la Pirámide Roja resulta ser la de perfil más achatado de todas las de Egipto. 
Su nombre le viene del tono rojizo de los bloques de piedra local que componían el núcleo de la pirámide, que tras el saqueo del revestimiento de caliza fina de sus caras, quedaron a la vista y expuestos a la extrema intemperie del desierto, habiendo sufriendo la erosión de los vientos a lo largo de los siglos. De ahí su tan degradado aspecto.  

Con sus 220 m de lado-base y sus 104 m de altura, la Pirámide Roja resulta ser la tercera en volumen de las pirámides de Egipto, tras las de Keops y Kefrén. 
Si entendemos por 'pirámide perfecta' una pirámide de caras lisas (por contraposición a una escalonada), la Pirámide Roja de Dashur sería la primera pirámide perfecta de la Historia, tras los intentos fracasados de la Romboidal y del alisamiento de la de Maidum. La siguiente sería la Gran Pirámide de Keops, el hijo y sucesor de Snefru.
Por una abertura de entrada a 28 m de alto en su cara norte, se desciende agachado por un corredor de 1,20 m de alto y 27º de pendiente a lo largo de 63 m. Luego el corredor se hace horizontal y accede a una serie consecutiva de tres cámaras casi iguales. De planta rectangular, tienen un techo en falsa bóveda por aproximación de hiladas de dos paredes opuestas, formando un ángulo agudo cuyo vértice supera los 12 m de altura. La tercera cámara está más elevada que las dos anteriores y orientada de forma perpendicular a las dos primeras.  

La Pirámide Roja de Snefru es la única del Imperio Antiguo que conserva su piramidón, la piedra que remataba el vértice de la pirámide, ella misma con forma de pirámide también: la parte conteniendo al todo. Miembros del Instituto Arqueológico Alemán, que llevaban desde 1980, bajo la dirección de R. Stadelmann, realizando excavaciones en Dashur, hallaron el bloque monolítico fragmentado. Tras su recomposición fue instalado en los recintos del Templo Alto, del que apenas quedan unos muretes de adobe al pie de la cara este de la pirámide. Es de señalar que el grado de pendiente de las caras del piramidón es ligeramente más empinado que el de la misma pirámide.  
De la calzada de acceso y el Templo Bajo de la Pirámide Roja apenas quedan restos.  
Dentro de la pirámide roja de Sneferu

A la vista de la pirámide de Maidum, de cuya reconversión de escalonada a lisa fue su artífice, y de las Pirámides Romboidal y Roja de Dashur, que son la tercera y cuarta en tamaño, se puede concluir que el faraón Snefru fue el mayor constructor de la Historia de Egipto. Los volúmenes sumados de las tres pirámides de Snefru superan el volumen total de las pirámides de Giza.     A ello hay que añadir que en el periodo de los reinados de Huni y Snefru se construyeron a lo largo del valle del Nilo otras siete pirámides escalonadas más pequeñas (de entre 18 y 35 m de lado, la mayoría de tres escalones), sin corredores ni cámaras, que no tenían función de tumba, sino tal vez de mojones de reafirmación de la autoridad real. Las localizaciones de estas pirámides son:  
Seila (Oasis del Fayum). La más grande. Cinco escalones.  
Zawiet el-Mayitin. La única pirámide situada en la orilla oriental del Nilo.

Cuatro escalones.  
Abydos 
Nagada 
El Kula  
Edfú 
Isla Elefantina (Asuán) 

Las innovaciones arquitectónicas de Sneferu sirvieron como un catalizador para que los constructores de pirámides posteriores construyeran. El primer rey de la cuarta dinastía sentó un precedente desafiante para que sus sucesores coincidieran, y solo la Gran Pirámide de Khufu puede rivalizar con los logros de Sneferu. A medida que el tiempo avanzaba y la ideología cambiaba en el Antiguo Egipto, los monumentos de los reyes disminuyeron enormemente de tamaño. Como la Pirámide de Menkaure es solo una fracción del tamaño de las pirámides anteriores, el enfoque de la ideología egipcia podría haber cambiado de la adoración del rey a la adoración directa del dios sol, Ra. 

Relaciones exteriores 
Para permitirle a Sneferu emprender proyectos de construcción tan masivos, habría tenido que asegurar una gran cantidad de mano de obra y materiales. Según Guillemette Andreu, aquí es donde la política exterior del rey jugó un papel importante. Las conquistas de Sneferu en Libia y Nubia cumplieron dos propósitos: el primer objetivo fue establecer una fuerza laboral extensa, y el segundo objetivo fue obtener acceso a las materias primas y productos especiales disponibles en estos países.  Esto se alude en la Piedra de Palermo:
"[Reinado de] Sneferu. Año...
El edificio de las naves tuataua de mer madera.
de cien de capacidad, y 60 barcos reales de dieciséis de capacidad.
Incursión en la tierra de los negros, y el ingreso de siete mil
presos, hombres y mujeres, y veinte mil vacas, ovejas, y
cabras.
El traer de cuarenta barcos de madera de cedro (o tal vez cargados de cedro
madera")..." 

Según esta inscripción, Sneferu pudo capturar a un gran número de personas de otras naciones, convertirlos en prisioneros y luego agregarlos a su fuerza laboral. Durante sus redadas en Nubia y Libia, también capturó ganado para el sustento de su fuerza laboral masiva. Tales incursiones deben haber sido increíblemente devastadoras para las poblaciones de los países allanados, y se sugiere que las campañas en Nubia pueden haber contribuido a la difusión de la cultura del Grupo A de esa región.
Materiales de construcción reutilizados encontrados en el complejo piramidal de Amenemhat I, que se cree que originalmente fue una representación del festival Sed de Sneferu

Detalle de un relieve que muestra a Sneferu con la túnica blanca del festival de Sed, desde su templo funerario de Dahshur y ahora en exhibición en el Museo Egipcio.

Los esfuerzos militares de Sneferu en la antigua Libia llevaron a la captura de 11.000 prisioneros y 13.100 cabezas de ganado.  Aparte de la gran importación de cedro (probablemente del Líbano) descrita anteriormente, hay evidencia de actividad en las minas de turquesa en la península del Sinaí.  También habría proyectos de canteras a gran escala para proporcionar a Sneferu la piedra que necesitaba para sus pirámides.
El antiguo barco de madera de cedro de Sneferu, Praise of the Two Lands, es el primer ejemplo conocido de un barco al que se hace referencia por su nombre. 


Keops
mḏd (Medyed)
El que golpea
(Gran Pirámide de Guiza)

mḏd (Medyed)
El que golpea

mḏd r (Medyeder)
El que golpea
Para Los Dos señoras
nbw.y (Nebuy)
Los dos Horus de oro
 
ḫ f w (Jufu)
Jufu
(Lista Real de Abidos nº 21)

ḫ f w f (Jufuf)
Jufuf
(Lista Real de Saqqara nº 17)

ḫ w f w (Jufu)
Jufu
(Gran Pirámide de Guiza)

ẖnmu ḫ f w (Jnum Jufu)
Jnum me protege
(Gran Pirámide de Guiza)

Jufu (wfw en egipcio antiguo), Jéops, más conocido como Keops, fue el segundo faraón de la cuarta dinastía, perteneciente al Imperio Antiguo de Egipto. Reinó de ca. 2579 a 2556 a. C.
En la Lista Real de Abidos y la Lista Real de Saqqara se le denomina Jufu. Llamado Jeops) por Heródoto, y Sufis  por Manetón, Julio Africano, Eusebio de Cesárea y Jorge Sincelo. Se han encontrado cartuchos dibujados en la Gran Pirámide de Guiza con su nombre Jufu y el que pudiera ser su epíteto: Jnum-Jufu, «el dios Jnum me protege».
El Canon de Turín da 23 años de reinado, aunque su nombre es ilegible. Heródoto comentó que gobernó 50 años. Según Manetón, Sufis reinó 63 años (lo cual también se comenta en los escritos de Julio Africano y en la versión de Sincelo).
Khufu, nombre completo Khnum Khufu, conocido por los griegos como Keops,  fue el segundo faraón de la cuarta dinastía, en la primera mitad del período del Reino Antiguo (siglo 26 a. C.) Khufu sucedió a su padre Sneferu como rey. En general, se lo acepta como quien encargó la Gran Pirámide de Giza, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, pero muchos otros aspectos de su reinado están mal documentados.
El único retrato del rey completamente conservado es una estatuilla de marfil de tres pulgadas de alto que se encontró en una ruina del templo de un período posterior en Abydos en 1903. Todos los demás relieves y estatuas se encontraron en fragmentos, y muchos edificios de Khufu se perdieron. Todo lo que se sabe sobre Khufu proviene de inscripciones en su necrópolis de Giza y documentos posteriores. Por ejemplo, Khufu es el personaje principal observado en el papiro de Westcar de la 13ª dinastía.   
La mayoría de los documentos que mencionan al rey Khufu fueron escritos por antiguos historiadores egipcios y griegos alrededor del 300 a. El obituario de Khufu se presenta allí de manera conflictiva: mientras el rey disfrutó de una larga conservación del patrimonio cultural durante el período del Reino Antiguo y el Reino Nuevo, los historiadores antiguos Manetón, Diodoro y Herodoto dan una descripción muy negativa del carácter de Khufu. Gracias a estos documentos, persiste una imagen oscura y crítica de la personalidad de Khufu. 
El nombre de Khufu estaba dedicado a la deidad de la tierra Khnum, lo que podría indicar un aumento de la popularidad y la importancia religiosa de Khnum. De hecho, varios títulos reales y religiosos introducidos en su época pueden señalar que los faraones egipcios trataron de acentuar su origen y estatus divinos dedicando sus nombres oficiales de cartucho a ciertas deidades. Es posible que Khufu se haya visto a sí mismo como un creador divino, un papel que ya le fue dado a Khnum, el dios de la tierra, la creación y el crecimiento. Como consecuencia, el rey conectó el nombre de Khnum con el suyo. El nombre completo de Khufu (Khnum-khufu) significa "Khnum me protege" 
El faraón usó oficialmente dos versiones de su nombre de nacimiento: Khnum-khuf y Khufu. La primera versión (completa) muestra claramente la lealtad religiosa de Khufu a Khnum, la segunda versión (más corta) no lo hace. No se sabe por qué el rey usaría una versión abreviada ya que oculta el nombre de Khnum y la conexión del nombre del rey con este dios. Sin embargo, podría ser posible que el nombre corto no estuviera destinado a estar conectado a ningún dios. 

La familia real de Khufu era bastante grande. Es incierto si Khufu era en realidad el hijo biológico de Sneferu. La mayoría de los egiptólogos creen que Sneferu era el padre de Khufu, pero solo porque los historiadores posteriores lo declararon que el hijo mayor o un descendiente seleccionado heredaría el trono.  En 1925, se encontró la tumba de la reina Hetepheres I, G 7000x, al este de la pirámide de Khufu. Contenía muchos bienes preciosos, y varias inscripciones le dan el título Mut-nesut (que significa "madre de un rey"), junto con el nombre del rey Sneferu. Por lo tanto, al principio parecía claro que Hetepheres era la esposa de Sneferu, y que ellos eran los padres de Khufu. Más recientemente, sin embargo, algunos han dudado de esta teoría, porque se sabe que Hetepheres no ha recibido el título Hemet-nesut (que significa "esposa del rey"), un título indispensable para confirmar el estatus real de una reina.  En lugar del título del cónyuge, Hetepheres solo llevaba el título Sat-netjer-khetef (verbatim: "hija de su cuerpo divino"; simbólicamente: "la hija del cuerpo del rey"), un título mencionado por primera vez.  Como resultado, los investigadores ahora piensan que Khufu puede no haber sido el hijo biológico de Sneferu, pero que Sneferu legitimó el rango y la posición familiar de Khufu por matrimonio. Al hacer un apoteosis de su madre como la hija de un dios viviente, se aseguró el nuevo rango de Khufu. Esta teoría puede ser apoyada por la circunstancia de que la madre de Khufu fue enterrada cerca de su hijo y no en la necrópolis de su esposo, como era de esperar. 

Árbol genealógico 
La siguiente lista presenta a los miembros de la familia, que pueden ser asignados a Khufu con certeza. 
Padres: 
·       Sneferu: Muy posiblemente su padre, tal vez solo un padrastro. Faraón famoso y constructor de tres pirámides.
·       Hetepheres I: Muy posiblemente su madre. Esposa del rey Sneferu y conocida por sus preciosos bienes funerarios encontrados en Giza.
·       Cónyuges: 
·       Méritos I: Primera esposa de Khufu.
·       Henutsen: Segunda esposa de Khufu. La mencionan en la famosa estela de inventario.
·       Hermanos y hermanas: 
·       Hetepheres: Esposa de Ankhhaf.
·       Ankhhaf: El hermano mayor. Su sobrino más tarde se convertiría en el faraón Khafra.
·       Nefermaat: medio hermano; Enterrado en Meidum y propietario de la famosa "mastaba de los gansos".
·       Rahotep: hermano mayor o medio hermano. Propietario de una doble estatua de tamaño natural que lo retrata a él y a su esposa Nofret.
Retrato del príncipe Rahotep.

Hijos de Khufu: 
·       Kawab: posiblemente el hijo mayor y el príncipe heredero, murió antes del final del reinado de Khufu y, por lo tanto, no siguió a Khufu en el trono.
·       Djedefra: También conocido como Radjedef y Ratoises. Se convirtió en el primer trono sucesor.
·       Khafre: Posiblemente el segundo trono sucesor.
·       Djedefhor: también conocido como Hordjedef, mencionado en Papyrus Westcar.
· Baufra: Posiblemente un hijo de Khufu, pero no está atestiguado arqueológicamente ni contemporáneamente. Solo se conoce a partir de dos documentos muy posteriores.
·       Babaef I: También conocido como BAEF-I Khnum.
·       Khufukhaf I: También conocido como Kaefkhufu I.
·       Minkhaf I.
·       Horbaef.

Hijas: 
·       Nefertiabet: Conocida por sus hermosas estelas de losa.
·       Hetepheres II: esposa del príncipe Kawab, luego casada con el faraón Djedefra.
·       Meresankh II.
·       Méritos II: Casado con Akhethotep.
·       Khamerernebty I: Esposa del rey Khafra y madre de Menkaura.
Losa estela de la princesa Nefertiabet.

Nietos: 
·       Duaenhor: Hijo de Kawab y posiblemente nieto mayor.
·       Kaemsekhem: Segundo hijo de Kawab.
·       Mindjedef: También conocido como Djedefmin.
·       Djaty: Hijo de Horbaef.
·       Iunmin I: Hijo de Khafre.

Sobrinos y sobrinas: 
·       Hemiunu: Director del edificio de la gran pirámide de Khufu.
·       Nefertkau III: Hija de Meresankh II.

Se casó con Meretites y Henutsen, ambas enterradas en pequeñas pirámides, junto a la Gran Pirámide de Guiza. Parece que el hijo mayor de Keops, Kauab, no vivió para sucederle, y tras la muerte del faraón la familia se dividió en tres linajes, del tercero de los cuales surgió Jafra (Kefrén en griego). Le sucedieron cuatro de sus hijos: Dyedefra, Jafra (Kefrén), Dyedefhor y Baefra, que reinaron uno tras otro a la muerte de su padre.
Parece constatarse que durante el reinado de Jufu la monarquía alcanzó su mayor poder, como puede apreciarse por las disposiciones adoptadas durante su reinado, tendentes hacia la concentración total del poder en torno al faraón. Entre dichas disposiciones destacó el reforzamiento del cargo de chaty, nombrado personalmente por el propio faraón, asegurándose así el control casi absoluto sobre todos los estamentos del primer gran estado absolutista conocido.

Duración del reinado 
Aún no está claro cuánto tiempo gobernó Khufu sobre Egipto, porque los documentos que se han hecho históricamente posteriores se contradicen entre sí y las fuentes contemporáneas son escasas. El Canon Real de Turín desde la dinastía 19 sin embargo, da 23 años de regencia de Keops.  El historiador antiguo Herodoto da 50 años y el historiador antiguo Manetón incluso le acredita 63 años de reinado. Estas cifras ahora se consideran una exageración o una mala interpretación de fuentes anticuadas. 
Las fuentes contemporáneas a la época de Khufu dan tres piezas clave de información: una de ellas fue encontrada en el Oasis de Dakhla en el Desierto de Libia. El nombre del serekh de Khufu está tallado en una inscripción en la roca que reporta el " Mefat: viaje en el año posterior al 13º conteo de ganado bajo Hor-Medjedu". La segunda fuente se puede encontrar en las cámaras de alivio dentro de la pirámide de Khufu sobre la cámara funeraria. Una de estas inscripciones menciona a un grupo de trabajadores llamados "amigos de Khufu" junto con la nota "en el año del 17 ° conteo de ganado", pero se cuestiona si el número de años apunta a un recuento bienal de ganado, o si el número debe ser tomado textualmente. La evidencia más reciente de Wadi al-Jarf, sin embargo, da una tercera pista sobre la duración real del reinado: varios fragmentos de papiro contienen informes manuscritos de un puerto real en el actual Wadi al-Jarf. Las inscripciones describen la llegada de barcos reales con mineral precioso y turquesa en el "año después del 13° conteo de ganado bajo Hor-Medjedw". Por lo tanto, la fecha más alta conocida y cierta conservada de Khufu es el "Año después del 13° conteo de ganado". 
En un intento por resolver el enigma en torno a la verdadera duración de la gobernación de Khufu, los egiptólogos modernos señalan el reinado de Sneferu, cuando se realizó el recuento de ganado cada dos años de la gobernación de un rey. El ganado cuenta como un evento económico al servicio de la recaudación de impuestos en todo Egipto. La evaluación más reciente de los documentos contemporáneos y la inscripción en piedra de Palermo refuerzan la teoría de que el recuento de ganado en Khufu todavía se realizaba cada dos años, no anualmente, como se pensaba anteriormente. 
Egiptólogos como Thomas Schneider, Michael Haase y Rainer Stadelmann se preguntan si el compilador del Canon de Turín tuvo en cuenta que el conteo de ganado se realizó bienalmente durante la primera mitad del período del Reino Antiguo, mientras que la recaudación de impuestos durante la dinastía XIX se llevó a cabo todos los años. En resumen, todos estos documentos demostrarían que Khufu gobernó durante al menos 26 o 27 años, y posiblemente durante más de 34 años, si la inscripción en las cámaras de ayuda apunta a un recuento bienal de ganado. De hecho, si el compilador del Canon de Turín no tuvo en cuenta el número de ganados bienal, incluso podría significar que Khufu gobernó durante 46 años. 

Actividades políticas 
Solo hay algunos indicios sobre las actividades políticas de Khufu dentro y fuera de Egipto. Dentro de Egipto, Khufu está documentado en varias inscripciones y estatuas de edificios. El nombre de Khufu aparece en las inscripciones en Elkab y Elefantina y en las canteras locales en Hatnub y Wadi Hammamat. En Saqqara se encontraron dos figuras de terracota de la diosa Bastet, en las cuales, en sus bases, el nombre horus de Khufu está inciso. Fueron depositados en Saqqara durante el Reino Medio, pero su creación puede remontarse al reinado de Khufu.

Wadi Maghareh
En el Wadi Maghareh en Sinaí, una inscripción de roca representa a Khufu con la doble corona. Khufu envió varias expediciones en un intento por encontrar minas de turquesa y cobre. Al igual que otros reyes, como Sekhemkhet, Sneferu y Sahure, que también se representan en impresionantes relieves allí, él estaba buscando esos dos materiales preciosos.  Khufu también tenía contactos con Byblos. Envió varias expediciones a Byblos en un intento de intercambiar herramientas y armas de cobre por el precioso cedro libanés de madera. Este tipo de madera era esencial para construir barcos funerarios grandes y estables y, de hecho, los barcos descubiertos en la Gran Pirámide estaban hechos de él. 

Wadi al-Jarf 
Recientemente se encontraron nuevas evidencias sobre actividades políticas bajo el reinado de Khufu en el sitio del antiguo puerto de Wadi al-Jarf, en la costa del Mar Rojo al este de Egipto. John Gardner Wilkinson y James Burton ya excavaron los primeros vestigios de dicho puerto en 1823, pero el sitio fue rápidamente abandonado y luego olvidado en el tiempo. En 1954, los estudiosos franceses François Bissey y René Chabot-Morisseau volvieron a excavar el puerto, pero la Crisis de Suez puso fin a sus trabajos en 1956. En junio de 2011, un equipo arqueológico dirigido por los egiptólogos franceses Pierre Tallet y Gregory Marouard organizado por el Instituto Francés de Arqueología Oriental (IFAO), trabajo reiniciado en el sitio. Entre otros materiales, se encontró una colección de cientos de fragmentos de papiro. 
Diez de estos papiros están muy bien conservados. La mayoría de estos documentos se remontan al año 27 del reinado de Khufu y describen cómo la administración central envió alimentos y suministros a los marineros y trabajadores del muelle. La datación de estos documentos importantes está asegurada por frases típicas del período del Antiguo Reino, así como por el hecho de que las cartas están dirigidas al rey mismo, usando su nombre de Horus. Esto era típico cuando un rey dirigido todavía estaba vivo; cuando el gobernante ya estaba muerto, se le habló por su nombre de cartucho o su nombre de nacimiento. Un documento es de especial interés: el diario de Mererer, un funcionario involucrado en la construcción de la Gran Pirámide. Usando el diario, los investigadores pudieron reconstruir tres meses de su vida, proporcionando una nueva visión de la vida cotidiana de las personas de la Cuarta Dinastía. Estos papiros son los primeros ejemplos de papiros impresos que se han encontrado en Egipto. Otra inscripción, que se encuentra en las paredes de piedra caliza del puerto, menciona a la cabeza de los escribas reales que controlan el intercambio de bienes: Idu. 
El nombre del cartucho de Khufu también está inscrito en algunos de los bloques pesados ​​de piedra caliza en el sitio. El puerto era de importancia estratégica y económica para Khufu porque los barcos traían materiales preciosos, como turquesa, cobre y mineral desde el extremo sur de la península del Sinaí. Los fragmentos de papiros muestran varias listas de almacenamiento que nombran los productos entregados. Los papiros también mencionan un cierto puerto en la costa opuesta de Wadi al-Jarf, en la costa occidental de la península del Sinaí, donde la antigua fortaleza Tell Ras Budran. Fue excavado en 1960 por Gregory Mumford. Los papiros y la fortaleza juntos revelan una ruta explícita de navegación a través del Mar Rojo por primera vez en la historia. Es la ruta de navegación arqueológica más antigua del antiguo Egipto. Según Tallet, el puerto también podría haber sido uno de los puertos legendarios de alta mar del antiguo Egipto, desde donde comenzaron las expediciones a la infame tierra de oro Punt. 

Monumentos y estatuas 
Estatuas
Ídolo de marfil de Khufu en detalle.
  
La única representación tridimensional de Khufu que ha sobrevivido al tiempo casi completamente es una pequeña y bien restaurada estatuilla de marfil conocida como Estatuilla de Khufu. Muestra al rey con la Corona Roja del Bajo Egipto.  El rey está sentado en un trono con un respaldo corto, en el lado izquierdo de sus rodillas se conserva el nombre de Horus, Medjedu, y, en el lado derecho, un fragmento de la parte inferior del nombre de cartucho Khnum-Khuf es visible. Khufu sostiene un mayal en su mano izquierda y su mano derecha descansa junto con su brazo en la parte superior de su pierna derecha. El artefacto fue encontrado en 1903 por Flinders Petrie en Kom el-Sultan cerca de Abydos. La estatuilla fue encontrada sin cabeza; Según Petrie, fue causado por un accidente mientras cavaba. Cuando Petrie reconoció la importancia del hallazgo, detuvo todos los demás trabajos y ofreció una recompensa a cualquier trabajador que pudiera encontrar la cabeza. Tres semanas después, se encontró la cabeza después de un intenso tamizado en un nivel más profundo de los escombros de la habitación.  Hoy se restauró la pequeña estatua y se exhibió en el Museo Egipcio de El Cairo en la sala 32 con su número de inventario JE 36143.  La mayoría de los egiptólogos creen que la estatuilla es contemporánea, pero algunos eruditos, como Zahi Hawass, creen que fue una reproducción artística de la dinastía 26. Argumenta que ningún edificio que claramente data de la Cuarta Dinastía fue excavado en Kom el-Sultan o Abydos. Además, señala que el rostro de Khufu es inusualmente agachado y rechoncho y no muestra expresión emocional. Hawass comparó la estilística facial con estatuas de reyes contemporáneos, como Sneferu, Khaefra y Menkaura. Los rostros de estos tres reyes son de una belleza uniforme, esbelta y con una expresión amable, el claro resultado de motivaciones idealistas; No se basan en la realidad. La aparición de Khufu en la estatua de marfil en cambio parece que al artista no le importó mucho el profesionalismo o la diligencia. Él cree que el mismo Khufu nunca habría permitido mostrar un trabajo tan descuidado. Y finalmente, Hawass también argumenta que el tipo de trono en el que se asienta la figurilla no coincide con los estilos artísticos de ningún artefacto del Reino Antiguo. Los tronos del viejo reino tenían un respaldo que llegaba hasta el cuello del rey. Pero la prueba definitiva de que convence a Hawass de que la estatua es una reproducción de un tiempo posterior es la Nehenekh flaqueó en la mano izquierda de Khufu. Las representaciones de un rey con tal flauta como una insignia ceremonial no aparecen antes del Reino Medio. Zahi Hawass, por lo tanto, concluye que la figura posiblemente fue hecha como un amuleto o amuleto de la suerte para vender a ciudadanos piadosos. 
Jefe de Khufu en marfil exhibido en el Museo Altes.

A menudo se dice que la pequeña estatuilla es la única estatua conservada de Khufu. Esto no es muy correcto. Las excavaciones en Saqqara en 2001 y 2003 revelaron un par de estatuas de terracota que representan a una diosa león (posiblemente Bastet o Sakhmet). En sus pies se conservan dos figuras de reyes infantiles. Mientras que la figura derecha puede ser identificada como rey Khufu por su nombre de Horus, la izquierda representa al rey Pepy I de la 6ta dinastía, llamado por su nombre de nacimiento. Las figuras de Pepy se agregaron a los grupos de estatuas en tiempos posteriores, porque se colocaron por separado y a una distancia de la deidad. Esto es inconsistente con un grupo típico de estatuas del Reino Antiguo: normalmente todos los grupos de estatuas se construyeron como una unidad artística. Los dos grupos de estatuas son similares entre sí en tamaño y escala, pero difieren en que una diosa león tiene un cetro. Los excavadores señalan que las estatuas fueron restauradas durante el Reino Medio, después de que fueron destruidas. Sin embargo, parece que el motivo de la restauración radica más en el interés por la diosa, que en un culto real alrededor de las figuras del rey: sus nombres estaban cubiertos de yeso.
La piedra de Palermo informa sobre su fragmento C-2 la creación de dos estatuas de gran tamaño para el rey; Se dice que uno fue hecho de cobre, el otro de oro puro. 
Además, varios fragmentos de alabastro y travertino de estatuas sentadas, que fueron encontrados por George Reisner durante sus excavaciones en Giza, una vez fueron inscritos con la titularidad real completa de Khufu. Hoy en día, los cartuchos completos o parcialmente conservados con el nombre Khufu o Khnum-Khuf permanecen. Uno de los fragmentos, el de una pequeña estatua sentada, muestra las piernas y los pies de un rey sentado desde los nudillos hacia abajo. A la derecha de ellos, el nombre... fu en un cartucho es visible, y puede ser reconstruido fácilmente como el nombre del cartucho Khufu. 
Otros dos objetos están en exhibición en el Museo Hildesheim de Roemer-und Pelizaeus. Estos también están hechos de alabastro. Uno de ellos muestra la cabeza de una diosa gato (probablemente Bastet o Sakhmet). La posición de su brazo derecho sugiere que el busto perteneció a un grupo de estatuas similar a la conocida tríada de Micerinos. 
Varias cabezas de estatuas podrían haber pertenecido a Khufu. Uno de ellos es el llamado "jefe de Brooklyn" del Museo de Brooklyn en la ciudad de Nueva York. Tiene un tamaño de 54,3 cm y está hecho de granito rosa. Debido a sus mejillas regordetas, la cabeza está asignada a Khufu, así como al rey Huni.   Un objeto similar está en exhibición en la Colección Estatal de Arte Egipcio en Munich. La cabeza está hecha de piedra caliza y es comparativamente pequeña a solo 5,7 cm.

Relieves 
Khufu está representado en varios fragmentos en relieve que se encuentran dispersos en su necrópolis y en otros lugares. Todos los relieves fueron hechos de piedra caliza finamente pulida. Algunos de ellos se originan en el templo en ruinas de la pirámide y la calzada destruida, donde una vez cubrieron completamente las paredes. Otros fueron reutilizados en la necrópolis piramidal del rey Amenemhet I en Lisht y en Tanis y Bubastis.  Uno de los fragmentos en relieve muestra el cartucho de Khufu con la frase: "Construcción de los santuarios de los dioses". Otra muestra una hilera de bueyes gordos decorados con flores, que obviamente fueron preparados como sacrificios durante una procesión de ofrenda. La inscripción guía los llama "el entorno de Tefef sirve a Khuf ","hermosos toros de Khufu" y "lloriqueando por Khufu". Una tercera muestra la representación más antigua conocida de la guerra real: la escena se llama "preparan los arqueros", ya que muestra a los arqueros dibujando sus arcos. Y un cuarto ejemplo muestra al rey con la doble corona empalada en un hipopótamo. 
En el Wadi Maghareh en Sinaí, una inscripción de roca contiene los nombres de Khufu y los títulos e informes: "Hor-Medjedu, Khnum-Khuf, Bikuj-Nebu, el gran dios y golpeador de los trogloditas, toda la protección y la vida están con él". La eliminación del alivio es similar a la del rey Snefru. En una escena, el rey Khufu lleva la doble corona; Cerca, la representación del dios Thoth es visible. En otra escena, cerca, Khufu viste el Atef: se lanza mientras golpea a un enemigo. En esta escena está presente el dios Wepwawet. 
Ninguno de los numerosos fragmentos en relieve muestra al rey Khufu ofreciéndole a un dios. Esto es notable, ya que los relieves de Sneferu y los de todos los reyes de Menkaura muestran que el rey se ofrece a una deidad. Es posible que la falta de esta representación especial haya influido a los historiadores griegos posteriores en sus suposiciones de que Khufu podría haber cerrado todos los templos y prohibido cualquier sacrificio. 

Keops en tradiciones egipcias posteriores 
Reino antiguo 
Khufu poseía un extenso culto mortuorio durante el Antiguo Reino. Al final de la sexta dinastía, al menos 67 sacerdotes funerarios y 6 altos funcionarios independientes que prestan servicio en la necrópolis están acreditados arqueológicamente. Diez de ellos ya estaban sirviendo durante la 4ta dinastía (siete de ellos eran miembros de la familia real), 28 estaban sirviendo durante la 5ta dinastía y 29 durante la 6ta dinastía. Esto es notable: el famoso padre (padre) de Khufu, Sneferu, disfrutó de "solo" 18 sacerdotes mortuorios durante el mismo período de tiempo, incluso Djedefra disfrutó solo de 8 y Khaefra disfrutó de 28. Tales cultos mortuorios fueron muy importantes para la economía del estado, porque para dominios especiales de oblaciones tenía que ser establecido. Un gran número de nombres de dominios están atestiguados durante el reinado de Khufu. Sin embargo, al final de la sexta dinastía, el número de dominios disminuyó rápidamente. Con el comienzo de la séptima dinastía, ya no se transmitía ningún nombre de dominio. 

Reino medio 
En Wadi Hammamat, una inscripción en la roca se remonta a la XII dinastía. Enumera cinco nombres de cartucho: Khufu, Djedefra, Khafra, Baufra y Djedefhor. Debido a que todos los nombres reales están escritos dentro de cartuchos, a menudo se creía que Baufra y Djedefhor habían gobernado por un corto tiempo, pero las fuentes contemporáneas los dan derecho como meros príncipes. La lista de asistencia de Khufu en esta lista podría indicar que él y sus seguidores fueron adorados como santos patronos. Esta teoría es promovida por hallazgos tales como los barcos de alabastro con el nombre de Khufu que se encuentran en Koptos, el destino de peregrinación de los viajeros de Wadi Hammamat. 
Una obra maestra literaria de la XIII dinastía que habla de Khufu es el famoso Papyrus Westcar, donde el rey Khufu es testigo de una maravilla mágica y recibe una profecía de un mago llamado Dedi. Dentro de la historia, Khufu se caracteriza de una manera difícil de evaluar. Por un lado, se lo muestra como despiadado cuando decide decapitar a un prisionero condenado para probar los supuestos poderes mágicos de Dedi. Por otro lado, Khufu se describe como inquisitivo, razonable y generoso: acepta la indignación de Dedi y su subsiguiente oferta alternativa por el prisionero, cuestiona las circunstancias y el contenido de la profecía de Dedi y recompensa al mago con generosidad. La descripción contradictoria de Khufu es el objeto de una gran disputa entre los egiptólogos y los historiadores hasta el día de hoy. Especialmente los egiptólogos e historiadores anteriores como Adolf Erman, Kurt Heinrich Sethe y Wolfgang Helck evaluaron el carácter de Khufu como cruel y sacrilegio. Se apoyaron en las antiguas tradiciones griegas de Heródoto y Diodorus Siculus, quien describió una imagen de carácter negativo exagerada de Khufu, ignorando las tradiciones paradójicas (porque positivas) que los egipcios mismos siempre habían enseñado. 

Pero otros egiptólogos, como Dietrich Wildung, ven la orden de Khufu como un acto de misericordia: el prisionero habría recuperado su vida si Dedi hubiera realizado su truco mágico. Wildung piensa que la negativa de Dedi fue una alusión al respeto que los egipcios mostraban a la vida humana. Los antiguos egipcios opinaban que la vida humana no debería ser mal utilizada para la magia oscura o cosas malvadas similares. Verena Lepper y Miriam Lichtheim sospechan que una descripción difícil de evaluar de Khufu era exactamente lo que el autor había planeado. Quería crear un personaje misterioso. 

Nuevo Reino 
Durante el Nuevo Reino, la necrópolis de Khufu y los cultos mortuorios locales se reorganizaron y Giza se convirtió nuevamente en un importante destino económico y cultural. Durante la dinastía XVIII, el rey Amenhotep II erigió un templo conmemorativo y una estela de fama real cerca de la Gran Esfinge. Su hijo y su seguidor del trono, Thutmosis IV, liberó a la Esfinge de la arena y colocó una estela conmemorativa, conocida como la "Estela del sueño", entre sus patas delanteras. Las inscripciones de las dos estelas son similares en sus contenidos narrativos, pero ninguna de ellas da información específica sobre el verdadero constructor de la Gran Esfinge. 
Al final de la Dinastía XVIII, se construyó un templo para la diosa Isis en la pirámide satélite G1-c (la de la reina Henutsen) en la necrópolis de Khufu. Durante la dinastía vigésimo primera, el templo se extendió y, durante la dinastía vigésimo sexta, las extensiones continuaron. Desde este período de tiempo, varios "sacerdotes de Isis" (Hem-netjer-Iset), que también eran "sacerdotes de Khufu" (Hem-netjer-Khufu), trabajaron allí. De la misma dinastía se encontró en Giza un anillo de sello dorado con el nombre de un sacerdote Neferibrê. 
Primer plano de la estela del sueño.

Período Tardío 
Durante el Período Tardío se vendieron a los ciudadanos enormes cantidades de escarabajos con el nombre de Khufu, posiblemente como algún tipo de amuletos de la suerte. Se conservan más de 30 escarabajos. En el templo de Isis se exhibe un árbol genealógico de los sacerdotes Isis, que enumera los nombres de los sacerdotes desde 670 hasta 488 a.C. Del mismo período viene el famoso Inventario Stela, que nombra a Khufu y su esposa Henutsen. Sin embargo, los egiptólogos modernos cuestionan si Khufu todavía era adorado personalmente como un antepasado real en este momento; piensan que es más probable que Khufu ya fuera visto como una simple figura simbólica de la historia del templo de Isis. 

Keops en las tradiciones de la antigua Grecia
Manetón 
El historiador egipcio posterior Manetón llamó a Khufu "Sûphis" y le acreditó con un gobierno de 63 años. También menciona que Khufu construyó la Gran Pirámide, luego afirma que su Herodoto contemporáneo dice que la pirámide fue construida por un rey "Khéops". Obviamente, Manetón pensó que "Khéops" y "Sûphis" eran dos reyes diferentes. Manetón también dice que Khufu recibió un desprecio contra los dioses y que había escrito un libro sagrado sobre eso y que él (Manetón) recibió ese libro durante su viaje a través de Egipto. La historia sobre el supuesto "Libro Sagrado" es cuestionada por los egiptólogos modernos, ya que sería muy inusual que un faraón escribiera libros y que un documento tan precioso pudiera ser vendido tan fácilmente.

Herodoto 
El historiador griego Heródoto, en cambio, describe a Khufu como un tirano herético y cruel. En su obra literaria Historiae, Libro II, capítulos 124-126, escribe: "Mientras Rhámpsinîtos fue rey, como me dijeron, no había nada más que un gobierno ordenado en Egipto y la tierra prosperó enormemente. Pero después de él, Khéops se convirtió rey sobre ellos y los llevó a todo tipo de sufrimiento: cerró todos los templos, después de esto evitó que los sacerdotes se sacrificaran allí y luego obligó a todos los egipcios a trabajar para él. Así que a algunos se les ordenó sacar piedras de las canteras de piedra en el árabe montañas al Nilo, y otras obligaron a recibir las piedras después de haber sido llevadas en botes por el río, y atraerlas a las llamadas montañas de Libia. Y trabajaron por 100.000 hombres a la vez, por cada tres meses continuamente. De esta opresión pasaron diez años, mientras que la calzada se hizo mediante la cual dibujaron las piedras, la calzada que construyeron, y es una obra no mucho menos, como me parece, que la pirámide. Por su longitud es de 5  furlongs y la amplitud 10  brazas y la altura, donde es más alta, 8 brazas, y está hecha de piedra pulida y con figuras talladas en ella. Para esto, dijeron, se gastaron 10 años, y para las cámaras subterráneas en la colina sobre las que se alzan las pirámides, que hizo que se hicieran como cámaras sepulcrales para él mismo en una isla, habiendo conducido hasta un canal desde el Nilo.
Para la confección de la propia pirámide transcurrió un período de 20 años; y la pirámide es cuadrada, cada lado mide 800 pies, y su altura es la misma. Está construido de piedra alisada y encajada de la manera más perfecta, ninguna de las piedras tiene menos de 30 pies de largo. Esta pirámide se construyó siguiendo los pasos, que algunos llaman "filas" y otras "bases": cuando lo hicieron por primera vez, levantaron las piedras restantes con dispositivos hechos de trozos de madera cortos, levantándolos primero del suelo. a la primera etapa de los pasos, y cuando la piedra llegó a esto, se colocó sobre otra máquina de pie en la primera etapa, y de ahí se dirigió a la segunda sobre otra máquina; para tantos como fueron los pasos de los escalones, tantas máquinas también hubo, o quizás transfirieron una y la misma máquina, que se hicieron tan fácilmente para ser transportadas, a cada etapa sucesivamente, para que pudieran tomar las piedras; para que se lo diga de ambas maneras, según se informa. Sin embargo, eso puede ser, las partes más altas se terminaron primero, y luego procedieron a terminar lo que venía a su lado, y finalmente terminaron las partes cerca del suelo y los rangos más bajos.
En la pirámide se declara en la escritura egipcia cuánto se gastó en los rábanos y cebollas y puerros para los obreros, y si no recuerdo mal lo que el intérprete dijo al leer esta inscripción para mí, una suma de 1.600 talentos de plata se gastó. Además, los kheops llegaron a tal grado de maldad, que, en la falta de dinero, envió a su propia hija a un burdel y le ordenó que obtuviera de los que venían cierta cantidad de dinero (cuánto me dijeron que no). Pero ella no solo obtuvo la suma que le asignó su padre, sino que también creó un diseño para ella en privado para dejarle un memorial: Pidió a cada hombre que vino a ella que le diera una piedra para su proyecto de construcción. Y de estas piedras, me dijeron, se construyó la pirámide que se encuentra frente a la gran pirámide en medio de las tres, cada lado tiene 150 pies de largo". 
Lo mismo ocurre con la historia sobre el rey Khafre. Se lo describe como el seguidor directo de Khufu y también como malvado y que gobernó durante 56 años. En el capítulo 127-128, Heródoto escribe: "Después de la muerte de Khéops, su hermano Khéphrên sucedió en el trono real. Este rey siguió la misma manera que el otro... y gobernó durante 56 años. Aquí cuentan un total de 106 años, durante los cuales diga que no había nada más que mal para los egipcios, y los templos se mantuvieron cerrados y no se abrieron durante todo ese tiempo". 
Heródoto cierra la historia de los reyes malvados en el capítulo 128 con las siguientes palabras: "Estos reyes, los egipcios, debido a su odio contra ellos, no están muy dispuestos a decir sus nombres. Es más, incluso llaman a las pirámides el nombre de Filítides el pastor, que en aquella época apacentaba bandadas en esas regiones". 

Diodoro de Sicilia 
El antiguo historiador Diodoro afirma que Khufu fue tan aborrecido por su propio pueblo en épocas posteriores que los sacerdotes mortuorios llevaron en secreto al sarcófago real, junto con el cadáver de Khufu, a otra tumba oculta. Con esta narración, fortalece y confirma la opinión de los eruditos griegos, que la pirámide de Khufu (y las otras dos, también) debe haber sido el resultado de la esclavitud. Sin embargo, al mismo tiempo, Diodoro se aleja de Heródoto y argumenta que Heródoto "solo cuenta cuentos de hadas y ficción entretenida". Diodoro afirma que los egipcios de su vida no pudieron decirle con certeza quién construyó las pirámides. También afirma que no confiaba realmente en los intérpretes y que el verdadero constructor podría haber sido alguien diferente: Harmais, se pensaba que la pirámide de Kefrén a ser construido por el rey Amasis II y la pirámide de Menkaura fue supuestamente el trabajo de rey Inaros I.
Diodoro afirma que la pirámide de Khufu estaba bellamente cubierta de blanco, pero se decía que la parte superior tenía un tope. Por lo tanto, la pirámide ya no tenía pirámide. También cree que la pirámide fue construida con rampas, que se eliminaron durante el acabado de la concha de piedra de cal. Diodorus estima que el número total de trabajadores fue de 300,000 y que las obras del edificio duraron 20 años.

Khufu en las tradiciones árabes 
En 642 d.C. los árabes conquistaron Egipto. Al llegar a las pirámides de Giza, buscaron explicaciones sobre quién podría haber construido estos monumentos. En ese momento, ningún habitante de Egipto fue capaz de decir y ya nadie pudo traducir los jeroglíficos egipcios. Como consecuencia, los historiadores árabes escribieron sus propias teorías e historias. 
La historia más conocida sobre Khufu y su pirámide se puede encontrar en el libro Hitat (completo: al-Mawāʿiẓ wa-'l-iʿtibār fī ḏikr al-ḫiṭaṭ wa-'l-ʾāṯār), escrito en 1430 por Muhammad al-Maqrizi (1364-1442). Este libro contiene varias teorías y mitos recopilados sobre Khufu, especialmente sobre la Gran Pirámide. Aunque rara vez se menciona al rey Khufu, muchos escritores árabes estaban convencidos de que la Gran Pirámide (y las otras también) fueron construidas por el dios Hermes (llamado Idris por los árabes). 
Al-Maqrizi señala que Khufu fue nombrado Saurid, Salhuk y/o Sarjak por los amalecitas bíblicos. Luego escribe que Khufu construyó las pirámides después de repetidas pesadillas en las que la tierra se volcó, las estrellas se cayeron y la gente gritaba de terror. Otra pesadilla mostró a las estrellas cayendo del cielo y secuestrando a humanos, luego poniéndolos debajo de dos grandes montañas. El rey Khufu recibió una advertencia de sus profetas sobre un devastador diluvio que vendría y destruiría Egipto. Para proteger sus tesoros y libros de sabiduría, Khufu construyó las tres pirámides de Giza. 

Las evaluaciones de egiptología moderna 
Con el tiempo, los egiptólogos examinaron los posibles motivos y las razones de cómo la reputación de Khufu cambió con el tiempo. Un examen más detenido y comparaciones entre documentos contemporáneos, documentos posteriores y lecturas griegas y coptas revelan que la reputación de Khufu cambió lentamente, y que las opiniones positivas sobre el rey prevalecieron durante la era griega y ptolemaica.  Alan B. Lloyd, por ejemplo, señala documentos e inscripciones de la sexta dinastía que enumeran una ciudad importante llamada Menat-Khufu, que significa "enfermera de Khufu". Esta ciudad todavía se tenía en alta estima durante el período del Reino Medio. Lloyd está convencido de que un nombre tan conmovedor no hubiera sido elegido para honrar a un rey con una mala reputación (o, al menos, cuestionable). Además, señala el abrumador número de lugares donde se practicaban los cultos mortuorios de Khufu, incluso fuera de Giza. Estos cultos mortuorios todavía se practicaban incluso en los períodos saítico y persa. 
Los famosos Textos de Lamentación del Primer Período Intermedio revelan algunas vistas interesantes sobre las tumbas monumentales del pasado; En ese momento se los veía como prueba de vanidad. Sin embargo, no dan ningún indicio de una reputación negativa de los reyes, y por lo tanto no juzgan a Khufu de manera negativa. 
Hoy en día, los egiptólogos evalúan las historias de Heródoto y Diodoro como una especie de difamación, basada en la filosofía contemporánea de ambos autores. También piden precaución contra la credibilidad de las antiguas tradiciones. Argumentan que los autores clásicos vivieron alrededor de 2000 años después de que Khufu y sus fuentes que estaban disponibles en sus vidas seguramente fueran anticuadas.  Además, los egiptólogos señalan que las filosofías de los antiguos egipcios habían cambiado completamente desde el Antiguo Reino. Las tumbas de gran tamaño, como las pirámides de Giza, deben haber horrorizado a los griegos e incluso a los sacerdotes posteriores del Nuevo Reino, porque seguramente recordaron al hereje Faraón Akhenaton y sus proyectos de construcción megalómanos.  Esta imagen extremadamente negativa obviamente se proyectó sobre Khufu y su pirámide. La opinión fue posiblemente promovida por el hecho de que durante la vida de Khufu, el permiso para la creación de estatuas de gran tamaño hechas de piedra preciosa y su exhibición en público se limitaba solo al rey.  En su época, los autores griegos, los sacerdotes mortuorios y los sacerdotes del templo no podían explicar los impresionantes monumentos y estatuas de Khufu más que el resultado de un carácter megalómano. Los historiadores griegos recogieron con avidez estas opiniones y las historias resultantes, por lo que también hicieron evaluaciones negativas de Khufu, ya que las historias escandalosas eran más fáciles de vender que las historias positivas. 
Además, varios egiptólogos señalan que los historiadores romanos como Plinio el Viejo y Frontino (ambos alrededor del año 70 DC) tampoco dudan en ridiculizar las pirámides de Giza: Frontinus las llama "pirámides ociosas, que contienen las estructuras indispensables para algunos de nuestros abandonados, los acueductos en Roma" y Plinio los describe como "la ostentación ociosa y estúpida de la riqueza real". Los egiptólogos ven claramente las intenciones motivadas por motivos políticos y sociales en estas críticas y parece paradójico que el uso de estos monumentos haya sido olvidado, pero los nombres de sus constructores permanecieron inmortalizados.
Otro indicio de la mala reputación de Khufu entre la gente griega y romana podría estar oculto en la lectura copta del nombre de Khufu. Los jeroglíficos egipcios que forman el nombre "Khufu" se leen en copto como "Shêfet", que en realidad significaría "mala suerte" o "pecaminoso" en su idioma. La lectura copta se deriva de una pronunciación posterior de Khufu como "Shufu", que a su vez llevó a la lectura griega "Suphis". Posiblemente el mal significado de la lectura copta de "Khufu" fue copiado inconscientemente por los autores griegos y romanos. 
Por otro lado, algunos egiptólogos piensan que los historiadores antiguos recibieron su material para sus historias, no solo de sacerdotes, sino también de los ciudadanos que vivían cerca de la época de la construcción de la necrópolis.  Entre la "gente simple", también, las opiniones negativas o críticas sobre las pirámides podrían haber sido transmitidas, y el culto mortuorio de los sacerdotes era seguramente parte de la tradición. Además, una tradición literaria de larga data no demuestra popularidad. Incluso si el nombre de Khufu sobrevivió dentro de las tradiciones literarias durante tanto tiempo, diferentes círculos culturales seguramente fomentaron diferentes puntos de vista sobre el carácter y los hechos históricos de Khufu.  Las narraciones de Diodoro, por ejemplo, se acreditan con más confianza que las de Herodoto, porque Diodoro obviamente recopiló los cuentos con mucha más scepsis. El hecho de que Diodoro acredite la pirámide de Giza a los reyes griegos, podría razonarse en leyendas de sus vidas y que las pirámides fueron reutilizadas demostrablemente en los últimos períodos por los reyes y nobles griegos y romanos. 
Los egiptólogos e historiadores modernos también piden cautela sobre la credibilidad de las historias árabes. Señalan que los árabes medievales se guiaban por la estricta creencia islámica de que solo existe un dios y, por lo tanto, no se les permitía mencionar a ningún otro dios. Como consecuencia, transfirieron reyes y dioses egipcios a profetas y reyes bíblicos. El dios egipcio Thoth, llamado Hermes por los griegos, por ejemplo, recibió el nombre del profeta Henoch. El rey Khufu, como ya se mencionó, fue nombrado "Saurid", "Salhuk" y / o "Sarjak", y fue reemplazado a menudo en otras historias por un profeta llamado Šaddād bīn 'Âd. Además, los académicos señalan varias contradicciones que se pueden encontrar en el libro de Al-Maqrizi. Por ejemplo, Se dice que los coptos negaron cualquier intrusión de los amalecitas en Egipto y las pirámides fueron erigidas como la tumba de Šaddād bīn 'Âd. Pero algunos capítulos más tarde, Al-Maqrizi afirma que los coptos llaman a Saurid el constructor de las pirámides.

Necrópolis 
Mapa de la necrópolis de Khufu

La necrópolis piramidal de Khufu se erigió en la sección noreste de la meseta de Giza. Es posible que la falta de espacio para la construcción, la falta de canteras locales de piedra caliza y el terreno relajado en Dahshur hayan obligado a Khufu a moverse hacia el norte, lejos de la necrópolis de su predecesor Sneferu. Khufu eligió el extremo alto de una meseta natural para que su futura pirámide fuera ampliamente visible. Khufu decidió llamar a su necrópolis Akhet-Khufu (que significa "horizonte de Khufu"). 
La falta de la carcasa permite una vista completa del núcleo interno de la pirámide. Fue erigido en pequeños pasos por bloques más o menos ásperos de piedra caliza oscura. La carcasa estaba hecha de piedra caliza casi blanca. La superficie exterior de las piedras de revestimiento se pulió finamente, de modo que la pirámide brilló en un color blanco lima brillante y natural cuando estaba nueva. El pyramidion podría haber sido cubierto en electrum, pero no hay pruebas arqueológicas de eso. Los pasillos y cámaras interiores tienen paredes y techos de granito pulido, una de las piedras más duras conocidas en la época de Khufu. El mortero utilizado fue una mezcla de yeso, arena, piedra caliza pulverizada y agua. 
La entrada original a la pirámide está en el lado norte. Dentro de la pirámide hay tres cámaras: en la parte superior está la cámara funeraria del rey (la cámara del rey), en el centro está la cámara de la estatua (erróneamente llamada la cámara de la reina), y debajo de la base hay una cámara subterránea sin terminar (la cámara subterránea). Si bien la cámara funeraria está identificada por su gran sarcófago hecho de granito, el uso de la "cámara de la reina" todavía está en disputa, podría haber sido el serdab del Ka estatua de Khufu. La cámara subterránea permanece misteriosa, ya que quedó sin terminar. Un corredor estrecho que se dirige hacia el sur en el extremo occidental de la cámara y un pozo sin terminar en el centro oriental podría indicar que la cámara subterránea era la más antigua de las tres cámaras y que el plan de construcción original contenía un complejo de cámaras simple con varias habitaciones y pasillos. Pero por razones desconocidas, las obras se detuvieron y se construyeron dos cámaras más dentro de la pirámide. Notable es la llamada Gran Galería que conduce a la cámara del rey: tiene un techo abovedado y mide 28.7 pies de altura y 151.3 pies de longitud. La galería tiene una importante función estática; desvía el peso de la masa de piedra sobre la cámara del rey hacia el núcleo de la pirámide circundante. 
La pirámide de Khufu estaba rodeada por un muro de cerramiento, con cada segmento a 33 pies (10 m) de distancia de la pirámide. En el lado este, justo enfrente de la pirámide, se construyó el templo funerario de Khufu. Su base fue de basalto negro, gran parte de la cual aún se conserva. Los pilares y los portales estaban hechos de granito rojo y las piedras del techo eran de piedra caliza blanca. Hoy no queda nada más que la base. Desde el templo funerario, una calzada de 0.43  millas de largo una vez conectada al templo del valle. El templo del valle posiblemente estaba hecho de las mismas piedras que el templo del depósito de cadáveres, pero como aún no se conservan los cimientos, la forma y el tamaño originales del templo del valle siguen siendo desconocidos. 
En el lado este de la pirámide se encuentra el cementerio este de la necrópolis de Khufu, que contiene las mastabas de príncipes y princesas. Tres pequeñas pirámides satélite, pertenecientes a las reinas Hetepheres (G1-a), Meritites I (G1-b) y posiblemente Henutsen (G1-c) se erigieron en la esquina sureste de la pirámide de Khufu. Cerca de las pirámides de las reinas G1-b y G1-c, se encontró la pirámide de culto de Khufu en 2005. En el lado sur de la Gran Pirámide se encuentran algunas mastabas y los pozos de los barcos funerarios de Khufu. En el lado occidental se encuentra el cementerio del oeste, donde se enterraron los más altos funcionarios y sacerdotes. 

Manetón comentó: Sufis se ensoberbeció contra los dioses aunque, después, compuso el Libro Sagrado, que los egipcios tienen en gran estima.
Keops fue venerado como un dios, en siglos posteriores, durante el periodo tardío de Egipto.
Dado que todos los faraones del Imperio Antiguo seguían la misma política, la creciente construcción de pirámides y templos funerarios terminó por agotar los recursos del estado, debilitando a la monarquía y finalmente, tras el reinado de Pepy II, precipitando al país en la anarquía, quedando documentada la primera revolución social de la historia en la narración denominada Lamentos de Ipuur:
Según Heródoto: Keops mandó construir la Gran Pirámide de Guiza, llegando incluso a prostituir a su propia hija, para así obtener fondos con los que construir su pirámide... en su época todos los templos estaban cerrados al culto y Egipto se encontraba en la mayor indigencia, siendo detestado por los egipcios.
Se data su finalización hacia el año 2570 a. C. Su nombre era El Horizonte luminoso de Jufu.
Si Keops ordenó erigir la Gran Pirámide, no lo hizo con esclavos, como se había pensado durante mucho tiempo, sino con trabajadores altamente cualificados, comandados por capataces de considerables conocimientos en geometría, estereotomía (arte de cortar la piedra), astronomía, etc. Por ello, es probable que no haya sido la construcción de la pirámide la causa del descrédito del reinado de Jufu, sino las medidas administrativas y religiosas adoptadas por este rey, que influyeron muy negativamente en la tradición egipcia posterior, empeorando con el paso de los siglos la imagen de Jufu.

1.     Gran Pirámide de Khufu (Keops o) 
2.     Pirámide de Jafra (Kefrén o)
3.     Pirámide de Menkaura (Micerinos o)
4.     Templo funerario de Jafra (Kefrén o)
5.     Templo funerario
6.     Pirámide de Jufu Satélite
7.     Templo del Valle, de Jafra (Kefrén o)
8.     Templo del Valle, de Menkaura (Micerinos o)
9.     Tumbas de la reina I Heteferes
10.  Tumba de la reina Jentkaous I
11.  Pirámides de las Reinas de Menkaura
12.  Mastabas de cortesanos de Jafra
13.  Gran Esfinge de Giza
14.  Templo de la Esfinge
15.  Tumba de Hemon
16.  Oficina de Estudios de las pirámides
17.  Control de Entrada y de taquilla, real
18.  Fosas de las barcas solares
19.  Carretera moderna
20.  Tumbas hipogeos, excavadas en la roca
21.  Almacenes de los artesanos
22.  carretera actual con una Dirección Cairo El
23.  El-Samman Nazlet (población)
24.  Calzada procesional funeraria
25.  Cantera de Menkaura (Micerinos o)
26.  Actual Cementerio
27.  Zona sur de tumbas excavadas en la roca
28.  Muros perimetrales
29.  Mastabas hipogeos y tumbas, excavadas en la roca
30.  Cementerio de mastabas occidental
31.  Cementerio de mastabas oriental
32.  Zona Central de mastabas y tumbas excavadas en la roca
La Gran Pirámide fue construida por el faraón Keops en la dinastía IV, hacia el año 2500 a.C., como su última morada de eternidad. No deja de ser curioso que las dos únicas piezas que han llegado hasta nuestros días de este faraón sean una descomunal pirámide y una diminuta estatua.
Para unos es la conclusión lógica del camino en la arquitectura funeraria hasta llegar a la pirámide más perfecta de todas; para otros una obra de ingeniería imposible aún hoy en día. Unos creen que en su geometría se halla escrita toda la historia de la Humanidad; otros que es como un gigantesco orbe de conocimientos. Unos ven en ella la tumba del más ególatra y tirano de los soberanos, otros un monumento legado por una civilización anterior a todas las conocidas. Algunos ven a miles de esclavos trabajando a golpe de látigo y otros creen ver mano de obra extraterrestre. Se ha dicho de ella que es una tumba, una gran central energética, una reproducción a escala de la Tierra, un observatorio celeste, una Biblia escrita en piedra…

El exterior de la Gran Pirámide
Echando un vistazo al exterior lo primero que nos llama la atención son sus abrumadoras medidas: originalmente medía 146 m de altura, lo que equivale a un edificio de más de 40 pisos; mide 230 m de lado, ocho campos de fútbol cabrían en su base; en total más de 2.500.000 bloques de piedra que pesan entre 2 y 60 toneladas cada uno. Su volumen es de aproximadamente 2.600.000 m³, y su peso medio, calculado en base a la densidad, es de 6.500.000 toneladas. Su orientación, desviada 5’ 30” respecto del norte magnético, está perfectamente calculada ya que cada una de sus caras corresponde de manera exacta a un punto cardinal.
Según lo que contaron los sacerdotes egipcios al historiador griego Herodoto, que visitó Egipto hacia el 440 a.C., se tardó 20 años en su construcción y otros 10 en la de su calzada. De ser cierto esto habrían sido necesarios 100.000 obreros trabajando las 24 horas del día durante todos esos años, colocando un bloque de 2,5 a 10 toneladas cada 4 minutos.
De lejos sus caras parecen uniformes, de superficie más o menos rugosa. Parece que estuviera completa. Vista de cerca es una montaña de piedras dispuestas en hileras que forman escalones porque le faltan los bloques de revestimiento, una auténtica escalera hacia el cielo. Unos rudimentarios letreros en árabe e inglés. No Climbling (No escalar) prohíben la escalada a la pirámide. Sólo quedan unos pocos bloques de revestimiento muy deteriorados, pero fueron 27.000 los que cubrían las cuatro caras de la pirámide transformándola en poco menos que un espejo de lisas y pulidas que estaban. Los árabes llamaban a las pirámides “Las Luces” debido a que este revestimiento actuaba como un espejo que deslumbraba al mirarlo a cientos de kilómetros.

Según Herodoto y otros historiadores antiguos, como el árabe Al-Latif, del siglo XIII, también se encontraba cubierta de jeroglíficos. Ahora lleva 700 años desnuda. Hacia el siglo XIII hubo grandes terremotos que asolaron el país y echaron por tierra la mayoría de los edificios. Los árabes construyeron la nueva capital, El-Cairah, que significa “la victoriosa”, y para hacerlo recurrieron entre otras fuentes a la Gran Pirámide. Los 27.000 bloques de revestimiento fueron desmontados y fragmentados para levantar con ellos palacios, fuentes, esclusas y mezquitas. Con el transcurso de los años, la Gran Pirámide vio desaparecer los 700.000 m² de revestimiento que la cubrían. Con esa depredación perdió parte de su belleza, pero aún conserva toda su grandiosidad.
Debido a que sus caras no son totalmente rectas sino que se curvan ligeramente hacia adentro y a su precisa orientación, el día del equinoccio el sol incide de manera que la sombra parte exactamente en dos la cara norte produciendo un extraño efecto que se conoce como ‘efecto relámpago.
Lo increíble es que a pesar de su abrumadora masa y sus gigantescas proporciones sus errores de nivelación, orientación, simetría o angulación se miden por milímetros. No es sólo la obra más colosal que levantó el hombre, también es la más perfecta.

Cámaras y pasajes interiores
1.     Acceso original, en la cara norte, actualmente obstruido
2.     Acceso actual, ordenado abrir por Al-Mamun
3.     Bloques de granito, sellando el acceso al pasaje superior
4.     Pasaje que comunica con la Cámara subterránea
5.     Cámara subterránea
6.     Pasaje de acceso a la Gran galería
7.     Cámara de la reina
8.     Pasaje que comunica con la Cámara de la reina
9.     Gran galería
10. Cámara del rey y cámaras de descarga
11. Antecámara
12. Pasaje perforado que comunica con la Gran Galería y la Cámara subterránea
7-10 Canales de ventilación

La Entrada
A 17 m de altura en su cara norte se observa la entrada original a la siringa. Lo primero que destaca son los cuatro gigantescos bloques de piedra que descansan sobre el dintel de la puerta. Multitud de personas con pretensión de pasar a la posteridad han escrito allí sus nombres, pero la más llamativa de todas las inscripciones es la que hay en el bloque superior derecho. Está realizada en jeroglíficos por el egiptólogo alemán Richard Lepsius a mediados del siglo XIX, y en ella se refiere al rey de Prusia, Federico Guillermo IV, ni más ni menos que como “Rey del Alto y Bajo Egipto”.

En el triángulo formado por los bloques de descarga y el dintel hay cuatro signos grabados: un tetragrama que nada tiene que ver con la escritura jeroglífica egipcia ni con ninguna otra escritura conocida. No se sabe quién grabó esos signos ni cuándo. Posiblemente sean la obra de un bromista, o tal vez estén ahí desde el principio.
Entradas original y actual a la Gran Pirámide. La segunda fue excavada por el Califa Abdullah al Mamun en el año 820 d.C.

El Túnel de Al-Mammun
Un poco más abajo y a la derecha se observa un agujero practicado en los bloques de la pirámide. Se trata de la entrada por la que entramos los turistas, un túnel excavado en la roca en el año 820 d.C. por el califa Al-Mammun en su búsqueda de tesoros. Trabajando sobre rampas, sus ingenieros hicieron hogueras junto a los bloques de piedra para ablandarlos, luego los empapaban de vinagre frío o vino agrio para hacerlos explotar como si fuesen bombas. Una vez dentro de la pirámide, los hombres de Al-Mammun cavaron el túnel con picos, martillos y cinceles. Un túnel que penetra 38 m en dirección norte-sur a través de la piedra, evita los bloques con los que se cegaba la entrada al canal ascendente y llega hasta éste. Se dice que los obreros oyeron bajo ellos el ruido producido por una piedra al desprenderse y excavaron un pozo, encontrando así el canal descendente. Lo cierto es que aunque la tradición afirma que el túnel de Al-Mammun fue practicado al azar, cuesta creer que por casualidad perforasen en la dirección correcta a la altura correcta, que por casualidad evitaran los bloques que taponaban el canal ascendente y que por casualidad hiciesen un pozo que fuese a dar justamente al canal descendente. Lo más probable es que Al-Mammun ya conociese la existencia y disposición de los canales antes de abrir el túnel, y de hecho hay textos que parecen demostrar que la entrada y el canal descendente eran conocidos desde antiguo.
Estrabón escribió en el año 24 a.C. que “a cierto nivel sobre uno de los lados de la pirámide hay una piedra que puede retirarse y deja ver la entrada a una galería o siringa que termina en una tumba”. Según Estrabón, el pasaje era angosto y bajo, de menos de 1,20 m de alto y de ancho. Ese pasaje descendía 114 m hasta una cámara excavada en la roca viva 46 m por debajo de la base de la pirámide. Esa cámara estaba medio llena de agua infestada y sabandijas. Los datos que proporciona Estrabón son tan próximos a la realidad que no cabe duda de que él conocía la auténtica entrada a la pirámide. También hablan de ella Herodoto y Plinio, aunque con menor detalle, pero mencionan la entrada, el túnel descendente y la cámara que hay al final de él. Según cuenta Estrabón, en la entrada había una piedra basculante dentro de las losas de revestimiento que permitía el acceso. Ha llegado la hora de entrar.

El interior de la Gran Pirámide
El Canal Descendente
Si entrásemos por la entrada original nos encontraríamos con el canal descendente de pronunciada pendiente, concretamente 26º 34’. Es un pasillo con dos barandillas, una a cada lado, y en el suelo un entarimado con tablas transversales para facilitar el descenso. El camino ha de hacerse en postura incómoda porque el pasaje mide 1,22 me de altura y poco más de 1 m de ancho. A los 30 m de recorrido ya hemos dejado la pirámide y estamos bajo ella, hundiéndonos cada vez más en el subsuelo. Ese canal descendente tiene en total 105,15 m de longitud y llega a más de 30 m por debajo del nivel de la meseta. Ya abajo del todo, al final del canal descendente se abre un pequeño tramo horizontal aún más angosto de apenas 90 cm de anchura, 80 cm de altura y 9 m de longitud que lleva a una cámara subterránea.

La Cámara Subterránea
La cámara subterránea es la parte más profunda de la pirámide, la más recóndita. Está labrada en la roca viva y por su irregularidad y su aspecto primitivo e inacabado ha recibido varios nombres, entre ellos el de Cámara Inacabada o Cámara del Caos.
La opinión de los arqueólogos es que se trata sencillamente de una cámara que quedó sin terminar intencionadamente. Aquéllos que consiguieran dar con la entrada a la pirámide sólo tendrían un acceso: el canal descendente. Al llegar al final y encontrarse con esta cámara subterránea sin terminar, los violadores de tumbas pensarían que ni la momia ni el ajuar funerario llegaron a ser depositados en la pirámide. Según ese criterio, las masas de piedra a medio trabajar no tendrían función práctica alguna. Sin embargo, paredes y techo están perfectamente labrados, respetando los mojones de piedra, obligando a los obreros a trabajar en unas condiciones excepcionalmente duras arrastrándose por espacios de apenas 25 cm para labrar el techo… ¿qué sentido tiene eso? Si lo que se pretendió era dar a la cámara el aspecto de inacabada sin más, ¿por qué no haber reducido la altura de esos bloques sin forma para trabajar en condiciones normales? Si lo hicieron así tendrían sus razones, como las tendrían para abrir un túnel, enfrente del que sirve de entrada, que penetra 14 m en dirección sur para terminar bruscamente. Las mismas razones que les llevaron a abrir el pozo cuadrado de 2 m de lado y que apenas llegaba a 3 m de profundidad, y que como el túnel de la pared sur tampoco conducía a sitio alguno. El coronel Howard Vyse, a mediados del siglo XIX profundizó 9 m más ese pozo buscando una posible cámara pero no encontró nada. Hoy el pozo está lleno de arena y cascotes.
Desde este lugar no podemos hacer más que recorrer el canal descendente en sentido contrario, veremos la entrada original a otro pasadizo, el canal ascendente cegado por grandes bloques de piedra. Debajo del entablado hay tres escalones en la piedra que corresponden con la entrada al canal ascendente. Durante la construcción de los túneles y en las ceremonias previas al sellado de la pirámide debía haber una rampa que facilitaba el acceso al canal ascendente, todavía abierto. Llegado el momento, la rampa fue retirada y la entrada al canal ascendente cegado con tres grandes bloques que se dejaron deslizar desde más arriba. Por aquí no podemos acceder a las partes altas de la pirámide, es preciso salir al exterior y utilizar el túnel de Al-Mammun. Éste perfora la pirámide y siguiendo un trayecto horizontal evita los bloques que obstruyen el canal ascendente y llega directamente hasta éste.

El Canal Ascendente
El recorrido por el canal ascendente es algo más cómodo que el descendente. Mide un poco más de 1 m de ancho y 1,20 m de alto. Es una obra perfecta de ingeniería, sus medidas se mantienen constantes y exactas a lo largo de sus 37,5 m. Las piedras de las paredes, techo y suelo ajustan con precisión y están pulidas. Las del suelo no están a la vista porque se ha dispuesto una rampa de madera con travesaños para facilitar la subida, porque este túnel tiene una importante pendiente, 26º 34’, exactamente la misma que el canal descendente. Al final de ese pasadizo está la Gran Galería.

La Cámara de la Reina

Estamos a 22 m por encima del nivel de la base de la Gran Pirámide, donde se abre la entrada a otro túnel, esta vez horizontal. Se trata de un pasadizo que avanza en dirección norte-sur. Mide algo más de 1 m de ancho y tiene una altura de 1,18 m. Cuando se han recorrido 28,5 m el suelo presenta un escalón de 52 cm y gracias a él se puede entrar casi erguido en la cámara que hay al final del túnel. Podemos penetrar por este pasillo porque ya no existe una supuesta losa que debía unir el canal ascendente con la Gran Galería. Hay cinco nichos en la pared que dan a entender que esta losa existía, y que el pasadizo y la cámara a la que accede se conservaban en el más absoluto secreto. Se trata de la Cámara de la Reina, llamada así de forma errónea ya que allí nunca se enterró a ninguna reina. Su nombre le fue dado por lo árabes, que al ver el techo construido a dos aguas, como las tumbas de sus mujeres, inmediatamente la bautizaron con ese nombre.
Es una amplia estancia rectangular construida con piedra caliza de Tura. Mide más de 5 m por cada lado y el techo alcanza los 6 m en su parte más alta. Restos de pintura evidencian que esta cámara estuvo originalmente pintada de color azul.
La idea más extendida sobre su función es que se trata del serdab, el lugar en que se conservaba la estatua del faraón. Una estatua con sus facciones a la que se le habría dado vida mediante los ritos isíacos de apertura de los ojos y boca. Esa estatua, ese doble del faraón, probablemente estaba en el nicho en cuyo fondo hay un túnel abierto, pero no corresponde a la obra original. Fue abierto por Howard Vyse y profundiza unos 15 m sin llegar a sitio alguno. Hay un detalle importante en este nicho, la parte de arriba no corresponde con lo que sería el centro lógico de la cámara, sino que está desplazado 60 cm, y eso es con toda seguridad por una razón: para que el nicho, y consecuentemente la estatua del faraón quedasen justamente en el eje de la Gran Pirámide, como así sucede. Por delante del nicho hay una serie de fracturas en la roca que indican que probablemente existió aquí un pequeño altar o una construcción ceremonial, pero todo esto son conjeturas. Los primeros viajeros que entraron en esta cámara dejaron escrito que estaba cubierta de escombros, y que si hubo algún mobiliario original estaba totalmente destrozado e irreconocible.

Los Canales de la Cámara de la Reina
Llama la atención la existencia de dos pequeños agujeros a 1,5 m de altura en mitad de la pared, de 20 cm de lado, uno en la pared norte y otro en la sur, que no fueron descubiertos hasta 1872, por la sencilla razón de que estaban tapados, la piedra continuaba y la pared era perfectamente lisa. No podía adivinarse que detrás de la piedra existían estos dos conductos.
Fue W. Dixon quien descubrió una pequeña grieta en la pared sur de la cámara. Decidió abrirla y comprobó que comunicaba con un conducto similar a los de la Cámara del Rey. La suerte y la intuición de este investigador le hicieron descubrir otro conducto similar en la pared opuesta. Al abrirlo encontró 3 objetos: una bola de piedra de unos 800 gramos, una estaca de madera y un garfio metálico que se encuentran hoy en el British Museum. Decidió introducir una serie de barras largas, que iba uniendo a medida que iba introduciendo por el conducto para estimar la longitud de los mismos, pero no pudo llegar al final y algunas barras quedaron atascadas.
No se trata de canales de ventilación puesto que estaban intencionadamente cerrados. Otra hipótesis es que se trataba de canales psíquicos por los que el alma del faraón entraba a visitar a su doble. En cualquier caso, la realización de estos dos conductos que suben y se extienden a todo lo largo de la pirámide, es una demostración del nivel técnico y constructivo de sus arquitectos, puesto que los planos no pudieron modificarse en ningún momento, ya que los canales se hacían a medida que la construcción avanzaba.
Esa idea de que eran canales de paso para el alma del faraón, el ba, es la idea más generalizada. Sin embargo, quedan muchas preguntas por responder, ¿para qué dos canales?, ¿acaso necesitaba uno para entrar y otro para salir?, y aún más, ¿para qué la existencia de los mismos canales, es que el alma no puede atravesar la piedra? Porque el hecho es que estos agujeros estaban tapados con piedra, por lo tanto el alma no podía entrar ni salir, y si podía atravesar la piedra, entonces ¿qué necesidad había de los canales? Tal vez simplemente señalaban un camino, pero si es así, ¿por qué abiertos al norte y al sur cuando en la vida de ultratumba las direcciones importantes son el este y el oeste? Estos canales siguen siendo un misterio a pesar de que en los círculos arqueológicos se sostenga que fueron canales psíquicos. Un misterio al que se ha venido a añadir otro nuevo que complica aún más las cosas.
En 1993, mientras se realizaban unas obras para mejorar la ventilación en el interior de la pirámide, el ingeniero alemán Rudolf Gantenbrink introdujo por los canales un pequeño robot conocido como Upuaut, que significa “el abridor de caminos” provisto de una cámara de televisión. El robot ascendió sin problemas durante los primeros 65 m en el canal sur, pero llegado a ese punto tropezó con algo inesperado. Una puerta interrumpía su paso. Una pequeña losa en la que a través de las imágenes que ese mismo robot grabó se distinguían dos pomos de cobre o de bronce de los que se desprendía una estela de oxidación.
En 2002, casi 10 años después de tan fantástico descubrimiento, un nuevo robot el Pyramid Rover realizó un pequeño agujero en el centro de la “puerta de Gantenbrink” para ver qué había detrás de ella. Se descubrió que existe una cavidad vacía y al final otra nueva losa, esta vez lisa, sin guarniciones de metal. También en el conducto norte se descubrió otra nueva losa o puerta, muy similar a la encontrada en 1993, también con tiradores y a la misma distancia que su homóloga sur. Habrá que seguir esperando a que nuevas investigaciones desvelen el secreto de las misteriosas puertas en los canales de la Cámara de la Reina.

El Pozo
Saliendo de esta cámara y volviendo al lugar donde se unen el canal ascendente con la Gran Galería, la ausencia de un sillar en el suelo deja al descubierto un estrecho canal que desde hace muchos años está cerrado a los turistas, y que por su trayecto casi vertical es conocido como “el pozo”. En realidad no es un pozo, sino un canal de 70 m de longitud, que salvando un desnivel de 50 m, comunica la Gran Galería con el canal descendente muy cerca de la Cámara Subterránea.
La parte superior del peligroso canal está abierto en la mampostería de la Gran Pirámide hasta llegar a un tramo inmediatamente por debajo de ésta donde se encuentra una pequeña gruta, puede que natural o abierta en la roca por buscadores de tesoros hace muchos siglos. Más abajo ya no hay necesidad de muro alguno porque el pozo se abre paso en la roca firme para terminar en el canal descendente. La época de su construcción y finalidad no están del todo claras.

La Gran Galería
Continuemos el ascenso a través de la Gran Galería. Es algo que de veras impresiona, mide casi 9 m de altura y 47 m de longitud. Sobre ella gravitan millones de toneladas de piedra. Sus muros, implacablemente paralelos en todo su recorrido, se van cerrando con siete saledizos de forma tal, que allá arriba, el techo formado por 40 losas imbricadas como tejas tiene sólo 1 m de ancho, en tanto que el suelo mide 2 m, incluyendo en ellos dos banquetas laterales.
Hay algo en las banquetas que llama la atención: 28 entalladuras rectangulares situadas en cada una de ellas. Posiblemente sirvieron para contener estatuas. Según dijo el historiador egipcio Manetón, Keops era el 28º rey egipcio después de Menes, el primer fundador de la dinastía I. Así pues, es probable que en estas entalladuras quedasen sujetas 28 estatuas: las de los 27 antepasados de Keops y la de él mismo, repetidas, emparejadas una frente a otra, de tal manera que la Gran Galería habría sido una especie de galería de antepasados del rey Keops. Es una hipótesis que es avalada por algunos autores árabes que se refieren a la existencia en tiempos antiguos de estatuas dentro de la Gran Pirámide. En cualquier caso ya no están, han desaparecido, sólo queda la Gran Galería con su desnudez, que la hace aún más impresionante. Una galería que termina en un rellano al que se abre un corto y estrecho pasadizo, el que da acceso a la Antecámara o Cámara de los Rastrillos. 

La Antecámara
De todas las estancias de la Gran Pirámide, esta pequeña cámara es la que parece haber desempeñado una función más definida. Las tres correderas talladas en las paredes laterales, las 4 ranuras verticales de la pared sur y algunos otros detalles sugieren que esta cámara quedaba cerrada con tres losas de piedra que se dejaban deslizar desde arriba mediante un sistema de cuerdas. Cuando entraron los primeros profanadores, las losas habían descendido y estaban en su sitio tapando el acceso a la Cámara del Rey, la prueba es el destrozo que tuvieron que hacer en una piedra –que tuvo que ser reconstruida con yeso– para pasar por encima de las losas que obstruían la entrada. Hoy de esas losas que taponaban el conducto no queda ni rastro y el acceso a la Cámara del Rey está abierto.

La Cámara del Rey
La Cámara del Rey es la más célebre de la Gran Pirámide. Mide casi 10,5 m de largo, poco más de 5 m de ancho y casi 6 m de alto. En total más de 50 m² de superficie. Los muros están formados por 5 hileras de piedra y el techo por 9 enormes losas de granito que pesan aproximadamente unas 400 toneladas cada una. Nada hay en ella, salvo un sarcófago de granito en la parte oeste de la cámara, colocado allí seguramente durante la construcción de la pirámide ya que es más ancho que los pasadizos. A finales del siglo XVIII aún estaba la tapa rota y apoyada en la pared, hoy ni siquiera eso queda, sólo el cofre de piedra roto en una de sus esquinas y la desnuda sala.
Cámara del rey

Los Canales de la Cámara del Rey
En dos de las paredes, la norte y la sur, se abren dos canales de ventilación. A diferencia de los que hay en la Cámara de la Reina, estos sí tienen salida al exterior –el conducto norte en la hilera 101 y el sur en la 102– y hoy están dotados de dos extractores de aire para renovar el ambiente y eliminar la humedad producida por los miles de turistas que la visitan.

Las Cámaras de Descarga
Aún nos queda una estancia más por visitar, se trata de las llamadas Cámaras de Descarga, a las que el turista no tiene acceso, justo encima de la Cámara del Rey. Fue Nathaniel Davison en 1765 quien descubrió accidentalmente que en la parte superior de la Gran Galería, pegado al techo, se abría un boquete cuadrado de 60 cm de lado. Estaba casi cerrado por excrementos de murciélago. Tras despejarlo pudo introducirse por el conducto y entró en una cámara hasta entonces desconocida. Una cámara cuyo suelo está formado por las losas que sirven de techo a la Cámara del Rey, por tanto, sus medidas son las mismas que las de ésta, aunque con una altura de 1,20 m. En honor a su descubridor se la conoce como Cámara de Davison.
En 1837 se descubrieron a base de dinamita otras cuatro cámaras por encima de ésta. El responsable del descubrimiento fue el inglés Howard Vyse, por lo que las cámaras fueron bautizadas muy británicamente: Cámara de Wellington, Cámara del Almirante Nelson, Cámara de Lady Arbuthnot y por último, la Cámara de Campbell con el techo construido a dos aguas.
Todas las enormes losas que forman las cámaras de descarga están planeadas con la estructura general de la pirámide. La misión de estas cinco cámaras era aliviar a la Cámara del Rey del enorme peso que tenía encima y protegerla en caso de terremoto. Una misión que han cumplido perfectamente, porque en la quinta cámara se puede ver cómo las enormes losas que forman el techo se han ido abriendo con el paso del tiempo, probablemente por efecto de algún terremoto.
Hay en la quinta cámara de descarga un elemento clave en la historia de la Gran Pirámide, una inscripción de cantero en tinta roja en la que está recogido el nombre de Keops (Jufu) en un cartucho. La única inscripción original hallada en toda la pirámide.
Las Cámaras de descargas- Los grafitos han aparecido sobre las paredes de las cuatro cámaras superiores, las de Wellingtons, Nelsons, Lady Arbuthnots y Campells. En la cámara de Davison no ha aparecido grafitos sobre las paredes, pero si sobre las rocas existentes en el suelo. Estas se descubrieron en un trabajo de limpieza.

Primera Cámara de Descarga (de Davison).
Segunda Cámara de Descarga (de Wellington).
Tercera Cámara de Descarga (de Nelson)
Cuarta Cámara de Descarga (de Lady Arbuthnot).
Quinta Cámara de Descarga (de Campbell): primer plano del cartucho en ocre rojo del rey Jufu (Keops)
Al pie de la Gran Pirámide se pueden ver cuatro enormes agujeros en forma de barco, que en su día contuvieron (uno todavía lo contiene) auténticos barcos de madera, con todas sus piezas, mástiles y remos desmontados y enterrados, cada uno en una fosa. Eran las 'barcas solares' de Keops, listas para su inmediata botadura, con las que el faraón una vez inhumado en la pirámide emprendería su singladura por los espacios del inframundo y los espacios estelares rumbo a la esfera de los dioses, donde sería equiparado al resto de las deidades. Una de las barcas solares de Keops, descubierta en 1872, fue remontada y es custodiada en un museo cercano a su primitivo emplazamiento. Allí podemos admirar el barco más antiguo del mundo, perfectamente conservado gracias a haber sido construido en madera de cedros del Líbano. 

Paralelas a la cara este de la Gran Pirámide, pero desplazadas más hacia el sur, se levantan las tres pirámides subsidiarias, tradicionalmente atribuidas a las reinas esposas de Keops. En muy diferentes estados de conservación, dejan adivinar su estructura interior escalonada (aunque el revestimiento exterior, perdido, era en origen liso). Cada una de ellas posee, excavada bajo su mole, una cámara subterránea a la que se accede por un corredor descendente. Entre pirámide y pirámide se abre en el suelo una cavidad en forma de nave, de menor tamaño que las fosas naviformes de Keops, y dispuestas de forma transversal a éstas.

La pirámide de Keops era el centro de una extensa necrópolis en dirección este-sur-oeste. El cementerio del oeste está formado por 74 mastabas perfectamente planificadas y ordenadas en calles, desprovistas de adornos tanto externos como internos y que albergarían los cuerpos para la eternidad de los príncipes, cortesanos y altos funcionarios del rey, como la mastaba del príncipe Hemiunu, superintendente de las construcciones de Keops, que se ha localizado en esta zona.

¿Cómo se construyeron las Pirámides?
En buena medida lo desconocemos, lo que sabemos es que tuvieron que preparar una base estable y firme, muy dura sobre la que se asentaría la grandiosa construcción, labor ardua difícil si tenemos en cuenta el peso total de la misma. Después se fueron superponiendo hiladas de bloques de piedra, estos fueron previamente cortados con tal precisión que tienden a caer por su propio peso hacia el interior. Los bloques después de ser cortados eran pulidos, esto les confería un acabado brillante.
Una de las hipótesis dice que para elevar los bloques se construirían grandes rampas de adobe perpendiculares a las paredes de la pirámide, pero hay muchas dudas al respecto, pues estas rampas también pudieron disponerse de forma envolvente alrededor de ella.

Lo que sí está claro es que la construcción de esta gran pirámide supuso una importante planificación, cálculos muy complejos de una gran exactitud, y además una coordinación de los trabajos extraordinaria, desde abastecimiento de materiales y herramientas hasta organización de grupos de trabajadores y su mantenimiento, provisiones y acomodación.
No hay restos arqueológicos que nos informen sobre el modo en que se construyeron las pirámides, de igual modo que carecemos de documentos sobre las técnicas de momificación, ambos deberían ser secretos, solo para los “iniciados”, suponemos que estos secretos sobre el conocimiento se debían mantener  entre la casta sacerdotal de los templos.
Consideremos desde la ortodoxia, las diversas teorías que se han propuesto para explicar su construcción:
1.     Es a la vez que la más popular, la más denostada. Se trata de la teoría de las rampas. Cobró fuerza a comienzos del pasado siglo, tras el hallazgo por parte del investigador germano Ludwing Borchardt, de una rampa de adobe y arena junto a una pirámide. A partir de aquí se originó la teoría de que se construyeron cuatro grandes rampas en torno a la Gran Pirámide que ascendían a medida que la obra ganaba en altura.
2.     En realidad se trata de una actualización de la anterior teoría, y de hecho es la más aceptada en los círculos ortodoxos. La desarrolló el egiptólogo Mark Lehner, quien aseguro que no eran cuatro sino una sola rampa que circundaba a la pirámide.
3.     Es la que cuenta con menos defensores y está propuesta por el experto Philippe Lauer, para quien esa rampa no daría la vuelta sino que se extendería en línea recta desde el centro de la construcción. Sin embargo, dicha rampa debería tener unos dos kilómetros de longitud y un desnivel del 30%, con la dificultad que ello implicaría para elevar por ahí tan enormes bloques. Y por si fuera poco, la rampa sería mayor que la propia explanada de Giza. Resulta a todas luces inaceptable. Si analizamos detenidamente estas tres propuestas nos conducen a una paradoja más que grotesca: si están en lo cierto los defensores de las teorías de las rampas, habría que preguntarse también cómo las construyeron, puesto que serían por tamaño, por el peso que debieron soportar y movilidad, construcciones, si cabe, aún más impresionantes que la propia Gran Pirámide.
4.     Según esta teoría, la Gran Pirámide fue construida gracias al uso de palancas que elevaban de una altura a otra los enormes bloques. Esto implica, además de grandes problemas en su traslado, el uso de miles de rodillos y millones, digo bien, millones de troncos, en mitad del desierto, donde la poca madera que hay es de una resistencia casi nula, además de que sólo disponían de palmeras, que eran parte importante de su sustento. Tampoco pudieron ser importados debido a la gran cantidad necesaria y a que nunca hubo mucho volumen de importaciones a lo largo de toda la historia del antiguo Egipto. ¿De dónde los sacaron entonces?… Esta teoría resulta poco pertinaz.
5.     Fue la que propuso Herodoto hace 2500 años. Escribió que la Gran Pirámide se edificó gracias al uso de una especie de máquinas que ascendían los bloques de una grada a la otra, tal como le narraron los sacerdotes egipcios con los que habló. Para poder comprender esta teoría no deberíamos olvidar una segunda vía de aproximación al misterio, que nos la otorga las medidas empleadas para edificar la obra. Sabemos que para ello usaron un sistema métrico casi perfecto, basado en una unidad de medida conocida como «codo egipcio», que equivale a 52,39 centímetros. Si los multiplicamos por dos, tendríamos 104,78 centímetros, un dato muy importante, porque es la medida exacta del metro. Y es que más allá de los 100 centímetros impuestos, en los años sesenta del pasado siglo se descubrió que el dato exacto, y gracias a ello pudo iniciarse la carrera espacial, es el citado 104,78 centímetros.

Lo sugerido por Herodoto, y un conocimiento métrico exacto, sólo equiparado por el hombre moderno, apuntan a la posibilidad de que existiera en Egipto una sabiduría de la que apenas habrían quedado restos. A esto tenemos que sumar el hecho de que la pirámide de Keops, a diferencia de otras de su época, tenía las supuestas cámaras funerarias en el interior del monumento, no por debajo de él. El manejo de los bloques, en este caso, implica una ingeniería muy desarrollada, por no citar la auténtica maravilla de la Gran Pirámide, su revestimiento de mármol de 25.000 bloques de 16 toneladas cada uno, pulidos a la perfección en un grado comparable al que se logra hoy con los espejos para telescopios (de hasta 5 m.). Cada bloque tenía 7 superficies planas de 3 m2 cada una. El revestimiento se mantuvo hasta el año 1250 de nuestra era, cuando los turcos otomanos empezaron a desmantelarlo para construir sus palacios, sólo se salvaron 40 bloques que quedaron protegidos por las dunas. Para llegar a conocer la precisión del tallado solamente se puede recurrir al Máser, aparato de última generación inventado durante esta década (Microwave Amplification by Stimulated Emission of Radiation, amplificador de microondas por la emisión estimulada de radiación. Es un amplificador similar al láser, pero opera en la región de microondas del espectro electromagnético y sirve para recibir señales muy débiles).

¿Para qué se construyeron las pirámides? ¿Qué razones tuvieron los faraones para construirlas?
Según la tradición egipcia el rey debía “alcanzar el Sol”, el rey era sacerdote del dios Ra y llegar al sol era el destino final del faraón difunto, así la pirámide sería la “escalera” o rampa que permitiría al rey ascender hasta el sol.
Las fuentes antiguas dicen que la pirámide sería la representación en piedra de un rayo solar.
La población egipcia estaba dispersa en un amplio territorio, desde el Delta hasta Nubia, esto pudo hacer que durante los cuatro meses de la inundación la construcción de la tumba del rey suponía una empresa común para todos los habitantes de Egipto, supondría una forma de aglutinar a la población. La Biblia nos da un ejemplo que podría ser comparable, en el Génesis se narra el episodio de la construcción de la Torre de Babel, (Génesis 11, 5-7): “Bajó Yavé a ver la ciudad y la torre que estaban haciendo los hijos de los hombres, y se dijo: He aquí un pueblo uno, pues tienen todos una lengua sola. Se han propuesto esto, y nada les impedirá llevarlo a cabo. Bajemos, pues, y confundamos su lengua, de modo que no se entiendan unos a otros”.
Según Hawass, las pirámides son mucho más que tumbas. Su significado va más allá de la mera creencia en una vida futura. La construcción de una pirámide era un gran proyecto nacional que implicaba al país entero, una gran obra en la que todos colaboraban según sus fuerzas y capacidades, y con la que el rey hacía partícipes a todos de su fuerza y su dignidad. También ha encontrado evidencias de que la finalización del trabajo, el momento en el que el pirámidón forrado de oro era colocado sobre la cúspide del monumento, era motivo de celebraciones, festines, cantos y bailes que se extendían por todo el país. De alguna manera no era Egipto quien construía las pirámides, sino las pirámides las que construían Egipto unificando la nación en la realización de una obra grande y monumental, con sentido de eternidad.

Gráfico del Complejo funerario de Keops



En 1925, durante los trabajos de excavación de la zona este de la Gran Pirámide, el equipo dirigido por el Dr. George Reisner de la Universidad de Boston (EE.UU.), encontraron una capa blanca de argamasa, después de retirarla, bajo ella salió a la luz una estructura rectangular de bloques de piedra caliza de Tura y retirados estos apareció la boca del pozo al que se accedía por una escalera que descendía verticalmente. Este sería el inicio de un espectacular hallazgo, en uno de los objetos depositados en la tumba y con signos dorados se podía leer Hetepheres. Se trataba de la tumba de la reina Hetepheres I, madre de Keops y esposa de Snefru.  

La cámara funeraria se encontró exactamente igual a como la habían dejado en tiempos del rey Keops, reinaba un gran desorden. El pozo tiene aproximadamente unos 25 metros de profundidad y termina en una estancia rectangular: la cámara funeraria. Esta cámara carece de decoración e inscripción alguna, las paredes se encuentran sin lucir, conservando todavía las huellas del trabajo realizado en la roca. Se encontró el sarcófago cerrado pero al abrirlo la sorpresa fue que estaba vacío. La explicación de Reisner es que la tumba de Hetepheres debía estar en Saqqara, pero sufriría un saqueo durante el reinado de su hijo Keops, este transportaría los restos del enterramiento hasta su complejo funerario para de que este modo se beneficiara su madre de los rituales de eternidad.


Reconstrucción interior de la tumba de Hetep-heres

Posiblemente la momia debió perderse o fue destrozada, pero se conservan los vasos canopos. 
El ajuar de la reina Hetepheres I reposaba intacto en su tumba. Hay que tener en cuenta que hasta la fecha no ha sido encontrada ninguna tumba del Imperio Antiguo que no hubiese sido saqueada con anterioridad. Por este motivo el ajuar de esta dama, excepcionalmente rico, constituye una muestra grandiosa de los ajuares funerarios del Imperio Antiguo y, en concreto de la IV Dinastía.
El cofre canópico de alabastro encontrado en el nicho de la pared este de la cámara, resulta esencial por lo contenido en su interior. A diferencia de la gran desilusión que se produjo con el sarcófago, el cofre sí contenía parte de las vísceras de la reina Hetepheres I. Se encuentra en el Museo de El Cairo.
Se hallaron varios muebles desmontados, la cama y su baldaquín, varias sillas, una silla de mano,…, todos ellos de madera policromada con pan de oro.
La cama de Hetepheres I, destinada a ocupar su lugar bajo el baldaquino de madera dorada. El armazón, de madera recubierta de una gruesa hoja de oro, está constituido por dos largas barras laterales que acaban en una forma estilizada de papiro y unidas entre ellas por dos travesaños de madera.

Cama de Hetepheres I, de madera sobredorada armada con tiras de cuero

Además del mobiliario, de la reina, su sarcófago y el cofre canópico, fueron innumerables los objetos hallados en esta tumba. En cuanto a los materiales utilizados en las distintas piezas que lo componen no deja de    ser sorprendente la riqueza de los mismos: plata, madera, oro, fayenza, lapislázuli, cornalinas. Como ejemplo este cofre con brazaletes y detalle de los mismos.
En la cámara había dos sillas, un dosel, una cama y una silla de manos. También había un cofre con joyas, piezas de cerámica, una colección de cuchillos y objetos de aseo, frascos de perfume, todo de gran riqueza, con adornos de oro, cobre y lapislázuli. La cama, completamente reconstruida, es un ejemplo de los hábitos de sueño de los antiguos egipcios. En la silla de manos aparece una inscripción con algunos de sus títulos: La madre del Rey del Alto y bajo Egipto, compañera de Horus, directora de los matarifes de la Casa de la Acacia, cuyas palabras son órdenes, la divina hija verdadera, Hetepheres

Cama de Hetepheres I, de madera sobredorada armada con tiras de cuero 



Dos de los brazaletes de `plata de la reina Hetepheres I.
En ese periodo de la historia egipcia, la plata era más preciada que el oro, estos brazaletes incrustados en cornalina, turquesa y lapislázuli con diseño de mariposas, debían de ser extremadamente raros y costoso.

Trono de la Reina Hetepheres I

Los objetos hallados en la tumba de tumba de Hetepheres I constituyen hoy uno de los tesoros del Museo de El Cairo. Su pureza de elegancia y diseño, su artesanía, los suntuosos materiales junto a la sobria opulencia de la Era de las Pirámides.
Detalle de una hoja de oro procedente del ajuar funerario de Hetepheres. Los jeroglíficos enumeran los nombres y títulos de su esposo, el rey Esnofru.

Teorías
El hecho de que se encontrase el cofre canopo y no el cuerpo ha dado lugar a distintas teorías:
·       Reisner opinaba que la auténtica tumba estaba en Dahshur junto a la de Seneferu, y que este pozo lo construyó Jufu para trasladar lo salvado cuando la tumba fue violada. Los sacerdotes habrían sellado el sarcófago para ocultar al rey la desaparición del cuerpo de su madre, y se habría fabricado un ajuar nuevo, por eso no tiene trazas de haber sido usado.
·       En 1985 Mark Lehner plantea la teoría de que ésta era la tumba original, y que Jufu trasladó a su madre a alguna de las pirámides satélites cuando terminó el complejo funerario, desapareciendo el cuerpo en los saqueos posteriores. Esta teoría no explica el por qué se selló el sarcófago después de trasladar el cuerpo de la reina.

Pirámide 19 - G1a Hetepheres
La pirámide, del norte del conjunto de pirámides de las reinas (G1a), pertenece a la madre de Keops, Hetepheres, esposa de Snefru. Existe la posibilidad de que fuese construida para Merytetes, esposa de Keops. Fue excavada por el egiptólogo estadounidense George A. Reisner en 1925. Un corredor descendente que parte de la cara norte lleva a una pequeña antecámara, y de allí se pasa a la cámara funeraria. Tuvo una capilla funeraria.
El equipo de Reisner encontró un hermoso mobiliario funerario de Hetpheres y otros ajuares funerarios en la tumba pozo (G7000x) al norte de la pirámide de la reina. Se encontró su ataúd vacío, joyas de oro y los vasos canopos sellados, junto con muebles de madera, ahora en exhibición en el Museo de El Cairo. Sin embargo los restos de la reina habían desaparecido, lo que ha desconcertado a los egiptólogos y ha dado lugar a muchas teorías acerca de la ubicación de su sepultura real.

Pirámide 20 - G1b Meritit (Merytetes)
La segunda pirámide de la reina (G1b) probablemente pertenece a Meretites que vivió durante los reinados de Snefru, Keops y Kefrén de acuerdo con una inscripción en la cercana mastaba de Kawab, hijo de Keops.
Un corredor descendente que parte de la cara norte lleva a una pequeña antecámara y de allí se pasa a la cámara funeraria. Tuvo una capilla funeraria de la que solo quedan los cimientos.

Pirámide 21 - G1c Henutsen
La tercera pequeña pirámide (G1c) puede haber pertenecido a Henutsen, hija de Snefru y media hermana de Khufu. Su nombre es conocido sólo por una inscripción en la capilla de la pirámide que se convirtió en templo de Isis durante las Dinastías XXI a XXVI. La diosa Isis era adorada como "Señora de las pirámides" en Giza hasta el Período Romano.
Tenía un núcleo interno escalonado, se construyó con tres escalones tipo mastaba. Todavía conserva algunos bloques de revestimiento. No tiene una base cuadrada exacta. Tuvo una capilla funeraria.

Pirámide 29 - G3a Khamerernebty II?
Al Este del conjunto de pirámides de la reina, la G3a es la más grande. Posiblemente pudo ser primero una pirámide satélite de culto pero más tarde sería utilizada para el enterramiento de una reina. Tras el corredor descendente se encuentra una antecámara con tres rastrillos de granito y tras ella se encuentra la cámara funeraria con un sarcófago de granito rosa incrustado en el suelo. Se encontraron restos carbonizados de madera y esteras. Fue posiblemente el lugar de enterramiento de la esposa principal de Micerinos, Khamerernebty II, que se cree que fue enterrada en Giza. Tiene un templo funerario en su cara Este y hay todavía restos de un muro que rodeaba el templo y la pirámide.


Djedefre
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Horus Kheper (Horus Who Is Transformed) Horus Kheper (Horus que se transforma)
nb.ti xpr m
Nebti Kheperem
(The One Who Is Transformed Into The Two Ladies) Nebti Kheperem (el que se transforma en la Dos señoras)
nbw bikw (w)
Bikw-Nebw
(The Three Golden Falcons) Bikw-Nebw (Los Tres Horus de oro)

ḏd f rˁ (Dyedefra)
Estable como Ra
(L R Saqqara nº 18)

d f rˁ (Dyedefra)
Estable como Ra
(L R Abidos nº 22)

Dyedefra (o Radedef) fue el tercer faraón de la dinastía IV de Egipto. Reinó aproximadamente entre el año 2566 y el 2557 a. C.
Denominado Dyedefra en la Lista Real de Abidos y la Lista Real de Saqqara, el Canon de Turín lo acredita con un reinado de ocho años, aunque su nombre es ilegible. Según Julio Africano, Manetón lo llamaba Ratoises y le asignó 25 años de gobierno.
La fecha más alta conocida de su reinado era el undécimo censo de ganado; esto significaría que Dyedefra gobernó al menos 21 años, si los censos fueron bienales.
Dyedefra fue sucesor e hijo de Keops, aunque el elevado número de hijos documentados de Keops sin duda complicó la sucesión. Uno de los hermanos de Dyedefra, Hardjedef, es conocido por su fama de sabio. Supuesto autor de Las instrucciones de Hardjedef, su tumba se ha encontrado al este de Guiza.
Dyedefra se casó con su hermanastra Hetepheres II, lo que pudo haber sido necesario para legitimar su ascenso al trono si su madre era una de las esposas secundarias de Keops. También tuvo otra esposa, Jentetenka, con la que tuvo al menos tres hijos: Setka, Baka y Hernet, y una hija, Neferhetepes.
Cuadrita de Djedefre de Abu Rawash, Musée du Louvre

Fue el primer faraón de esta dinastía que utilizó el apelativo de Ra formando parte de su nombre real, lo que indicaría la creciente popularidad del culto al dios solar Ra y la creciente influencia de su clero.

La Pirámide de Deyfedra es una pirámide construida como enterramiento para el faraón Dyedefra, en Abu Roash, a 8 kilómetros de Guiza, en el siglo XXVI a. C. Es la pirámide más septentrional de Egipto, y se encuentra en ruinas desde la Antigüedad. Otros faraones de la dinastía IV iniciaron la construcción de Dyedefra pero quedaron sin concluir. La historia de esta pirámide es objeto de controversia, pues estudios en la primera década del siglo XXI indican que la explicación tradicional ofrecida sobre esta pirámide estaba equivocada.
Tradicionalmente se pensaba que el faraón Dyefedra, uno de los hijos de Jufu (el constructor de la Gran Pirámide) asesinó a su hermano para erigirse en faraón, y que los conflictos familiares lo impulsaron a alejarse del lugar de enterramiento de su padre, en Guiza. La misma hipótesis planteaba que a su muerte, su sucesor Jafra retornó a la planicie de Guiza para construir su pirámide, mandando destruir la pirámide de Abu Roash en venganza.
Aspecto actual de las ruinas.

Una segunda hipótesis sugería que el corto reinado de Dyefedra, estimado en 8 años, no habría sido suficiente para terminar la gran obra, por lo que nunca se habría acabado.
Los estudios recientes sugieren que Dyefedra no asesinó a su hermano, y que la elección del nuevo emplazamiento para la pirámide estuvo motivada por la relativamente avanzada edad del nuevo faraón. La escasez de tiempo le habría impulsado a buscar una solución acelerada para su enterramiento, eligiendo una elevación natural del terreno para su pirámide. Existen indicios de que el faraón no reinó 8 años como antiguamente se pensaba, sino al menos 22, por lo que habría sido posible terminar la obra. Esta teoría se ha visto reforzada por el descubrimiento de construcciones para el culto que perduran hasta la V dinastía; algo que sólo parece tener sentido si efectivamente el enterramiento tuvo lugar.
Varios indicios y descubrimientos recientes inducen a pensar que la demolición de la pirámide sucedió en tiempos romanos, y que la pirámide fue utilizada como cantera para construir diversos palacios y otros edificios.
Se estima que la pirámide alcanzó una altura de 68 m, con una base de 106 x 106 m y una inclinación de 52º. Los últimos estudios sugieren que su superficie constaba de tres partes: un zócalo de granito pulido que se alzaba hasta los 12 metros, un revestimiento superior de piedra caliza, y una coronación con un piramidión recubierto de electro (una aleación natural de oro, plata y trazas de otros metales).
Debido a su ubicación en lo alto de una colina, la cumbre de la pirámide se encontraba a 220 m sobre el nivel del mar, 8 metros más alta que la Gran Pirámide.

Kefrén
wsr ỉb (Userib)
De fuerte corazón
(Catalouge Général des Antiquités Egytiennes du Musée du Caire, 17)


nb.ti wsr m
W
e ser em Nebti (The One Who Is Strong For The Two Ladies) W em e Ser Nebti (El que es fuerte para las dos señoras)
ḫˁ f rˁ (Jafra)
Ra ha aparecido
(Papiro de Berlín 1165)

ḫˁ f rˁ (Jafra)
Ra ha aparecido
(L R Abidos nº 23)

ḫˁ w f rˁ (Jaufra)
Ra ha aparecido
(L R Saqqara nº 19)

wsr ỉb ḫˁ f rˁ (Userib Jafra)
Ra ha aparecido. Fuerte corazón
(Papiro de Berlín 15387)

Jafra o Jefrén, más conocido como Kefrén, fue el cuarto faraón de la dinastía IV de Egipto, reinando de c. 2547 a 2521 a. C.
En la Lista Real de Abidos lo titulan Jafra y en la Lista Real de Saqqara Jaufra. El Canon Real de Turín da 20 años de reinado (datos muy dañados). Manetón lo denomina Sufis II y asigna 66 años de gobierno.
Kefrén era un hijo del rey Khufu y el hermano y sucesor de Djedefre. Kefrén es considerado por algunos como el hijo de la reina Meritites I debido a una inscripción en la que se dice que honrar su memoria:
Reyes-esposa, su amada, dedicado a Horus, Mertitytes.
King's-wife, his beloved, Mertitytes;Rey-esposa, su amada, Mertitytes; beloved of the Favorite of amado de la favorita de
the Two Goddesses;las dos diosas; she who says anything whatsoever and it is done ella la que dice cualquier cosa y se hace
for her.para ella. Great in the favor of Snefr[u] ; Grande en el favor de Snefr [u]; great in the favor grande en el favor
of Khuf[u] , devoted to Horus, honored under Khafre.de Khuf [u], dedicado a Horus, honrado bajo Kefrén. Merti[tyt]es. [Breasted;Merti [tyt]

Otros argumentan que la inscripción sólo sugiere que esta reina murió durante el reinado de Kefrén. Kefrén puede ser un hijo de la reina Henutsen.

Kefrén tuvo varias esposas y al menos 12 hijos e hijas.
·     La Reina Meresankh III era la hija de Kauab y Hetepheres II y por lo tanto una sobrina de Kefrén. She was the mother of Khafra's sons Nebemakhet , Duaenre , Niuserre and Khentetka, and a daughter named Shepsetkau. Ella era la madre de Nebemakhet, Duaenre, Niuserre y Khentetka, y una hija llamada Shepsetkau.
·       Reina Khamerernebty era la madre de Micerinos y su principal reina Khamerernebty II.
·       Hekenuhedjet era una esposa de Kefrén.  Ella es mencionada en la tumba de su hijo Sekhemkare.
·       Persenet puede haber sido una esposa de Kefrén basado en la ubicación de su tumba.  Ella era la madre de Nikaure.
Otros hijos de Khafra son conocidos pero no hay madres que hayan sido asignadas a ellos. Estos son: hijos Ankhmare, Akhre, Iunmin, y Iunre.  Dos hijas más nombradas Rekhetre y Hemetre.
Estatua de Khafre en diorita. Templo del Valle de Khafra, Giza.

Estatua de alabastro de Khafra, probablemente de Memphis, ahora en el Museo Egipcio de El Cairo.

No hay acuerdo sobre la fecha de su reinado. Algunos autores dicen que fue entre 2558 a.C y 2532 a.C; esta dinastía es comúnmente fechada ca. 2650 a.C – 2480 a.C Mientras que la duración de la Lista del Rey de Turín para su reinado está en blanco, y Manetón exagera su reinado en 66 años, la mayoría de los eruditos creen que fue entre 24 y 26 años, en base a la fecha de la Voluntad del Príncipe Nekure que fue tallada en las paredes de este La tumba de mastaba del príncipe. La voluntad está fechada de forma anónima para el Año del Conde 12 y se supone que pertenece a Khufu ya que Nekure era su hijo. La fecha más alta del año de Khafra es el "Año de la 13 ° ocurrencia", que es una fecha pintada en la parte posterior de una piedra de revestimiento perteneciente a mastaba G 7650.  Esto implicaría un reinado de 24 a 25 años para este rey si el recuento de ganado fue bianual durante la Cuarta Dinastía.
Heródoto escribe que Kefrén era hermano de Keops, reinó 56 años y que en su época todos los templos estaban cerrados al culto y Egipto se encontraba en la mayor indigencia, siendo detestado por los egipcios (esta narración se contradice con la construcción de sus templos).
Según Heródoto mandó erigir la segunda pirámide de la meseta de Guiza, datada cerca de 2520 a. C.
También se le adjudica la Gran Esfinge, el templo funerario, el Templo del Valle, una pirámide subsidiaria, cinco fosos de barcos y la calzada procesional.
Ordenó construir la tumba de Jamerernebty I en Guiza, próxima a la pirámide.
Una espléndida estatua de Jafra sedente protegido por el dios Horus, de diorita, fue encontrada en Guiza por Auguste Mariette, en 1860; se expone en el Museo de El Cairo.

LA PIRAMIDE DE KEFRÉN
Desde la distancia, la pirámide de Kefrén (Khafre o Jafra) parece la más alta, aunque originariamente era 3 metros más baja que la de Keops (143 metros frente a los 146 de la pirámide de Keops, y 15 metros menos de lado- 215 m. Frente a los 230 de la de Keops), al estar hábilmente situada en un saliente de la meseta de Giza (Guiza), le confiere mayor altura. Sumado esto a que conserva el revestimiento de su cúspide (la de Keops no sólo lo ha perdido, sino que ha perdido también sus últimos 10 metros) y que la pendiente de sus lados  es mayor (53º10’ frente a los 51º 50’40’’ de la de Keops); todo ello  le hace parecer más grande que la de su padre, y es apropiadamente llamada en egipcio antiguo “Khafre es grande” o “la Gran Pirámide de Khafre”.  


Planta y alzado de la pirámide. El Norte se encuentra a la derecha del plano
 
Según Stadelmann, quizá originariamente Kefrén se llamaba Khafkhufu (Jufujaef) y era  el propietario de una gran doble mastaba (G 7130-40), situada en el Cementerio Este de Giza. La temprana muerte de sus medios hermanos Kauab y Djedfre (Dyedefra) habría encumbrado al poder a  Khafkhufu que habría cambiado su nombre por el de Khafra.
No se sabe con exactitud cuándo empezó la desmantelación del revestimiento en piedra caliza de Tura pulida de la pirámide. Puede que las caras oeste y norte empezaran a desmantelarse en le XIX dinastía, pero también hay quien sugiere que para concluir un templo en Heliópolis, Ramsés II ordenó utilizar el revestimiento de la pirámide de Khafre. Otros sugieren, que una gran parte del revestimiento fue removido entre 1356 y 1362  para ser utilizado en la construcción de la “mezquita de Hassan”, dejando así al descubierto la entrada superior de la pirámide, facilitando la localización a los ladrones que poco después pudieron entrar en la pirámide. Concretamente, el historiador árabe Ibn Abd as-Salaam establece el año 1372 como el año en el que se llevó a cabo la apertura de la pirámide, durante el reinado del Gran Emir Jalburgh el-Khassaki. Los túneles que rodean el taponamiento del pasaje de entrada podrían haberse excavado en éste tiempo. Con posterioridad, ésta entrada fue de nuevo ocultada, tanto es así, que en 1817 Giovanni Caviglia intentó en vano encontrarla, lo que consiguió el 2 de marzo de 1818 Giovanni Batista  Belzoni.
En 1837 fue Perring el que realizó una exploración más completa de la pirámide. Trazando un plano bastante exacto de la misma.
En 1853 Mariette excavó el templo del valle de Khafra y fue el descubridor de la famosa estatua en diorita de dicho faraón, que actualmente está expuesta en el museo del Cairo (JE 10062), en la que se representa al rey sentado en su trono, y justo detrás de su cabeza le confiere protección con sus alas el dios halcón Horus. 
EL EXTERIOR
A diferencia de la pirámide de Keops, la de Kefrén, presenta un aspecto menos trabajado, de menor calidad. Para ello sólo hay que fijarse en las esquinas, donde podemos observar que el material es muy irregular. En el centro de la pirámide, su núcleo, presenta una construcción también poco cuidadosa: los bloques no siempre van dispuestos en perfecta horizontalidad, las uniones entre ellos a menudo son demasiado anchas, y el mortero es, con demasiada frecuencia, usado para la unión de los bloques.
Cúspide de la pirámide
La hilada inferior del revestimiento es en granito, el resto originariamente estuvo forrado de piedra caliza de Tura. De todo éste revestimiento, aún permanece la cúspide. Estas piedras de revestimiento de la cúspide presentan un grosor pequeño (unos 50 cm.) en comparación con las piedras de revestimiento que podemos observar en la pirámide de Keops. Llama la atención las irregularidades que presenta éste revestimiento, consecuencia quizá de haber cortado y alisado los bloques antes de colocarlos, debido al poco espacio que existe para trabajar en la cúspide de la pirámide. También es posible que, debido a la ausencia de bloques de revestimiento inferiores que den soporte a la cúspide, pequeños temblores de tierra podían haber desplazado las losas y originar esos pequeños escalones entre ellas.
 
EL INTERIOR
La pirámide de Kefrén originalmente era de mayores dimensiones hacia su cara norte, pero éste plan fue modificado (no hay una explicación determinante al respecto) y puesto que una de las primeras estructuras internas  que se construyó (después de nivelar el terreno) era la cámara subterránea, con su pasaje de acceso y entrada, al modificarse la posición final de la pirámide, desplazándola hacia el sur, la entrada original se quedó fuera de la misma, a unos 30 metros de la cara norte, en el suelo. Según Lehner, quizá esta presencia de dos entradas se deba a una vacilación durante la construcción entre dos sistemas de pasajes. Recordemos que en la pirámide encorvada de Seneferu, también presenta dos entradas (aunque no en la misma cara: una en su cara norte y otra en su cara este). También puede recordar a la pirámide de Micerinos, que aunque sólo presenta una entrada, existe un corredor que parte de la antecámara hacia el corazón de la pirámide, buscando el exterior, que de haberlo encontrado, sería muy similar a lo que se presenta en la pirámide de Kefrén.
Pasaje

Éste sistema de pasajes no está centrado respecto al eje vertical de la pirámide, sino que se encuentra desviado al éste, unos  12 metros. La entrada situada en el suelo es la llamada “la primera” o “la más baja” que da acceso a un pasaje descendente (al final del cual todavía se conserva, apoyada en la cara oeste, el bloque que sellaba dicho pasaje) al que le sigue un corredor horizontal de 1,7 metros de alto, para de nuevo ascender y enlazar con otro corredor horizontal que nos lleva finalmente a la cámara funeraria. Aproximadamente a la mitad del primer corredor horizontal, un corto pasaje se abre en la pared oeste que desemboca en una pequeña cámara, donde parte del ajuar funerario pudo estar allí ubicado. Hay también quien le atribuye una función de Cámara Serdab. Según algunos autores la mal llamada “cámara de la reina” en la pirámide de Keops,  era en realidad una cámara que contendría una estatua Ka –el doble espiritual del faraón-, como la estatua de Djoser (Dyeser) sellada en una pequeña cámara exterior situada en la cara norte de su Pirámide Escalonada.
La segunda entrada, ya en la propia pirámide, llamada “la segunda” o “la más alta”, está situada aproximadamente a 12 metros del nivel del suelo, dando acceso a un pasaje construido con bloques de granito rosa  que primero desciende y después corre horizontalmente. En el punto donde empieza a ser horizontal, hay una barrera, también de granito rosa (que los ladrones ya en la antigüedad, soslayaron cavando un túnel que rodeaba éste bloqueo). Este corredor horizontal camina hacia el sur, desembocando en la cámara funeraria, que se haya totalmente excavada en la roca madre, siendo solamente el techo (consistente en dos enormes losas  de caliza colocadas a dos aguas) el que se encuentra dentro de la estructura de la pirámide (ver plano). Éste techo se halla justo en el eje vertical de la pirámide.
Cámara mortuoria

La cámara funeraria, de gran tamaño y altura, es rectangular y se encuentra orientada de este a oeste. Se especula con que sus paredes iban a estar recubiertas de granito rosa, como en la cámara funeraria de la pirámide de  Khufu, pues el aspecto que presentan es muy rudimentario y poco acabado. Tanto en su pared norte como sur, se aprecian dos oquedades al estilo de los “conductos de ventilación” de la cámara funeraria de Khufu, pero es sólo en apariencia, pues son sólo dos tramos horizontales muy cortos, que pudieran haberse utilizado para situar el anclaje de alguna estructura de madera necesaria para la construcción de dicha cámara, o bien para situar el sarcófago. Sarcófago que se encuentra situado junto a la pared éste, es de  granito negro y se halla medio incrustado en el suelo. Cerca del mismo encontramos otra oquedad en el suelo que originalmente contenían los vasos canopos, cuya tapa sería una losa del revestimiento del suelo.
De la momia del faraón nada se sabe, pues cuando Belzoni entró en ésta pirámide se las prometía muy felices, pero lo único que encontró en el sarcófago fueron unos huesos de vaca,  restos del banquete de los ladrones que saquearon la pirámide, así como una inscripción en árabe en la pared éste que decía así: El maestro Mohammed Ahmed, lapicida, los abrió; y el maestro Othman estuvo presente en la apertura y el rey Alij Mohammed estuvo presente desde el principio cuando se volvió a cerrar.  Stadelmann sin embargo  dice que quizá esos huesos fueron introducidos en el sarcófago por unos intrusos a modo de ofrenda en un periodo muy posterior al enterramiento del faraón, y lógicamente cuando la momia ya había desaparecido. Belzoni, sí dejó constancia de su hazaña, realizando un lamentable y enorme graffiti en la pared norte que dice así: Scoperta da G. Belzoni 2 mar. 1818”.
Sarcófago de granito rojo. 
La localización y la relativamente simple construcción de las estructuras internas (cámara funeraria, corredores, etc.) hace suponer que los constructores aprendieron la lección de las complicaciones surgidas en la construcción de las estructuras internas de la pirámide de Keops, y prefirieron una estructura relativamente sencilla.
 
LA PIRAMIDE SATÉLITE
En el exterior se conservan unos muros circundando a la pirámide por su cara norte, oeste y sur, restos de lo que debió ser el cercamiento del recinto piramidal.
En el lado sur de la pirámide, encontramos la casi completamente destruida  pirámide satélite (G2a), de la que únicamente queda los perfiles de los cimientos y algunos bloques de su núcleo. ¿Cuál era la función de éstas pirámides satélites?. Hay varias teorías:
·       Según algunos autores las pirámides satélites serían el lugar de  enterramiento de la estatua Ka del faraón. Esta teoría se ve apoyada por los vestigios encontrados en ésta pirámide satélite: se encontraron unos trozos de madera de cedro (además de fragmento de huesos de animales) que fueron rearmados y resultó ser un marco de madera en forma de un Sah Netjer (Neter), o cabina o caja divina, que servía para sostener la estatua ka, como podemos observar en las escenas representadas en algunas mastabas, como la de Merensakh (Meresanj), nieta de Keops, en la que el Sah Netjer sostenía la estatua Ka de la difunta camino de la tumba.
·       Aunque no se encontraron signos de enterramiento, según Maragioglio y Rinaldi concluyeron que una de las consortes de Khafre fue enterrada en dicha pirámide.
·       Existe otra versión, la dada por Stadelmann, que establece un paralelismo con la pirámide encorvada de Seneferu en Dashur, que también presenta una pirámide satélite en su cara sur, que según su teoría era sólo una “pirámide de culto”. Esta opinión se vio reforzada con el descubrimiento de una pirámide de culto, con planta en “T” muy similar a la pirámide satélite de Kefrén,  en la esquina sudeste de la pirámide de Khufu.
·       Finalmente hay otra  opinión al respecto, la emitida por el Dr. Zahi Hawass, que le atribuye protagonismo en la fiesta Sed, como lugar donde el faraón se cambiaría de vestimenta. El Dr. Hawass parte de la premisa de que la pirámide satélite es el equivalente a la tumba sur del complejo de Djoser. Puesto que en dicha tumba sur existen representaciones del rey con la corona blanca en la cabeza, en el acto de correr, empuñando el flagelo en la fiesta sed, es factible pensar que exista un nexo de unión entre dicha fiesta y la tumba sur, o en su defecto, la pirámide satélite. Así, la cámara de dicha pirámide sería usada por el faraón para quitarse el manto y la corona, y colocarse la túnica y empuñar el flagelo, tras lo cual saldría al patio exterior a celebrar la fiesta Sed.
 
LAS GALERÍAS DE KEFRÉN
Al oeste de la pirámide de Kefrén, Petrie descubrió las ruinas de un gran número de habitaciones orientadas de este a oeste. Él asumió que  eran alojamientos para los trabajadores que construyeron la pirámide. Hölscher agregó que en su opinión, 4 ó 5 mil personas fueron alojadas en 111 grandes habitaciones. Sin embargo, Lehner y Hawass en recientes investigaciones sugieren otra explicación: esta estructura no era un asentamiento para alojar trabajadores, más bien se puede considerar un almacén o una fábrica (talleres) que suministraba material a los trabajadores de la pirámide. Se basan en que si hubiera sido un asentamiento para los trabajadores, se encontrarían restos de la basura que genera un asentamiento humano durante un largo periodo de tiempo, como ceniza, fragmentos de loza, etc., Y de esto no hay nada.
Sin embargo sí se han encontrado pruebas que nos llevan a pensar que se trata de un taller artesano, como por ejemplo, un fragmento de estatuilla del  rey con la corona del sur, pintado en punteado rojo y negro, para imitar el granito. La pieza representa una estatua en un patio del templo con el techo proyectado como una columnata, como las que se encontraban el templo alto o funerario de Kefrén (como si la estatuilla formase parte de una especie de maqueta del mismo).
Además, esas galerías fueron vaciadas meticulosamente, lo que indicaría que el contenido de las mismas era muy valioso. Sin embargo, si hubiera sido un asentamiento, ¿por qué vaciarlos tan cuidadosamente si iban a ser rellenados con arena?. Además se encuentran muy alejadas del principal asentamiento de los trabajadores de la pirámide en Giza, encontrado por Lehner al sur del templo de del valle de Micerinos.
 En cualquier caso, también es cierto que se han encontrado restos de plantas, de huesos, etc., por lo que quizá estas galerías tuvieron varias funciones.

El Valle de los Templos
El templo del valle de Kefrén en Giza es un complejo de los mejor conservados del Imperio Antiguo en Egipto. Como una obra maestra de la antigua arquitectura monumental egipcia, fue absuelto de arena y en 1869 este templo, junto con otros monumentos de Giza, se convirtió en el escenario de la ceremonia de apertura del canal de Suez.
El templo fue afrontado por el este con una gran terraza pavimentada con losas de piedra caliza, a través del cual dos calzadas llevaron desde el canal del Nilo Occidental.
En 1995, Zahi Hawass re-limpiado la zona en frente del templo del valle y, al hacerlo, descubrió que las calzadas fueron enmarcadas con muros de adobe y pavimentado con piedra caliza. Estos túneles tienen un perfil ligeramente convexo parecido a la de un barco. Ellos formaron un pasillo estrecho o canal que corre de norte a sur.

Frente al templo de la Esfinge, el canal se encuentra con un drenaje que conduce al noreste, probablemente para un muelle enterrado debajo de la plaza turista moderno. Las calzadas conectado al canal del Nilo con dos entradas separadas en la fachada del templo del valle que fueron sellados por enormes puertas de una hoja probablemente hechas de madera de cedro y se cuelgan en las bisagras de cobre.
Cada una de estas puertas estaba protegidas por una esfinge yacente. La más septentrional de estos portales se dedicó a la diosa Bastet, mientras que el portal meridional fue dedicado a Hathor.

El templo fue colocado en un plano de planta casi cuadrado. Está situado justo al lado de la Gran Esfinge y su templo asociado. No es de extrañar, ya que el templo del valle era una puerta o portal para todo el complejo, que es muy similar a la parte delantera del templo funerario de Jafra. Su pared central se construyó con bloques enormes que a veces pesan tanto como ciento cincuenta toneladas. Este núcleo interior fue cubierto por rosas de granito losas, un material ampliamente utilizado en todo el complejo que se extraía cerca de Asuán lejos hacia el sur. Este muro se inclinó ligeramente y redondeados en la parte superior, por lo que toda la estructura parecen algo así como una mastaba tumba.
Entre las dos entradas al templo del valle era un vestíbulo con paredes de granito rosa simple que se pulieron originalmente. Sus pisos estaban pavimentados con alabastro blanco. Una puerta conduce a una sala en forma de T que compone la mayor parte del templo. Esta zona también fue revestida con granito rosa pulido y pavimentado con alabastro blanco, a pesar de que estaba adornado también con dieciséis pilares de granito rosa, muchos de las cuales siguen vigentes hoy en día, que apoyan los bloques de arquitrabe del mismo material, unidos con bandas de cobre en forma de cola de golondrina. Estos a su vez apoyados en el techo.
Aquí, en la tenue luz proporcionada por las ranuras en la parte superior de las paredes, estaban nada menos que veinticuatro estatuas del rey hechas de diorita, pizarra y alabastro. Esta línea de estatuas continúa a lo largo de la cruz de la sala en forma de T que termina en una puerta que conduce a un pasillo desde el cual los vientos rampa de escalera hacia la derecha hacia arriba y sobre la parte superior del pasillo antes de terminar en el techo del templo del valle.
En el lado sur de la azotea era un pequeño patio, situado directamente sobre seis cámaras de almacenamiento también construidas en granito rosado y dispuestas en dos pisos de tres unidades cada uno.
El estudioso polaco Bernhardt Grdseloff propuso que los rituales de purificación se llevaron a cabo en la terraza de la azotea en una carpa especialmente construida para tal fin. Posteriormente, la teoría de que el cuerpo fue embalsamado en la antecámara del templo. Un egiptólogo francés, Etienne Drioton propuso un punto de vista similar, sólo cambiando la ubicación a la antesala para la purificación y el embalsamamiento en la terraza de la azotea. Sin embargo, Ricke ha señalado acertadamente que este tipo de rituales se requiere agua considerable que sólo estaba disponible cerca del canal, por lo que en el mejor de los sacerdotes del templo del valle sólo podría haber realizado los rituales simbólicamente.
En el otro extremo de la cruz en la sala en forma de T (norte), una abertura dio paso a un pasaje, también pavimentado con alabastro, que llevó a la esquina noroeste del templo y allí se unió a la calzada.

La Calzada
Un pasillo cortado de la roca separaba la calzada en ruinas de la Gran Esfinge y el templo del valle. La calzada se extiende unos cuarenta y seis metros y conectan estas estructuras con el templo mortuorio justo antes de la pirámide principal. No se ha ejecutado exactamente a lo largo del eje este-oeste de la pirámide y el templo funerario, sino un poco hacia el sureste de la misma debido al hecho de que el templo del valle se erigió un poco fuera de lugar con la Gran Esfinge y el templo mortuorio. Los arqueólogos creen que la calzada era probablemente un pasillo cubierto construido en piedra caliza y forrada en su exterior por bloques de granito rosa. Dentro de ella puede haber sido decorada con relieves.

El Templo Mortuorio
La calzada entra en el templo mortuorio cerca del extremo sur de la fachada frontal.

El templo funerario, a diferencia de otros complejos de pirámides posteriores, no bordean directamente la pirámide. Rectangular en su planta, está orientado de este a oeste y tiene paredes construidas con piedra caliza local que están entubados en piedra caliza fina, una técnica introducida en esta estructura. En el interior, el edificio estaba casi completamente lleno de granito. El templo mortuorio ha sido, en su diseño elemental, lo básico para el depósito de cadáveres.  
La entrada al templo funerario en el este lleva hasta una pequeña antesala adornada con un par de columnas monolíticas de granito rosa. Sobre el área de la entrada unas pocas cámaras pequeñas (dos cámaras de granito inmediatamente a la izquierda de la entrada, y en el otro extremo de un pasillo corto a lo largo del frente del templo, cuatro o más salas llenas de alabastro), que se cree que tienen estado anexos de almacenamiento o serdabs. Ricke, en su investigación sobre el templo funerario, que se encuentra esta área sorprendentemente similar al templo del valle, y consideró que era una especie de repetición. Él designó esta zona como el "ante-templo" y el resto del área del templo funerario como el "templo de adoración".
Esta antesala a su vez lleva a la sala de entrada misma donde había doce pares de columnas similares a las de la antecámara. El hall de entrada tiene una planta original de una T invertida Por lo tanto, la primera parte del vestíbulo era transversal, con bahías empotrados. Se llevó a su vez a una sección rectangular. Fuera de la parte transversal de la sala, dos salas largas y estrechas se separaron de los extremos, y se ha sugerido que enormes estatuas del rey, una vez aparecido estos pasajes oscuros.
Después del  hall de entrada hay un patio grande, abierto situado aproximadamente en el centro del templo. Pavimentado en losas de alabastro y con orientación norte-sur, a lo largo de sus lados se ejecuta un deambulatorio cubierto con un techo de piedra caliza plana hecha de golpes apoyados por grandes pilares de granito rosa.
La parte inferior de este ambulatorio fue formado por un zócalo de granito rojo y piedra caliza. Estaba cubierto por relieves de colores brillantes de las cuales sólo se conservan fragmentos.
Una puerta en el lado oeste de la girola comunica con cinco capillas hornacinas largas que también solían alojar estatuas del rey. Otro corredor estrecho se abre desde la esquina suroeste del patio y se dirigía a una sala de ofrendas situada en la parte oeste del templo. La sala era un cuarto estrecho, largo con orientación norte-sur (en contraste con los templos funerarios más tarde) con una falsa puerta situada en el muro oeste, precisamente en el eje largo de la pirámide. Entre las cinco capillas de culto y la sala de ofrendas, un grupo de cinco salas de almacenamiento se proporcionan para los buques de culto y ofrendas utilizadas en diversas ceremonias.
Una escalera en la esquina noreste del templo conducía a la terraza de la azotea, mientras que en la esquina noroeste del patio, otro corredor llevó a la pirámide recinto pavimentado.

Esfinges
Al inicio de la historia de Egipto, las esfinges representaron la fuerza y la sabiduría del rey. Entre todas ellas destaca la Gran Esfinge de Giza, erigida en tiempos de la dinastía IV, la época más gloriosa del Imperio Antiguo. Cuerpo de león y cabeza humana. Este extraño ser híbrido, al que conocemos con el término de esfinge, de origen griego, es uno de los más llamativos del arte egipcio. Los antiguos egipcios lo denominaban Shesep-ankh, «imagen viviente», nombre que daban a las estatuas reales. Simbolizaban la idea de fuerza y poder, y generalmente se representaba al faraón bajo esta forma.
Así lo indica el hecho de que las esfinges portaran el pañuelo real nemes, el ureo (representación de la diosa cobra Uadyet) y a menudo la barba postiza ritual, signos característicos de los soberanos egipcios. En Egipto, desde tiempos predinásticos y posiblemente antes, la figura del león se asoció a los jefes tribales y más tarde a los faraones. El rey era el guardián y protector de su pueblo, al que conducía victorioso al combate contra sus enemigos. Es por ello natural que, en el pensamiento de aquellos pueblos primitivos, la figura de este vigoroso y bello animal fuera asimilada al monarca.
Por sus características, los egipcios imaginaron el león como un poderoso guardián, y por ello se lo representaba en amuletos, muebles y también en las puertas de los templos, en relieve o esculpido. Asimismo, algunos relieves del Imperio Nuevo muestran un león domesticado que acompaña al monarca en las batallas o en ceremonias religiosas. Es muy probable, pues, que la imagen de la esfinge surgiera en la mente de los egipcios como una manera de fundir la belleza y la ferocidad del león con la sabiduría del rey.
Puesto que normalmente constituyen representaciones del monarca, las esfinges son consideradas masculinas, aunque a partir del Imperio Nuevo también hay esfinges femeninas que representan a las reinas. Habitualmente las esfinges están en actitud yacente, con las patas delanteras extendidas, si bien también se las puede encontrar representadas andando sobre sus cuatro patas o, más raramente, sentadas. Pero existen también esfinges en actitud oferente, cuyas patas delanteras se sustituyen por antebrazos y manos humanas que sostienen vasos como ofrenda.
La primera representación de esfinge con forma de león y cabeza humana data de mediados del III milenio a.C. y corresponde a la dinastía IV, que marca el apogeo del Imperio Antiguo egipcio. Se halló en Abu Rawash, en el complejo funerario de Didufri, hijo y sucesor del faraón Keops, y pertenece a la princesa Hetepheres II, medio hermana y esposa de Didufri. Este rey también fue representado como una esfinge, de la que sólo ha llegado hasta nosotros la cabeza esculpida en arenisca, que se conserva en el Museo del Louvre. A mediados de la década de 1970, en la meseta de Giza, frente al complejo funerario de Kefrén (el sucesor de Didufri), se halló una pequeña esfinge de la época de este faraón. Es en tiempos del Imperio Medio, a finales del III milenio a.C., cuando estas imágenes aparecen con más profusión. Los ejemplos descubiertos en Tanis, pertenecientes a Amenemhat III, de la dinastía XII, ofrecen la particularidad de que la parte humana de la esfinge se reduce al rostro del faraón, mientras que la melena, las orejas y el resto del cuerpo son de león. Desde inicios del Imperio Nuevo, a mediados del II milenio a.C., aparecen esfinges más desarrolladas, con los rasgos de animal más suavizados; sobre el nemes o pañuelo real ostentan nuevos tocados y adornos, como la doble corona del Alto y Bajo Egipto o la corona atef (la corona blanca del Alto Egipto con dos plumas de avestruz). También llevan amplios collares, e incluso alas plegadas o el cuerpo cubierto de plumas, seguramente en relación con el dios halcón Horus.
Ahora la esfinge se identifica con el dios Amón-Re, lo que da lugar a una nueva esfinge con cuerpo de león y cabeza de carnero, el animal sagrado de Amón. Por la gran cantidad y variedad de representaciones halladas, se podría decir que la figura de la esfinge alcanza su apogeo a mediados de la dinastía XVIII, la época más gloriosa del Imperio Nuevo. Más tarde, en época grecorromana, desde el siglo IV a.C., la iconografía de la esfinge se enriquece con la de tipo griego, normalmente femenina y casi siempre con alas, aunque con un simbolismo completamente distinto: para los griegos, la esfinge era un monstruo malicioso. Pero la más sobresaliente de todas estas representaciones es la Gran Esfinge de Giza, que la mayoría de estudios atribuyen a Kefrén, pese a que no existen documentos explícitos del Imperio Antiguo que así lo atestigüen.

Esfinge de Gizeh o Guiza
Tallada sobre la roca misma de la meseta de Giza, compone un bloque de piedra calcárea erigido, según la versión oficial, hacia la IV dinastía (2520-2494 a.C.) por orden del faraón Kefrén, que se cree descansa en los subterráneos que se encuentran bajo el monumento, aunque la cara se cree sea la de su hermano Djedefre, al que usurpó antes el trono. Ambos eran hijos del faraón Kufu, al que se le atribuye la pirámide de Keops. Sin embargo, la única inscripción que aparece en la esfinge es la denominada "estela del sueño", un muro de granito de 2´15 m. en el que el faraón Tutmosis IV (1401-1391 a.C.) menciona que desenterró el monumento ya que, en un sueño, la esfinge le prometió el trono si la liberaba de las arenas del desierto.

La representación más similar originariamente Egipcia era la de  representar al Dios Amón con cuerpo de león y cabeza de carnero. Sin embargo esta tradición viene de Nubia, situada a cientos de kilómetros al sur de la Esfinge. Aunque el caso de ésta tiene más peculiaridades en la representación de la cabeza de un Faraón al carecer de la típica barba ceremonial y a que su tocado no cae sobre sus hombros como suele ser habitual. Quizás fuera la primera representación sobre la que se basaron en siglos posteriores con los cambios típicos de la moda, aunque esto no aclara desde donde evoluciono a su vez esta.
Las incongruencias con la historia comúnmente aceptada surgen con la "Estela del Inventario" hallada junto a la Gran Pirámide por Auguste Mariette.
“¡Que viva el Horus-Medyed rey del Alto y Bajo Egipto, Jufu, dotado de vida!,  él encontró el Templo de Isis, Señora de las Pirámides, al lado del Templo de Hurun, en el noroeste del Templo de Osiris, Señor de Rosetau. Él construyó su pirámide al lado del templo de esta diosa y construyó la pirámide de la hija real Henutsen, al lado de este templo “.

Aquí se desprende que Jufu (Keops) hizo construir su pirámide junto a la Esfinge, la casa de Isis, habla también de la esfinge como la Diosa de la pirámide, por lo que se deduce que ambas, la Gran pirámide y la esfinge ya existían antes de Keops, y éste construyo otra pirámide que no es la Gran Pirámide. Esta estela es una de las más polémicas de la egiptología, se la atribuye a la XXI dinastía, aunque los expertos barajan la posibilidad de que sea posterior. Sus afirmaciones dan un vuelco a las actuales teorías sobre el conjunto arquitectónico de Giza, aunque se trata de un texto tan críptico que caben varias interpretaciones.

El historiador árabe Al Makrizi (1364 d.C. - 1442 d.C.) recopiló todo el material existente hasta la fecha sobre las pirámides. Así habla del soberano egipcio que las erigió, Saurid, para guardar todo el conocimiento ante una gran catástrofe que se avecinaba, el Gran Diluvio.
Lo que parece claro es que tanto la Esfinge como el templo que se halla a sus pies se construyeron a la vez, y este templo parece estar orientado al culto solar (su puesta y salida) y de ahí su orientación hacia poniente.
La esfinge se ha visto atacada por los elementos desde su construcción, primero por las continuas y regulares crecidas del Nilo a lo largo de los siglos, el viento y los brutales cambios de temperatura entre el día y la noche; todos ellos han ido destruyendo poco a poco el monumento, cebándose sobre todo en la cabeza por permanecer altanera por encima de la superficie. La primera restauración fue realizada por los propios Egipcios durante el imperio Nuevo, y otras más tarde durante la época Ptolemaica. Sin embargo, el grado y tipo de erosión que ha sufrido junto con otras construcciones adyacentes no se corresponde con lo que debería ser lo normal en 4.000 años.
De acuerdo con varios estudios, la erosión que soporta la Esfinge es debida al agua más que a cualquier otra causa. Se ha formulado la hipótesis de que esas aguas fueran subterráneas, aunque no se han observado los mismos efectos en monumentos cercanos, salvo en el Templo Funerario ubicado a los pies de la pirámide de Kefrén, pero 46 m. más elevado que la esfinge. Por tanto la única fuente de agua que erosionó ambas construcciones tuvo que ser externa, y para conseguir el efecto que se observa las dos debieron permanecer bajo el agua al menos 600 años. ¿Y cuándo ocurrió una avenida de agua que durase 600 años y alcanzara tal altura?, pues tras la última glaciación, 15.000 años antes de Cristo.
Esta conclusión choca de lleno con lo que hasta ahora se sabe de la historia de la Humanidad, que por aquel entonces se reducía a un conjunto de tribus cazadoras nómadas, carentes de la organización necesaria para levantar cualquier monumento importante. Aunque, según el historiador greco-egipcio Manetón, la época predinástica en Egipto arrancó miles de años antes de la primera dinastía, cuando unos invasores de ultramar, los Neteru y los Shemsu Hor, llegaron hasta ellos y los cultivaron.
Tomando otros  caminos de investigación llegamos hasta Plinio el Joven, que habla de los restos del rey Harmais que yacen en la Esfinge, aunque ésta procede de mucho antes. Buscando el nombre de este rey en los listados de reyes egipcios se puede encontrar una cita de Herodoto sobre el rey Amasis, que gobernó Egipto en la época predinástica, hace 17.000 años.
Son muchas las hipótesis que se manejan, la mayoría pretenden ser las únicas, aunque lo que es seguro es que aún no sabemos cierto cuándo y por qué se erigió la Esfinge. Otras pistas se han sumado para aclarar o quizás embrollar más el asunto. Una de ellas sugiere que la alineación de las pirámides de Keops, Kefren y Micerinos coincide con la disposición de las tres estrellas que forman el cinturón de la constelación de Orión, pero para que esto ocurra debemos tener en cuenta que esa posición corresponde con la que tenían las estrellas hace 13.000 años.  Todas ellas se hallan a unos 1500 años luz de distancia, y todavía hoy puede verse como cuadran en esa distribución casi a la perfección, sin embargo la Esfinge no coincide con ninguna objeto celeste, al menos de los que brillan en la actualidad ¿existiría hace miles de años algo en esa posición?

También es posible que, como apuntó Augusto Mariete, fundador del museo Egipcio del Cairo, la esfinge fuera el símbolo del paso del sol por el signo de Leo, de eso hace 14.000 años.
¿Quedan aún más pistas por descubrir?, para algunos aún el misterio se amplía hasta más allá de lo que podemos imaginar. Si se preguntan ¿es la esfinge única?, pues de acuerdo con ciertos investigadores no.
Según un estudio fotográfico por satélite de SIR-C/X-SAR, de la Agencia Aeroespacial norteamericana, según la densidad de las rocas existió otra construcción cercana a la Esfinge. Pero, ¿Por qué debería ser precisamente otra esfinge?, pues por que para los egipcios estaba representado el dios Horemakhet como esfinge masculina y Tefnut como esfinge femenina, y hasta nosotros sólo ha llegado una.
Seguramente el futuro nos deparará más sorpresas y descubrimientos, porque este monumento siempre despertará nuestra curiosidad y nunca estaremos satisfechos con lo que descubramos sobre ella.

Bikheris Baefra o Baka

bA (?) - kA (= i)
Baka (The Soul of Ka) Baka (El alma de Ka)
Baefra, también denominado Baka o Bakara, fue un faraón de la dinastía IV de Egipto, que reinó de c. 2521 a 2514 a. C. (von Beckerath) o en 2530 a. C. (Schneider).
Manetón escribió de Bikeris que fue sucesor de Ratoises y predecesor de Seberkeres, según Julio Africano en versión de Jorge Sincelo, y que reinó 22 años. Eusebio de Cesarea no lo nombra, comentando que de estos reyes no ha quedado registrado ningún hecho de importancia.
Apenas existe información de este monarca, y se cree que su reinado fue efímero, de menos de un año. Posible hijo de Keops y de la reina Meritites, sus hermanos serían Dyedefra, Jafra (Quefrén) y Dyedefhor. Una inscripción en una roca de Uadi Hammamat, de mediados del Imperio Nuevo les menciona y cita a Baefra como sucesor de Jafra.
En el único lugar contemporáneo suyo en que figura su nombre es en la pirámide que comenzó a construir en Zawyet el-Aryan. Al desenterrarla se encontraron varias inscripciones con el cartucho real. Estos cartuchos son objeto de una viva polémica, ya que el excavador, Alexandre Barsanti, al publicar los resultados no los reprodujo exactamente, solo hizo unos bocetos. Así, mientras que el segundo símbolo de los cartuchos está claramente identificado como el jeroglífico de Ka, el primero es tan confuso que ha sido imposible leerlo.
El nombre más ampliamente utilizado en la actualidad es Baka, donde el primer carácter es el correspondiente a una cigüeña representando el sonido Ba (o bi). Esta es la lectura del nombre de un hijo del faraón Dyedefra escrito en una estatua encontrada en Abu Roasch. El hijo del rey se llamaba Baka, pero su nombre no estaba escrito con una cigüeña sino con un cordero, también el sonido de Ba (o bi). El nombre Baka podría haberse convertido posteriormente en Ba-Ka-Ra al añadir el nombre de Ra, desfigurándose en la forma griega Bikeris. Una propuesta similar la ha hecho George Andrew Reisner. Se supone que Baka sería el nombre de Nacimiento y Ba-ka-Re el del Trono.
Aidan Dodson hizo en 1985 una propuesta de lectura del nombre del faraón como Sethka. Así pues, sería un chacal (Set) el jeroglífico del animal. Según Dodson también es posible que el nombre Sethka sea sólo una modificación de Setka, el nombre de otro hijo de Dyedefra.
Wolfgang Helck ha propuesto que quizá sea el príncipe Horbaef o Baefhor, probablemente un hijo de Keops, ya que el nombre del Trono Baefra podría haberse modificado. Se basa en unas inscripciones del Imperio Medio realizadas en una roca en el Uadi Hammamat, en las que aparecen los nombres de Keops, Jafra, Dyedefra, Rabauef (Bauefre) y Dyedefhor escritos en cartuchos. La mayor parte de los investigadores rechazan esta propuesta.
Hay también una serie de lecturas con otros nombres, pero no permiten ser clasificados en la cuarta dinastía: Kurt Sethe como Nebka, Gaston Maspero como Nefer-Ka, Jean-Philippe Lauer como Bikka o como Hor-ka, Klaus Baer como Uehemka, y Peter Kaplony como Schena-Ka.
En la tumba se lee el nombre de Horus de oro, como Bakara. Sin embargo, la lectura de este nombre y la afiliación son polémicas. Kaplony, por ejemplo, considera que el posible nombre de Horus que figura es el de Huni
La duración exacta del reinado de Baefra es desconocida. Su lugar, en la columna III puesto 13, del Canon Real de Turín está muy dañado, de modo que ni el nombre ni la indicación de los años puede leerse; solo se ve


(El rey del Alto y Bajo Egipto [(///)] años [(///)]).en el siglo II a. C. el sacerdote Manetón escribió que Bikeris gobernó durante 22 años. Modernas investigaciones dan este tiempo como muy improbable, dado el pequeño número de construcciones fechadas durante su reinado indica un gobierno de corta duración. Jürgen von Beckerath le adjudica siete años, y otros investigadores incluso menos: Wolfgang Helck dos años, y Peter Jánosi opina que es posible que no llegase al año.
·       Se le atribuye la pirámide sin terminar de Zawyet el-Aryan, proyectada con base cuadrada de unos doscientos metros de longitud. Fue estudiada por Lepsius entre 1842 y 46, que la catalogó con el número XIII en su lista.
·       Solo se realizaron las obras preliminares, quedando una gran zanja excavada, de 106 m de largo y seis de anchura, que desciende en rampa y desemboca a más de veinte metros de profundidad en una zona rectangular descubierta, pavimentada con losas de granito de hasta 43 toneladas, donde Bersanti descubrió en 1900 un sarcófago de granito de forma inusual, ovalado, y aunque la tapa estaba sellada, al abrirlo, se encontró vacío su interior.

PIRÁMIDE de BAKA
Poco queda hoy de otra estructura que se supone es una segunda pirámide inacabada en Zawyet el-Aryan. Fue excavada por Barsanti en 1903, quien descubrió sólo una enorme trinchera con una pendiente que conducía a un pozo. Las huellas de una plataforma cuadrada de unos 200 metros cuadrados indican que si la pirámide se hubiera terminado habría sido similar en tamaño al monumento de Kefrén en Giza. Estilísticamente esto daría a la estructura una datación en la Dinastía IV, probablemente entre los reinados de Djedefre y Kefrén. Los elementos restantes dicen que se parece a la pirámide de Djedefre en Abu Rawash.
En el suelo de la trinchera se encuentran grandes bloques de piedra caliza y granito que pueden haber sido preparados para ser utilizados en la cámara funeraria. En la parte inferior de la trinchera había un sarcófago de granito rosa en forma de óvalo, que puede, o no, pertenecer a esta estructura. Significativamente, Petrie encontró fragmentos de un sarcófago de estilo similar cuando excavaba el complejo de Djedefre en Abu Rawash.
Durante las excavaciones de Barsanti, los arqueólogos se quedaron perplejos cuando la trinchera llena de agua de lluvia drenó muy rápidamente cerca de un metro de profundidad, lo que sugiere que puede haber un pasaje sin descubrir o una cámara debajo de la trinchera. Por desgracia, la estructura nunca ha vuelto a ser investigada debido a la inaccesibilidad de la zona militar en que se encuentra.
Se han propuesto muchos candidatos como propietarios de esta pirámide inacabada que, de haberse completado, rivalizaría con las mayores pirámides del Imperio Antiguo. La mayoría de los egiptólogos datan la estructura en la Dinastía IV. Las pruebas presentadas en apoyo de esta datación incluyen el uso de grandes bloques de piedra, el sarcófago de granito ovalado y el tamaño de la base de la estructura. Se han encontrado en algunos bloques las marcas de los constructores con el nombre del Rey. Estas marcas son difíciles de interpretar, pero el nombre está dentro de un cartucho, lo que sugiere que por lo menos debe de pertenecer a algún Rey a partir de Huni (el último Rey de la Dinastía III), que fue el primer Rey que se sabe que escribió su nombre de esta manera. Actualmente, muchos egiptólogos sugieren que se trata de una estructura que pertenece a un Rey entre Djedefre y Kefrén, tal vez un hijo de Keops o de Djedefre que reinó por un período de tiempo muy corto.
Pirámide inacabada de Zawyet el-Aryan.

Micerino
kȝ ẖt (Kajet)
Espíritu (Ka) de potente cuerpo
(P. Kaplony)

nb ty kȝ (Nebty ka)
Espíritu (Ka) potente
(Annales du Service des Antiquités de l'Égypt, 4, 134)

bik nub nṯr (Bik nub necher)
Divino Halcón de Oro
(Papiro de Berlín 19999)

mn kȝw rˁ (Menkaura)
Eterno como los espíritus (Ka) de Ra
(L R Abidos nº 24)

mn kȝw rˁ (Menkaura)
Eterno como los espíritus (Ka) de Ra
(L R Saqqara nº 20)

mn kȝ rˁ (Menkara)
Eterno como el espíritu (Ka) de Ra
(P. Kaplony)

Menkaura (nombre egipcio) o Micerino (nombre castellanizado del griego Μυκερινος, escrito por Heródoto), fue un faraón perteneciente a la dinastía IV, del Imperio Antiguo de Egipto.
Las fechas de su reinado no se conocen con exactitud pero se estima que se inició hacia 2514 a. C. y terminó hacia 2486 a. C. Hijo de Kefrén y nieto de Keops, el constructor de la Gran Pirámide. Le sucedió su hijo Shepseskaf.
Heródoto escribió que Micerino era hijo de Kefrén, el hermano (sic) de Keops.
Micerinos era hijo de Kefrén y nieto de Keops. Un cuchillo de sílex encontrado en el templo funerario de Micerino mencionó la madre de un rey Khamerernebty I, lo que sugiere que Kefrén y esta reina fueron los padres de Micerinos. Micerinos se cree que han tenido por lo menos dos esposas.
·        La reina Khamerernebty II es la hija de Khamerernebti I y la madre del hijo de un rey Khuenre. La ubicación de la tumba de Khuenre sugiere que él era un hijo de Menkaura, por lo que su madre la esposa de este rey.
·      La reina Rekhetre es conocida por haber sido una hija de Kefrén y la esposa de Micerinos.
Descendencia de  Micerinos:
·        Khuenre era el hijo de la reina Khamerernebti II. Micerinos no fue sucedido por el príncipe Khuenre, su hijo mayor, que murió antes que Micerino, sino más bien por Shepseskaf
·        , un hijo más joven de este rey.
·        Shepseskaf era el sucesor de Menkaura y probablemente su hijo.
·        Sekhemre se conoce de una estatua y, posiblemente, un hijo de Micerinos.
  • Una hija que murió en edad temprana es mencionada por Herodoto.  [5]Ella fue colocada en una sala magníficamente decorada de la zona palaciega en Sais, en un hueco de oro en capas característico entierro zoomorfo de madera en forma de una vaca de rodillas cubierto externamente con una capa de decoración de color rojo, excepto el área del cuello y los cuernos que estaban cubiertas con capas adecuadas de oro.
  • Khentkaus I - posible hija de Micerino
La corte real incluía varios de los hermanastros de Micerinos. His brothers Nebemakhet , Duaenre , Nikaure and Iunmin served as vizier during the reign of their brother. Sus hermanos Nebemakhet, Duaenre, Nikaure y Iunmin sirvieron como visires durante el reinado de su hermano. His brother Sekhemkare may have been younger and became vizier after the death of Menkaure. [ 7 ] Su hermano Sekhemkare pudo haber sido más joven y se convirtió en visir después de la muerte de Micerinos.
Heródoto también cuenta que fue un rey magnánimo, abrió los templos al culto, cerrados por Keops y Kefrén. Apenas subió al trono recibió un oráculo donde se advertía que reinaría solo seis años, y moriría al séptimo. Entonces Micerino ordenó colocar multitud de lámparas, que encendía por la noche, entregándose ininterrumpidamente a los placeres. Así creyó que burlaba al oráculo, pues los seis años resultaron ser doce, tras convertir las noches en resplandecientes días.
Manetón, según Julio Africano, en la versión de Jorge Sincelo, lo denomina Menkeres y cuenta que reinó 63 años. Eusebio de Cesárea, según las versiones de Sincelo y Armenia, comentó que de este rey no ha quedado registrado algún hecho de importancia.
Se le atribuye erigir la tercera pirámide de la meseta de Guiza, en el complejo funerario compuesto por las tres pirámides de las reinas, el templo funerario, el templo del valle, y la calzada procesional que los comunica, pero contrariamente, tanto Julio Africano, como Eusebio de Cesárea, en las versiones de Sincelo y armenia, escribieron, copiando de Manetón, que la tercera pirámide la construyó Nitocris, la más noble y adorable de las mujeres de su tiempo.

La PIRÁMIDE de MICERINOS es la de menor tamaño de las pirámides de Giza.
Su altura original era de 66 m, actualmente mide 61 m.
Fue construida en piedra caliza y granito. Algunas filas del revestimiento de la parte inferior de la pirámide son de granito rojo y el resto de caliza blanca, supuestamente representando el Alto y el Bajo Egipto mediante sus colores emblemáticos.
Al sur de la pirámide de Menkaura o Menkaure hay tres pirámides llamadas satélites que al parecer nunca fueron terminadas y que podrían haber estado pensadas para las esposas del rey, aunque se cree que al menos una (la que era lisa) tenía una función puramente religiosa. El resto son escalonadas o no se terminaron.
Según nos relata Heródoto, el monarca fue muy benévolo y amado por su pueblo.
Comenzó a construirse en granito y llegando a la cúspide se usó caliza.
Richard William Howard Vyse, que visitó por primera vez a Egipto en 1835, descubrió en la antesala superior los restos de un ataúd de madera antropoide inscrito con el nombre de Menkaura con restos óseos en su interior.
Fue realizado un estudio con carbono 14 sobre los huesos datando éstos como menos de 2000 años, lo que da por refutada la teoría que ellos pertenecieran al faraón.
Más tarde, en la pirámide Richard William Howard se encontró con un sarcófago de basalto hermoso, rico en detalles con una cornisa en proyección.
Por desgracia, este sarcófago se encuentra ahora en el fondo del Mediterráneo, viajaba a bordo del barco Beatrice que el 13 de octubre de 1838, en su camino entre Cartagena y Malta, cuando el barco se hundió.
A finales del siglo XII al-Malek al-Aziz Othman ben Yusuf, hijo de Saladino y su heredero intentó demoler las pirámides comenzando con la de Menkaura.
Sus deseos se vieron frustrados, durante ocho meses no pudieron eliminar más que dos piedras, usaron cuñas, palancas, cuerdas, etc.
Esas piedras cayeron en la arena y fue imposible moverlas, los que los llevó a abandonar todo lo que querían hacer.
El interior de esta pirámide incluye una habitación o cámara principal, posiblemente, para el entierro de algunos de los familiares del rey.
Después de entrar por un largo pasadizo (más de 35 metros) descendente, llegamos a una antecámara con las paredes decoradas tipo fachada de palacio:



Esta antecámara presenta motivos decorativos de "fachada de palacio" y recuerdan a los dibujos que nos han quedado del sarcófago original que había en la cámara funeraria y que fue extraído y hundido en el mar por culpa de un accidente de navegación, cuando se disponían a llevarlo al museo británico.
Los laterales de la antecámara están decorados con los mismos motivos.
En el lado opuesto a la entrada a la antecámara por el pasadizo de entrada vemos en la parte superior una pequeña cámara que ahora se utiliza para ubicar la maquinaria que suministra aire al interior.
Desde una abertura muy estrecha se ve el techo del primer tramo del pasadizo.

En estos primeros metros de túnel hacia la cámara principal se aprecian las hendiduras en los laterales que soportaban 3 losas de piedra que sellaban el acceso. Una de las hendiduras está ocupada por el fluorescente que da luz, y coincide con la pequeña cámara superior que no tiene suelo. Quizás las losas que tapaban el acceso partían de esa cámara. Hay huecos que podían haber sujetado antiguas vigas de madera.
Al final del pasadizo de la entrada, hay una antecámara que conduce a una cámara principal. Desde esta cámara se desciende a la cámara de los 6 nichos (ver vídeo) o a la cámara funeraria en dónde había el sarcófago de Menkaura.
Al fondo hay la entrada al techo de la cámara funeraria y en primer plano hay el acceso primero a la cámara de los nichos y justo después al interior de la cámara funeraria. Esta cámara principal en la que nos encontramos ahora, tiene un techo plano y en su extremo reproduce elementos arquitectónicos simples a modo de decoración, recordando una vez más los motivos decorativos de la antecámara y del sarcófago.
La cámara funeraria orientada Norte Sur, de planta rectangular en granito rosa y con el techo en forma de bóveda, aunque en verdad, cuando veamos las fotos de la cámara que accede al techo veremos que son bloques rectangulares y planos que han sido pulidos en forma curva en una de sus caras. Cada uno pesa unas 9 toneladas.
En esta repisa, se encontraba originalmente el sarcófago de basalto de Menkaure. Aunque cuando Vyse abrió la pirámide, encontró el sarcófago en la pared oeste de la cámara. 

En el interior de la pirámide se halló un sarcófago de basalto negro, una gran caja de forma rectangular decorada con “fachada de palacio”. Este sarcófago yace actualmente en aguas territoriales españolas, pues el buque que lo transportaba a Inglaterra durante la primera mitad del siglo XIX naufragó frente a las costas de Cartagena.
En egipcio sarcófago se denomina con la voz nebaneb, que significa “el señor de la vida”, por lo tanto la voz griega, que significa “devorador” nada tiene que ver con las creencias egipcias.
La pirámide además, presenta en el exterior de una de sus caras, una gran brecha posiblemente realizada por los saqueadores, que no lograron por este método alcanzar la cámara funeraria.

El templo funerario de este complejo es el más intacto en la meseta de Giza.
Está hecho de piedra caliza y originalmente estaba forrado de granito en su interior.
El pasillo de entrada era de adobe y conduce a un gran patio.
Una característica interesante es que hay un sistema de drenaje de la cuenca y en el centro del patio.
Un pórtico se encuentra empotrado en la pared occidental de la corte, este tiene 6 columnas de granito rojo.
El templo funerario de Menkaure se encuentra en el lado Este de la pirámide.

El templo consta de un patio enorme, un doble pórtico y un santuario. Estaba comunicado mediante una rampa procesional con otro templo.

Esta pirámide satélite originalmente era lisa como se aprecia en alguno de los bloques que han quedado. Se cree que tenía una función religiosa: 

Gran patio del templo funerario de Menkaure, al fondo el vestíbulo que conectaba con la rampa procesional: 
Más allá de la sala estaba el santuario, al sur de éste fueron encontradas las famosas estatuas de Menkaura en tríada.  


Localización del hallazgo de las tríadas de Micerino (recuadros en negro).

La tríada de Micerino está considerada uno de los más notables conjuntos escultóricos de la dinastía IV y del periodo menfita. Está datado a mediados del tercer milenio a.C. Es una escultura en altorrelieve, casi de bulto redondo, con talla directa y pulimentado sobre un material de piedra, el esquisto de pizarra, caracterizado por su excepcional dureza, en una pieza ortogonal con una altura de 92,5 cm.
El tema del grupo es una representación del faraón Micerino (Menkaura o Menkeres en egipcio antiguo, Mikerinos en griego) acompañado al lado derecho por la diosa Hathor (Hut-hor en egipcio), y al lado izquierdo por la divinidad femenina del nomo o provincia de Cinópolis. La información iconográfica se completa con los jeroglíficos incisos en la base-pedestal de la estatua.
Fue descubierta en 1910 por un equipo de arqueólogos del Fine Arts Museum  de Boston, dirigido por Georges Reisner, que estaba excavando el templo funerario de la pirámide del faraón en Giza. Al parecer el plan original era erigir en el templo 42 tríadas, en todas las cuales estarían Micerino y Hathor mientras que variarían las estatuas representativas de cada provincia en las que se honraba a Hathor, pero al parecer, debido a la muerte del faraón antes de la finalización del templo funerario, se hicieron solo ocho, de las que se conservan completas cuatro y parcialmente una (repartida, los cuerpos en Boston y la cabeza en Bruselas), más fragmentos de las otras tres, guardándose la obra que aquí se analiza, la más famosa, en el Museo Egipcio del Cairo.

Análisis formal.
En esta obra se aprecian las principales características de la escultura egipcia.
La escultura-bloque cúbica, compacta y enérgica, que sugiere los dones del poder, la fuerza, la inmutabilidad, la estabilidad, etc., que son atributos del faraón y los dioses.
La jerarquización de las figuras, representando al faraón con mayor tamaño y más avanzado que sus compañeras, para enfatizar su presencia individual y su poder político-religioso.
El hieratismo, pues estos personajes por su postura corporal y la inmovilidad simétrica del rostro parecen aislados y desconectados de la realidad de este mundo, sumidos en una ensoñación mística en el mundo celeste de los dioses, estable y duradero, ajeno al paso del tiempo.

La frontalidad, una norma que consiste en representar el conjunto de modo que requiere ser contemplado de frente para ser entendido plenamente.
La rigidez de los personajes, enfatizada por la casi total ausencia de movimiento en las articulaciones, la mirada frontal y tensa de los ojos almendrados, los brazos apretados al cuerpo y los puños cerrados, así como por la representación casi geométrica de los cuerpos alzados, sobre todo en las líneas rectas de los hombros y de las caderas. Las únicas notas de movimiento son el adelantamiento del pie izquierdo en las figuras de Micerino y Hathor, y que esta y su otra acompañante femenina, sujetan familiarmente a Micerino por el brazo, con la aparente ternura de una relación marital.
La proporción matemática del cuerpo, muy estilizado y armónico, usando como canon una proporción de ‘altura del cuerpo = 18 puños’. El módulo básico es el puño, cuyo largo se multiplica según un canon estricto de la época: dos para el rostro, diez para la distancia entre los hombros y las rodillas, y seis para el resto de las piernas y los pies. El canon puede verse en la siguiente estatua de Micerino y su esposa Chamerernebti de la colección del Fine Arts Museum de Boston.

La estereotipación de las figuras, que según unos patrones repetidos en numerosas imágenes, se esencializan, hasta el punto de caer en una parcial isocefalia, como se ve en la similitud de las narices rectas de anchas fosas nasales, de boca fina (en contraposición a los labios gruesos de muchas representaciones egipcias) y del mentón suavemente curvo. Para alcanzar la esencia de la figura humana idealizada se  eliminan los detalles accesorios, algo patente en la sencilla vestidura y los similares peinados ceremoniales de ambas féminas, enfatizando la austeridad y concentrando la atención así en los símbolos político-religiosos que coronan a los tres personajes.
Finalmente, destaca la perfección en el refinamiento del modelado de las mujeres, así como el detalle de las recias facciones del rostro de Micerino, lo que permite suponer un notable parecido natural con los modelos, pues en esta época de la IV dinastía los ritos funerarios exigían una representación fiel de los rasgos físicos.

Significado.
En esta escultura se manifiesta la típica combinación del gran realismo e idealización plástica, dentro de la concepción frontal y la rigidez formal, propias del gran período creativo de la IV Dinastía, en el Imperio Antiguo.
El faraón sólo está tocado con la corona blanca del Alto Egipto, sin la corona roja del Bajo Egipto (usaría esta corona en otras esculturas), y porta barba postiza y un sencillo faldellín o falda egipcia real, personificando su papel de hijo del dios Amón-Ra. Las otras dos figuras visten una ajustada túnica casi transparente, con un contenido pero sugerente erotismo al mostrar claramente la anatomía femenina. La diosa Hathor, señora del amor y la fiesta, y esposa de Horus, el dios de la guerra, está caracterizada al modo clásico, con los cuernos de una vaca y el disco solar (en este caso sin el típico añadido del uraeus en forma de cabeza) sobre su cabeza, mientras que la representación femenina del nomos de Cinópolis porta sobre su cabeza su emblema territorial, el tótem del dios perro Anubis.
La interpretación más usual es que Hathor representa al conjunto de los dioses que protegen al faraón en el camino de la muerte, pues no olvidemos que la estatua se halló en su templo funerario, y que Cinópolis representa la fertilidad de la tierra.
La familiaridad de ambas mujeres con el faraón favorece otra interpretación más política, la  de que se usaron como modelos dos esposas del faraón. Tal vez la esposa principal se personifica en Hathor, una preferencia demostrada por el ligero avance de su pie izquierdo, una diosa que en el panteón egipcio era la esposa principal de Horus, cuya personificación era el mismo faraón. Su condición de esposa principal se confirmaría pues aparece también en las otras estatuas conservadas de Micerino y sus esposas. En esta estatua la esposa secundaria sería la provincia de Cinópolis, mientras que en otras estatuas aparecen otras personificaciones de nomos. Al respecto se sabe que los faraones, para asentar su dominio o control territorial, procuraban entablar relaciones matrimoniales con la aristocracia de los principales nomos del país, así como de las tierras conquistadas y los aliados. En concreto se sabe que Hathor fue la diosa del nomo XXII del Alto Egipto y del III del Bajo Egipto así como de varios más en el curso medio del Nilo, y que Cinópolis (Saka en egipcio y ‘ciudad del perro’ en griego, pues en ella se rendía culto al dios Anubis, en forma de perro) fue el nomo XVII del Alto Egipto aunque muy cercano al Bajo Egipto. Esta estatua así como el resto constituiría un símbolo de la alianza del faraón mediante el matrimonio con los más importantes nomos del Bajo y Alto Egipto.
Otras esculturas notables de este faraón son las otras tres tríadas completas (dos en el Museo del Cairo y otra en el Fine Arts Museum de Boston, que destaca por ser la única en la que Hathor está en el centro), la gran estatua sedente del faraón y diversas estatuas de pie de é, solo o acompañado por una esposa.
Tríada de Micerino, Hathor y diosa Bat. Museo Egipcio del Cairo.

Tríada de Hathor, Micerino y el nomo de la liebre, Hermópolis. Fine Arts Museum de Boston.

Tríada de Micerino, Hathor y diosa del nomo de Tebas. Museo Egipcio del Cairo.

Estatua de Micerino y su esposa Chamerernebti. Fine Arts Museum de Boston.

Estatua sedente de Micerino. Fine Arts Museum de Boston.

La función primordial de estas obras es aunar la propaganda política y la religiosa, mostrando la estrecha vinculación entre los dioses y el faraón, máximo garante de la unidad, seguridad y prosperidad de Egipto, gracias al poder omnímodo de su cargo. Otra función es cumplir un papel ritual pues entre las funciones de Hathor destaca la protección del faraón, trasunto de su esposo Horus, en la otra vida.
Micerino reinó aproximadamente entre 2514 y 2486 a.C., según Von Beckerath, aunque otras fuentes lo datan en otras fechas, por ejemplo h. 2551-2523 a.C. Las fuentes apenas registran acontecimientos durante su reinado, salvo anécdotas sobre su miedo a morir tempranamente. Era hijo de Kefrén (Jafra en egipcio) y nieto de Keops (Jufu en egipcio), que habían edificado las dos pirámides mayores de Giza, al lados de las cuales erigió la propia pirámide y un amplio complejo funerario compuesto por las tres pirámides menores de las reinas, el templo funerario, el templo del valle y la calzada procesional que los comunica. Le sucedió su hijo Shepseskaf.

Shepseskaf
Hr Sps Xt
Horus Shepse
s khet (Horus, Whose Body I s Noble) Horus Shepse s khet (Horus, cuyo cuerpo es Noble)
nb.ti Sps
Nebti Sheps
[es] (The Noble One O f T he Two Ladies) Nebti Sheps [es] (El Noble de las  Dos señoras)
šps s kȝ f (Shepseskaf)
Su espíritu (Ka) es noble
(L R Abidos nº 25)


Shepseskaf fue el sexto faraón de Egipto, considerado el último faraón de la dinastía IV de Egipto, gobernó de c. 2486 a 2479 a. C. (von Beckerath).
La familia de Shepseskaf es incierta. El egiptólogo George Andrew Reisner propuso que Shepseskaf era el hijo de Menkaure basándose en un decreto que menciona que Shepseskaf completó el templo funerario de Menkaure. Sin embargo, esto no puede considerarse una prueba sólida de filiación, ya que el decreto no describe la relación entre estos dos reyes. Además, la terminación de la tumba de un faraón fallecido por su sucesor no depende necesariamente de una relación directa padre / hijo entre los dos.
La madre, las esposas y los hijos de Shepseskaf son desconocidos. Si Menkaure fuera realmente su padre, su madre podría haber sido una de las esposas reales de Menkaure, Khamerernebty II o Rekhetre. Es posible que la esposa de Shepseskaf fuera Khentkaus I, pero esto no es nada seguro. La reina Bunefer ha sido sugerida como una posible esposa de Shepseskaf basada en los títulos de sacerdotisa de Shepseskhaf. Sin embargo, puede haber sido una hija que sirvió como sacerdotisa en el culto a su padre. Finalmente, Khamaat, la esposa de un noble llamado Ptahshepses e hija de un rey, puede ser hija de Shepseskaf o Userkaf. 
Probablemente fue el último faraón de la Cuarta Dinastía de Egipto si no fue sucedido por un cierto gobernante desconocido llamado Thamphthis, según consta en algunas publicaciones egipcias e, indirectamente, por el Canon de Turín. Ningún gobernante llamado Thamphthis está registrado en documentos contemporáneos como monumentos reales o tumbas privadas en los cementerios del Antiguo Reino de Giza y Saqqara que datan de este período.  El cortesano palacio de larga vida Netry-nesut-pu enumera explícitamente esta secuencia de reyes del Antiguo Reino al que sirvió en su tumba: Radjedef → Khafre → Menkaure → Shepseskaf, y los primeros tres reyes de la 5ta dinastía, a saber Userkaf, Sahure y Neferirkare.  Finalmente, "No hay nombres de fincas de la época [que se combinen con nombres reales que hagan mención de otros reyes más que estos, ni los nombres de... nietos reales, que a menudo llevaban el nombre de un antepasado real como componente de su propio [nombre]".
El reinado de Shepseskaf se atestigua a través de las inscripciones funerarias hechas por los funcionarios que lo atendieron. Estos se encuentran principalmente en Gizah y Saqqara. El hecho de que muchas de estas inscripciones solo mencionen a Shepseskaf sin más detalles sugiere la corta duración de su reinado. Los funcionarios de la corte que mencionaron Shepseskaf son:
·       Sekhemkare, un hijo de Khafra, sacerdote de los cultos funerarios reales. Su mastaba, ubicada en Giza (G8154) produjo una lista de los reyes a los que sirvió, desde Khafra hasta Sahure a través de Shepseskaf.  Esta lista también le da a Userkaf como el sucesor inmediato de Shepseskaf.
·       Bunefer, princesa real y sacerdotisa del culto funerario Shepseskaf, enterrado en Gizah (G8408). Se cree que es una de las esposas de Shepseskaf, su hija o una de sus hermanas y que participó en sus ceremonias de entierro.
·       Nisutpunetjer, que era sacerdote de los cultos funerarios reales. Su mastaba en Giza (G8740) produjo una lista de faraones a quienes servía, desde Djedefra hasta Sahure y menciona a Shepseskaf seguido por Userkaf. 
·       Ptahshepses I, gran sacerdote de Ptah. Una inscripción en la estela de la puerta falsa detalla su biografía. Cuenta que fue educado en la corte con Shepseskaf, quien más tarde lo promovió a la oficina del primer sacerdote de Ptah y le dio a su hija Khamaat para la boda.
·       Kaunisut, un funcionario del palacio, cita a Shepseskaf en su mastaba en Gizah (G8960). 
Aparte de estas escasas referencias al reinado de Shepseskaf, la única estela conocida hoy en día que es firmemente fechable a ese período fue descubierta en el complejo piramidal de Menkaure. Menciona un decreto real de Shepseskaf donde hace donaciones a favor del culto mortuorio de su padre. 
El Canon de Turín atribuye a Shepseskaf una regla de cuatro años y su anónimo sucesor de la 4ª dinastía, presumiblemente una referencia a Djedefptah, un reinado de dos años. En contraste, la Lista de Manetón otorga explícitamente a Shepseskaf un reinado de siete años que puede ser una combinación de las cifras del año 4 + 2 (= 6) anotadas en la Lista del Rey de Turín para los dos últimos reyes de la Cuarta Dinastía más un significativo fracción mensual La Lista del Rey de Manetón, sin embargo, también nota la existencia del gobernante desconocido y posiblemente ficticio Djedefptah, llamado Thampthis en sus registros, a quien se le atribuye un reinado de nueve años.
La piedra de Palermo describe el primer año del reinado de Shepseskaf. Shepseskaf se confirma como el sucesor inmediato de Menkaure y aparentemente fue coronado el undécimo día del cuarto mes. Los análisis del espacio disponible entre el comienzo de su reinado y el de su sucesor indican que Shepseskaf no reinó más de siete años.  Finalmente, la piedra de Palermo indica que el emplazamiento y el nombre de la tumba de Shepseskaf fueron elegidos durante su primer año en el trono. El nombre de la tumba está escrito con el determinativo de una pirámide. 

El reinado de este faraón, a tenor de las pruebas encontradas, parece haber terminado de forma convulsa, dando así fin a la época de más esplendor del Imperio Antiguo. Este faraón sería considerado maldito por los egipcios de épocas posteriores.

Su tumba
Shepseskaf no construyó una pirámide en la necrópolis de Guiza, como sus predecesores, sino que mandó erigir una gran mastaba en Saqqara. Es posible que la causa fuese las diferencias con los sacerdotes de Heliópolis.
Llamada "Mastaba el-Faraun" está construida en piedra y revestida con caliza de Tura. Mide 18 m de alto y tiene planta rectangular de 99,50 x 73,30 m, pero con su revestimiento pétreo medía 105 x 78 m. Aunque es una mastaba, tiene grabado el título Pirámide purificada de Shepseskaf.

La mastaba de Shepseskaf o mastaba el-Faraun, nombre dado por los egipcios contemporáneos, es la tumba del faraón Shepseskaf, último gobernante de la cuarta dinastía. Esta tumba es un hito en la construcción de las tumbas reales del Imperio Antiguo. De hecho, desde la tercera dinastía cada faraón había construido un complejo monumental funerario cuya pirámide principal alcanzó durante la cuarta dinastía unas proporciones colosales y tal perfección geométrica que causó admiración desde los tiempos antiguos.
Shepseskaf no sólo rompió con la elección de sus predecesores al construir el complejo funerario en Saqqara, la ruptura es mayor al edificar en el complejo funerario una gigantesca mastaba en lugar de una pirámide. Los egiptólogos lo han interpretado de diversas formas. Algunas teorías se inclinan hacia un complejo inconcluso a causa de la brevedad del reinado, lo que explicaría por qué la mayoría de los edificios son de adobes. Otros creen un cuestionamiento de la cosmogonía heliopolitana, y a la elección de la forma del monumento, que es una reproducción del primitivo santuario de Uadyet en Buto, es la de un enorme sarcófago que muestra la voluntad de acercarse al mito osiriaco.
De todos modos, esta tumba se puede considerar una obra típica de la cuarta dinastía por la organización de las cámaras funerarias reales, la elección de los materiales de construcción, el revestimiento del monumento y el plan del complejo funerario en su conjunto.
La mastaba de el-Faraun fue descrita por primera vez por John Perring a mediados del siglo XIX. Karl Richard Lepsius visitó la tumba, pero no realizó ninguna investigación. La primera exploración fue realizada en 1858 por Auguste Mariette, y un análisis cuidadoso hubo de esperar hasta 1924, cuando Gustave Jéquier realizó un estudio metódico. Fue también Jéquier, gracias al hallazgo de un fragmento de estela, quien asignó el complejo a Shepseskaf, ya que anteriormente había sido adjudicado erróneamente a Unis, el último gobernante de la Dinastía V.

Complejo funerario
El complejo adopta el patrón clásico desarrollado por los gobernantes de la cuarta dinastía, con un Templo del Valle y una calzada que lo une a un Templo funerario situado junto a la tumba real. El Templo del Valle aún no se ha localizado, ni ha sido objeto de búsqueda.
La primera originalidad de este complejo reside en la doble pared de ladrillos de adobe, que delimita dos espacios, situada a una distancia de unos cincuenta metros. El camino cruza el primer recinto para alcanzar el templo funerario, situado junto a la monumental mastaba y está rodeado por el segundo recinto.
La segunda originalidad se encuentra en la dirección de la calzada, alineada hacia el sur en lugar de seguir el eje del monumento. Esta ruta no es recta, tras su primer tramo gira hacia el norte, en dirección al perdido Templo del Valle.

Templo funerario
El templo funerario o templo superior es más conocido. Adjunto a la tumba real, al igual que en otros complejos de la dinastía, tenía una cámara donde se realizaban los ritos de purificación antes de la presentación de ofrendas en las cámaras de culto del difunto faraón, en la parte trasera del edificio y una puerta falsa. Un sistema de drenaje es visible en el lugar, y la pared norte del templo mantiene restos de una decoración de fachada de palacio, lo que no se daba desde tiempos de Dyeser.
Además, el templo funerario y su recinto cuenta con doble acceso: el tradicional por la calzada procesional, en este caso desde el sur, y otro en el eje oriental del complejo. Este hecho sugiere un cambio en el culto, porque no hay este doble acceso en otros templos. El plano es comparable con el Templo del Valle de Menkaura, y es precisamente esta semejanza la que introduce dudas sobre la función final de la construcción. Otro punto que rompe con los templos funerarios de sus predecesores es que incluye una sala que contiene una puerta falsa, sin embargo no hay una sala para el culto con nichos. Este cambio pone de manifiesto, según determinadas hipótesis, que este monumento se construyó en respuesta a obligaciones teológicas diferentes de las adoptadas por la mayoría de los soberanos de la cuarta dinastía.
Además, si bien el Templo de culto está construido en piedra el resto se terminó en adobe, un hecho que podría confirmar que la muerte del rey llegó a interrumpir la construcción del complejo funerario que luego fue acabado por su esposa Jentkaus I o por su sucesor, ya de la dinastía V.
Los restos de estatuas de Shepseskaf encontrados se conservan en el Museo Egipcio de El Cairo.

Mastaba
La mastaba, con dos alturas y construida con bloques de piedra caliza local, tiene una longitud de 99,60 metros y una anchura de 74,40 m. Su altura actual es de unos 18 metros y el ángulo de inclinación de aproximadamente 70 °. La mampostería es de piedra arenisca roja, similar a la utilizada en la Pirámide Roja de Seneferu. Entre los restos conservados aún se puede observar que la capa inferior es de granito rosa y la superior está recubierta de piedra caliza de Tura, una construcción similar a las pirámides de sus predecesores. La mastaba el-Faraun fue la primera de las tumbas reales localizadas en Saqqara Norte, y está en consonancia con los edificios de la cuarta dinastía, tanto por la calidad de los materiales como su tamaño habitual.
Orientada según un eje norte-sur, la construcción tenía una cubierta curva como la representación convencional de una tumba en los relieves antiguos y los jeroglíficos. Parece que el diseño rectangular fue tomado de la apariencia de la primitiva capilla del santuario de Buto, de una tumba de época tinita, o que imitase la forma de un sarcófago monumental. Los egiptólogos se inclinan por la tercera opción de forma mayoritaria.
El pasaje subterráneo, cuyo acceso sigue la tradición, está sobre la cara norte del monumento y repite el que existe en la tumba de Menkaura, simplificándolo y prestando un planteamiento más coherente. El conjunto fue edificado con mampostería de granito rojo de Asuán, en un hoyo de siete metros de profundidad excavado en la meseta de piedra caliza existente en el lugar. Esta disposición recuerda las grandes excavaciones de Zauiet el-Aryan o de Abu Roash aunque a una escala menos espectacular.

Un primer corredor con una inclinación de 23º 30’ profundiza cerca de veinte metros en el monumento, desembocando en otro que se cierra con tres bloques de granito. Luego continúa su trayecto en horizontal una veintena de metros para acabar en la antecámara de la tumba, construida sobre un eje este-oeste situada en el centro del monumento. Esta antesala mide poco más de tres metros de ancho y ocho de largo y está cubierta con un sistema de losas monolíticas dispuestas como vigas. La cámara funeraria real, con un ancho de cuatro metros por casi ocho, se encuentra al oeste, mientras que al sudeste de la antecámara otro corredor de diez metros de largo tiene seis nichos de dos metros y medio de profundidad, cuya finalidad era acoger el ajuar funerario del faraón. Al explorarlo, se encontraron restos de un sarcófago con decoración de fachada de palacio y con un collar similar al del sarcófago Menkaura.
El subterráneo está techado con bloques de granito dispuestos también como vigas, alcanzando casi seis metros de altura y cuyo sofito se recortó en curva, dándole el aspecto de una bóveda. Esta particularidad también se encuentra en la cámara funeraria de Menkaura, en Guiza.
En las inscripciones oficiales que hablan del complejo funerario de Shepseskaf se emplea sistemáticamente el determinativo mar, el que designa a la pirámide.1 Las cámaras de esta tumba son por otra parte similares a las de una pirámide: Los materiales empleados son, en tamaño y calidad, como los utilizados para la edificación de las pirámides de Guiza. El complejo incorpora los elementos esenciales de los complejos piramidales, con Templo del Valle, calzada procesional y Templo Funerario junto al cenotafio real. Todo parece indicar que Shepseskaf tenía la intención de hacerse construir una pirámide aunque la elección del lugar señala una verdadera ruptura con la necrópolis dinástica tradicional.

Sin embargo, estos hechos parecen contradecirse con los resultados de los estudios realizados sobre el monumento desde Mariette hasta Hawass pasando por Gustave Jéquier, quien fue el primero en levantar un plano completo. En efecto, estos trabajos demuestran que no hubo cambios durante la edificación del monumento y que se acabó apresuradamente; en particular, por lo que se refiere al templo funerario y su doble recinto, su plano había estado previsto desde el principio tal como lo conocemos hoy. Más bien las diferencias notorias y sin precedentes en el plano del templo funerario incitan a pensar que hubo por parte del faraón una voluntad deliberada de ralentizar su construcción y de que no se asociase a la empresa titánica de sus antecesores y a la teología que lo sostenía. Su muerte, seguramente prematura, se produjo cuando la construcción subterránea y el monumento principal del complejo estaban a punto de concluir y el templo funerario en construcción.
Shepseskaf recibió culto hasta el final de la sexta dinastía, y se reactivó en el Imperio Medio tras la etapa de anarquía del primer período intermedio.

Dyedefptah






Dyedefptah, posible último faraón de la dinastía IV de Egipto, que gobernaría de c. 2479 a 2477 a. C. (von Beckerath). 
Manetón cita al rey Tamftis después de Seberkeres (Shepseskaf), del que indica que reinó nueve años, según Julio Africano en la versión de Jorge Sincelo.
Sincelo escribió que la dinastía IV tuvo ocho reyes de Menfis, en este orden: Soris (29), Sufis (63), Sufis (66), Menkeres (63), Ratoises (25), Bikeris (22), Seberkeres (7) y Tamftis (9) (los años de reinado figuran entre paréntesis).
La Lista Real de Saqqara tenía nueve reyes y, desde Menkaura, el último faraón medio legible de esta dinastía, hasta Userkaf, el primer faraón de la dinastía V, falta un fragmento en el que estaban grabados cuatro nombres (del nº 21 al 24), que pudieran ser los cuatro ya citados: Ratoises, Bikeris, Seberkeres, y Tamftis.
El Canon Real de Turín contiene ocho faraones en esta dinastía (3.9 a 3.16) pero sólo es legible el primero, Snfr (Seneferu).
En la Lista Real de Abidos sólo hay seis faraones en la dinastía IV (nº 20 a 25) y no figura el nombre de este faraón.
Heródoto únicamente relató acontecimientos de Keops, Kefrén y Micerino.
También pudiera ser el nombre adoptado por la reina Jentkaus I, si gobernó en solitario durante un breve período.
Además, no se sabe cómo finalizó esta dinastía. El único indicio cierto es que varios dirigentes de la cuarta dinastía están documentados permaneciendo con el mismo cargo durante la siguiente dinastía V, en la época del primer faraón, Userkaf, que toma el trono con el apoyo de los sacerdotes de Heliópolis.
 
De la IV dinastía son muy interesantes las Mastabas de los Nobles en el Valle de Giza, asociadas a las grandes pirámides de Keops, Kefrén y Micerinos.

Reconstrucción de un campo de mastabas

Reconstrucción del pozo de una mastaba tipo

CEMENTERIO ESTE
La necrópolis este fue utilizada para enterramiento de la familia más directa de Keops: esposas reales, hijos, nietos y hermanos. Está formada por tres pirámides subsidiarias situadas al este de la Gran Pirámide, destinadas para enterramientos de las reinas. La situada más al norte G-1a pudo haber sido construida para la reina Heteferes I, madre de Keops; la pirámide central G-1b se construyó hizo para la reina Meritetis y la situada al sur G-1c para la reina Henutsen. En 1925  Reisner encontró la tumba en el pozo de la reina Heteferes con un valioso ajuar funerario y el sarcófago al este de la pirámide.
Inmediatamente detrás de las pirámides subsidiarias se encuentran, alineadas en siete hileras, una serie de mastabas construidas en piedra y revestidas de piedra caliza.
Entre las mastabas construidas, destacan doce tumbas alineadas en tres filas de cuatro mastabas cada una, que pertenecieron a doce hijos reales de Keops, y que al final de su reinado se transformaron en ocho mastabas de mayor tamaño, quizás para realizar enterramientos de las esposas de los hijos reales. La doble numeración de éstas, indica que había dos enterramientos en cada una de ellas. Más hacia el este se encuentra una gran mastaba destinada al príncipe Ankhaf, hermano de Keops.

TUMBAS DE LA NECROPOLIS ESTE

 NUM.
NOMBRE
PROFESION
REINADO
DINASTIA
G 7000
X Heteferes
Gran Esposa Real
Snefru
IV
G 7050
Neferetkau
Esposa del rey (?)
Keops
IV
G 7060
Nefermaat
Hijo real
Keops
IV
G 7070
Snefru-khaef
Nieto o hermana del rey (?)
Keops
IV
G 7101
Qar
-Regente de la pirámide de Teti -Superintendente de las
Pirámides de Khufu y Menkhaura
Pepi I
VI
G 7102
Idu
Escriba de los documentos
reales - Inspector de los
Sacerdotes wab de la pirámide de
Khufu
Pepi I
VI
G 7110 7120
Kauab
Príncipe heredero
Keops
IV
G 7130 7140
Khufukhaef y Neferetkhau
Hijo real
Keops
IV
G 7210 7220
Hordjedef y esposa
Hijo real
Keops
IV
G 7211
Khaemankh
Profeta de Ra Inspector de los administradores de la tesorería
Profeta de la Pirámide de Menkhaura
V
G 7230 7240
Atribuida a Khafra como príncipe

Keops
IV
G 7310 7320
Babaef (?)
Hijo real
Khufu
IV
G 7330 7340
Atribuida a Djedefra como príncipe

Keops
IV
G 7410 7420
Horbaef (?) y Meresankh II
Hijo real
Keops
IV
G 7430 7440
Minkhaf
Hijo real
Keops
IV
G7510
Ankhhaf
Hermano
Keops
IV
G7530 7540
Merensakh III Hetepheres
Hija real Y esposa real
Keops
IV
G7550
Duaenhor

G7650
Meritetis Akhethotep
Hija real esposo
Keops
IV
G7660
Khaemsekhem

G7750
Anónima

G7760
Mindjedef
Hijo del rey, de su cuerpo, Príncipe hereditario, Tesorero del rey del Bajo
Egipto
Nieto de Keops
IV
G7815
Hap-n-nebty
Profetisa de Hathor y Neith
V-VI
G7836
Nebty-sw-kaw-s
Profetisa de Hathor
V
G7760
Mindjedef

G7810
Djaty
Hijo real
Keops
IV
G7820
Iynefer y Neferetkau
Hijos reales
Keops
IV

Al sur de la mastaba de Ankhaf se construyeron otras dos más para las hijas de Keops: una conjunta para las reinas Heteferes y Merensakh III y una segunda para Meritites y su esposo Akhethotep. Al norte se construyeron dos mastabas destinadas a otros hijos reales, Djaty e Iynefer y Neferetkau.  
Al sur de la Gran Pirámide se construyeron las mastabas de otros familiares del rey, Neferetkau, Nefermaat y Snefrukhaef.
Además de la familia de Keops, en esta necrópolis se construyeron más enterramientos para personajes importantes que vivieron en otros períodos posteriores a la IV Dinastía, pero que tuvieron relación con la pirámide de Keops. 
Cementerio este
La Mastaba de Khufukhaf (G 7140), hijo de Keops en Giza
Durante la construcción de la famosa pirámide de Keops, la decoración de las tumbas privadas comenzó a expandirse. En este punto, las capillas que llevan escenas talladas y pintadas e inscripciones en las paredes interiores de piedra caliza se han añadido en el interior de las mastabas. Un buen ejemplo de este tipo de tumba se encuentra en el cementerio del Este en Giza (G 7140). Pertenecía a un sacerdote del reinado de Keops, llamado Khufukhaf, que era también su hijo. En la parte posterior de una de las piedras de revestimiento de la cara este de la mastaba, las marcas de cantera parecen contener una fecha que indica que fue construido en el año 23 del reinado de Keops.
Esta tumba consta de un pasillo de entrada, vestíbulo, sala principal o capilla y una cámara funeraria. Se encuentra justo al este de la pirámide de la reina Henutsen, quien se cree que es tal vez su madre, y muy cerca de la tumba de Meresanj III.
La Pirámide de la reina Henutsen está el centro de las tres pirámides secundarias de Keops.

Khufukhaf y su madre, probablemente Henutsen, recibiendo ofrendas
Inscripción mastaba de Khufukhaf

Esta tumba se muestra notablemente bien elaborada y las figuras  a gran escala del difunto y su esposa, Nefretkau, en una serie de poses y vestidos con trajes diferentes, junto con otros individuos. Los bajorrelieves de esta pequeña tumba están muy refinados y perfectamente conservados, aunque no hay un rastro de color. También se representa innumerables ofrendas, disponibles para la eternidad por el hecho de estar talladas en piedra. Sin embargo, estas ofrendas no fueron talladas. También hubo modelos encontrados, como la de un vaso de cerveza, a sólo unos centímetros de altura, que llevaban los hechizos.
Khufukhaf recibe una flor de loto de una mujer joven que es, probablemente, una de sus hijas

Khufukhaf abrazado por su esposa, Nefret-Kau

Escenas específicas incluyen, a ambos lados de la puerta en el vestíbulo, dos grandes representaciones del difunto con su madre (a la izquierda) y su hijo (a la derecha). El tema de estas escenas continúa en la sala principal siguiente, también hay una puerta falsa. En la parte norte de esta sala, dispuestos en cinco paneles, es una procesión de personas que llevan ofrendas de las posesiones del difunto, que aparece acompañado de su esposa.
En la pared oeste de esta habitación principal es una hermosa puerta, con jambas y dinteles decorados con bajorrelieves y textos, que conducen a la cámara funeraria. Sin embargo, la cámara de entierro en sí está sin decorar, y muy probablemente se remonta a un período posterior.
En las jambas de la entrada a la mastaba de Khufukhaef I, destacan dos Anubis (uno a cada lado), bajo los que se encuentra el nombre y los títulos del difunto.
En el siguiente dibujo podemos ver las representaciones de la jamba derecha de la entrada (dibujo extraído del 'Mastaba Series'), en el que os he señalado el nombre de Khufukhaef (hay quien lo llama Khaefkhufu).


Una vez se entra en la mastaba, en las paredes frontales nos encontramos con dos escenas en las que aparece Khufukhaef I
Khufukhaef I llevando el bastón de mando está representado con unos kilos de más, probablemente simbolizando su alto status, y vestido como un sacerdote. Frente a él se encuentran sus títulos más importantes: 'El Hijo del Rey, de Su Cuerpo, Su Amado'.
Junto a sus piernas se encuentra uno de sus hijos y detrás de él, en la fila superior hay otros dos hijos, en cuclillas, mientras que en la fila inferior hay dos escribas.


Al otro lado de la entrada a la siguiente cámara,  nos encontramos nuevamente con Khufukhaef, pero esta vez acompañado por su madre, como indica el título que se encuentra delante de la dama 'su madre (de él)'. Detrás de ella puede leerse 'su hijo (de ella), su amado (de ella)'
Detrás de ellos, en menor tamaño, hay tres registros con funcionarios y escribas.


Mastaba G7210.
En esta mastaba fue enterrado Hordjedef, hijo de Keops y probablemente de Meritites I, junto con su esposa, de la que se desconoce el nombre.


En la mastaba G7410 + G7420 nos encontramos con más miembros de la familia de Khufu. Esta mastaba corresponde a Meresankh II y a su marido Harbaef (Horbaef).

Meresankh II tenía los títulos de 'Hija del Rey, de Su Cuerpo' y 'Esposa del Rey', era hija de Khufu y probablemente de Meritites I. Horbaef tenía el título de 'Hijo del Rey' y este rey era probablemente también Khufu. 






La Tumba de Meresanj III (G 7.530-40) En Giza
Mersyanj (III) era hija del primogénito del rey Keops, el príncipe Kawab y de Hetep-heres II, hija también de Keops y de una reina secundaria. La mastaba donde fue enterrada Mersyanj, -que murió cuando tenía aproximadamente cincuenta años-, fue inicialmente construida para su madre Hetep-heres, a la que también pertenecía el sarcófago de granito negro, donde se depositaron los restos de Mersyanj, tal como lo indican los textos verticales grabados sobre las cuatro esquinas del sarcófago: "yo lo he dado (el sarcófago) a la hija y esposa real Mersyanj". La denominación de "hija real" no debe tomarse al pie de la letra, puesto que el príncipe y heredero al trono Kawab, padre de Mersyanj, murió antes que su padre Quéope y no pudo llegar a gobernar. Mersyanj fue esposa también de Quefrén, hijo de Quéope y sucesor de Radyedef (Didufri), constructor de la segunda pirámide de Guiza, a quien dio varios hijos.

El arqueólogo americano George Reisner descubrió la tumba de Mersyanj III el 23 de abril del año 1927, cuando estaba a punto de finalizar la excavación de la tumba de la reina Hetep-heres I, madre de Keops y bisabuela de Mersyanj.
El hecho inusual, de que las distintas salas de la tumba de Mersyanj, estuvieran excavadas en el interior del núcleo macizo de una mastaba y debajo del nivel del suelo, a la que se accedía mediante unos escalones, hizo que se encontrara en un admirable estado de conservación.
Las tres salas que la componen, aún conservan en muchos lugares restos de pintura.
Esta tumba, es posiblemente una de las mejor conservadas y más interesantes de la necrópolis de Guiza, o por lo menos, una de las más extrañas, pues en ella se fusionan los dos tipos característicos de sepultura utilizada en Guiza: la mastaba y el hipogeo excavado directamente en la roca. 

Sobre la inscripción que ha dado pie a escribir estas líneas, hay que decir que actualmente queda disimulada por la gran puerta metálica que protege y a la vez da acceso a la tumba.
La inscripción se encuentra grabada verticalmente a ambos lados exteriores de la puerta de entrada. En el lado norte (a la derecha), con los signos mirando hacia la izquierda, se puede leer: sAt nswt Mr.sy-anx HAt-sp 1 Abd tpy Smw sw 21 Htp kA.s xpt.s r wabt, "la hija real Mersyanj, año 1, mes 1 de Shemu, día 21. El reposo de su ka y su traslado a la casa de purificación." Según esta inscripción, se entiende que Mersyanj murió el día 21 del primer mes de la estación de verano del año 1, probablemente del reinado de Micerino y que fue transportada a la casa de purificación para ser embalsamada.
En el lado sur, a la izquierda de la puerta, otra inscripción, pero con los signos mirando hacia la derecha, dice:Hmt nswt Mr.sy-anx (m)-xt sp tpy Abd 2-nw prt sw 18 xpt.s r is.s nfr, "la esposa del rey, Mersyanj, año después del 1, mes 2 de Peret, día 18. Traslado a su bella tumba." Donde se entiende que la esposa del rey, Mersyanj, el día 18 del segundo mes de la estación del invierno del año 2, probablemente del reinado de Micerino, fue enterrada en su tumba.

Confrontando las dos inscripciones y haciendo un pequeño cálculo, tenemos que desde la muerte de Mersyanj hasta su enterramiento, pasaron 273 días. Un período de tiempo bastante más largo del que dicen Heródoto y más tarde Diodoro de Sicilia, respecto al tiempo que se destinaba, normalmente de 70 días, al proceso de momificación. Diferentes autores, comenzando por el propio Reisner, atribuyen este largo período de tiempo a la necesidad de adaptar la primitiva mastaba de Hetep-heres y adecuarla para su hija Mersyanj.
Es posible que esta explicación sea la más plausible, pero... estos datos resultan muy sugerentes, pues los 273 días que pasaron desde su muerte hasta el enterramiento de Mersyanj, equivalen aproximadamente a nueve meses de 30 días, y nueve meses es el período del proceso normal de gestación de los humanos. ¿No sería posible y lógico a la vez, que el cuerpo de Mersyanj, esperara nueve meses para volver a renacer en el interior de su bella tumba?
Si tenemos en cuenta que no hay datos que nos ilustren sobre la duración del período de momificación durante el Imperio Antiguo, y más concretamente de la dinastía IV, donde precisamente se estaba en plena búsqueda y evolución sobre los mejores medios para la conservación y momificación de los difuntos, y si también tenemos en cuenta, que las explicaciones que dio Heródoto sobre este proceso datan aproximadamente del año 450 a.C., ¿no cabría la posibilidad de que este período de tiempo fuera el "normal" en aquella remota época, para tal proceso?

Desde aquí no se pretende afirmar ni negar nada, puesto que no tenemos, hasta el momento, suficientes datos para hacerlo, simplemente se ha querido hacer una pequeña reflexión para darnos cuenta de lo lejos que estamos de conocer y comprender las motivaciones, las creencias y sobretodo la evolución, que hizo el pueblo egipcio durante toda su historia hacia la preparación y el culto a sus difuntos, muy lejos de la uniformidad y conservadurismo, que algunos autores otorgan a una cultura que se extendió a lo largo de más de 3000 años.
Esta tumba tiene una planta que consta de dos habitaciones rectangulares, las cuales están orientadas de norte a sur. Una escalera de entrada conduce a la cámara principal de gran tamaño. Cerca del umbral los textos proporcionan el nombre del dueño de la tumba, los títulos y la fecha de su muerte. Dentro de este primer cuarto, las paredes están decoradas con escenas principalmente agrícolas, la caza y la pesca. Meresanj y su madre se representan recogiendo flores de loto y la captura de aves con redes en los pantanos. Aquí, Hetepheres lleva una peluca orejera negra y vestida con una túnica larga y blanca, de pie en la parte delantera de un barco, de espaldas a Meresanj, que lleva alrededor de su pelo negro una red de cuentas azules y vestido blanco. Cabe señalar que en otras escenas, Hetepheres tiene rubio o rojo el pelo, lo que es muy inusual durante la Edad de las pirámides de Egipto.  

Las escenas en una pequeña parte de la pared del este justo a la izquierda de la entrada, dividido en cinco paneles, son particularmente interesantes. Ellas muestran la producción de estatuas. Aquí, una escena muestra a un artista, cuyo nombre pudo haber sido Rehay, pintando una estatua de la reina, y muy cerca, hay una representación de un escultor llamado Inkaf que está creando una segunda estatua de la princesa. Esta es la primera referencia conocida a los artistas identificados por su nombre, y que puede muy bien también han tenido la responsabilidad de decorar esta tumba, por debajo de estas escenas son otros hombres que se muestran tallando el sarcófago funerario y la puerta falsa. Trabajadores del oro también se representan fundiendo de oro y haciendo un palanquín.

Junto a estas escenas en el muro sur hay tres nichos que contienen en alto relieve estatuas dedicadas a seis hombres que no pueden ser identificados con precisión. Sin embargo, se presume que escribas o sacerdotes.
En el extremo norte de esta cámara son dos pilares cuadrados, y más al norte de la sala se ha ampliado. Representado en los pilares es Meresanj mostrado frente a la tumba y vestido con una túnica blanca elegante. Sus dos hijos, Niussere y Duaenre a sus pies. Niussere eventualmente subiría al trono de Egipto. En la áspera pared norte, un gran nicho fue tallado para enmarcar diez grandes estatuas de varias mujeres esculpidas en alto relieve. Ellas disminuyen en tamaño de derecha a izquierda. Lamentablemente, no hay inscripciones individuales por lo que se ha supuesto que se trata de mujeres de la familia, incluyendo Hetepheres, Meresanj su hija Shepseskau, así como otras hijas. (Algunos estudiosos creen que estas estatuas representan tres casos de Hetephere, cuatro de Meresanj y tres hijas). 

Mirando a través de los pilares de las estatuas en la pared norte

En la pared occidental, junto con una puerta falsa incompleta, una representación de Meresanj sentado en una mesa, en el sur, también hay dos grandes aberturas que llevan a la habitación contigua de ofrenda. Dentro de esta segunda sala, más pequeña, hay otra escena agrícola en la parte baja de la pared del este. Sin embargo, en la pared norte se representa el banquete fúnebre. Comida y el vino se está preparando para el banquete, mientras que músicos, cantantes y bailarines entretienen a  Meresanj, que se sienta encima de una flor de loto y vigila el proceso. Estos relieves están pintados. En la pared occidental hay dos nichos más que flanquean una puerta falsa segunda y contiene dos estatuas. Estas estatuas se supone que representan a Hetepheres y Mersankh III.

Las escenas agrícolas de la Tumba de Meresanj III

Dentro de esta sala un eje conduce a la cámara funeraria, situada a unos cinco metros de profundidad. Dentro, Reisner, que excavó esta tumba, descubrió un sarcófago de granito negro decorado con la fachada del palacio. Fue presentado a Meresanj por su madre y en el interior, Reisner encontró la momia de Meresanj, que desde entonces ha sido transferida al Museo Egipcio de Antigüedades en El Cairo.
Meresanj III y II Hetepheres en las flores de pantano reunión 

Representación de Meresanj padre, el Kauab, en su tumba

Entre los restos de estas mastabas de personajes de la élite, se encontraron “Cabezas de Reserva”, son bustos, la mayoría sin orejas, que no presentan pintura policroma, y en los ojos no se detallan las pupilas. Han sido descubiertas en las mastabas de la familia real en Giza, en el fondo de los pozos en un tramo del pasillo, en el interior de un angosto nicho, justo al lado de la Cámara Funeraria en donde reposaba la momia del difunto con su correspondiente sarcófago, dentro de la estructura de la mastaba privada. El habitáculo en el cual se encontraron estas cabezas, hace pensar que tales recintos fueron creados exclusivamente para contenerlas, lo cual dota de una especial significancia a estas pequeñas obras de arte.

Son unas cabezas escultóricas, moldeadas en caliza y completamente blancas. Estas cabezas representan clara y marcadamente unos rasgos bien definidos, lo cual nos conduce a deducir que podría se trata de réplicas de sus dueños. En algunos casos, las cabezas de sustitución están desprovistas de orejas, en otros, tienen incluso los lóbulos perforados.

Las funciones y finalidades de estas austeras cabezas son bastante difusas, se desconoce su función, parece que no tendrían orejas ni ojos para no perjudicar al propio difunto. Los arañazos que habitualmente presentan en la zona occipital, se ha llegado a decir que serían realizados para de forma simbólica dañar los nervios oculares.
Aunque opiniones hay para todos los gustos, cobran mayor sentido las hipótesis que defienden una supuesta función escultórica, o lo que es lo mismo, que sirvieran al artista para realizar la máscara mortuoria del difunto, de ahí que se presenten completamente blancas y lisas. Aunque también existen otras propuestas, como la función religioso-funeraria. Por todos es sabido, que para los antiguos egipcios el ser humano se conformaba de tres elementos, uno material y otros dos elementos: el "aj" que sería la fuerza divina, el "ba" que sería lo que nosotros consideramos como el alma pero que permanece más allá de la muerte acompañando al difunto en la eternidad. Después tendríamos el "ka", que era una especie de doble espiritual, este es un elemento algo abstracto...Se representaba con dos pequeños brazos sobresalientes de la cabeza del difunto. Para que el "ba" y el "aj" no se perdiesen, los antiguos egipcios diseñaban una estatua de dimensiones relativas, pero habitualmente a imagen y semejanza del difunto, para que estas dos fuerzas divinas se conservasen en su interior de faltarles el cobijo de la momia, según algunos, las cabezas de sustitución sirvieron para tales fines, reemplazando a estas estatuas, ahorrando espacio en el interior de las mastabas.   
En algunas de las mastabas de los nobles de finales del Reino Antiguo, se han encontrado pinturas muy bellas, entre ellas las que se exponen en el Museo de Berlín. Se representa un personaje en perspectiva jerárquica que porta faldellín y una piel de leopardo, vestimenta que le identifica como sacerdote.
En estas tumbas también había falsas puertas, que comunicarían al difunto con el mundo exterior, por ellas el Ba saldría al exterior y por ellas también llegarían al difunto las ofrendas y rituales.

El Ba del difunto es una de las partes del ser humano según la mitología egipcia. Sería la parte no trascendente, que permanecería con el cuerpo tras la muerte del individuo. Para conservar esta porción del alma, en espera de su reunificación con las otras dos inmortales, los antiguos egipcios embalsamaban los cuerpos de los fallecidos. Además en previsión de que el cuerpo se corrompiera, incluían en las tumbas estatuas de los fallecidos, para que pudieran servir de cobijo al ba.
La representación del ba en los jeroglíficos es una cigüeña o bien otra ave con cabeza humana.

El Ka era el espíritu vital, era indestructible, hacía inmortal al hombre, e incluso le transformaba en un dios si lo había merecido con los actos de su vida en la Tierra.
En los dioses y los reyes el ka estaba indisolublemente unido a su cuerpo, mientras que en el resto de los humanos, iba a él después de la muerte. El Ka volvía a dar vida al difunto, para vivir eternamente, por eso se necesitaba momificar los cadáveres. Las condiciones de esta nueva vida dependerían del veredicto del Juicio de Osiris.

El Dintel de las mastabas de los nobles se decoraba con una estela rectangular en la que se representaba al difunto frente a una mesa de ofrendas, también se escribían en la estela el nombre y la titulatura del personaje. Estas mismas estelas se encontraban también en el interior de las mastabas.

Durante el Reino Antiguo, dos importantes aportes contribuyeron al desarrollo de la cerámica: la rueda, traída de Mesopotamia y la producción de objetos vidriados moldeados. Las formas de las vasijas se hicieron más finas. Aguamaniles con caño, jarros con pico, cuencos con los bordes curvados hacia adentro, vasos altos para libaciones, pies altos para vasos rituales y pies bajos para recipientes domésticos.
En MEYDUM se produjeron cuencos carenados con fondo redondeado y paredes en ángulo agudo. Las paredes de los cuencos eran delgadas y muy bruñidas. Los objetos vidriados estaban hechos de una pasta artificial (que reemplazaba a la piedra de jaboncillo), conocida como fayenza. Esta mezcla consistía en arena de cuarzo pulverizada, mezclada con potasa y natrón como fundente. Si había cobre en la superficie, se obtenía un color turquesa, mientras que el manganeso daba coloración púrpura. Los primeros objetos de fayenza son de BADARI y eran cuentas. Después se empleó para objetos de joyería, amuletos, vasijas para ungüentos y perfumes, incrustaciones para féretros, mobiliario y paredes de los templos. Se hicieron recipientes de formas complejas que no superaban los 8 cm. de altura.
Los restos de cerámica son muy abundantes en el entorno de las necrópolis, suponemos que además de pertenecer a recipientes para las ofrendas, debían celebrarse banquetes funerarios. También se han hallado en las inmediaciones de las tumbas hornos de pan, y gran cantidad de moldes de diferentes tamaños y formas para cocer pan, serían una de las ofrendas habituales.  
Esto también se demostraría orque en las estelas, las mesas de ofrendas aparecen repletas de panes.
Los moldes se rellenaban con masa y se ponían a cocer en hornos cerámicos.  
Estos moldes eran toscos, de paredes gruesas hechos con arcilla aluvial. Los moldes eran reutilizados, poco a poco se desgastaban sus bordes al extraer los panes, hasta que eran de pequeño tamaño y se desechaban.
         
En la última etapa del Reino Antiguo son abundantes las pequeñas estatuas de caliza policromada que representan mujeres u hombres realizando tareas cotidianas. Entre ellas se halló una figura que representa a una mujer elaborando cerveza. La mujer tiene la piel de color oscuro, a diferencia del color de las estatuas de las mujeres nobles que tienen siempre la piel clara. Se halló en la Mastaba de Meresanj.

En época faraónica, después del pan, el segundo producto en importancia obtenido a partir de cereales, fue sin duda la cerveza, heneket.  Igualmente ocupa el segundo lugar en las fórmulas de ofrendas, detrás del pan, y a lo largo de todos los periodos dinásticos se han encontrado vasijas que contuvieron cerveza y figurillas de fabricantes de cerveza. Otro ejemplo sería la estatuilla de hombre fabricando cerveza del Reino Antiguo hallada en Giza, que se exhibe en el Hildesheim Pelizaeus Museum. 

Los recipientes cerámicos hallados en los ajuares funerarios, en el interior de las tumbas son de mayor calidad que los encontrados en el exterior de las mismas, se trata de cerámicas fabricadas con arcillas depuradas, de paredes finas, con acabado bruñido, que les da un aspecto brillante.
         
Entre los recipientes hallados en los ajuares funerarios tenemos:
·       recipientes de arcilla margosa, de color blanquecino
·       bandejas de cerámica aluvial refinada
·       cuencos o “copas de Meidúm”

  (***Ver libro La Cerámica del Antiguo Egipto,  Mª J. López Grande)

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Federico Lara Peinado: "Diccionario biográfico del mundo antiguo. Egipto y Oriente Próximo"
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J. M. Parra Ortiz: "Los constructores de las grandes pirámides"
J. M. Parra Ortiz: "Historia de las pirámides de Egipto";
Lehner, Mark (1985). The Pyramid Tomb of Hetep-heres and the Satellite Pyramid of Khufu. Ed. P. von Zabern
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